Queridos amigos : Estamos en los momentos en que se está operando la gran transición, y están ocurriendo muchos hechos anecdóticos, sabemos que los que no pasen, no serán olvidados de Dios el Padre, ellos pasaran algún tiempo en otras esferas, para aprender las Leyes del Amor y del Bien, hasta que adquieran las condiciones de retornar al planeta, para dar su contribución en el progreso de la Humanidad.
Somos una familia espirita, con diferentes procedencias, pero todos nos unimos al que nos dirige que es nuestro hermano mayor Jesús, es El es el Camino, La Verdad y la Vida y con El no nos perderemos.
Cuando Dios nos coloca en determinado lugar, es seguramente porque allí tenemos alguna tarea. Cada situación en la vida tiene una finalidad definida. Siempre que nuestros pensamientos objetiven la práctica del bien, no nos será difícil identificar las sugestiones divinas.
Todos nosotros encontramos en el camino los frutos del bien o del mal que hayamos sembrado. Bienaventurados los deudores que se hallan en condiciones de pagar.
Las experiencias dolorosas nos enseñan siempre. Dios reserva trabajo a todos los que amen la vida sana, los que se entregan al placer, al lujo, al bienestar material y se olvidan de los objetivos de renovación en el camino del bien, experimentan llamadas dolorosas que si no los hacen reflexionar y cambiar, pueden terminar en la muerte dolorosa del cuerpo.
Despiertan al otro lado horrorizados, el miedo se apodera de ellos y es uno de los peores enemigos de la criatura, porque se aloja en la ciudadela del alma, atacando las fuerzas más profundas.
En general, la humanidad, vive en estado de sueño, en letargo y por eso mismo, padece la enfermedad más dominante, que es la ignorancia de si, del destino de cada uno, del significado de la existencia.
Acomodados en la situación que se encuentran, los individuos, se quejan, pero no hacen casi nada para cambiar los factores degradantes del conjunto social, algunas veces presentes en ellos mismos, se lamentan, por necesidad masoquista de inspirar compasión; se entregan al hecho por comodidad, no esforzándose, realmente, para conseguir la superación de los obstáculos que surgen como amenaza o impedimento para su progreso.
En el mundo moderno abunda la conciencia de sueño, por sus concesiones al placer inmediato, sin aprovechar la oportunidad para las emociones libertadoras.
Un día surge, el instante en que el ser se ve inducido a despertar o permanecer en la muerte de la realidad. Pues es necesario todo el empeño posible, para conseguir despertar del pasado, y conseguir romper las cadenas que lo mantienen atado a la autocompasión e infelicidad, a auto desestimación y carencia de respeto para con el mismo.
Estar despierto es encontrarse pleno, conscientes de la realidad interior y de las infinitas posibilidades de crecimiento que están a nuestro alcance; liberarnos de los miedos que nos inmovilizan en la inutilidad; descubrir la alegría de vivir y de actuar; ampliar el campo de la comunicación con la Naturaleza y todos los seres; multiplicar los medios de dignificación humana, colocándolos al alcance de todos; someternos a la elocuente propuesta de iluminación que podemos encontrar en todas partes.
Cuando estamos “dormidos” estamos muertos, desperdiciamos la oportunidad educativa, esclarecedora, terapéutica, enriquecedora. Y cuando estamos “despiertos” Jesús nos esclarece, con el fin de que avancemos con arrojo en la búsqueda de nuestra auto-identificación.
Todos los triunfadores fueron personas despiertas para su actividad, para su compromiso con la vida, conscientes del propio valor, sin los sentimentalismos y fugas psicológicas, de auto desvalorización, de auto punición.
Cuando estamos despiertos, las conquistas y encuentros son internos, resplandecientes y calmos, poderosos como el rayo y suaves como la brisa del amanecer. Portadores de vida, nos conducen al individuo, en la segura dirección de si mismo, haciendo comprender a los que duermen y no se interesan por la decisión de entender o comprender la finalidad de la existencia. Tampoco se irrita o se fastidia o se perturba con aquellos que lo agraden, que lo persiguen, que buscan afligirlo.
Maria de Magdala despertó de la locura que la encarcelaba al encontrar a Jesús y se transformo totalmente. Paulo de Tarso despertó, después del llamado de Jesús y nunca más fue el mismo; Francisco de Asís aceptó la invitación del Maestro y renació, abandonando al hombre viejo y tornándose el cantor de la Naturaleza, así muchos otros han dejado en la Tierra un ejemplo de lo que significa despertar.
¿A que esperamos nosotros! Dentro de la insignificancia de nuestro Yo no debemos olvidar que estar despierto significa encontrarse construyendo, libre de preconceptos y de límites, abierto al bien y a la verdad de la que deberemos tornarnos vanguardistas y divulgador.
Amigos os deseo un feliz fin de semana, que Dios nos Bendiga a todos, y un abrazo muy fuerte de Merchita.
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