El amor es el más sublime de los sentimientos. Muchas veces las personas lo confunden con la utilización exclusiva del sexo.
Hacer el amor es una expresión muy utilizada para referirse a una relación sexual, donde no siempre existe el eje de ese sentimiento.
Amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento del otro o de aquello que amamos.
Quien dice amar a las plantas se esmera en cuidarlas: regar, podar, curarlas de las plagas eventuales.
Quien afirma amar a los animales los cuida en sus necesidades, los alimenta, abriga, ofreciéndoles cariño y caricias.
Quien ama no agrede, ni ofende. Matar por amor es una excusa de quien perdió el equilibrio, hizo una locura. El amor solamente construye. Y desea la felicidad de quien ama.
En las gradaciones del amor encontramos el amor fraternal, el conyugal, el maternal, el amor al arte, a la ciencia, al deporte…
Recordamos que, cierta vez, vimos a un niño de aproximadamente ocho años, no muy robusto, cargando en la espalda a otro niño de cinco años más o menos.
Observamos que él caminaba con dificultad, inclinado al peso del otro.
Verificando que el niño que iba en las espaldas no presentaba deficiencia física que lo impidiera de caminar, nos acercamos a los dos y les hablamos: Niño, ¿por qué llevas tanto peso a las espaldas? Esto no es bueno, ¿sabías?
El niño se detuvo. Nos miró con admiración, arregló mejor su carga y nos dijo: Pero, ¡es mi hermano! Y se fue, llevando su preciosa carga.
¡Es mi hermano! Para él no era una carga, ni un peso. Había amor en lo que hacía.
Amar es ser capaz de renunciar y donarse.
La Humanidad registra la abnegación de hombres y mujeres notables, cuyas vidas iluminadas por el amor se volvieron ejemplos edificantes, inolvidables.
Bezerra de Menezes, conocido como el Médico de los Pobres, se olvidaba de si mismo para atender a las necesidades de los que se acercaban a la puerta de su corazón.
Tenemos noticias del Mundo Espiritual que él fue invitado por la propia Madre de Jesús a desarrollar actividades en regiones elevadas, celestiales.
Humilde, rogó a la mensajera de María que le transmitió la invitación: Si puedo pedir algo a la excelsa Madre de Jesús me gustaría quedarme en las proximidades de la Tierra, atendiendo a mis hermanos.
Mientras haya una lágrima qué enjugar, una aflicción a calmar, desearía permanecer con los hombres.
¡Eso es amor!
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Entre los animales, las aves observan la castidad conyugal, cuidan a sus hijos tal como en un hogar humano noble.
La pareja, por débil que sea, se muestra valerosa hasta el sacrificio de la muerte, cuando se trata de defender la prole.
Los animales feroces como el tigre, el lobo, el gato salvaje tienen por sus crías el afecto más tierno.
Son expresiones tímidas del amor conyugal y del amor maternal que se manifiestan en las especies inferiores, para desarrollarse en el ser humano más adelante…
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El amor de Dios sostiene el Universo.
Ama tú también, no importa la situación en que te encuentres.
Distribuye amor por el camino, sembrando estrellas de esperanzas.
Mañana, ellas brillarán para ti.
Redacción del Momento Espírita
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