Para que se libere de su pasado, es necesario que tome conciencia de que nadie en la Tierra está seguro de nada, y que todos tenemos limitaciones. Su pasado no debe ser su traba. Considere que sus equivocaciones, así como los límites que la vida le impuso, son motivos para que crezca en búsqueda de la felicidad.
Las personas que por ventura lo hayan herido, deben ser colocadas a cuenta de auxiliares de su proceso de crecimiento y de búsqueda de la felicidad. Ellas, en sí, no representan una amenaza ni son culpables. Son, o fueron, tan sólo instrumentos útiles para que se conociese más. Lo que ellas hicieron o hacen y que lo incomoda, debe ser analizado como algo que le permite conectarse a lo que internamente aún no está resuelto. Con ellas, no puede perder la oportunidad de descubrir su mundo inconsciente, identificando los contenidos que favorezcan la ocurrencia de situaciones de sufrimiento con el fin de solucionarlas.
No deje que el odio o la amargura le impida ser feliz. Esos son dos poderosos obstáculos para el amor y la paz. La felicidad pasa por el corazón sin amarguras. Recuerde que todo aquello que debe al otro como culpa por su sufrimiento, apunta para algo en que aún no se resolvió.
Cuando la angustia lo alcance, trayéndole tristeza y melancolía, es necesario recordar del significado de lo que ella representa. Es necesario percibir que, la angustia que muchas veces nos ataca el alma, viene de la nostalgia de algo indefinido. Esa nostalgia que se transforma en angustia es la falta de confianza acrecentada de la inseguridad cuanto al propio futuro. Sentimos nostalgia de algo o de alguien que no sabemos donde, cuando o si al menos vamos encontrar un día.
Sentir nostalgia, llorar por alguien que no podemos sentir a nuestro lado, nos convierte en seres emocionalmente vinculados al corazón de la persona querida. Eso, sin el desespero o la posesión, hace bien al alma. Es muy bueno sentir nostalgias y recordar a las personas que fueron parte de nuestro pasado y que momentáneamente están lejos de nosotros. Para las puertas del corazón no existen distancias. En el hilo de la nostalgia pasa la energía del amor que conecta corazones que se aman. Pero, no permanezca mucho tiempo en la energía de la nostalgia. Ella puede viciarlo y conducirlo a quedarse preso al pasado. Con la energía de la nostalgia haga una oración en favor de la persona con quien hizo la conexión emocional.
Para liberarse del pasado es preciso tener conciencia de que él no debe necesariamente ser olvidado, pero si colocado en otro nivel. No intente olvidarlo, sino recordarlo como una experiencia que tuvo: sea buena o mala. Cuando fuese buena, debe recordarla con alegría. Cuando fuese mala, debe recordarla como aquello que algo le enseñó.
No se culpe por lo que hizo en el pasado o por lo que hace en el presente. Si lo hizo, ya está hecho. Si todavía lo hace, no lo haga más y asuma las consecuencias por ello.
Recuerde que los errores cometidos son lecciones aprendidas.
El pasado culpable y que se desea olvidar representa el campo de la experiencia que se vivió, pero, no es la mancha eterna que nos mancha el alma. La mancha en nosotros es la ignorancia de creer que no tenemos derecho a la felicidad. No hay futuro sin pasado y todo pasado está revestido de ignorancia. No hay quien no haya vivido experiencias equivocadas. En la Tierra, nadie estuvo, o está, libre de vivir experiencias consideradas transgresiones al orden vigente. Transgresiones o no, tenemos que aprender a vivirlas conscientemente.
Mirando hacia nuestro pasado tenemos, hoy, la claridad de ver que erramos, pero, en esa época, actuamos como sabíamos o teníamos condiciones. En el futuro evaluaremos lo que hacemos hoy y podremos también percibir las equivocaciones o lo que podría haber sido evitado. Arrepentirse de lo que se vivió es inevitable, pero el arrepentimiento sólo surge mediante la ampliación de la conciencia y de la capacidad de amar.
Muchas cosas que nos sirvieron ayer no nos sirven hoy y eso evidencia que hoy somos mejores que ayer. La culpa impide que percibamos el movimiento de la vida con libertad y con el sentimiento de realización íntima.
Nuestra ignorancia nos lleva a crear jueces implacables en la conciencia que, de hecho, no existen. Ellos son frutos de la educación, de la cultura y de nuestra ignorancia en nosotros mismos. Necesitamos colocar en la conciencia un Creador amoroso y benévolo, comprensivo y paciente, para que no nos castiguemos por tan poco. Tales jueces no son malos en sí, pero se transforman por cuenta de nuestra facilidad en darles el poder de mandarnos. No vivimos sin ellos, pero, les atribuimos un carácter absoluto.
Muchas veces, nos sentimos culpables por no alcanzar ciertos deseos, creyendo que somos incapaces. Cuando, por ejemplo, un casamiento no resulta, por múltiples factores, es común que uno de los cónyuges se pregunte dónde fue que él erró, y lamente la pérdida. El equívoco puede pertenecer a cualquiera de ellos, pero, los factores que condujeron a la separación física o emocional están influenciados por valores personales y sociales. Un fracaso no debe representar la pérdida de la propia motivación de vivir. Representa una deficiencia en la estrategia utilizada para alcanzar la felicidad. En la próxima experiencia en
aquel campo en que se fracasó, deberá utilizar otra estrategia. Piense también que necesita modificar su deseo. Él podrá estar llevándolo exactamente para el lado contrario de su propia búsqueda interior. El tipo de deseo y la forma de alcanzarlo no siempre están conectados adecuadamente.
Recuerde que debe sacar de cada experiencia algo de útil y bueno para sí mismo. Todo lo que le acontece es un camino andado que podrá ser repetido o no, dependerá de su voluntad. Las situaciones adversas a enfrentar deben ser vividas en su momento y no de forma anticipada. Cuando eso ocurre, genera ansiedad la cual promueve infelicidad. Si sabe que va a vivirla, prepárese para hacerlo con equilibrio y de forma a extraer de ella lo mejor posible.
Nunca se olvide de que somos hijos del Altísimo y de Él recibimos el buen estigma de alcanzar la felicidad. Ella debería estar en nuestro presente y será nuestro futuro. En su trayectoria, desee el propio bien personal así como el de cualquier persona con quien se encuentre. Haga el bien cuando pueda, a cualquier persona que surja en su camino.
No mire hacia el pasado hasta el punto de detenerse en él. Fije el presente y el futuro.
Tomado de: Felicidad sin Culpa por Adenáuer Novaes
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ASÍ SON LAS COSAS......
" Para mí, un hombre es un hombre; ¡ Sólo eso !
Mido su valor por sus actos, por sus sentimientos,
nunca por su posición social "
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