Desgraciadamente, ellos existen y están por todas partes.
En el hogar, cuando uno de los cónyuges agrede la creencia religiosa del otro, perturbando, hasta la prohibición, el ejercicio espontáneo de la fe espírita.
En la familia, cuando parientes fustigan al familiar interesado en el conocimiento espiritual más amplio, que el Espiritismo ofrece.
En el templo, cuando líderes de otras religiones califican de demoníacos a los seguidores de Allan Kardec, tomándolos por instrumentos del mal y de la impostura.
En la academia, cuando científicos orgullosamente rechazan los principios espíritas, remitiéndolos al territorio de la ignorancia.
En la universidad, cuando doctores arrogantes desprecian las lecciones doctrinarias, catalogándolas como supersticiones.
En la vía pública y en el trabajo, cuando el compañero, que cree en los Espíritus, es blanco de cuchicheos y risas disfrazadas.
En la escuela, cuando profesor y alumno, dedicados a la causa espiritista,reciben el desdén de colegas y maestros.
En la reunión social, cuando el hermano comprometido con la renovación interior y refractario a los excesos de la ocasión, es tenido como lunático.
En el club, cuando médiums y adoctrinadores idóneos son temas de conversaciones y referencias desairadas.
El Espiritismo es derrotero seguro para la transformación moral,
contrariando la tendencia hacia los intereses y ventajas inmediatos.
Abrazando el ideal espírita, no espere un camino sin obstáculos, ni
imagine el reconocimiento de los demás a su esfuerzo de reforma íntima.
– Mi paz os doy, no la paz del mundo.
- André Luiz -( Espíritu)
(Página psicografiada por Antonio Baduy Filho, en el Culto del
Evangelio del Sanatorio Espírita José Dias Machado, en la mañana del día
07/05/00, en Ituiutaba, Minas Gerais, Brasil).
( Ver blog inquietudesespiritas.blogspot.com)
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