LIBERANDO LOS AFECTOS/ Llamados y escogidos

Al final del invierno, cierto día, cuando las flores de la primavera comenzaban su sublime trabajo de recubrir los campos resecados por el rigor del invierno, aquella alma generosa dejaba el cuerpo físico.

La despedida fue dolorosa. Las manos calientes de los que quedaron, deseaban retener aquel cuerpo inerte, sin vida, sin movimiento.

Inconformes preguntaban: ¿por qué precisamente él, que era tan gentil y cariñoso para con todos?

¿Por qué justamente él, que sabía hablar y callar, consolar y distribuir entusiasmo tuvo que volver?

¿Por qué él, que era un buen hijo, buen hermano, buen esposo y buen padre?

¿Por qué se lo llevó Dios?

Porqué no se llevó a los criminales reticentes, a los corruptos inveterados, a los infieles, en fin, porque no se llevó a los hombres que degradan la sociedad.

La respuesta para todos esos cuestionamientos es muy simple.

Consideramos que la vida en la Tierra es una oportunidad de crecimiento para el espíritu inmortal.

La existencia, en el cuerpo físico, es una experiencia necesaria para que el espíritu progrese en la conquista de su felicidad.

Seria, por así decir, un tipo de prisión, donde el puede quitar sus deudas para con las leyes divinas y conquistar nuevas virtudes.

Siendo así, quien tiene pocos débitos se libera antes. Quien tiene menos compromisos, se libera de ellos en menor tiempo.

¿De esa forma, por qué queremos que nuestro ser querido permanezca en la cárcel si ya recibió el edicto de soltura?

No seria justo, ni desde el punto de vista ético, ni desde el racional.

No queremos decir con esto, que todos los que se liberan antes son menos deudores, pues esa no es la realidad.

Como sabemos, muchos parten antes del tiempo por imprevisión o por los abusos de todo orden.

Lo que nos gustaría enfatizar es que aquellos que parten naturalmente, por los medios establecidos por la divinidad, sin la intervención egoísta del hombre, pueden estar recibiendo su carta de emancipación, y por esa razón alzan el vuelo antes que nosotros.

Morir, para el justo, es libertarse. Es matar el pesar de los afectos que lo antecedieron en el viaje de vuelta. Es recibir las glorias de la victoria por haber vencido más de una etapa en el mundo físico.

Y morir para el injusto, es depararse con el tribunal de la propia conciencia, al acusarlo por no haber sido lo bastante tenaz para vencerse a si mismo, y por no haber logrado conquistar más virtudes.

Es por esa razón que no debemos lamentar la muerte de los justos, más si la de aquellos que desperdician la existencia buscando el gozo exclusivo del cuerpo, sin pensar en el espíritu, único que sobrevive más allá de la aduana del túmulo.

( autor desconocido)

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      LLAMADOS Y ESCOGIDOS

Estemos convencidos de que aún no hallamos lejos de
 convivir con los elegidos de la Vida Celeste; entretanto, 
por el llamamiento de la fe viva que hoy nos 
trae al conocimiento superior, guardemos la certeza de
 que ya somos los escogidos:

Para la regeneración de nosotros mismos;

Para el cultivo sistemático e intensivo del bien;

Para el olvido de todas las faltas del prójimo, de modo que 
recapitulemos con rigor en nuestras propias imperfecciones,
 redimiéndolas;

Para el perdón incondicional en todas las circunstancias de la vida;

Para la actividad infatigable en la confraternización verdadera;

Para auxiliar a los equivocados;

Para enseñar a los más ignorantes que nosotros;

Para soportar el sacrificio, amparando a los que sufren, sin la 
gracia de la fe renovadora que ya nos robustece el espíritu;

Para servir, mas allá de nuestras propias obligaciones, sin 
derecho a recompensa;

Para comprender a nuestros hermanos en la jornada evolutiva, 
sin exigir que nos entiendan;

Para apagar las hogueras de la maledicencia y del odio, de la
 discordia y de la incomprensión, al precio de nuestra propia 
renuncia;

Para extender la caridad sin ruido, como quien sabe que ayudar 
a otros es enriquecer la propia existencia;

Para persistir en las buenas obras, sin reclamaciones
 y sin desfallecimientos, en todos los recodos del camino;

Para negar nuestra antigua vanidad y tomar, sobre los propios
 hombros, cada día, la cruz bendita y redentora de nuestros
 deberes, marchando con humildad y alegría, al encuentro 
de la vida sublime...

La indicación honrosa nos felicita.

Nuestra presencia en los estudios del Evangelio expresa la 
llamada que fluye del Cielo, rumbo a nuestras conciencias.

Llamados para la luz y escogidos para el trabajo.

Esta es nuestra posición real en las bendiciones de "hoy". Y si quisiéramos aceptar la elección con que fuimos distinguidos, estemos ciertos igualmente, de que en breve, "mañana" comulgaremos felices con nuestro Maestro y Señor.

(Instrumentos del Tiempo - Espíritu Emmanuel, psicografia de Francisco Candido Xavier, GEEM)

NOTA IMPORTANTE: Los lunes,miércoles y jueves a las 22,30 horas, pueden participar en el chat de la Federación Espírita Española.
Los viernes a las 23,00 horas se os invita a asistir a una  interesante conferencia en la misma sala.

Los domingos a las 21,00 horas se os invita a la clase de estudio del Espiritismo por "Grupo

espírita Sin Fronteras" dirigida por Carlos Campetti.

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