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domingo, 3 de julio de 2011

Fe razonada



   Las relaciones entre la fe y la razón desde el principio forman parte del debate filosófico espirita, con la creación por Allan Kardec  del  concepto fe razonada. 

  Desde un punto de vista conceptual, se establece una contradicción aparentemente insuperable, por cuanto la fe se fundamenta en la convicción y la razón, en la duda; resulta, entonces, que ambos se contradicen. Ahora como creer o dudar son practicas antagónicas por definición, el concepto de “fe razonada”, seria por eso un evidente contrasentido.
    En Kardec, ese concepto es presentado dentro de un cuadro argumentativo construido  para negar otra noción, atribuida por el profesor lionés las religiones dogmaticas: la “fe ciega”. En ese sentido, la  fe razonada sería algo próximo  a la “fe fundamentada”, esto es, el adjetivo referente al raciocinio daría al sujeto el significado de un estado, y no de un proceso. O sea, la fe razonada no sería propiamente una “fe razonada” y si una fe que ya razonó antes, para constituirse. Tal interpretación consigue parcialmente satisfacer el cuadro lógico de separación entre fe y razón: habría primero el movimiento del raciocinio y, solamente después, se constituiría la fe.
   Ese punto de vista, sin embargo, no es satisfactorio, bajo el prisma kardeciano. Aun en las menciones que hace sobre la cuestión de la fe, el codificador publicó en “El Evangelio Según el Espiritismo” un axioma que se torno famoso en los medios doctrinarios espiritas. “Fe inalterable es aquella que puede encarar la razón, cara a cara, en todas las épocas de la Humanidad”. En esa proposición, Allan Kardec nos remite  a una percepción histórica, procesual, del fenómeno  de la creencia, delimitando, con el rigor que le era propio, la característica especial y profundamente innovadora de la fe espirita.
   En ese contexto, la fe razonada – cualidad que la torna inatacable- seria no apenas aquella  que se constituyese por un movimiento de decisión racional, más, también, la que se mantuviese  en régimen de racionalidad continua, incluso esa exigencia en el ejercicio de la propia fe. La conciliación necesaria, en ese caso, entre los conceptos de fe y razón, seria hecha por el cambio de un raciocinio lógico para un raciocinio dialectico: los contrarios, en vez de excluirse, se  complementan, se conjugan, en la explicación de la realidad.
    Dentro de ese modo de pensar, la fe espirita forma un par dialectico inseparable con la razón  espirita. Tal idea significa que la creencia espirita es básicamente una fe que admite duda y con ella convive, durante todo el tiempo. Se trata, pues, de una fe abierta, dialogal, dispuesta  a modificar las propias opiniones u el objeto de su manifestación como creencia, desde que satisfechas las condiciones del libre ejercicio de la razón.  En contrapartida, la razón espirita constituye una duda que se basa en la fe,  capaz de hacer emerger  las desconfianzas naturales de la racionalidad sin una pretensión cética o científica, y que, sobretodo, está dispuesta a admitir la creencia  y la confianza en aquellos contenidos sobre los cuales la razón aun no asumió una postura de conocimiento y verificación. Tal composición resulta  en lo que Herculano Pires denominó, muy apropiadamente, “fideísmo critico”.
   El uso de la razón es la admisión de la duda, la cual, en el Espiritismo, se funda en el principio filosófico de la imperfección espiritual (hemos preferido denominarla incompleta,  para retirar el sentido peyorativo del término “imperfección” como algo “errado, estragado, con defecto”) lo que hace  de la jornada espiritual la continua y necesaria posibilidad del cambio. Por esta vía, el Espiritismo funda un nuevo iluminismo, cuya formulación acredita en la racionalidad como fundamento  de la fe humana y, por tal razón, confía  en el perfeccionamiento de las posibilidades de la razón como  generatriz del perfeccionamiento de la fe.
   Hechas tales consideraciones, de orden filosófico, conviene reflexionar pragmáticamente. no todos los espiritas en la actualidad comprenden  lo que significa esa dimensión del concepto de la fe raciocinada. No raro, imaginan que raciocinar sea lo mismo que racionalizar, esto es, referirse a la razón como pretexto para justificar el dogma, lo que transforma el argumento racional en argumento ideológico (en el sentido negativo, como falsa concepción de la realidad, apoyada solamente en criterios  de identidad religiosa), actitud que de modo alguno puede ser justificado en la propuesta de Kardec. Fe raciocinada, por tanto no es lo mismo que fe racionalizada (hasta porque todas las formas de fe pueden encuadrarse en este ultimo tipo).
   Dentro de las diversas concepciones de racionalidad validas en la filosofía, acreditamos que la noción de “razón comunicativa” o “razón consensual”, del filosofo alemán Jurgen Habermas, es la que mejor se adapta al concepto de fe raciocinada, en Kardec. Para aquel pensador, hay racionalidad siempre  que hubier dialogo donde se instauren consensos entre los interlocutores, siendo que la verificación practica del consenso seria propia demostración de hubo racionalidad. En otras palabras: razón es el dialogo que da cierto.
   En Kardec, la fe raciocinada es la fe que permanece en constante contacto con la razón, esto es, busca siempre un saber más amplio, argumenta  y se cuestiona. Para eso, la fe espirita ha de ser permanentemente reconstruida en el dialogo con los diversos saberes, especialmente en la interacción entre el saber humano, de vertiente científica. Es por tanto, bajo la formulación espirita, la razón comunicativa, un movimiento de construcción de la creencia erigido sobre el dialogo y, por eso, capaz de “enfrentar la razón, cara a cara, en cualquier época de la Humanidad”.
   Los espiritas, por eso, no pueden abandonar en ningún momento la posibilidad del dialogo, no solo con los espíritus, a partir de los cuales el conocimiento asume la forma de “revelación”, en definición kardeciano, sino también con los variados saberes humanos, especialmente el filosofo y el científico. La fe espirita ha de ser una fe en constante actualización, una fe siempre renovada, siempre reconstruida.  Si no es así, recaerá lamentablemente en un nuevo tipo de fe ciega: la que se contenta en apenas fingir que ve.
- Luiz Sígnate -


( ver el blog   inquietudesespiritas.blogspot.com)