El Reino de Dios está dentro de vosotros
Jesus (Lc. XVII, 21)
¿Está pensando en ser blando y pacífico?
Normalmente, deseamos la paz, pero olvidamos que no hay paz sin esfuerzo y dedicación para construirla.
Vivimos angustiados por los errores y perturbaciones de todas clases. Y lo aparente difícil que nos quita la “calma”, o el jefe que no nos permite vivir en armonía, los compañeros de trabajo que se muestran agresivos e intolerantes. Incluso los amigos están sujetos a la discordia... Entretanto, todos queremos la paz. Y esperamos ansiosamente el cambio de nuestros semejantes. ..
Pero, si ellos no cambian, nos acomodamos y quedamos aguardando la próxima reencarnación, pues quien sabe si Dios no nos dará compañeros mejores...
¿Será posible vivir em paz sin edificarla? ¿Será que nuestra armonía dependerá de otro? ¿ Y nuestros talentos? ¿Acaso no son instrumentos importantes para realizaciones mayores? Nuestras virtudes son adquisiciones singulares y personales.
Dios, en su infinita sabiduría, -nos da la presencia del otro, para que podamos desenvolverlas y ejercitarlas. Sin el otro, no hay aprendizaje. Y nuestras conquistas espirituales, uma vez adquiridas, no se pierden jamás...Una vez superada la circunstância que la estimula, dejará de existir... Y la paz del mundo, es transitoria, engañosa y hasta impuesta.
La paz legítima procede del corazón feliz y de la mentalidad de comprensión, trabajo y fe.
Creyendo en Dios, no se turba, es permanente. Ella jamás será impuesta, pues, para ser verdadera, tendrá que ser construida en lo íntimo de las almas, día a día, en las pequeñas cosas, prometiendo grandes conquistas.
Pero mas que hablar sobre la paz, necesitamos reflexionar sobre ella y vivir por ella y para ella. Muchas veces creemos que solamente alcanzaremos la paz con grandes realizaciones.
Mientras tanto, la paz se consolida en las pequeñas actitudes. Para construir nuestra paz, precisamos comprometernos con ella diariamente.
Tempestades, aflicciones, ansiedades, contrariedades, son percances del camino. La irritación, la fuga, o el desespero serán siempre malos consejeros.
Mejor intentar serenar el espíritu y recordar que nunca estamos solos. La espiritualidad amiga y sobre todo Dios, nuestro Padre, nos reserva soluciones para todos los males. Calmémonos, haciendo lo mejor que podamos en la construcción diaria de la paz y confiando en Dios.
Que nuestro salvaconducto sea la Paz con Jesús e que Él nos bendiga...
... mientras Te busqué lejos, jamás Te encontré..
... Un dia examiné mi alma y la encontré finalmente en Tí..
Tagore
Del periódico EL APRENDIZ ,una publicación bimestral de CEMA - Centro Espírita Maria Angélica
( visitar el otro blog: inquietudesespiritas.blogspot.com )
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