Para tener un mundo nuevo necesitamos de un hombre nuevo. El mundo está lleno de Para construierrores e injusticias porque es la suma de los errores e injusticias de los hombres. Todos sabemos que tenemos que morir, pero sólo nos preocupamos con la vida pasajera de la Tierra. Por eso, la humanidad desencarnada que nos rodea sufre y es aún más miserable que la encarnada a la que pertenecemos.
“Las filas de enfermos que yo atendía en la vida terrena - dice el mensaje de un espíritu – continúan en este lado”.
Mucha gente se extraña que en las sesiones espíritas se manifiesten tantos espíritus sufrientes. Sería de extrañar si sólo se manifestaran espíritus felices. Basta con que miremos a nuestro alrededor – y también hacia dentro de nosotros mismos - para ver de qué barro está hecha la criatura humana en nuestro planeta. Se habla mucho de fraude y mistificación en el Espiritismo, como si ambas no estuvieran en todas partes, dondequiera que exista una criatura humana. Espíritus y médiums que engañan son nuestros compañeros de plan evolutivo, nuestros compañeros de fraudes cotidianos.
El Espiritismo está en la Tierra, en cumplimiento de la promesa evangélica del Consolador, para consolar a los afligidos y ofrecer la verdad a los que ansían por ella. Su misión es transformar al hombre para que el mundo se transforme. Hay mucha gente queriendo hacer lo contrario: cambiar el mundo para cambiar el hombre. El Espiritismo enseña que la transformación es conjunta y recíproca, pero tiene que comenzar por el hombre. Mientras el hombre no mejora, el mundo no se transforma. Inútil, pues, apelar a modificaciones superficiales. Tenemos que insistir en el cambio esencial en nosotros mismos.
El hombre nuevo que nos dará un mundo nuevo, es tan viejo como las enseñanzas espirituales del más remoto pasado renovados por el Evangelio y revividos por el Espiritismo. Sin amor no hay justicia y sin verdad no escaparemos al engaño, a la mistificación, a la mentira y a la traición. El trabajo espírita es la continuación natural e histórica del trabajo cristiano que modificó el mundo antiguo. Nuestra lucha es el buen combate del apóstol Pablo: despertar las conciencias y liberar al hombre del egoísmo, de la vanidad y de la avaricia.
“Los años no nos dan experiencia ni sabiduría - decía el vagabundo de Knut Hamsun – pero nos dejan los cabellos horrorosamente canosos”. Es lo que vemos a finales de ese poema bucólico de Noruega que es “Un Vagabundo Toca con Sordina”. Knut Hamsun era un individualista y sobre todo un lírico del individualismo. Pero el hombre que se abre hacia el altruismo sabe que las verdades del individuo son generalmente monedas falsas, de circulación restringida. La verdad mayor – la verdadera - es la que nace del contexto social, de la fábrica de las relaciones, donde el individuo se forma por el contacto con los otros.
Los años no dejan sólo los cabellos blancos - dejan también la experiencia, maestra de la vida, y con ella la sabiduría. Y es en el día a día de la existencia que el hombre va modelando de a poco su propia arcilla, el barro plástico de que Dios formó su cuerpo en la Tierra. Cada edad, afirmó Léon Denis, tiene su propio encanto, su propia belleza. Es bello ser joven y temerario, pero tal vez sea más bello ser viejo y prudente, iluminado por una visión de la vida que no se cierra en el círculo estrecho de las pasiones ilusorias. El hombre madura con el pasar de los años.
La vida tiene sus estaciones, ya decían los romanos. A semejanza del año, ella se divide en cuatro estaciones de la existencia que son: la primavera de la infancia y de la adolescencia, el verano de la mocedad, el otoño de la madurez y el invierno de la vejez. Pero también a semejanza de los años, las vidas se encadenan en el proceso de la existencia, de modo que las estaciones se renuevan en cada encarnación. Vivir, para el individualista, es atravesar los años de una existencia. Pero vivir, para el altruista, es atravesar las existencias palingenésicas, las vidas sucesivas, en dirección a la sabiduría. El gris de los cabellos no es más que el inicio de las nevadas del invierno. Pero después de cada invierno volverá de nuevo la primavera.
La importancia de los años es, por lo tanto, la misma de las leguas de una caminata en dirección al futuro. Cada nuevo año que surge, es para nosotros, los caminantes de la evolución, una nueva oportunidad de progreso que se abre en el horizonte. Entremos al año nuevo con la decisión de aprovechar todos sus recursos. No despreciemos la riqueza de sus minutos, de sus horas, de sus días, de sus meses. Cada uno de esos fragmentos del año constituye una parte de la herencia de Dios que nos cabrá en el futuro.
- J. Herculano Pires -
LA VIDA ES UN DON DIVINO
- J. Herculano Pires -
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Muchas son las mujeres que se llenan de tristeza, cuando se enteran que no podrán ser madres. Las causas de esa esterilidad son muy variadas, lo que sí es verdad, es que hace muchos estragos en la pareja.
El hombre inescrupuloso, el padre irresponsable que fecunda y abandona, no escapará a su conciencia ni huirá de la Divina Vigilancia. Nadie defrauda los dones de la vida sin verse obligado a una penosa rehabilitación.
La justificación de que la mujer abandonada deba cargar a solas con el peso del hijo, no es lo correcto. El dilapidador de su esperanza, de su paz, no conseguirá huir de la Justicia de Dios. Tampoco ella podrá huir, si cae en el crimen.
Muchas de las madres que abortan, caen en la cárcel de los remordimientos y amarguras al despertar de la conciencia. La maternidad frustrada suele provocar mucho dolor.
La vida es patrimonio del Señor que la dirige. Los pronósticos humanos, siempre susceptibles de fallas, no logran retratar con fidelidad las directrices del futuro.
“Los cuadros expiatorios cambian frecuentemente, alterando la planificación de los destinos.
El rio de la vida fluye incesantemente. Los afectos, las simpatías, así como las antipatías y las animosidades proceden del pasado espiritual de los seres. La Psicología se enriquece a la luz de la reencarnación, solucionando innumerables de sus incontables enigmas. Hay encuentros de seres en la Tierra que, indudablemente, son reencuentros, buenos o malos, felices o funestos…
La reencarnación es el nuevo Edipo descifrando las esfinges de la existencia planetaria. Todos los misterios se diluyen y se caracterizan las legítimas fases del mecanismo de la vida.
Todos estamos destinados a la sublime Luz. La vida es el más precioso tesoro que se conoce. No siendo el hombre su autor, no le compete interrumpirla a su gusto.
La mayoría de los Espíritus que van a reencarnar, al ser expulsados del cuerpo fetal, se adhieren a las madres ingratas, produciéndoles varios disturbios, algunos de ellos conducen a desencarnaciones dolorosas, esperándolas después del desenlace.
Son penosas e innecesarias tragedias que se transfieren más allá de la tumba por la desidia y negligencia a las que se entregan las extraviadas mujeres, que abortan.
Los ojos del mundo no soportarían contemplar las escenas que se desarrollan después de la muerte física, entre aquellos que se tornan cómplices con el crimen y son esperados por la victima que les suplicaron la bendición del cuerpo para evolucionar, amar, liberarse del sufrimiento y que les ha sido negada la oportunidad, siendo destruidos violentamente. Enloquecidos por el odio que los domina, se transforman en verdugos implacables enlazados en el horror en el que permanecen, hasta que la excelsa misericordia de Dios los trae nuevamente al abismo humano portando anomalías chocantes que les exigen interdependencias.
La vida, en las vueltas que da, siempre lleva al hombre a antiguos lugares por donde pasó sin tino, a fin de que rehaga el camino.
Las criaturas no elaboran la vida; actúan como co-creadores en la Obra de Nuestro Padre. Asumir el compromiso de interceptar, interrumpir, destruir lo que no se puede hacer o rectificar, es grave y pesado delito. Nadie se puede erigir en árbitro de la existencia, diciendo quien debe o no vivir, proseguir o iniciar el compromiso carnal. Carece de las condiciones mínimas exigibles para efectuar un análisis profundo, ante la acción abortiva o la decisión eutanasica. Empeñar todos los recursos hasta el final a fin de preservar, asistir o conceder medios para la vida, es un deber impostergable de todos, y mucho más de aquellos que se comprometen a través del sacerdocio médico a ejecutar el arte de curar.
La criatura humana se arroja espontáneamente a los abismos del crimen y salen de ellos sometidos a otros delitos más perturbadores. En la alucinación de la voluptuosidad que produce el placer, no se detiene ante la acción tenebrosa. Consumada la satisfacción desastrosa y consciente del desenlace no deseado, todos hacen para ocultar los resultados mediante un engaño peor, aprisionándose en el más desdichado cautiverio moral.
“Vivir es un premio divino que ninguna persona puede desconsiderar impunemente. Aun cuando las circunstancias se presenten adversas y la criatura sufra continuos reveses, la vida es una bendición. Razones poderosas determinan que así ocurra. Si la piedad pretende colaborar, que haga uso de los recursos que mantienen la existencia, no de aquellos que la interrumpan.
La actitud acertada surge de la confianza inalterable en Dios, que todo lo provee, haciendo lo que nos cabe realizar, de la mejor manera posible. Aunque no debemos olvidar que la enfermedad y el dolor son también terapias de salvación.
Una enfermedad física grave salva al hombre de una gran desdicha moral. Un drama del sentimiento que hiere y parece impropio, cuando es bien recibido, altera el pronóstico de un desastre físico que arrebataría la vida física.
En la pauta de las Leyes Divinas que se aplican en todo momento, hay recursos superiores.
El Cristianismo, frente a la realidad, es la doctrina del hombre en coloquio permanente con Jesús; de la criatura con el Creador en constante comunión; de un ser con otro en fraternal solidaridad de auxilio amoroso.
La liberación total de los tóxicos absorbidos es lenta; la libertad, en cualquier circunstancia, impone un pesado tributo para la propia auto liberación. Pidamos al Padre fuerzas para que nos podamos desembarazar de los compromisos, permaneciendo a Su disposición, dóciles y humildes.
Los que hemos oído y recibido la Revelación, poseemos por eso, una significativa responsabilidad de la que no podemos evadirnos.
La vida es una inversión sagrada de la Divinidad.
Evolucionar, es su menester sin termino.
EXTRAIDO DEL LIBRO: “Del Abismo a las Estrellas” de Divaldo Pereira Franco
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¿Quiénes fueron los
principales Profetas, Enviados o Mesías ?.-
Cuando
ha sido necesario impulsar la evolución espiritual del género
humano, vinieron a este mundo, en diversas épocas y lugares, Seres
humanos de gran evolución que han venido con la elevada misión de
ayudar al resto de la Humanidad, o a una parte de ella, a progresar
moralmente, dejando sus enseñanzas espirituales y sus ejemplos de
vida, renovando anteriores estructuras teológicas que ya estaban
algo desvirtuadas y desfiguradas con respecto a los fundamentos
básicos que las crearon : estos fueron los Profetas, Enviados o
Mesías.
Los Vedas |
Alrededor
de algunos se fundaron determinadas religiones mas o menos cercanas
al permanente mensaje del Amor, y otros que no las fundaron
directamente, pero sus fundadores y seguidores las forjaron a partir
de las profundas enseñanzas basadas en esos mismos principios
morales, de modo que estos, las recopilaron gracias a la tradición
oral, primero, y después gracias a la escritura, que supuso un gran
avance cultural de cara al futuro de aquellos pueblos, de modo que
con el apoyo de estas herramientas valiosas, formaron nuevas
religiones, que como partes de la Verdad Una, han ayudado y ayudan a
evolucionar espiritual y socialmente al Ser humano. Estas
enseñanzas basadas en el Amor, siempre han sido como un mensaje
novedoso para el Ser humano, de modo que siempre provocaron la
renovación religiosa y espiritual de las civilizaciones.
Algunos
de los principales que hicieron su aparición en este mundo, fueron:
Krishna |
Krishna
.- Fue un Enviado que nació en el año dos mil cuatrocientos
antes de Cristo, y condujo al pueblo indio a la comprensión y
aceptación de los Vedas con un profundo sentido espiritual. Enseñaba
que el cuerpo es la envoltura del alma que es invisible ,imponderable
y eterna. Asimismo estableció los conceptos del Karma y de las vidas
anteriores. Su doctrina fue registrada en el “Bhagavad
Gita”, y sus bases eran el reconocimiento a
la Voluntad Divina como rectora del Universo, la intrascendencia del
cuerpo , la inmutabilidad del alma y la apología de las buenas
acciones así como la práctica del Yoga y de la Meditación.
Sidharta
Gautama, el Buda, fue otro Enviado nacido
unos quinientos años antes de Cristo.
Budda |
Buddha”
significa iluminado . Su existencia la
dedicó por completo a la enseñanza espiritual, predicando la igualdad entre los hombres, la rectitud del pensamiento y las obras, así como el amor como fundamento de sus existencias. Fue llamado " Luz de Asia". Su doctrina quedó reflejada en "El libro Tibetano de los Muertos"; en ella muestra su oposición a la crencia de que el Ser se aniquila totalmente por la muerte corporal. Admitió los conceptos de "Rueda de la Reencarnación" y de "Karma". Asimismo para Buda, el mundo material era una ilusión en la que los seres humanos estamos cautivos y de la que nos podemos liberar a través del Conocimiento y de la adquisición de una Conciencia Cósmica.
Confucio |
Siguiendo
un orden cronológico de los principales Enviados que enseñaron el
concepto de la reencarnación, estos fueron
Confucio, Lao Tse, Krishna, Zoroastro, Hermes, Buda, Moisés,
Pitágoras, Platón, Moisés, Juan el Bautista, Jesús Cristo,
Mahoma,
Bahá u llá, y
su predecesor “El Bab”, forjadores
de “La fe Bahaí”, nacida a mediados del siglo XIX en la sociedad casi medieval que aún existía en Persia en esa época. La aparición de Bahaullá y la Fe Bahai aparicieron en una época muy cercana( 1.852 ), al nacimiento del Espiritismo
en Europa
(1.856). Esta cercanía de las épocas de aparición en ambos
impulsos espirituales
en medio de dos sociedades y culturas tan distantes como lo eran en los países del Medio Oriente, con respecto a la Europea de Occidente ( además de la anglo americana), lleva a considerar que se trata igualmente de
lo que el mismo Cristo anunció que enviaría posteriormente como
el Espíritu de la Verdad
para explicar y ampliar sus enseñanzas , pero este Espíritu de
Verdad, no se trataba de ningún Ser individual, espiritual o corporal, sino
multitud de Espíritus que nos aportaron la Doctrina Espirita codificada por Allán Kardec
, que nos legó el conocimiento
transmitido
desde el Plano Espiritual a través de comunicados y testimonios de
la existencia en otro plano de vida que llamamos espiritual,
desvelándonos parte de lo que solo intuíamos sobre el más allá, y
otros conceptos morales evangélicos, los cuales, si acaso, los admitiamos solamente por la fe religiosa, pero con su filosofía, la fe pasó a ser una fe razonada, lo que la hizo de raices más profundas en aquellos que se entregaron al estudio de esta doctrina como centro de sus vidas, haciendo de ella una religión no religiosa. De este modo, el “Espíritu de la
Verdad”, nos ha ido con posterioridad, completando y ampliando sus comunicados aclarando las enseñanzas morales de Jesús-Cristo.
Bahaullá |
3ª Revelación:Espiritismo |
Según
los mismos Espíritus que asistieron a Kardec en la Codificación
Espírita , estos afirman que el
Espíritu mas grande en importancia y el más elevado que encarnó
como ser humano, entre todos los Espíritus Avatares o Enviados
que han venido a este mundo, fue sin duda, Cristo,
encarnado
en
la persona de Jesús de Nazaret.
Jesús Cristo |
Anteriormente,
a Moisés
le había correspondido consolidar entre su pueblo la concepción
monoteísta, y Jesús mostró al mundo una idea sublime y elevada de Dios como Padre
Origen de toda la Humanidad , Creador de todo lo existente en el
Universo y como expresión suprema del bien, y que el camino para
ascender hasta El es el de penetrarnos en este mundo de Su Divina
Esencia: El Amor.
- José Luis Martín-
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“Por tanto considera a todos los
seres con bondad, con dulzura y con tolerancia; pero a todos
igualmente, sean Budistas o Hindúes, Jainistas o Judíos,
Cristianos o Mahometanos”
-Krishnamurti-