ANTE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA ES URGENTE LA ORACIÓN EN EL HOGAR
En rigor, las relaciones familiares deberían ser, por encima de todo, de orden ético. Mas, se observa en ellas un profundo deterioro y una compleja mancha de inestabilidad moral, que nos importa examinar. En el clan familiar antiguo, sin duda, se encontraba un espacio de convivencia mayor entre sus miembros, sin embargo no se está discutiendo su calidad. En la actual agrupación familiar, por el contrario, y a pesar de las menores dificultades materiales, se encuentra un espacio menor. La tecnología volátil es responsable, casi directamente, por ese conjunto, pues, se ocupan espacios importantes para asistir la televisión, oír música, navegar en internet, y así en adelante. Cara a eso, somos instados a confirmar que el instituto familiar necesita de apoyo religioso para alcanzar su equilibrio moral.
Recientemente, la prensa
divulgó los siguientes hechos: una joven, en San Pablo, mato a sus
padres con ayuda del enamorado; una pareja tiró un bebe contra un
automóvil; una pareja tiró a una niña por la ventana del patio.
En los casos observados, no ignoramos factores motivadores de los
crímenes como uso de las drogas, pasiones descontroladas, recalques
infanto-juveniles, ambiciones financieras y otros tomados a cuenta
de trastornos emocionales y mentales capaces de substraer,
temporalmente, la capacidad de raciocinio y equilibrio.
La violencia del hombre
civilizado tiene sus raíces profundas y vigorosas en la selva. El
hombre brutal tiene sus leyes: subyugar, humillar, torturar y matar.
El pragmatismo de las sociedades contemporáneas condicionó al
hombre, lo que vale decir que nadie adoptó una postura moral. El mismo individuo que se postra ante las imágenes
frías de los altares, en los templos suntuosos, vuelve a su puesto
de mando para ordenar torturas canibalescas. El hombre contemporáneo
vive atormentado por el miedo, ese enemigo atroz que lo asombra,
una vez sometido a las contingencias de la vida actual, de
inseguridad y de incertidumbre, resultando en graves trastornos de la
mente, por la angustia disolvente de la propia individualidad.
Muchas familias viven y
reviven múltiples agresividades, influenciadas por la violencia que,
insistentemente, es vinculada por los noticiarios, por los
documentales, por los filmes, por las torpes telenovelas y por los
programas de auditorio (cada vez más oscuros de valores éticos).
Algunos familiares asimilan, subliminarmente, esas informaciones y,
en lo cotidiano, sobretodo, reaccionan, violentamente, ante los
reveses de la vida o delante de las contrariedades ocurridas. La
brutalidad familiar ha descolorido, considerablemente, el camino
hacia Dios. Hay los que condenan la violencia ajena, más, sin
embargo, en el día a día, en vez de actuar de forma pacífica y
fraterna, son como androides, devolviendo con la misma moneda las
agresividades sufridas. Existen aquellas parejas que dicen vivir un
amor reciproco y, no en tanto, cuando hay cualquier desentendimiento
entre ellos, son extremadamente hostiles uno con el otro. Hay los
que ven en el cónyuge una verdadera prueba de paciencia, pues sus,
“santos” no se “cruzan”. Más aun, cuando el asunto son los
hijos, hay padres que dicen adorar a todos ellos, más los
consideran espíritus inmaduros, que dan mucho trabajo, y no raros,
disgustos. La vida en familia, en esas condiciones, se transforma en
verdadero tormento. En verdad, si no los aceptamos, hoy, como son,
tendremos que aceptarlos mañana, pues las leyes de la vida exigen,
según enseño Jesús, que nos entendamos con nuestros hermanos de
penosa convivencia “mientras estemos en el camino con ellos”. La
fuga a los deberes actuales será pagada más tarde con los intereses
debidos. Los hijos difíciles son hijos de nuestras propias obras, en
vidas pasadas, que la Providencia Divina, ahora, encuentra la
posibilidad de unirnos a ellos por los lazos de la consanguinidad,
dándonos la maravillosa oportunidad de rescate, reparación y los
servicios arduos de la educación.
Debemos enseñar la
tolerancia más pura, más no desdeñemos la energía, cuando en el
proceso de la educación es necesaria, para la reconocida
heterogeneidad de las tendencias y las adversidades de los
temperamentos. “El hogar no se hizo para la contemplación egoísta
de la especie, sin embargo, si para santuario donde, algunas veces,
se exigen la renuncia y el sacrificio de una existencia entera.”
(1) por todas esas razones, precisamos aprender a servir y perdonar;
socorrer y ayudar a los jóvenes entre las paredes del hogar,
sustentando el equilibrio de los corazones que se nos asocian a la
existencia y, “si nos entregamos realmente en el combate a la
deserción del bien, reconoceremos los prodigios que se obtienen de
los pequeños sacrificios en la casa con bases de la terapéutica del
amor.” (2)
Muchos temen la violencia. Yerguen
altos muros con hilos electrificados alrededor de sus residencias,
intentando evitar que en ella (la violencia) los atienda. Contratan
seguridad para proteger sus empresas y sus hogares. Instalan equipos
sofisticados que los alerten de la llegada de eventuales usurpadores
de sus bienes. Con todo, existe otro tipo de violencia que no damos
atención: es la que está afincada dentro de cada uno de nosotros.
Violencia intima, que algunos alimentan, diariamente, concediendo que
ella se torne animal voraz, es el acto de indiferencia que uno elige
para apuñalar al otro en las relaciones domesticas estableciendo
silencios macabros a las interrogaciones afectuosas. Son los
cónyuges, que, entre sí, pactan con la mudez, como símbolo del
malestar en el que viven, uno al lado del otro, como esposados sin
remisión. La violencia de fuera puede alcanzarnos, herirnos y, hasta
aun mismo, dañarnos profundamente, más, la violencia del corazón
(interna), silenciosa, que ciertas personas aplican todos los días,
en sus relaciones, es mucho más perniciosa y destructora. La paz del
mundo comienza bajo el techo en el que nos albergamos. “¿Si no
aprendemos a vivir en paz, entre cuatro paredes, como esperar la
armonía de las naciones?” (3)
El Espiritismo explica
que “los que encarnan en una familia, pueden ser Espíritus
simpáticos, ligados por relaciones anteriores, que se expresan por
una afección reciproca en la vida terrena. Más, también puede
acontecer sean completamente extraños unos a los otros esos
Espíritus, apartados entre si por antipatías igualmente anteriores,
que se traducen en la Tierra por un mutuo antagonismo, que ahí les
sirve de prueba.” (4) El apostolado de reajuste ha de iniciarse en
los padres, por cuanto despiertos para la lógica y para el
entendimiento son convocados por la sabiduría de la vida el
apaciguamiento y la renovación. Traídos a la reencarnación para
los alicientes de los fenómenos socio-domésticos, no es solamente
la relación de los padres para con los hijos la que asume carácter
de importancia, más, igualmente, la que se verifica de los hijos
para los padres. “Los padres no consiguen penetrar, de inmediato a
la trama del destino que los principios cármicos les reservan a los
hijos, en el porvenir, y los hijos están inhabilitados para
comprender, de pronto, el enredo de las circunstancias en que se
sumergen sus padres, en el pretérito, a fin de que pudiesen volver
del Plano Espiritual al renacimiento en el Plano Físico. “
(5)
Debemos siempre estar
atentos e, incansablemente, buscando un dialogo franco con los
hijos, sobre todo, amándolos, independientemente, de cómo se sitúan
en la escala evolutiva.
Coincidentemente, o no,
los jóvenes más agresivos son poco amados por los padres, se
sienten desplazados en el grupo familiar o se consideran poco
atrayentes, etc… Por estas y muchas otras razones, debemos
transmitir seguridad a los hijos a través del afecto y del cariño
constante. Al final, todo ser humano necesita ser amado, gustado, aun
mismo teniendo conciencia de sus defectos, dificultades y de sus
reales diferencias.
En los primeros años de
vida los hijos [más que en el periodo infantil que en la
adolescencia ] es que podemos ejercer saludable influencia a favor
del del mejoramiento moral de ellos, a través de buenos consejos
y, lo que es más importante, de los buenos ejemplos que les podamos
ofrecer. En extremo, hay padres que no tienen de los hijos el cariño
y la solicitud que dispensan a los animales (a ejemplo de las aves
y de los mamíferos) ya que no titubean en darlos o aun mismo
abandonarlos a la propia suerte desde la más temprana edad. Otros,
al contrario, hacen de los hijos verdaderos ídolos, colocándolos
por encima de todo y de todos, inclusive de Dios. Los juzgan
poseedores
de excelsas cualidades,
rehusándose a admitir que sean capaces de cualquier acción menos
digna. De ahí, porque, siempre encuentran un medio de justificarles
los errores, los, como, víctimas inocentes” de la maldad del
mundo.
Somos enfrentados, en todos los
departamentos de la familia humana, por las ocurrencias de adversión
innata. Padres e hijos, hermanos y parientes , no raro que se rechacen desde los primeros contactos. " Existen padres que nutren antipatías por los propios retoños, desde que llegan al hogar, y existen hijos que se enemistan con los padres, tan pronto enseñorean el campo mental en las labores de la reencarnación.
Arraigado en el laberinto de existencias menos felices, ciertamente que el problema de las reacciones negativas, culpas, remordimientos, inhibiciones, venganzas y tantos otros, está presente en el cuadro familiar en que el odio acumulado en estancias del pasado, se exterioriza por medio de manifestaciones catalogables en la patología de la mente".
La familia, para determinadas religiones y sociedades, es algo indisoluble. Tiempo atrás, la manutención de la familia era solamente para mantener las apariencias de respeto y felicidad. Hoy se observan familias que se deshacen por trivialidades. ¿Qué es lo ideal?. La familia de "porta-retratos" o la familia que se disuelve en la primera "tempestad moral" ?.
Cabe al Centro Espírita dimensionar los servicios de soporte a la familia actual, pero no de forma aislada. El Centro Espírita debe integrar sus acciones en otras instituciones, tanto de caracter religioso como social, en busca de una mejor calidad de atención individual y colectiva, naturalmente, sin perder su identidad doctrinaria, pero objetivando el rescate de orden moral, que debe caracterizar a la familia como espacio de convivencia.
"El culto del Evangelio es una forma de reunir a la familia en torno a un objetivo común. La comunión familiar, donde todos conversan, intercambian ideas, hablan de sus problemas, comentan sus actividades a la luz de las enseñanzas de Jesús, representa el mas eficiente estímulo para el estrechamiento de los lazos afectivos, transformando el hogar en un puerto de seguridad y paz, con garantís de equilibrio y alegría para todos. Quien estudia el Evangelio y se esfuerza por practicar sus preceptos, se ve mejor preparado para la vida familiar en los tiempos atribulados que vivimos, encontrando conceptos lógicos y racionales para el entendimiento de la vida en una visión evangélica consciente. El espírita cristiano debe armarse de sabiduría y de amor, para atender la lucha que viene siendo desencadenada en los escenarios domésticos en general, induciendo a la concordia y el perdón en cualquier coyuntura anárquica y perturbadora de la vida moderna, pues "cuando la familia ora, Jesús se demora en casa. En verdad, "quien cultiva el Evangelio en casa hace de la propia casa un templo de Cristo". Luego es imprescindible practicar las enseñanzas de Jesús en el Hogar, contribuyendo con la parcela de mansedumbre para pacificarlo. El hombre moderno aún no percibió que solamente la experiencia del Evangelio puede establecer las bases de la concordia, de la fraternidad, y constituir los antídotos eficaces para minimizar la violencia que aún hay en el nido doméstico y desagua en la sociedad.
Por tanto, en un ambiente familiar perturbado, en donde existe la evidente reunión de Espíritus no afinados, cuando se instituye la presencia de Jesús en ese hogar, " produce señales evidentes de paz y aquellos que antes experimentaban repulsa por el ayuntamiento doméstico, descubren síntomas de identificación y necesidad de auxilio mutuo". "La oración nacida del corazón es una emisión electromagnética de elevada potencia. Por eso, ella se reviste de significativa importancia en defensa mental y espiritual del indivíduo y del propio hogar. Los padres que tienen el hábito de orar, deben insistir por transferir ese precioso elemento de equilibrio y protección psíquica para los hijos, pues necesitamos de esa realimentación vibratoria con nuestro Origen Divino para mantener nuestro psiquismo estabilizado en las esferas elevadas, y esa comunión con el Creador se establece a través de la oración sincera y sencilla, principalmente cuando es sentida en el seno familiar, transformando cualquier sombra en alegría y bienestar e todos.
Jorge Hessen
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EXPIACIÓN
Pena
que sufren los Espíritus como punición de las faltas cometidas
durante la vida corporal.
La
expiación, como sufrimiento moral, tiene lugar en el estado de
erraticidad; como sufrimiento físico, en el estado corpóreo.
Las
vicisitudes y los tormentos de la vida corporal, son a la vez pruebas
para el futuro y expiación del pasado.
Tomado
del libro Vocabulario Espírita
Adaptación
Oswaldo E. Porras Dorta
NOTA IMPORTANTE: Los lunes,miércoles y jueves a las 22,30 horas, pueden participar en el chat de la Federación Espírita Española.
Los viernes a las 23,00 horas se os invita a asistir a una interesante conferencia en la misma sala. Los domingos a las 21,30 horas se os invita a la clase de estudio del Espiritismo por "Grupo espírita Sin
Fronteras" dirigida por Carlos Campetti.
Ver también los Blog Inquietudes espíritas :inquietudesespiritas.blogspot.com.es
Albacete Espirita : albaceteespirita.blogspot.com
kardeciano.blogspot.com
elblogdeazucena.blogspot.com
marinamiesdeamor.blogspot.com
boletin-nuevaesperanza.blogspot.com
ade-sergipe.com.br
ceesinfronteras.es/eventos.htm
espiritistas. es
rinconespirita.wordpress.com/
Revista virtual AMOR, PAZ Y CARIDAD : www.amorpazycaridad.com
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