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Chico y Emmanuel |
Actitudes en los “Velatorios”. -
Los llamados velatorios, en realidad son costumbres largamente arraigadas en cada pueblo que se llevan a cabo y se interpreta según la tradición social o las creencias religiosas de cada lugar.
Hay pueblos de otras culturas extrañas a la judeo-cristiana que es la tradicionalmente asumida por los países occidentales, que en lugar de lutos, plañideras y duelos, por el contrario celebran una auténtica fiesta celebrando que el muerto ya dejó de padecer por las cosas de este
mundo, lo cual manifiesta una actitud coherente con la creencia verdadera en otra vida mejor en el “mas allá”.
Los velatorios manifiestan un deseo de cuidar el cadáver del finado a modo de homenaje y despedida, con la intención de no dejarlo solo después de la muerte. Sin embargo precisamente esa pretendida soledad que se trata de evitar, normalmente le es mas necesaria y beneficiosa que el hecho de no dejar solo el cadáver, que sin embargo de todos modos tras el sepelio quedará solo y abandonado para siempre, aunque queden personas en este mundo que después visiten su tumba y dejen flores, o en el mejor de los casos alguna oración rutinaria aunque bien intencionada.
El fallecido, tras su último aliento en este mundo, atraviesa un periodo de turbación o sueño. Mas o menos prolongado y finalmente “ despierta” o resucita en esenuevo estado de vida o “más allá”, y tras ese despertar necesita de un tiempo de “acople” y desenvolvimiento que lógicamente consigue mas fácilmente en la medida que le es facilitado por medio de no perturbarle con pensamientos deprimentes o conversaciones ajenas a ese momento tan transcendente e importante para él, así como con lloros y lamentos que le atraen constantemente hacia sus despojos, y no le dejan despertar con lucidez y alejarse del ambiente físico que ya no le corresponde.
Por otra parte, las oraciones que salen del corazón de las personas presentes ante el cadáver, acompañadas de auténticos sentimientos de paz y deseos de bien para el que se ha ido, le facilitan realmente el tránsito a la dimensión espiritual que les corresponde.
Por esto debemos evitar esas reuniones sociales que se dan en los mortuorios con motivo del fallecimiento como costumbre y tradición, que se han convertido en un acto social de obligado compromiso y asistencia para “ cumplir”, en las más de las ocasiones, hablando sin mayor reparo de cosas intrascendentes, negocios, deportes, etc, que nada tienen que ver con la experiencia trascendente que en esos momentos está viviendo el Ser que se ha ido de este mundo, así como tampoco debemos dejarnos llevar por actitudes negativas como gritos, lloros o incluso blasfemias contra Dios , al que a veces consideramos injusto por haberse llevado a esa persona, o del que se trata de ofender con una actitud rebelde, dudando de su bondad o de su existencia cuando llegan estos duros momentos.
Muchas personas, apenadas mas que por el que se ha ido, por ellas mismas, dicen en una actitud egoista e inconsciente: “¿Cómo será mi vida sin él?”, en vez de decir mas correctamente: “ Espero que sus amigos que están en el más allá lo hayan recibido como él se merece” , o “ Te voy a seguir amando en este mundo hasta el día en que nos reencontremos”.
Estas actitudes mentales y emocionales negativas, tienen además el efecto añadido de que atraen a espíritus de baja condición que acuden por afinidad y curiosidad a este desbarajuste psíquico que de este modo se suele crear, participando del mismo, con el consiguiente perjuicio al recién desencarnado que se puede ver acosado por estos “invitados” indeseables.
Es preferible dejar al fallecido fuera de toda perturbación psíquica y mental, solo, en una sala aparte y fuera de las miradas de los curiosos y de los pensamientos y comentarios inapropiados de los que en torno a él se reúnen. Mientras tanto se le deja en este proceso y alejado de ese ambiente social y familiar nefasto , según consejo de Emmanuel, elevado Ser espiritual que tanto nos ha enseñado a través de la mediumnidad de Chico Xavier, el cadáver no debiera estar menos de tres días solo , en cámara frigorífica si fuese necesario, hasta el momento del entierro o la cremación, y mientras se le puede ayudar con oraciones sinceras y despojadas de nostalgias, así como con buenos pensamientos y deseos de adaptación en su nueva vida. Pensemos que antes o después nos volveremos a encontrar con él y que deberemos asumir la responsabilidad de estas actitudes negativas y perjudiciales que normalmente se cometen por ignorancia.
“Ahora ,amigos míos, elevemos al Cristo nuestros pensamientos de júbilo y gratitud, consagrándole las inolvidables emociones de nuestro adios.”
- André Luiz a través del médium Francisco Candido Xavier-
- Por Jose Luis -