Se da el
nombre de manifestaciones físicas a las que se producen a través de
efectos sensibles, tales como ruidos, movimiento y traslado de los
cuerpos sólidos. Unas son espontáneas, es decir, independientes de
la voluntad de quien quiera que sea; otras pueden ser provocadas. (1)
El efecto
más simple y uno de los primeros que fueron observados, consiste en
el movimiento circular impreso a una mesa. Éste efecto igualmente se
produce con cualquier otro objeto, pero siendo la mesa el mueble con
que, por su comodidad, más se ha procedido a tales experiencias,
prevaleció la designación de mesas giratorias para indicar ésta
especie de fenómenos. (1)
La variedad
de manifestaciones mediúmnicas de efectos físicos es grande, yendo
desde las más simples manifestaciones de ruidos y golpes hasta las
manifestaciones de Espíritus, algunas de las cuales de gran belleza,
por presentar efectos luminosos. A continuación, vamos a analizar
las principales manifestaciones de efectos físicos.
RUIDOS,
BARULLOS, GOLPES Y SEÑALES
Como los
golpes y los ruidos son las manifestaciones de efectos físicos más
simples y frecuentes, debemos conducirnos con prudencia para no ser
engañados. (...) es que se debe temer la ilusión, porque una
infinidad de causas naturales puede producirlos: el viento que silba
o que agita un objeto, un cuerpo que se mueve por sí mismo sin que
nadie lo perciba, un efecto acústico, un animal escondido, un
insecto, etc., hasta incluso la malicia de los que hacen bromas de
mal gusto. Además, los ruidos espiritas (mediúmnicos) presentan un
carácter especial, revelando una intensidad y timbre muy variados,
que los hacen fácilmente reconocibles y no permiten que sean
confundidos con los estallidos de la madera, con las crepitaciones
del fuego, o con el tic tac monótono del reloj. Son golpes secos, a
veces sordos, débiles y leves, otras veces son claros, distintos, a
veces retumbantes que cambian de lugar y se repiten sin ninguna
regularidad mecánica. De todos los medios de verificación, el más
eficaz, el que no puede dejar duda en cuanto al origen del fenómeno,
es la obediencia de éste a la voluntad de quien lo observa. Si los
golpes se hubieran oído en un lugar determinado, si respondieran por
su número o por su intensidad, al pensamiento, no se les puede dejar
de reconocer una causa inteligente.
Cuando la
manifestación mediúmnica es hecha por medio de golpes, se llama
tiptología. Cuando los Espíritus utilizan señales para
comunicarse, se denomina somatología. Ambas son formas primitivas de
comunicación mediúmnica, en que se establece un número de señales
para las letras del alfabeto o para las palabras, permitiendo así,
la manifestación lenta y causativa de los Espíritus.
Las
manifestaciones de naturaleza anteriormente indicadas, ocupan un
lugar respetable en el origen de las creencias anímicas de los
pueblos primitivos. (...) es una de las principales causas que dieron
origen a la religión fetichista entre los salvajes. (...)
DEL
ARROJAR OBJETOS AL "POLTERGEIST"
Las
manifestaciones espontáneas no siempre se limitan a ruidos y golpes.
A veces, degeneran en un verdadero estruendo y en perturbaciones.
Muebles y diversos objetos son derribados, proyectiles de todas
clases son lanzados de fuera hacia dentro, se abren y se cierran
puertas y ventanas por manos invisibles, se rompen ladrillos y todo
esto, no puede ser atribuido a la ilusión.
Muchas
veces, el derrumbamiento se produce de forma efectiva; otras, no
obstante, sólo se dan en la apariencia. Se oyen voceríos en
aposentos contiguos, barullo de platos que caen y se rompen con
estruendo, troncos de árboles que ruedan por el suelo. Acuden las
personas de la casa y lo encuentran todo en calma y en orden, pero en
cuanto salen comienza de nuevo el tumulto.
Tales hechos
asumen, por lo general, el carácter de verdaderas persecuciones.
Conocemos a seis hermanas que vivían juntas y que, durante muchos
años, todas las mañanas encontraban sus ropas esparcidas, rasgadas
y cortadas en pedazos, por más que tuviesen la precaución de
guardarlas bajo llave.
Esos hechos
son generalmente llamados Poltergeist, palabra de origen alemán y
está compuesta por dos vocablos: poltem: hacer ruido y geist:
Espíritu. De esa manera, poltergeist significa: Espíritu juguetón,
desordenado, ruidoso etc. Esta denominación es popular y es nacida
de la inmediata observación de los fenómenos (...).
El
poltergeist surge en una casa o lugar donde existe, se supone, una
persona capaz de ofrecer una determinada "energía"
(fluidos ectoplásmicos) que favorece el movimiento de objetos,
producción de ruidos, combustiones paranormales espontáneas
(parapirogenia), fenómenos de "aportes', etc. A la persona que
produce o provoca el fenómeno poltergeist, se le da el nombre de
epicentro.
El hecho
curioso es que, en los fenómenos de poltergeist, cerca del 35% de
las manifestaciones producen la caída de piedras, es decir, las
piedras son arrojadas contra las paredes, ventas y vidrios, unas
veces rompiendo tejas, otras causando daños y tirando vidrios,
alcanzando a personas, etc.
Ernesto
Bozzano, gran estudioso espírita del pasado, nos informa que los
fenómenos de poltergeist, comunes en Europa, eran conocidos por los
indígenas de diversas partes del mundo, como fenómeno de
infestación. La palabra infestación se refiere a lugares donde
existen Espíritus que provocan golpes, caídas de objetos,
estruendos fantasmagóricos y, como no podría dejar de ser, las
infalibles pedradas.
( Estudio y educación de la mediumnidad ( F.E.B.)).
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Lo que vale
Calamidades asolan la Tierra.
Costumbres nuevas crean agitación y tumulto.
Ocurrencias infelices convulsionan la vida alrededor.
Personas amadas adoptan caminos diferentes a los tuyos.
Continúa activo y sirviendo.
Continúa activo y sirviendo.
Realmente es lo que más importa.
(Libro de Respuestas, Emmanuel, psicografia de Francisco Candido Xavier, CEU)
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Hemos de perdonar para que Dios nos perdone, “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzaran la misericordia” . Si perdonamos a los hombres sus ofensas, también seremos perdonados por el Padre; más si no perdonamos a los hombres sus ofensas, tampoco el Padre nos perdonará nuestras ofensas.
Si un hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. […] Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete.
La misericordia es el complemento de la dulzura, quien no sea misericordioso no podrá ser manso y pacifico. La misericordia consiste en el olvido y el perdón de las ofensas. El odio y el rencor denuncian a un alma sin elevación sin grandeza. El olvido de las ofensas es propio de las almas elevadas, que están por encima de los ataques que se le dirijan. La primera siempre se halla ansiosa, es de una susceptibilidad recelosa y llena de hiel. La segunda calmada, plena de mansedumbre y de caridad.
Hay dos maneras diferentes de perdonar: la una es grande, noble y de verdad generosa, sin segundas intención, que trata con delicadeza el amor propio y la susceptibilidad del adversario, aun que esté completamente equivocado. La otra, en cambio, es aquella según la cual el ofendido, o el que cree serlo, impone a su ofensor condiciones humillantes y hace sentir el peso de un perdón que irrita en vez de calmar. Si tiende la man, no es con benevolencia, sino con ostentación, a fin de decir ante todo el mundo: ¡Ved cuanto soy de generoso!. En ese caso es imposible la reconciliación sincera por ambas partes. Esa no es generosa, sino una forma de satisfacer el orgullo. En toda controversia, quien se muestre más conciliador, probando mayor desinterés, caridad y autentica grandeza de alma; se granjea siempre la simpatía de las personas imparciales.
El perdón abre las puertas de la verdadera felicidad, y hace que nuestro corazón se sienta libre de la opresión de la conciencia. Es tan divino el perdón, que nos da condiciones para olvidar las ofensas, favoreciéndonos el ambiente para rehacer amistades, para reconciliarnos con nuestros enemigos.
El perdón ilimitado es incondicional tiene la primacía en el programa de renovación de todo hombre que busca espiritualizarse.
La Doctrina Espírita nos reveló, que en la Erraticidad, deambulan infelices y sediciosos aquellos que desencarnaron vencidos por el odio, corroídos por los ácidos de los celos y dominados por la pasión.
Una chispa de ira puede prender fuego a un depósito de odio latente.
Una palabra de cólera ofrece combustible para extravíos inferiores.
La maledicencia debe ser evitada ya que dilata el circulo de las maliciosas sospechas, buscando a aquel que tal vez ignore el mal de quien te supones víctima.
En el versículo veinticinco de las anotaciones de Mateo, en el capitulo 5, está registrado: “Concíliate de inmediato con tu adversario, miestras estas caminando con él…”, para que la serenidad real te siga imperturbable.
Hoy, el ofensor está contigo, mañana tal vez, no esté más a tu lado.
Hoy es el momento de disculpar. Después el tiempo habrá agravado el mal.
Perdona hoy, ahora. Has más aún, ama al verdugo de tu armonía intima de tu honor….
El perdón retira todo el mal de los canales, donde él podría proliferar. ¡El es la propia paz! Es socorro para los desesperados, pues permuta el ambiente pernicioso del odio en la atmósfera donde puede generar el Amor.
Somos humanos y todos buscamos la perfección espiritual, y en muchas circunstancias, nos ofendemos con ataques inesperados de hermanos que ignoran nuestros trabajos. El Evangelio, sin embargo, nos adapta con el recurso del perdón y luego limpiamos la mente y el corazón de las llagas, que el odio y la venganza comienzan a crear. Debemos darnos las manos y cantar día y noche el cántico del perdón, que él nos hará pasar de hombres cautivos a seres libres.
¡ Perdona y serás compensado; perdona y serás atendido en los deseos sublimados; perdona y serás iluminado por la gracia y misericordia del Señor!
Amigos aprendamos a perdonar de verdad, solo así, andaremos libres por el mundo, sin cargas en el corazón, que la dulzura y el amor, sean valsamos reparadores, que curen nuestras heridas, que borren cualquier ofensa, que cicatricen conflictos del ayer, para que sanados podamos restablecer la paz y la armonía a nuestro alrededor.
- Mercedes Cruz -
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REENCARNACIÓN Y HOMOSEXUALIDAD
Ricardo di Bernardi
Al contrario de lo que muchos puedan imaginar, la posición de la Doctrina Espírita no es de condena al homosexual. Además, la filosofía espírita no posee la característica de condenar cualquier acto o postura. En vez de ello, estudia y comprende el origen de los problemas procurando esclarecer a los individuos y no condenarlos.
Todas las tendencias, vocaciones o inclinaciones psicológicas no son resultantes tan sólo de nuestra vida actual. Nuestra historia es mucho más antigua y compleja de lo que pueda parecer. Si fuera verdad que la gestación es una frase extremamente importante en la transmisión de energías mentales de la madre hacia el hijo y viceversa, si es real que nuestro psiquismo se consolida a través de las experiencias de las diversas etapas infantiles y juveniles, hay mucho más además de esto.
Traemos en los archivos más profundos del inconsciente una suma de vivencias tanto felices como desagradables. Alegrías, decepciones, momentos de éxtasis o traumas violentos fueron asimilados por nosotros en vidas pasadas. Construimos energías, en nosotros mismos, que podrán permanecer con nosotros durante siglos.
No es posible, según la óptica del conocimiento reencarnacionista, limitarnos a una visión reduccionista relativa a pocas décadas de una existencia, cuando tenemos información de que somos seres humanos que reencarnan desde hace muchos millares de años.
No se trata de dogma de fe o de ciega creencia. Se trata de documentación obtenida a través de relatos de espíritus desencarnados, documentación a través de memoria extra cerebral en la cual, personas recuerdan, espontáneamente, vidas pasadas y documentación obtenida por terapias regresivas a vivencias pretéritas. Existen una infinidad de experiencias, de las más diversas órdenes, que comprueba que nuestro psiquismo es el resultado de una larga caminata.
Así que, cualquier peculiaridad comportamental nuestra, sea en la esfera sexual, sea en cualquier otra esfera, necesita ser atendida por la cosmovisión espírita. La homosexualidad, por lo tanto, no será la excepción, pues se trata de una característica bastante expresiva y determinante de importantes repercusiones individuales, familiares y sociales.
Es importante resaltar que la homosexualidad no ocurre, simplemente, por el
campo de sexo biológico de una encarnación a otra. Esto quiere decir que, si una mujer necesita renacer como hombre, o viceversa, este hecho por si sólo jamás determinará cualquier comportamiento en la esfera de la homosexualidad.
Hombre y mujer que están armonizados y en sintonía con su sexualidad, al reencarnar en el sexo opuesto continuarán emitiendo armoniosamente su energía sexual.
El chacra genésico que trabaja en equilibrio expresará esta normalidad por el vehículo corporal, conforme su fisiología y anatomía por las cuales se expresa en la nueva existencia física.
La adaptación se hace automáticamente, cuando no hay disturbios anteriores. La espiritualidad siempre nos esclarece que la reencarnación en sexo diferente del anterior, no acarrea disturbios homosexuales, y la propia lógica nos lleva a esta conclusión, pues la ley universal del renacimiento visa armonizar a las criaturas y no generar dificultades y conflictos innecesarios.
Conforme ya comentamos en otros escritos, en nuestro planeta existen tan sólo 2 sexos biológicos: el masculino, proveniente de la unión de un espermatozoide Y con un óvulo, y el femenino, proveniente de la unión de un espermatozoide X también con el óvulo.
A pesar de, en su naturaleza íntima, el espíritu no tiene sexo, las experiencias de las vidas pasadas determinan una nítida polarización energética del espíritu reencarnante, con características masculinas o femeninas.
También es verdad, que el espíritu humano posee en las energías sexuales, uno de los mecanismos de su propio progreso espiritual, incluso porque son adquisiciones seculares, y constantemente renovadas por las nuevas encarnaciones.
Los espíritus en fase evolutiva compatible con el planeta Tierra poseen,
normalmente, las fuerzas sexuales inclinadas o hacia la polarización masculina o hacia la polarización femenina. Quien visualiza la respetable figura de Bezerra de Menezes siempre lo ve como una figura masculina, inclusive con barba, etc.… De la misma forma, en las visiones de la falange de María ellos son típicamente femeninos.
En un nivel más periférico, y personal, diría que no hay como confundir la figura de mi padre desencarnado con, por ejemplo, mi tía. Observamos, por lo tanto, que los espíritus masculinos así como los femeninos expresan en sus energías la tendencia sexual que les es natural y de conformidad con sus inclinaciones psíquicas.
Las peculiaridades psico-sexuales de un espíritu determinan, de esta forma, su expresión física o su organización biológica, en lo que se refiere al aspecto de su cuerpo astral. Por lo tanto, el cuerpo espiritual es el reflejo de su mente.
Conforme ya estudiamos, al reencarnar, el espíritu, ligándose al óvulo, transmite sus vibraciones tipificando, automáticamente, su polaridad sexual. A través de esta polaridad sexual transmitida por el cuerpo espiritual al óvulo, ésta atraerá al espermatozoide X (femenino) o Y (masculino) que determinará el sexo biológico de la futura encarnación.
Se concluye, por este motivo, que el sexo biológico será siempre el adecuado a las características psico-sexuales del espíritu.
La homosexualidad es una dificultad de adaptación del espíritu a su condición biológica. En este grupo, incluimos a todos los individuos en desequilibrio sexual con su organismo que buscan ejercer la fisiología sexual con personas del mismo sexo, en incompatible práctica con la naturaleza que elaboró dos sexos opuestos o complementarios.
Se trata de un desajuste, algo a corregir, amparado y tratado con respeto. No siendo perseguido o discriminado, pero tampoco encubierto bajo la falsa interpretación de “una libre opción sexual”. No existe un 3º, 4º u otro sexo. Existen, en nuestro planeta, tan sólo dos y de polaridad opuesta.
La no discriminación del homosexual y el respeto que se debe tener hacia estos hermanos no excluye, sin embargo, que se trata de una dificultad sexual de los mismos.
Dificultades o desajustes emocionales (o físicos), acaban siempre en una patología.
Cuando se menciona el término patología hay, inmediatamente, una reacción de determinados grupos, pues la asocian a la discriminación. Volvemos a insistir, el homosexual no está siendo excluido por la doctrina espírita, al contrario, es comprendido y amparado. Lo que constituye una patología es, pues, su inadaptación psíquica a una realidad biológica programada para la existencia actual.
El origen del comportamiento homosexual se debe a un conflicto entre estructuras del consciente, u organización biológica, y las regiones del inconsciente o estructuras espirituales, en desarmonía energética.
Conforme sabemos, cualquier postura mental genera núcleos de vibración en las estructuras del inconsciente. Posturas mentales, reforzadas por actitudes, intensifican esos campos de vibración. De esta forma, se comprende que actitudes de exacerbación sexual con desvíos de conducta, especialmente cuando perjudican a otros individuos, se graban indeleblemente en los campos energéticos de los espíritus.
Al reencarnar, estos desvíos energéticos, o exacerbaciones de la polaridad sexual, determinan conflictos psico-sexuales serios, especialmente, si los espíritus necesitan renacer en sexo opuesto de la reencarnación anterior.
Los conflictos entre el consciente (físico), y el inconsciente (espíritu), pueden tener, también, origen en vivencias de esta existencia actual.
Si fuera verdad que disturbios de las vidas anteriores pueden ser determinantes de desarmonías energéticas en la esfera psico-sexual, el inconsciente también registra innumerables hechos de la existencia presente.
Podemos dividir, didácticamente, el inconsciente en dos partes principales: inconsciente presente e inconsciente pretérito.
En el inconsciente presente, o actual, están archivadas las experiencias de esta encarnación que, por ser recientes, poseen gran influencia en la configuración psicológica de todos nosotros. El inconsciente pretérito constituye una franja mucho más amplia, pero, en ciertos casos, puede tener una extensión menos preponderante que las vivencias más recientes. Cada caso es estrictamente personal, por lo tanto, diferente de un individuo a otro.
Desde el inicio de la gestación, pasando por la infancia y adolescencia, el espíritu vive las más diferentes situaciones en el área de la sexualidad. Así como muchos problemas tienen origen en la vida actual, frecuentemente, situaciones antiguas son recordadas o reforzadas en esta vida por errores de educación, padres violentos, abandono, agresión del medio ambiente, etc., que, conforme las particularidades de cada psiquismo, generan, repulsan la identificación con el sexo opuesto.
La homosexualidad, o inadaptación al sexo biológico es, por lo tanto, resultado de un conflicto entre zonas del inconsciente, (actual y/o pasado) con las estructuras de la zona consciente.
En determinada ocasión, cuando fuimos invitados para dar una conferencia sobre el tema a un grupo de adolescentes, un joven me solicitó una explicación, bajo el punto de vista energético, del porque la homosexualidad no era normal. Me sugirió una idea que en aquella ocasión me pareció adecuada:
- Si usted mira aquel enchufe de la pared, observará que hay dos orificios;
¿por qué?
- Todo el mundo lo sabe, uno para el hilo positivo y otro para el negativo.
- ¿Por qué no pueden ser dos hilos positivos o negativos?
- Porque la corriente, para funcionar, necesita polos opuestos.
- ¿Qué ocurriría si yo pusiera sólo hilos de igual polaridad?
- O usted se lleva un latigazo eléctrico (dijo riendo), o la lámpara no se encenderá.
- Pues eso mismo es lo que acontece con relación a la sexualidad. Es necesario entender que, también, hay comunión de energías entre la pareja. Se establece un circuito fluídico-vibratorio intenso entre los dos.
Un hombre y una mujer permutan cargas magnéticas de polarización complementaria que los realimenta psíquicamente. Una pareja, normalmente adaptada a su fisiología, al amarse y mantener relaciones sexuales intercambian intensamente, ondas de energía que al complementarse absorben otras, por sintonía, de los planos energéticos superiores.
El propio éxtasis sexual es una abertura magnética para la absorción de estas energías que los ampara, en términos de vibración psíquica.
Como que en las uniones homosexuales la polaridad energética no se complementa, hay dificultades en que ocurra el proceso descrito. Es común, en los homosexuales, la insatisfacción íntima o sensación de vacío interior por ausencia de la complementariedad energética en las relaciones, lo que puede determinar consecuencias más o menos graves.
No pretendemos agotar un tema tan complejo y doloroso. En términos de terapéutica, recomendaríamos que un minucioso acompañamiento psicológico y espiritual fuera hecho a los hermanos con esta dificultad.
Tenemos por ejemplo un homosexual del sexo masculino. En vez de buscar relaciones sexuales en la cual desempeñaría el papel inverso al de su fisiología, deberá drenar estas fuerzas hacia actividades compatibles con esta energía femenina.
Un error común, cometido por muchos padres, es matricular al niño en aulas de boxeo u otro deporte para “machos”. Tal actitud agrava las dificultades del joven que necesita una canalización sana de los instintos opuestos a su morfología.
Se le deben ofrecer actividades que sean afines con su psiquismo. No esconder o reprimir, sino direccionar bajo supervisión, hacia el arte, la música, o incluso hacia la ciencia, según el caso.
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