Stanislav Grof |
Por Stanislav Grof de su libro "El Poder Curativo de las Crisis
"Detonadores de las crisis de transformación. En algunos casos, es posible identificar la situación que parece haber provocado la emergencia espiritual. Puede ser un factor principalmente físico, como una enfermedad, un accidente o una operación. En otras ocasiones, un esfuerzo físico agotador o una prolongada falta de sueño puede ser el detonador inmediato. En las mujeres, puede ser el parto, un parto malogrado o el aborto; también hemos visto situaciones en las que el comienzo del proceso coincidió con una experiencia sexual excepcionalmente intensa. Ocasionalmente, el inicio de una emergencia espiritual puede ser el resultado de una fuerte experiencia emocional. Puede tratarse de la pérdida de una importante relación, como la muerte de un hijo o de un pariente cercano, el fin de una relación amorosa o el divorcio. Igualmente, una serie de fracasos, como ser despedido de un trabajo o la pérdida de una propiedad, puede preceder el desencadenamiento de una crisis evolutiva. En personas predispuestas, la "ultima gota" puede ser una experiencia con drogas psicodélicas o una sesión de psicoterapia existencial. Sin embargo, uno de los catalizadores más importantes de la emergencia espiritual parece ser la implicación profunda en alguno de los métodos de meditación y de las prácticas espirituales. Repetidamente hemos tenido contacto con personas cuyas experiencias extraordinarias ocurrieron durante la práctica del Zen, de la meditación budista Vipassana, del Kundalini Yoga, de ejercicios sufíes, o de la oración cristiana y la contemplación monástica. A medida que las diversas disciplinas espirituales orientales y occidentales ganan popularidad a ritmo acelerado, cada vez más personas parecen experimentar crisis transpersonales; ésta es una razón más para que la comprensión y el tratamiento adecuados de las emergencias espirituales sea un asunto de importancia creciente.
Emergencia espiritual. Mapas internos de la emergencia espiritual.
El espectro existencial de las emergencias espirituales es extremadamente rico: abarca emociones intensas, visiones y otros cambios de percepción, procesos no habituales de pensamiento, junto con síntomas diversos que incluyen desde temblores hasta sentimientos de ahogo. No obstante, hemos observado que el contenido de estas experiencias parece circunscribirse a tres categorías principales: el primer grupo abarca experiencias estrechamente relacionadas con la historia de la vida del individuo, y es conocido como la categoría biográfica. La segunda categoría gira en torno a los temas de la muerte y el renacimiento; la estrecha relación con el trauma del nacimiento biológico otorga a este grupo el nombre de perinatal. La tercera categoría está mucho más allá de los límites de la experiencia humana ordinaria y se halla relacionada muy de cerca con el inconsciente colectivo junguiano; llamamos a estas experiencias transpersonales porque implican imágenes y motivos que parecen tener su fuente al margen de la historia personal del sujeto en cuestión. Los aspectos biográficos de las emergencias espirituales implican revivir y sanar acontecimientos traumáticos de la vida de la persona de que se trate. El afloramiento de recuerdos importantes de la infancia, como el abuso físico o sexual, la pérdida del padre, de la madre o de un ser querido, el encuentro cercano con la muerte, la enfermedad o una operación, y otros acontecimientos difíciles pueden jugar a veces un papel importante en las crisis de transformación. Este terreno ha sido explorado y cartografiado a fondo por terapeutas orientados hacia la biografía de la persona y, por ello, no requiere una exposición más amplia en estas páginas. El siguiente nivel de experiencias en la emergencia espiritual es el perinatal (del griego peri, que significa "alrededor" o "cerca de" y del latín natalis, que significa "concerniente al nacimiento"). Este aspecto de la emergencia espiritual se centra en los temas de morir y renacer, y se desarrolla según un modelo que comporta una estrecha relación con las fases del nacimiento biológico y que parece implicar un revivir el recuerdo de la propia venida al mundo. Como la mayoría de nosotros no recordamos conscientemente nuestro propio nacimiento, nos es difícil creer que la experiencia de ser renacidos tenga algún impacto en la formación del ser humano. Los descubrimientos recientes, sin embargo, sugieren lo contrario. El incipiente movimiento perinatal en el campo de la psicología, cuyos orígenes se encuentran en las teorías del discípulo de Freud, Otto Rank, y que ha cobrado fuerza a partir de las investigaciones de David Chamberlain y otros profesionales, afirma con fundamento que la memoria enterrada del trauma del nacimiento ejerce un profundo efecto en la psique y que puede resurgir posteriormente a lo largo de la vida.
Revivir el recuerdo del nacimiento desemboca con frecuencia en la preocupación por la muerte y en imágenes relacionadas con ésta, que reflejan al mismo tiempo que el nacimiento es un acontecimiento difícil y amenazante para la vida, y que en sí mismo supone la "muerte" del periodo prenatal de existencia, la única clase de vida que el feto ha experimentado hasta entonces. Las personas que reviven el trauma del nacimiento sienten que sus vidas están siendo biológicamente amenazadas; este sentimiento alterna o coincide con experiencias de lucha para nacer o liberarse de alguna especie incómoda de reclusión. Los miedos de volverse loco, de perder el control, e incluso de muerte inminente, pueden hacerse tan intensos en este estado que se asemejan a los estados psicóticos. Estos episodios tienen frecuentemente reminiscencias espirituales, que se viven como intensas aperturas místicas y una nueva conexión con lo Divino. En muchas ocasiones éstas se entremezclan con motivos psicológicos del inconsciente colectivo, que Jung describió como arquetipos, sugiriendo de manera fascinante que el nivel perinatal de la mente re presenta, de alguna manera, el puente entre el inconsciente colectivo y el inconsciente individual.
Como muchos de los temas y facetas cautivantes de esta clase de emergencia espiritual y su relación con el nacimiento biológico trascienden el alcance de este libro, se puede encontrar una exposición más detallada en la obra de Stanislav Grof, The Adventure of SelfDiscovery. Además de los contenidos biográficos y perinatales, muchas emergencias espirituales tienen un componente significativo de experiencias que pertenecen a la tercera categoría: episodios que son claramente espirituales o "transpersonales". La palabra transpersonal se refiere al hecho de trascender las fronteras ordinarias de la personalidad e incluye muchas experiencias que se han llamado espirituales, místicas, religiosas, ocultas, mágicas y paranormales. Como estos términos están asociados con muchos errores populares, es sumamente importante comprender adecuadamente el terreno de lo transpersonal para poder valorar correctamente los problemas relacionados con las emergencias espirituales. La mejor manera de empezar nuestra exposición en este campo de experiencia es definir los factores que nos atan y nos limitan en la vida diaria, impidiéndonos contactar con la dimensión transpersonal. En los estados ordinarios de conciencia nos vivimos a nosotros mismos como seres físicos, cuerpos materiales encerrados en nuestra piel. Alan Watts, el famoso filósofo que popularizó el pensamiento religioso oriental entre el público occidental, se refería a esta situación como "la identificación con el ego encapsulado en la piel". Con nuestros cinco sentidos ordinarios nunca podemos experimentar sino lo que está sucediendo "aquí y ahora", los acontecimientos presentes en nuestro entorno inmediato. No podemos ver los acontecimientos de los que estamos separados por una montaña, oír las conversaciones mantenidas en una ciudad remota o sentir la suavidad de la piel de un cordero si no la tocamos. Estas limitaciones parecen no se tener que aplicarse en los estados no ordinarios de conciencia.
Cuando entramos en el campo de lo transpersonal, podemos experimentar acontecimientos remotos en el tiempo y en el espacio tan vívidamente como si estuvieran sucediendo aquí y ahora. Podemos participar en escenas con nuestros antepasados, antecedentes animales, o incluso personas de otros siglos y otras culturas que no tienen una relación ancestral con nosotros. Nuestros límites personales parecen fundirse y podemos llegar a identificarnos con otras personas, grupos de gente o toda la humanidad. De hecho, podemos sentir que nos transformamos en entidades que ordinariamente percibimos como objetos fuera de nosotros, como personas, animales o árboles. En los estados transpersonales pueden ocurrir experiencias muy realistas y exactas de identificación con diversas formas de vida, e incluso con procesos inorgánicos, como los acontecimientos subatómicos descritos por la física cuántica. Pero el contenido de las experiencias transpersonales no se limita al mundo de las cosas que existen en nuestra realidad cotidiana. Incluye elementos que la cultura occidental no acepta como objetivamente reales: podemos encontrar dioses, demonios, espíritus-guías, habitantes de otros universos, o figuras mitológicas, que nos parecen tan reales como las cosas que encontramos en nuestra vida de todos los días. Así, en el estado transpersonal, no diferenciamos el mundo de la "realidad consensuada", o el mundo convencional cotidiano del reino mitológico de las formas arquetípicas. Esta afirmación puede parecer absurda al lector escéptico educado en la tradición de la ciencia occidental. ¿Por qué son importantes estas experiencias y de qué manera son relevantes para el tema de la emergencia espiritual? El hecho de que los fenómenos transpersonales parezcan reales y convincentes no quiere decir que deban tomarse en serio. Nuestros cerebros tienen una capacidad fantástica para almacenar con toda clase de detalles fotográficos todo lo que hemos oído, leído o visto en los libros, las películas y la televisión. ¿Por qué no sería posible que simplemente elaborásemos a partir de este material increíblemente variado innumerables secuencias diversas, que no tienen mayor significado ni relevancia? ¿No es un desperdicio de tiempo prestar tanta atención a estos fenómenos? Este punto de vista, por lógico que parezca, no resiste la prueba de las evidencias existentes. Los investigadores que han estudiado seriamente las experiencias transpersonales han llegado a la conclusión de que son fenómenos extraordinarios que desafían el fundamento mismo de la visión del mundo tradicional occidental. Las experiencias transpersonales no pueden ser explicadas como productos de procesos neurofisiológicos dentro del marco científico tradicional, que sostiene que la conciencia reside únicamente en el órgano que se halla dentro de nuestros cerebros. La principal razón para esta conclusión es la observación frecuente de que en las experiencias de esta clase podemos, sin intervención de los sentidos, llamar a otras fuentes de información sobre el universo que están fuera de los límites convencionalmente definidos de la psique individual. Las experiencias que incluyen a nuestros ancestros y acontecimientos de la historia de nuestra raza, episodios de vidas en otras culturas, y secuencias que tienen la cualidad de recuerdos de otros periodos de vida, suelen comportar descripciones detalladas de los trajes, las armas, los rituales y la arquitectura de las estructuras sociales de épocas históricas con las que nunca hemos estado personalmente en contacto. Las experiencias de identificación con diversos animales o con los animales de los que procedemos pueden proporcionar comprensiones extraordinarias relativas a la psicología, los instintos, los hábitos y la manera de cortejar de los animales. Con frecuencia puede surgir información nueva y fascinante a partir de experiencias relacionadas con plantas o con procesos inorgánicos. Dicha información está típicamente por encima del nivel de conocimientos de la persona que la recibe.Sin embargo, la evidencia más convincente de la autenticidad de los fenómenos transpersonales proviene del estudio de las experiencias de salida del cuerpo, durante las cuales se puede sentir que la propia conciencia se ha separado del cuerpo y puede viajar y observar acontecimientos que suceden en lugares remotos.
La exactitud de las observaciones hechas en los estados "fuera-del-cuerpo" han sido corroboradas repetidamente por los investigadores que estudian las experiencias al borde de la muerte, que frecuentemente comportan fenómenos de salida del cuerpo.Lo más asombroso es que incluso las experiencias transpersonales que incluyen entidades y campos que no son reales según la visión occidental del mundo pueden vehicular informaciones absolutamente nuevas. Los detalles exactos procedentes de tales experiencias han sido verificados por una investigación en la mitología correspondiente de las sociedades en cuestión. (Como ya señalamos anteriormente, fueron tales observaciones las que condujeron a Jung al descubrimiento del inconsciente colectivo).Aunque queda fuera del alcance de este ensayo profundizar en los detalles de las evidencias y proporcionar ejemplos concretos, esperamos que este breve bosquejo haya logrado mostrar que las experiencias transpersonales, que juegan un papel primordial en las emergencias espirituales, son acontecimientos extraordinarios que merecen un serio estudio. (Los lectores que estén particularmente interesados en esta investigación pueden encontrar más información en las obras de Stanislav Grof, Psicología Transpersonal. Nacimiento, Muerte y Trascendencia en psicoterapia y The Adventure of Self.) Seria un grave error rechazar estos estados de la mente como si fueran productos irrelevantes o insignificantes de la patología del cerebro. Desde un punto de vista práctico, es más importante en los estados transpersonales su extraordinario potencial terapéutico y de transformación que la autenticidad de la información recibida.
Muchas dificultades psicológicas y emocionales son causadas por recuerdos olvidados de acontecimientos traumáticos de la historia personal. Sin embargo, parecen surgir otras complicaciones de la información aterrorizadora o amenazante que se encuentra justo bajo el umbral de la atención consciente en los terrenos perinatal y transpersonal. Aquí se incluyen las evocaciones traumáticas del nacimiento y las que parecen pertenecer a "vidas pasadas", la identificación con animales heridos, los arquetipos diabólicos, y muchos otros fenómenos. Cuando mediante diversas técnicas dejamos emerger este tipo de manifestaciones a la conciencia, para experimentarlas plenamente y analizarlas de cerca, pierden el poder perturbador que ejercen en nuestras vidas en caso contrario, y se pueden solventar los problemas crónicos psicológicos, e incluso físicos, cuyos orígenes eran previamente desconocidos. De manera similar, también tienen un extraordinario impacto curativo directo las experiencias positivas y liberadoras, como la recuperación de recuerdos intrauterinos felices o los sentimientos de unidad y de unicidad con la naturaleza, las demás personas y lo divino. Con frecuencia nos proporcionan una mayor sensación de bienestar, una nueva perspectiva de nuestras dificultades inmediatas, y un sentimiento más amplio de dirección y de objetivos en la vida. Estas posibilidades extraordinarias nos impulsan a tratar las emergencias espirituales con gran respeto y a cooperar para realizar plenamente su enorme potencial curativo y de transformación.
( Verblog inquietudesespiritas.blogspot.com )
Revivir el recuerdo del nacimiento desemboca con frecuencia en la preocupación por la muerte y en imágenes relacionadas con ésta, que reflejan al mismo tiempo que el nacimiento es un acontecimiento difícil y amenazante para la vida, y que en sí mismo supone la "muerte" del periodo prenatal de existencia, la única clase de vida que el feto ha experimentado hasta entonces. Las personas que reviven el trauma del nacimiento sienten que sus vidas están siendo biológicamente amenazadas; este sentimiento alterna o coincide con experiencias de lucha para nacer o liberarse de alguna especie incómoda de reclusión. Los miedos de volverse loco, de perder el control, e incluso de muerte inminente, pueden hacerse tan intensos en este estado que se asemejan a los estados psicóticos. Estos episodios tienen frecuentemente reminiscencias espirituales, que se viven como intensas aperturas místicas y una nueva conexión con lo Divino. En muchas ocasiones éstas se entremezclan con motivos psicológicos del inconsciente colectivo, que Jung describió como arquetipos, sugiriendo de manera fascinante que el nivel perinatal de la mente re presenta, de alguna manera, el puente entre el inconsciente colectivo y el inconsciente individual.
Como muchos de los temas y facetas cautivantes de esta clase de emergencia espiritual y su relación con el nacimiento biológico trascienden el alcance de este libro, se puede encontrar una exposición más detallada en la obra de Stanislav Grof, The Adventure of SelfDiscovery. Además de los contenidos biográficos y perinatales, muchas emergencias espirituales tienen un componente significativo de experiencias que pertenecen a la tercera categoría: episodios que son claramente espirituales o "transpersonales". La palabra transpersonal se refiere al hecho de trascender las fronteras ordinarias de la personalidad e incluye muchas experiencias que se han llamado espirituales, místicas, religiosas, ocultas, mágicas y paranormales. Como estos términos están asociados con muchos errores populares, es sumamente importante comprender adecuadamente el terreno de lo transpersonal para poder valorar correctamente los problemas relacionados con las emergencias espirituales. La mejor manera de empezar nuestra exposición en este campo de experiencia es definir los factores que nos atan y nos limitan en la vida diaria, impidiéndonos contactar con la dimensión transpersonal. En los estados ordinarios de conciencia nos vivimos a nosotros mismos como seres físicos, cuerpos materiales encerrados en nuestra piel. Alan Watts, el famoso filósofo que popularizó el pensamiento religioso oriental entre el público occidental, se refería a esta situación como "la identificación con el ego encapsulado en la piel". Con nuestros cinco sentidos ordinarios nunca podemos experimentar sino lo que está sucediendo "aquí y ahora", los acontecimientos presentes en nuestro entorno inmediato. No podemos ver los acontecimientos de los que estamos separados por una montaña, oír las conversaciones mantenidas en una ciudad remota o sentir la suavidad de la piel de un cordero si no la tocamos. Estas limitaciones parecen no se tener que aplicarse en los estados no ordinarios de conciencia.
Cuando entramos en el campo de lo transpersonal, podemos experimentar acontecimientos remotos en el tiempo y en el espacio tan vívidamente como si estuvieran sucediendo aquí y ahora. Podemos participar en escenas con nuestros antepasados, antecedentes animales, o incluso personas de otros siglos y otras culturas que no tienen una relación ancestral con nosotros. Nuestros límites personales parecen fundirse y podemos llegar a identificarnos con otras personas, grupos de gente o toda la humanidad. De hecho, podemos sentir que nos transformamos en entidades que ordinariamente percibimos como objetos fuera de nosotros, como personas, animales o árboles. En los estados transpersonales pueden ocurrir experiencias muy realistas y exactas de identificación con diversas formas de vida, e incluso con procesos inorgánicos, como los acontecimientos subatómicos descritos por la física cuántica. Pero el contenido de las experiencias transpersonales no se limita al mundo de las cosas que existen en nuestra realidad cotidiana. Incluye elementos que la cultura occidental no acepta como objetivamente reales: podemos encontrar dioses, demonios, espíritus-guías, habitantes de otros universos, o figuras mitológicas, que nos parecen tan reales como las cosas que encontramos en nuestra vida de todos los días. Así, en el estado transpersonal, no diferenciamos el mundo de la "realidad consensuada", o el mundo convencional cotidiano del reino mitológico de las formas arquetípicas. Esta afirmación puede parecer absurda al lector escéptico educado en la tradición de la ciencia occidental. ¿Por qué son importantes estas experiencias y de qué manera son relevantes para el tema de la emergencia espiritual? El hecho de que los fenómenos transpersonales parezcan reales y convincentes no quiere decir que deban tomarse en serio. Nuestros cerebros tienen una capacidad fantástica para almacenar con toda clase de detalles fotográficos todo lo que hemos oído, leído o visto en los libros, las películas y la televisión. ¿Por qué no sería posible que simplemente elaborásemos a partir de este material increíblemente variado innumerables secuencias diversas, que no tienen mayor significado ni relevancia? ¿No es un desperdicio de tiempo prestar tanta atención a estos fenómenos? Este punto de vista, por lógico que parezca, no resiste la prueba de las evidencias existentes. Los investigadores que han estudiado seriamente las experiencias transpersonales han llegado a la conclusión de que son fenómenos extraordinarios que desafían el fundamento mismo de la visión del mundo tradicional occidental. Las experiencias transpersonales no pueden ser explicadas como productos de procesos neurofisiológicos dentro del marco científico tradicional, que sostiene que la conciencia reside únicamente en el órgano que se halla dentro de nuestros cerebros. La principal razón para esta conclusión es la observación frecuente de que en las experiencias de esta clase podemos, sin intervención de los sentidos, llamar a otras fuentes de información sobre el universo que están fuera de los límites convencionalmente definidos de la psique individual. Las experiencias que incluyen a nuestros ancestros y acontecimientos de la historia de nuestra raza, episodios de vidas en otras culturas, y secuencias que tienen la cualidad de recuerdos de otros periodos de vida, suelen comportar descripciones detalladas de los trajes, las armas, los rituales y la arquitectura de las estructuras sociales de épocas históricas con las que nunca hemos estado personalmente en contacto. Las experiencias de identificación con diversos animales o con los animales de los que procedemos pueden proporcionar comprensiones extraordinarias relativas a la psicología, los instintos, los hábitos y la manera de cortejar de los animales. Con frecuencia puede surgir información nueva y fascinante a partir de experiencias relacionadas con plantas o con procesos inorgánicos. Dicha información está típicamente por encima del nivel de conocimientos de la persona que la recibe.Sin embargo, la evidencia más convincente de la autenticidad de los fenómenos transpersonales proviene del estudio de las experiencias de salida del cuerpo, durante las cuales se puede sentir que la propia conciencia se ha separado del cuerpo y puede viajar y observar acontecimientos que suceden en lugares remotos.
La exactitud de las observaciones hechas en los estados "fuera-del-cuerpo" han sido corroboradas repetidamente por los investigadores que estudian las experiencias al borde de la muerte, que frecuentemente comportan fenómenos de salida del cuerpo.Lo más asombroso es que incluso las experiencias transpersonales que incluyen entidades y campos que no son reales según la visión occidental del mundo pueden vehicular informaciones absolutamente nuevas. Los detalles exactos procedentes de tales experiencias han sido verificados por una investigación en la mitología correspondiente de las sociedades en cuestión. (Como ya señalamos anteriormente, fueron tales observaciones las que condujeron a Jung al descubrimiento del inconsciente colectivo).Aunque queda fuera del alcance de este ensayo profundizar en los detalles de las evidencias y proporcionar ejemplos concretos, esperamos que este breve bosquejo haya logrado mostrar que las experiencias transpersonales, que juegan un papel primordial en las emergencias espirituales, son acontecimientos extraordinarios que merecen un serio estudio. (Los lectores que estén particularmente interesados en esta investigación pueden encontrar más información en las obras de Stanislav Grof, Psicología Transpersonal. Nacimiento, Muerte y Trascendencia en psicoterapia y The Adventure of Self.) Seria un grave error rechazar estos estados de la mente como si fueran productos irrelevantes o insignificantes de la patología del cerebro. Desde un punto de vista práctico, es más importante en los estados transpersonales su extraordinario potencial terapéutico y de transformación que la autenticidad de la información recibida.
Muchas dificultades psicológicas y emocionales son causadas por recuerdos olvidados de acontecimientos traumáticos de la historia personal. Sin embargo, parecen surgir otras complicaciones de la información aterrorizadora o amenazante que se encuentra justo bajo el umbral de la atención consciente en los terrenos perinatal y transpersonal. Aquí se incluyen las evocaciones traumáticas del nacimiento y las que parecen pertenecer a "vidas pasadas", la identificación con animales heridos, los arquetipos diabólicos, y muchos otros fenómenos. Cuando mediante diversas técnicas dejamos emerger este tipo de manifestaciones a la conciencia, para experimentarlas plenamente y analizarlas de cerca, pierden el poder perturbador que ejercen en nuestras vidas en caso contrario, y se pueden solventar los problemas crónicos psicológicos, e incluso físicos, cuyos orígenes eran previamente desconocidos. De manera similar, también tienen un extraordinario impacto curativo directo las experiencias positivas y liberadoras, como la recuperación de recuerdos intrauterinos felices o los sentimientos de unidad y de unicidad con la naturaleza, las demás personas y lo divino. Con frecuencia nos proporcionan una mayor sensación de bienestar, una nueva perspectiva de nuestras dificultades inmediatas, y un sentimiento más amplio de dirección y de objetivos en la vida. Estas posibilidades extraordinarias nos impulsan a tratar las emergencias espirituales con gran respeto y a cooperar para realizar plenamente su enorme potencial curativo y de transformación.
( Verblog inquietudesespiritas.blogspot.com )
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