SE DEBE O NO EVOCAR A UN ESPÍRITU
¿Cuál es la importancia de la evocación de los Espíritus hoy en día? ¿Será inadmisible o errada la evocación de los desencarnados? Es incontestable no haber cualquier dispositivo que impida la evocación (1) de los Espíritus en la Codificación. Sin embargo, Kardec hace reservas sobre el tema: “frecuentemente las evocaciones ofrecen más dificultades a los médiums que los dictados espontáneos, sobre todo cuando se trata de obtener respuestas precisas a cuestiones circunstanciales. Para esto, son necesarios médiums especiales, al mismo tiempo flexibles y positivos”. (2) Por tanto sin ese discernimiento, si alguien evocara a una piedra ella responderá, pues “hay siempre una multitud de Espíritus dispuestos a tomar la palabra bajo cualquier pretexto.”(3)
Actualmente hay el cauteloso ejercicio de la no evocación de los Espíritus. ¿Cómo interpretar el impedimento evocatorio en los grupos mediúmnicos? Creemos que no exista ninguna prohibición por los dirigentes; lo que acontece son apenas criterios de consejos para que tal práctica sea evitada, cara a las precipitaciones que proporciona. Pese a no ser totalmente favorable la evocación a los espíritus, no analizamos tal método como “cosa demoniaca”, desde el momento que sean medidos los relevantes designios a que se proponen y, sobre todo, los valores morales de los evocadores.
¿A propósito de las manifestaciones mediúmnicas espontaneas, será que son menos peligrosas que las evocaciones? El Codificador afianza que la evocación traza lazos entre el evocador y el evocado, que impiden o por lo menos limitan la interferencia de un mistificador. Todavía, Kardec también asegura que “las comunicaciones espontaneas no presentan inconveniente alguno y que por ese método se pueden obtener cosas admirables.”(4)
En verdad, en el transcurso de los años advino un cambio en el método de intercambio con el más allá, entre los importantes puntos que avalan la restricción de la práctica de la evocación en la actualidad, es por la desconfianza de la inducción, de la sugestión o del animismo del médium, más allá de que el acabaría casi que en la obligación de “recibir al espíritu tal o cual”, sobre todo para atender al dirigente y al grupo.
Otros aspectos a considerar son la sujeción y la inhibición que, como regla, acompañan a este tipo de ejercicio psíquico (evocación), originarios de la perspectiva casi siempre mística cultivada en torno al médium. Creemos que la modificación del proceso evocatorio en las reuniones mediúmnicas ocurrió porque no surtió, después de la Codificación los efectos deseados. Lo más probable, por no obtener médiums “desarrollados” con cualidades adecuadas o, en último análisis, ambas condiciones.
¿De lo expuesto, y considerando las graduales etapas de la programación espirita en la Tierra, será que actualmente deberíamos promover (como ocurrió durante la codificación), un dialogo boquiabierto y directo con los recién desencarnados, visando obtener noticias de los mismos para sus familiares que quedaron aquí? ¿Cuántas personas procuran grupos espiritas queriendo noticias de los entes que “partieron”? ¿Será que la finalidad de la mediúmnidad es esa? (5) Hay personas (¡pásmense!) que “orientan” médiums a través de cursos “avanzados”, enseñando algún tipo de “técnica” para “recibir a recién desencarnados”. Tales “maestros del Espiritismo” afirman con fanfarronería que algunos jóvenes y otros “alumnos” estarán en breve prestando [a través de la evocatoria mágica] los “servicios” de consolación para los parientes que por aquí quedaron!... (¿!?!?) ¡Créalo si quiere!...(6)
Reafirmamos la opinión de Emmanuel – “cualquier comunicación con lo invisible debe ser espontanea, y el espirita cristiano debe encontrar en su fe el más alto recurso de cesación del egoísmo humano ponderando en cuanto a la necesidad de reposo de aquellos a quien amo, y esperando su palabra directa, cuando y como juzguen los mentores espirituales conveniente y oportuno”. (7) El buen sentido nos impone la certeza en las lecciones aquí consignadas por el Mentor Chico Xavier. La anotación no puede ser atribuida a la opinión personal del Benefactor, como suelen apostillar algunos, hasta porque no hay ninguna contradicción doctrinaria en su discurso.
Un grupo espirita prudente trabaja con la espontaneidad de las comunicaciones y recurre a las evocaciones tan solo en las situaciones extraordinarias. Hasta porque “en el curso del trabajo mediúmnico, los esclarecedores no deben constreñir a los médiums psicofónicas para recibir a los desencarnados presentes, repitiendo ordenes o sugestiones en ese sentido, atentos al precepto de espontaneidad –factor esencial para el éxito del intercambio.” (8)
Observemos que no tenemos dominio sobre el mundo de los Espíritus que, para desagrado de los evocadores, tiene sus propias normas de conducta. En cuanto a los principiantes en la mediúmnidad, Kardec advierte enérgicamente “para que no se adopte la evocación directa de un Espíritu explicando las dificultades del proceso y aconsejando en apelo general.”(9)
Hay circunstancias reales que inhiben o previenen a los Espíritus atender a los evocadores cuando les son dirigidas las evocaciones. Observemos algunas situaciones que tornan la evocación imposible: cuando el desencarnado está envuelto en misiones u ocupaciones de las que no puede apartarse; cuando el espíritu ya no esté en el más Allá , por estar (re) encarnado ( solo excepcionalmente puede acontecer la evocación a un encarnado), más eso es imposible si estuviera encarnado en planetas inferiores a la Tierra; cuando el evocado etéreo se encuentra en locales de punición y no tiene permiso para de allí apartarse; cuando el médium evocador, por su naturaleza o aptitud, no consigue entrar en sintonía mediúmnica con el Espíritu evocado.
Más allá de eso, como pronunció Kardec, “las evocaciones ofrecen más dificultades a los médiums. “ (10) Cierta vez, alguien nos dijo lo siguiente: “los dirigentes que estan proponiendo actualizar sus casas espiritas necesitan abdicar el entendimiento contrario a las evocaciones, pues si no hubiera evocaciones el centro espirita quedará impedido de curar obsesiones (¡?...) dejando de realizar una de las más importantes obras del Espiritismo: la liberación obsesiva” (¡!!!???). Expliqué al distintivo evocador que el tratamiento de desobsesión no es la “obra” más imperiosa de la institución espirita. La más importante misión del centro espirita es difundir los conceptos doctrinarios, visando colaborar en la reforma moral del hombre. Otra cosa: el Espiritismo jamás recomendará la propagación de los inadecuados métodos de exorcismo bautizados de desobsesión a través de ingenuas evocaciones.
Para León Denis, no es indispensable hacer evocaciones definidas. En el grupo que dirigió, raramente ocurrieron evocaciones, pues “prefería dirigir un apelo a los guías y protectores habituales, dejando a cualquier Espíritu la libertad de manifestarse bajo su vigilancia.” (11) Denis nos legó modelos excelentes de reuniones donde se cultivaba la reverencia intensa a los mentores del más allá, en donde la mediúmnidad era desempeñada con amor, sin que hubiese perdida al estudio y a la investigación.
¿Además será que impidiendo o sugiriendo la no evocación a los Espíritus, el campo de la investigación en la institución se cierra y todo queda entregado a “la voluntad de Dios”? ¿Será que sin las evocaciones de Espíritus advendrá la pobreza de revelaciones “avanzadas” del más Allá? Hay opiniones extravagantes atestando que las manifestaciones espirituales espontaneas son fuente de improductividad doctrinaria, lo que torna el centro espirita inerme y de donde se hace necesario salir con urgencia. (¡Asómbrense!)
Evocar o no a un Espíritu es asunto que necesita, ser bien ponderado, teniendo siempre en mente la intención a que ella se presta. André Luiz reafirmo el parecer firmado por Emmanuel, aconsejando su supresión en nuestro medio, “de la práctica de la evocación nominal de los Espíritus.” (12)
La técnica evocativa de los Espíritus tuvo su época, como la tuvieron las mesas giratorias, las tablitas, la tiptología, las pneumatógrafias y pneumatofonia, las materializaciones etc. como también tuvo su época “el dialogo con los Espíritus a través de la psicografia. El retorno al método de la evocación, inclusive, no dinamizaría las actividades mediúmnicas y ni propiciaría el surgimiento de médiums más aptos y seguros. En el caso de estos es exactamente lo contrario: el surgimiento de médiums más adiestrados es que posibilitaría (tal vez) las condiciones para las evocaciones.” (13)
En síntesis, la evocación puede ser empleada eventualmente, priorizándose, sin embargo, las comunicaciones espontaneas. Es obvio que ninguno de los dos métodos debe ser registrado radicalmente, hasta porque eso ocasionaría prejuicios en las actividades de la mediúmnidad en sus varios aspectos, sea en eventual terapéutica de los cuadros obsesivos, en la asistencia a los espíritus sufridores o en las investigaciones de los fenómenos extra físicos.
- Jorge Hessen -************************
Los Dioses y el Destino
Historiadores no están seguros de que el haya existido. No obstante, son atribuidos a su autoría los dos mayores poemas épicos de la antigua Grecia: La Ilíada, que exalta las proezas del héroe Aquiles, en la última etapa de la guerra de Troya. La Odisea, que narra las aventuras de Ulises, rey de Ítaca, marido de Penélope. Se trata, como el lector ya percibió, de Homero, el poeta supuestamente ciego que había vivido en el siglo IX a.C.
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En la Revista Espirita, noviembre de 1860, Allan Kardec se refiere a una comunicación mediúmnica firmada por Homero. El poeta se identifico dando informaciones relacionadas con su infancia en Melés, razón por la cual era llamado Melesígene, hecho que Kardec desconocía y que confirmo después. El médium era de pocas letras y no había ningún conocimiento al respecto del autor del mensaje. Son detalles importantes para autentificar la manifestación. Kardec indago si los poemas, como los conocemos hoy, son fieles a los originales. – Fueron trabajados - informo Homero. Bien de acuerdo con las investigaciones actuales.
Se supone que, originariamente, los dos poemas pertenecieron a la tradición oral. Eso implicaba alteraciones frecuentes, no solo en a la forma, sino al propio contenido, en la base del viejo “quien cuenta un cuento aumenta un punto”, hasta que se fijasen los textos definitivos.
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A pesar de eso, la figura de Homero gana consistencia en la fuerza de aquellos poemas, que se presentan como vigoroso panorama de la cultura helénica. Se destaca dos aspectos fundamentales: Primero, la visión antropomórfica. Los dioses son situados como seres caprichosos que, inspirados en pasiones y deseos, interfieren frecuentemente en las acciones humanas. La propia guerra de Troya, que sirve de escenario para La Ilíada, tuvo inicio por causa de una disputa entre las diosas Hera, Afrodita y Atena, por saber cuál era la más bella.
El príncipe Páris fue llamado a decidir. Escogió Afrodita, que lo sedujo con la promesa de que le daría por recompensa la más bella mujer del mundo. La diosa no tuvo ningún constreñimiento en relación al pequeño detalle: la prometida era casada, esposa de Menelau, rey de Esparta. Con sus artes Afrodita ayudo a Páris a raptar Helena. Liderando la reacción de los griegos, Menelau inicio la guerra para rescatar a la reina.
El otro aspecto dice sobre a la inestabilidad de sus personajes legendarios, en contradictorio comportamiento: De un lado, ideas de nobleza, inspirando acciones heroicas y meritorias. De otro, flaqueza a expresarse en odios y pasiones, capaces de generar acciones torpes y malas. La narrativa de Homero transciende la cultura helénica, reportándose a la propia humanidad, con sus virtudes y dificultades.
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Como siempre acontece en relación a la cultura griega, tenemos en los dos poemas épicos una representación mitológica de la realidad. El Olimpo, monte griego en las cercanías del golfo de Salónica, seria la morada de los dioses. El mundo espiritual es bien amplio. Se proyecta en otra dimensión, que interpenetra a la nuestra, colocándonos en contacto permanente con seres espirituales que, a semejanza de los dioses, nos observan, acompañan, inspirar e influencian. Somos, no es raro, juguetes de Espíritus que, como lo hacían los habitantes del Olimpo, se inmiscuyen en nuestros pensamientos, acciones e iniciativas, ejercitando sus caprichos y explotando nuestras flaquezas.
Bajo su acción, de acuerdo con nuestras tendencias, revelamos indeseable ciclotimia, alternando buenos y malos momentos, buenas y malas acciones, pensamientos virtuosos y viciosos, al sabor de las circunstancias, como los personajes mitológicos. Pero los propios dioses sabían que encima de sus caprichos estaba un poder supremo, que llamaban destino, a cuyos designios no podía desviarse. El destino expresa la voluntad de Dios, Señor de la Vida, el Padre de amor y misericordia revelado por Jesús.
El Creador tiene objetivos bien definidos para nosotros, que vamos conociendo en la medida que maduramos. De ese misterio, algo ya sabemos:
• La Tierra – nuestra escuela.
• El dolor- nuestra maestra.
• Las dificultades – nuestros estímulos.
• Los problemas – nuestros desafíos.
• El Bien – nuestro camino.
• El mal – nuestro desvío.
• La perfección – nuestro destino.
Así, paulatinamente, nos habilitaremos a superar la influencia de los “dioses” sometiéndonos a los bendecidos designios de Dios.
Richard Simonetti
Extraído del libro "Livro Luzes no Caminho"
Fragmento traducido por Jacob.
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Las apariencias engañan
La libertad en el pensamiento, nos hace a veces juzgar precipitadamente las acciones de nuestros semejantes. El ser mal pensado, nos hace a veces odiosos, ante aquellos que se juzgan maltratados, por nuestra forma equivocada de ver las cosas. No olvidemos que las apariencias engañan.
El árbol que produce malos frutos no es bueno, y el árbol que produce buenos frutos no es malo; porque cada árbol se conoce por su propio fruto. No se cogen higos de los espinos Los hombres no recogen higos de los zarzas y racimos de uvas no cortados en zarzas... " (Capítulo 21, artículo 1.)
Huimos constantemente de nuestros sentimientos interiores por no confiar en nuestro poder personal de transformación y, de esa forma, forjamos un “disfraz” para ser presentados ante los otros.
Anulamos cualquier emoción que juzgamos ser un inconveniente diciéndonos a nosotros mismos: “yo nunca siento rabia”. “nunca guardo rencor a nadie”, vistiendo así una apariencia de falsa humildad y comprensión.
Las mascaras forman parte de nuestra existencia, porque todos nosotros no somos totalmente buenos o totalmente malos y no podemos huir de nuestras luchas internas. Tenemos que confrontarlas, porque solamente así es que desbloquearemos nuestros conflictos, que son los causantes de que nos mantengamos prisioneros ante la vida.
Nos debemos analizar para ver cómo somos realmente. Nuestros problemas íntimos, si son resueltos con naturalidad, responsabilidad y aceptación, son herramientas que nos facilitan construir alicientes más vigorosos y adquirimos un mayor nivel de lucidez y crecimiento.
No debemos nunca mantener escondidos de nosotros mismos, como si fuesen cosas hediendo, y si aceptar esas emociones que emergen de nuestro lado oscuro, para que podamos ver como somos realmente.
Por no admitir que evolucionar es experimentar choques existenciales y promover un constante estado de transformación interior es por lo que, algunas veces, dejamos que los otros decidan quien realmente somos nosotros, colocándonos, entonces, en un estado de enorme impotencia ante nuestras vidas.
A la manera de cómo nos perciben los otros tiene gran influencia sobre nosotros. amigos, opresores, religiosos fanáticos, padres dominadores y cónyuges inflexibles pueden haber ejercido mucha influencia sobre nuestras aptitudes y hasta sobre nuestra personalidad. Por tanto, no nos la demos de superiores, aparentando comportamientos de “perfección precipitada”, eso no nos hará bien psíquicamente ni al menos nos dará la oportunidad de hacer auto mejoramiento.
Dejémonos de falsas apariencias y analicemos nuestras emociones y sentimientos, mejorándolos. Canalizadas nuestras energías, haremos de ellas una catarsis de flujos negativos, transmutándolas a fin de integrarlas adecuadamente.
Aceptar nuestra porción amarga es el primer paso para la transformación, sin huir para nueva ciudad, empleo o nuevos afectos, porque eso no nos curará. Nuestros conflictos no conocen las divisas de la geografía, y, si no son encarados de frente y resueltos, ellos permanecerán con nosotros donde quiera que estemos en la Tierra.
Para que podamos hacer alquimia de las corrientes energéticas que circulan por nuestra alma, procedamos con la auto observación y el auto análisis de nuestra vida interior, sin jamás negar a nosotros mismos el producto de ellas.
Acordémonos de que, por más que se esfuercen los malos arboles para parecer buenos, aun mismo así, ellos `producirán malos frutos. También los hombres somos reconocidos, no por los aparentes “frutos”, no por manifestar actos y actitudes enmascaradas de virtudes, más si por ser criaturas serenas interiormente y conscientementes de cómo funciona su mundo emocional.
Solamente las personas con ese comportamiento estarán aptas para ser arboles productores de frutos realmente buenos.
No hay que parecer ser bueno, hay que serlo, sigamos intentando mostrar serenidad con aquellos que solo son en apariencia, pues realmente lo que importa es como somos nosotros en realidad, ya que cada uno daremos según seamos en verdad, bueno o malos arboles.
.- Merchita -
Tomado del libro “Renovando Actitudes” de Chico Xavier
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