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viernes, 22 de abril de 2011

Reencarnación: Efectos psicológicos y sociales



RESISTENCIAS A LAS NUEVAS IDEAS.

    La cultura es fruto de la actuación del ser singular y que simultáneamente, lo influencia y en cierta modo lo somete, en una  dialéctica y continua.


     Existen algunos fundamentos de la cultura que fueron cristalizados por siglos en sucesivas informaciones. Por otra parte, con relación a muchas cosas, la visualidad determina el concepto, aunque mal.
    
Esa es la primera dificultad a ser  resuelta.
   
      Por analogía, recordemos que la cultura ancestral decía que la Tierra estaba parada y que el Sol se movía.  Durante siglos esa era la verdad, porque correspondía a la realidad visual, existencial. Después, por la ciencia y también por la constatación visual, se verificó que la Tierra es solamente un pequeño planeta azul, participando del sistema solar, dentro de una galaxia dentro de otras muchas galaxias, en el universo sin límites.


    Hoy la cultura sabe que la Tierra gira alrededor de sí misma, en un periodo de 24 horas y algunos minutos y que se realiza un movimiento de traslación alrededor del Sol, correspondiendo al año de 365 días.


    Mientras tanto, para la vida común en el día a día ,la Tierra parece  y es vivida como si estuviese parada. Solo intelectualmente se percibe su movimiento.


    De la misma forma, en la vivencia común, la persona nace, vive y muere. Al nacer, el ser humano es un niño que pasa invariablemente por las etapas  del desenvolvimiento físico y psicológico  comunes a la especie y que nada parece resaltar, a no ser en ocasiones especiales, que no sea un ser totalmente nuevo.  No tiene recuerdos vivos del pasado. Se somete al proceso de madurez corporal y psicológica como alguien que nunca hubiese vivido esa experiencia anteriormente.


    Solamente intelectualmente es que se puede entender al ser humano como un espíritu reencarnado. De ahí las dificultades de entenderse como un espíritu adulto  pueden encarnar en una criatura.


    EFECTOS PSICOLOGICOS DE LA DOCTRINA DE LA REENCARNACIÓN

    La insistencia  en afirmar determinados principios, con la autoridad divina, como las iglesias generalmente se tornan, conduce a la inevitable aceptación de ellos como verdad, creando una cultura  especifica. La superación de esos principios, pues, es difícil. La incorporación de nuevos conceptos, que se apoyan en ellos, es tarea  educativa de persuasión y consistencia que demanda tiempo, algunas veces muy largo, pues implica en la reestructuración  mental y psicológica.


    La aceptación de la reencarnación como un fenómeno natural, implica  cambios profundos en la psicología personal y social.


    La naturaleza del ser, su estructura mental, el conjunto de deseos, el posicionamiento moral e intelectual, pasan a tener nuevos fundamentos  y la Psicología tendrá que redireccionar su trabajo, colocando esos componentes en análisis de los factores que concurren para la formación, atracción, y rechazo entre las personas.    


    Instituciones como la familia tienen nuevos parámetros, una vez que cada componente es entendido como un ser vivido, aunque sometido a los padrones  culturales y a las exigencias genéticas, psicosociales.


    Todo el objeto de la existencia terrena  es previsto. Específicamente, debido a la función que cada uno desempeña  y se relaciona consigo mismos, refleja las experiencias de los ciclos existenciales sucesivos sin, con todo, perturbar el ritmo existencial aquí y ahora.


    O sea, la reencarnación no puede alienar el presente, ni mutilar el deseo  y la espontaneidad vivencial, personal. Bien entendida, ella es una retaguardia de entendimiento para mejorar el desempeño de la vida actual.

EFECTOS SOCIALES DE LA DOCTRINA DE LA REENCARNACIÓN.

    De la misma forma, la doctrina de la reencarnación produce profundos cambios en los conceptos de sociedad  y de las relaciones interpersonales. Preconceptos y discriminaciones sufren  un ataque fulminante, porque la prevalencia del merito espiritual desestructura toda una red de erupciones  y condiciones sociales.


    Tal cosa no resolverá, en corto plazo, esos problemas, más si dará un soporte  espiritual realmente amplio, para los cambios en las relaciones humanas.

TEORÍA Y PRÁCTICA

    La aceptación de la reencarnación  tiene que ser hecha, pues, fuera de los parámetros místicos-religiosos  que cercenan la inteligencia de los hechos y procuran, de una forma u otra, la salvación de las personas, centradas en la concepción de la vida terrena como un pasaje  ignominioso, sufrido y expiatorio, preparatorio para la vida eterna y sometido a la voluntad arbitraria de la divinidad. Al contrario de esa limitación, la ley de las vidas sucesivas es un camino de estructuración, vivencia y reciclaje continuo del espíritu en evolución. 


    El ejemplo de las civilizaciones que aceptan livianamente la reencarnación,  no es mas que una mentalidad absurda en términos de  superstición y no utilizan  la ley de las vidas sucesivas de forma positiva, para modificar el panorama, debe ser siempre  recordado, cuando postulamos la separación de la ley de las vidas sucesivas de los parámetros religiosos y místicos. En esas civilizaciones la creencia en la reencarnación es una retorica para justificar el caos social o la formación de castas.


     Por eso, el espiritismo deberá enseñar la reencarnación como una ley natural, instrumento de la Ley de Evolución y desvincularla de las puniciones, del castigo y de la expiación, mientras que sea entendida como una forma de flagelación del alma para purgar pecados.

Jaci RegisTraducido por: M.C.R.


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