MI PEQUEÑO HOMENAJE A
AMALIA DOMINGO SOLER
LA LUZ DE LA VERDAD
Muchas personas necesitadas de Amor Fraternal se han abastecido en los escritos de nuestra muy querida Amalia Domingo Soler, la dama del Espiritismo, con sus ejemplos y experiencias que se leen en sus escritos, ha despertado en muchos corazones el sentido de la responsabilidad sobre los actos en su paso por la Tierra.
Nunca una conducta infantil, puede dañarnos, de hecho Jesús nos dijo que dejásemos ir a los niños a Su lado, porque de ellos es el reino de los Cielos. Y un espíritu como el de Amalia inocente encontró en el Espiritismo la respuesta lógica a sus infortunios, por eso ella se dedicó sin medir esfuerzos ni tener actitud perezosa a las luchas que hubo de sostener en la propagación de su Ideal, la Doctrina Espirita
Amalia Domingo Soler fue una escritora y poetisa al servicio del Ideal Espirita. Los relatos, escritos y poesías, iluminaron a muchos el camino, ya que en sus escritos encontramos respuestas para la causa oculta del sufrimiento.
Nació en Sevilla en 1835, ella hubo de afrontar muchas dificultades a lo largo de su vida. La visión deficiente fue uno de sus padecimientos físicos, no conoció a su padre y a los 25 años de edad quedo huérfana de madre y sola en el mundo. También padeció de carencia de alimentos en ciertas épocas, y tuvo que recurrir a bonos de beneficencia para conseguir algo de comida, pues su deficiencia en la vista le impedía trabajar, desempeñar una tarea para cubrir sus mínimas necesidades.
Ella decía que el progreso de la humanidad tiene su principio en la aplicación de la justicia, de amor y caridad, y esta ley está fundamentada en la certeza del porvenir. Sin esta certeza todos los fundamentos desaparecen. De esta ley de amor y caridad derivan todas las otras porque ella contiene todas las condiciones de la felicidad del hombre. Solo ella puede curar todas las plagas de la sociedad.
Por medio del Espiritismo la humanidad ha de entrar en una nueva fase, en la del progreso moral, consecuencia inevitable de aquel. Si alguna felicidad existe en el mundo, solo la creencia espirita puede proporcionarla. Ella nos dice que separarse del Cristianismo es separarse de la justicia, que las religiones nada son por si solas si la pureza de sus hechos no demuestran fielmente la grandeza de sus teorías.
El Espiritismo es el editor universal que viene publicando la historia de los siglos, y en la Tierra es muy fácil creerse sabio, pero es muy difícil serlo. Es muy fácil seguir una idea por aprovechamiento propio, pero es muy difícil encontrar sabios que la defiendan cuando la idea eb el periodo de las aplicaciones sociales.
Si queremos mejorar los tiempos, y creemos en el Espiritismo, sabemos que nada se nos dará sin merecerlo. La Naturaleza nos dará, nieve en el invierno, flores en la primavera, frutos en estío y en el otoño, pero nada más el hombre es el que ha de trabajar para mejorar las condiciones sociales, vivir en una atmosfera purificada por la civilización y en un terreno saneado por la fraternidad universal.
Seamos sabios para admirar la grandeza de Dios. Seamos buenos para glorificarlo con nuestras obras. Ella decía que no debíamos olvidar estos tres grandes principios:
¡La sabiduría absoluta solo Dios es el que la posee! ¡El progreso es el hábito de la Divinidad! ¡Por ultimo que la Caridad es el idioma de Dios!
El estudio del Espiritismo nos induce indudablemente al bien, ella decía que nos enseña que el amor a la humanidad es el único timbre de gloria que nos engrandece en el espacio, y que los espíritus nos dicen que no se puede ser grande sin ser bueno, porque el bien es la realidad del Universo y la verdad es siempre verdad, que una buena acción da al Espíritu una dicha inagotable e inigualable, que la ciencia da luz al alma y el bien conduce a la inmensidad.
Que el verdadero espirita tiene que ser deísta, porque los seres de ultratumba repiten; que Dios existe porque se manifiesta en la naturaleza, que las verdades del Universo son las demostraciones de Dios aunque esto es la incógnita que no verá nadie a pesar de ser la fuerza arrebatadora del Universo y la luz de todo lo existente, siendo su amor un Océano en el cual nunca naufragaremos.
Las almas de los que se fueron, nos dicen que Dios es la suma de todas las cantidades que hay en la Creación, porque es el valor total; que cuando Dios nos crea no hace nada más que escribir en la Naturaleza, que estar sin Dios es no existir, que Dios es la vibración eterna de las inteligencias y el conjunto de todas las bellezas armónicas, porque es la verdad matemática de los mundos y la sonrisa de lo infinito.
Ella decía que el progreso es un libro del cual nadie leerá la última página, que el gran templo de la religión de la verdad es el amor a la ciencia, nos hace también amar al trabajo porque nos dicen que una fortuna ganada sin ardientes tareas es una deshonra para el Espíritu, y una herencia sin amor, es un fruto sin sabor.
El Espiritismo resuelve todos los problemas, nos enseña todos los caminos que debemos seguir para llegar a ser grandes y buenos. Sus enseñanzas nos son muy útiles , ya que es un puerto de salación no solo de los pobres y de los afligidos, sino también de los poderosos, de aquellos que no saben qué hacer con sus inmensas riquezas, porque si el pobre estudiando adquiere resignación y esperanza despertándose en él el amor al trabajo, en cambio el rico quizás sale mejor librado, porque la riqueza suele ser para el Espíritu muy mala consejera, y los tesoros mientras más crecidos más fácilmente se convierten en semillero de malas tentaciones.
El espiritismo es la redención social; porque nos aconseja el trabajo como base indestructible del progreso, el amor sin condiciones como principio de unión y fraternidad, la protección mutua para engrandecer los pueblos y el estudio de la ciencia para comprender la grandeza de Dios; nos aparta de las supersticiones religiosas, pues aunque no nos dicen que derribemos los templos, nos demuestra que los cielos y los infiernos de las religiones son obra de los hombres, imperfectas y frágiles puesto que caen con el soplo de la razón; nos dicen que las religiones han sido el azote de la humanidad y que para destruirlas basta la indiferencia y el olvido; que los pueblos que trabajan son los pueblos que oran, que una religión sin ciencia es un mundo sin leyes de atracción; y que es muy desgraciada la humanidad que cree lo que no comprende.
Ella fue una luchadora incansable: estudio el espiritismo y se convirtió en la mayor divulgadora de esta maravillosa doctrina, pero lo más importante de todo es que ella supo vivir el Espiritismo.
Con su trabajo, abnegación, sacrificio y renuncia nos dio un ejemplo vivo de lo que debe ser un espirita. El Espiritismo hay que estudiarlo, pero por sobre todo hay que practicarlo.
El Espiritismo, según ella, es el Ángel de la Paz que viene a demostrarnos una de las verdades más positivas, para que la dejar la Tierra abriéndose paso por la inmensidad, entrevea un mundo de felicidades.
Pues al entrar en el mundo de los Espíritus, el hombre es semejante también al obrero que se presenta el día de la paga. A los unos el amo les dirá, “Aquí tienes el salario por tu trabajo; a los otros, a los felices de la tierra a los que hayan vivido en la ociosidad, a los que hayan cifrado su felicidad en la satisfacción del amor propio y los goces mundanos, les dirá: “Nada hay para vosotros, porque habéis recibido vuestro salario en la Tierra. Id y empezad de nuevo vuestra tarea.
El Espiritismo no ha venido a pronunciar la última palabra ni en ciencia ni en religión. Resistirá siempre a sus opositores, y la Humanidades verán que es religioso y racionalista. Seguirá encontrando dificultades y avanzará entre ellas, pero no se detendrá, seguirá a través de los siglos su eterno viaje.
Ella decía que Dios no exige que el hombre profese determinada religión, sino que sea humilde y bueno, y sobre todo que ame a su prójimo como a sí mismo.
Hasta aquí mi pequeño homenaje a nuestra querida Amalia Domingo Soler, que como un Sol al amanecer su Luz siga iluminando a los atribulados espíritus, y que la Doctrina Espirita, sepa valorar siempre a los que trabajan en sus filas como ella, con mucho amor y desinterés, porque es solo el amor el que encierra a todas las virtudes y les permite la ejecución del bien en todas partes y en todas las cosas.
Trabajo realizado por Merchita
Extraído del libro la Luz de la Verdad.
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