Sábado, 18 de Agosto de 2012
Queridos amigos hola buenos días, amaneció y tomando noción de nuestra realidad, muchos se deprimen ante el recuerdo de escenas que mantuvimos en el día de ayer, con los que conviven a nuestro lado, quizás fue la palabra dirigida en un tono sarcástico, alzada con ironía, quizás sea las segundas intenciones con las que iban dirigidas, o el ruido escandaloso de su contenido, una pelea, un disgusto, en fin siempre solemos arrepentirnos más tarde, porque al volvernos a ver, con el “contrincante” nos cuesta, quisiéramos muchas veces, volver el tiempo a tras, que nada hubiese sucedido, ya que no vemos nada fácil, por lo menos de momento, que todo vuelva a la normalidad.
Los individuos de temperamento neurótico, se tornan incapaces de mantener una relación estable. Por la propia constitución psicológica, son portadores de afectividad obsesiva y, porque son inseguros, suelen ser desconfiados, celosos, envidiosos y como consecuencia depresiva, capaz de inesperadas irrupciones de agresividad.
Por los conflictos de que son portadores se aíslan, por el resultado de su insatisfacció n y constante irritabilidad con todo y con todos. Creen no merecer el amor que les profesa, incluso asumen el comportamiento extraño de que los otros no merecen su cariño, por lo cual los traicionan y abandona en la primera oportunidad. Cuando se vinculan, se muestran absorbentes, castradores, exigiendo que sus afectos vivan en carácter de exclusividad para ellos. De este, modo sus relaciones son perturbadoras y egocéntricas.
El amor es una conquista del espíritu maduro, psicológicamente equilibrado, con una usina de fuerzas para mantener los mecanismos emocionales en un funcionamiento armónico. Es una forma de negarse a si mismo en auto entrega que proporciona la plenitud. No se fundamenta en sospechas, ni en exigencias infantiles; elimina los celos y la ambición de poseer al otro, proporcionando un inefable bienestar al ser amado que, no estando comprometido con el deber de retribución, también ama. Cuando por alguna razón, no es correspondido, no se amarga ni se irrita, comprendiendo que su objetivo es darse y no exigir. Permitir al otro la misma libertad, que así mismo se proporciona, sin cargas de ansiedad ni de compulsión.
Cuando no actuamos así, la otra persona es un ser poseído, a su vez, igualmente poseedor, generando la deshumanizació n de ambos.
Cuando decimos, mi esposa, mi esposo, mi hijo, mi compañero, mi dinero, está presente la posesión y la sumisión del poseído, pues en cuanto se está en conflicto con el que deseamos poseer, se pasa a odiarle.
El hombre ha de comprometerse en su autodescubrimiento, para ser feliz, identificando sus defectos y sus buenas cualidades, sin auto punición, sin auto juzgamiento, sin auto condena. Su meta debe ser, encontrarlos en su mundo íntimo y eliminar a aquellos que constituyen motivos de conflicto… No sentirse feliz o desventurado, no obstante, empeñarse en atenuar las manifestaciones primitivas de agresividad y de posesión, desarrollando los valores que le proporcionen armonía, viviendo bien cada momento, sin proyectos que lo predispongan a conflictos con relación al futuro o programas de reparación del pasado.
Simplemente debe renovarse para mejor siempre, actuando con corrección, sin conciencia de culpa, sin autocompasión, sin ansiedad. Vivir el tiempo, con dimensión atemporal, en entrega, en confianza, en paz.
La solución para las relaciones perturbadoras, no es como muchos suponen con la separación. Lo primero es solucionar los problemas para trasladarse, después, si fuera el caso. Solo la adopción del amor con toda su estructura renovadora, saludable, que posibilita la plenitud, consigue el éxito deseado, pues el individuo donde se transfiera, conducirá toda su memoria social, su comportamiento y lo que es en sí.
Amigos os deseo un lindo jueves, con un especial cariño, por todos los compañeros, que situados en esta doctrina, quieren pese a todo y a todos, conseguir crecer para Dios. Para que sean beneficiados por estas lecturas edificantes que emanan de hermanos laboriosos, mensajeros del bien, como lo es Divaldo Pereira Franco en el libro “El Hombre Integral” de donde extraje este mensaje.
Un fuerte abrazo con mucho amor y cariño de vuestra amiga
Merchita
"La presencia de los celos en tu comportamiento es señal de desequilibrio.
Los celos jamás serán la sal que sazona el amor.
Desconfianza e inseguridad son la manifestación de los celos.
Cuando ellos se introducen en la afectividad, alteran el paisaje y hacen surgir pesadillas y perturbaciones perjudiciales.
Supera las insinuaciones celosas en tu conducta, amando con tranquilidad y confiando en paz.
Si la persona amada no corresponde a tus expectativas, sigue adelante porque el perjuicio es de ella."
(Vida Feliz - Joanna de Angelis)
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