Fe, esperanza y consuelos
La fe es la confianza del hombre en sus destinos, el sentimiento que le lleva hacia el Poder infinito; es la certidumbre de haber entrado en el camino que conduce a la verdad. La fe ciega es como un farol cuyo rojo resplandor no puede traspasar la niebla; la fe esclarecida es un faro poderoso que ilumina con una viva claridad el camino que se ha de recorrer. No se adquiere esta fe sin haber pasado por los tormentos de la duda, por todas las torturas que vienen a sitiar a los investigadores. Éstos no obtienen más que una abrumadora incertidumbre, y flotan durante mucho tiempo entre dos corrientes contrarias. ¡Dichoso el que cree, sabe, ve y camina de un modo seguro! Su fe es profunda, inquebrantable. Le hace capaz de salvar los mayores obstáculos.
En este sentido, se ha podido decir, en forma figurada, que la fe levanta las montañas, representando las montañas, en este caso, las dificultades acumuladas en el camino de los innovadores, las pasiones, la ignorancia, los prejuicios y el interés material. Sólo se ve comúnmente en la fe la creencia en ciertos dogmas religiosos aceptados sin examen. Pero la fe es también la convicción que anima al hombre y le orienta hacia otras finalidades. Existe la fe en uno mismo o en una obra material cualquiera, la fe política y la fe en la patria. Para el artista, el poeta y el pensador, la fe es el sentimiento del ideal, la visión de ese foco sublime, encendido por la mano divina en las cimas eternas para guiar a la humanidad hacia la Belleza y la Verdad. La fe religiosa, la cual prescinde de la razón y se refiere al juicio de los demás, que acepta un cuerpo de doctrina verdadera o falsa y se somete a él sin comprobación, es la fe ciega.
En su impaciencia, en sus excesos, recurre cómodamente a la opresión y conduce al fanatismo. Considerada bajo este aspecto, la fe es todavía un móvil poderoso. Ha enseñado a los hombres a humillarse y a sufrir. Pervertida por el espíritu de dominación, ha sido la causa de muchos crímenes; pero, en sus consecuencias funestas, nos pone aún de manifiesto la multitud de recursos que existen en ella. Ahora bien, si la fe ciega puede producir tales efectos, ¿qué no hará la fe basada en la razón, la fe que juzga, discierne y comprende? Algunos teólogos nos invitan a despreciar la razón, a renegar de ella, a hollarla con los pies. Objetan todos los errores en los cuales ha caído, y parecen olvidar que es la razón misma la que nos ha ayudado a corregirlos. ¿Debemos, pues, renegar de ella, cuando es ella misma la que nos revela lo que es bueno y bello? La razón es una facultad superior destinada a esclarecernos todas las cosas; se desarrolla y aumenta con el ejercicio, como todas nuestras facultades. La razón humana es un reflejo de la Razón eterna. "Es Dios en nosotros", ha dicho San Pablo. Desconocer su valor y su utilidad es desconocer la naturaleza humana y ultrajar a la Divinidad misma. Querer reemplazar la razón por la fe es ignorar que ambas son solidarias. Se afirman y se vivifican la una a la otra. Su unión abre al pensamiento un campo más vasto; armoniza nuestras facultades y nos proporciona la paz interior. La fe es madre de los nobles sentimientos y de las grandes acciones.
El hombre profundamente convencido permanece inquebrantable ante el peligro, como en medio de los sufrimientos. Por encima de las seducciones, de las adulaciones y de las amenazas; más alta que la voz de la pasión, oye una voz que resuena en las profundidades de su conciencia, y cuyos acentos le reaniman en la lucha y le advierten en las horas peligrosas. Para producir tales resultados, la fe ha de reposar sobre el fondo sólido que le ofrecen el libre examen y la libertad de pensamiento. En lugar de dogmas y misterios, sólo debe reconocer los principios que se deduzcan de la observación directa y del estudio de las leyes naturales. Tal es el carácter de la fe espiritista. La filosofía de los espíritus nos ofrece una creencia que no por ser racional deja de ser robusta. El conocimiento del Mundo Invisible, la confianza en una ley superior de justicia y progreso imprime a la fe un doble carácter de calma y de seguridad. ¿Qué puede temerse, en efecto, cuando se sabe que ninguna alma puede perecer, que después de las tempestades y de los desgarramientos de la vida, más allá de la sombría noche donde todo parece abismarse, se ve apuntar el resplandor encantado de los días que no han de terminar nunca? Cuando avanza la vejez helada, poniéndonos su estigma sobre la frente, apagando nuestros ojos, arrugando nuestros miembros, encorvándonos bajo su peso, entonces vienen con ella la tristeza, el disgusto de todo y una gran sensación de fatiga, una necesidad de reposo como una sed de la nada. ¡Oh! En esa hora de turbación, en ese crepúsculo de la vida, ¡cómo regocija y reconforta la lucecita que brilla en el alma del creyente, la fe en el porvenir infinito, la fe en la justicia, en la Suprema Bondad! Penetrados de la idea de que esta vida no es más que un instante en el conjunto de nuestra existencia inmortal, recibamos con paciencia los males inevitables que enfrentamos. Las perspectivas de las épocas que nos esperan nos darán fuerza para dominar las miserias presentes y para colocarnos por encima de las fluctuaciones de la fortuna. Nos sentiremos más libres y mejor armados para la lucha.
Al conocer la causa de sus males, el espiritista comprende la necesidad de ellos. Sabe que el sufrimiento es legítimo, y lo acepta sin protestar. Para él, la muerte no supone la nada; los lazos de afecto persisten en la vida de ultratumba, y todos los que son amados en la Tierra vuelven a encontrarse, emancipados de las miserias terrenales, lejos de esta dura mansión; sólo hay separación para los malos. De estas convicciones deducen consuelos desconocidos los indiferentes y los escépticos. Si de un extremo al otro del globo todas las almas comulgasen en esta fe poderosa, asistiríamos a la transformación moral más grande que hubiera de registrar la historia. Sin embargo, muy pocos hombres poseen esta fe aún. El espíritu de Verdad ha hablado a la Tierra, pero ésta no ha prestado oído atento a sus acentos. No son los poderosos los que han escuchado, sino más bien los humildes, los pequeños, los desheredados, todos los que tienen sed de esperanza.
La Revolución Espiritista encontró en un principio una viva oposición en los ambientes religiosos y científicos. Esto estado de cosas tiende a atenuarse. Muy pocos hombres tienen el valor de desdecirse y confesar que se han equivocado; la mayoría prefiere combatir durante toda la vida una verdad que puede comprometer sus intereses o echar por tierra sus afirmaciones. Otros, en secreto, reconocen la bondad y la grandeza de esta doctrina, pero sus exigencias morales les espantan. Aferrados a sus placeres, deseando vivir a su gusto y sin cuidarse del más allá, alejan de su pensamiento todo lo que les lleve a romper con las costumbres perniciosas que les son queridas. Estas teorías constituirán para ellos, por consiguiente, un venero de amargos pesares. Nuestra sociedad febril se cuida muy poco de una enseñanza moral. Demasiadas opiniones contradictorias tropiezan y se entrechocan; en medio de este estado confuso, empujado por el torbellino de la vida material, el hombre reflexiona poco. Pero todo espíritu sincero que busque la fe y la verdad las encontrará en la Revelación Nueva. Una influencia de lo Alto se esparcirá sobre él y le guiará hacia esta luz naciente que algún día iluminará a la humanidad entera.
León Denis
Extraído del libro "El camino recto"
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PERDÓN
El Perdón es una repuesta, la repuesta implicita en nuestra existencia, el es el medio para reparar lo que está roto. Toma tu corazón roto y repáralo, tómalo y liberalo cuando él se siente atrapado por manchas . verguenzas y culpas y devuélvele a su estado inmaculado. El perdón restablece en tu corazón la inocencia que conocemos y nos permite la libertad de amar. Cuando perdonamos nos sentimos libres y transformamos nuestras vidas. Las dulces promesas del perdón se cumplen y nos ofrecen un nuevo comienzo con nosotros mismos y con el mundo.
- Javier Lacerda -
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LA
GENESIS
ALLAN
KARDEC
Primera
formación de los seres vivos.- El principio Vital-- Generación
espontánea-Escala de los seres orgánicos—El hombre corpóreo…
Primera
formación de los seres vivos:
1.- Hubo
un tiempo en que los animales no existían; por tanto, éstos han
tenido un comienzo. Vemos aparecer cada especie en el momento en que
el globo adquiría las condiciones necesarias para su existencia:
esto es lo positivo.
¿Cómo
se formaron los primeros individuos de cada especie? Es fácil
comprender que una vez que apareció la primer pareja, los individuos
se multiplicaron; pero esa primera pareja, ¿de dónde vino?...
Enfrentamos
uno de esos misterios que se relacionan con el principio de las
cosas, con respecto a los cuales sólo se pueden formular hipótesis.
Si la ciencia no puede aún resolver totalmente el problema, puede al
menos encaminarnos.
2.-
Se Plantea una primera pregunta; ¿Cada especie animal es el
resultado de una primera
pareja o de numerosas parejas creadas, o, si se quiere, germinadas
simultáneamente en diferentes sitios/
Esta
última suposición es la más probable; se puede incluso decir que
surge de la observación. En efecto, el estudio de las capas
geológicas testimonia la presencia, en terrenos de igual formación
y en proporciones enormes, de la misma especie en los puntos más
alejados del globo. Esta multiplicación tan generalizada, y en
cierta medida contemporánea, hubiese sido imposible partiendo de un
tipo primitivo único.
“Por
otra parte, la vida de un individuo, sobre todo de un individuo
naciente, está sujeta a tantas eventualidades, que por toda una
creación hubiera podido estar comprometida sin la pluralidad de
tipos, lo que implicaría una inadmisible imprevisión de parte del
Creador soberano.”
Además,
si un tipo pudo formarse en un sitio, puede haberse formado en
numerosos sitios por igual causa.
Todo
parece probar que hubo una creación simultánea y múltiple
de las primeras parejas de cada especie animal y vegetal.
3.-
La formación de los primeros seres vivos puede deducirse, por
analogía, de la misma ley por la cual se formaron y se forman todos
los días los cuerpos inorgánicos. “A medida que se profundiza en
el estudio de las leyes de la Naturaleza, vemos que los engranajes
que en un primer momento parecían tan complicados, se simplifican y
confunden con la gran ley de unidad que preside toda la obra de la
Creación…”
Se
comprenderá aún todo mejor cuando se conozca el modo de formación
de los cuerpos inorgánicos, que constituyen el primer grado.
4.-
La Química considera elementales a un cierto número de sustancias,
tales como el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el carbono, el
cloro, el yodo, el flúor, el azufre, el fósforo y todos los
metales.
Al
combinarse, forman cuerpos compuestos: los óxidos, los ácidos, los
álcalis, las sales y las innumerables variedades que surgen de la
combinación de éstos.
La
combinación de dos cuerpos para formar un tercero exige un cúmulo
particular de circunstancias: ya sea un cierto grado de calor, de
sequedad o humedad, ya sea de movimiento o reposo, o bien de una
corriente eléctrica. Si estas condiciones no existen, la
combinación no ocurre.
5.-
Cuando hay combinación, los cuerpos componentes pierden sus
propiedades características, mientras que el compuesto resultante
posee otras nuevas, diferentes de las primeras.
Así
es como el oxígeno y el hidrógeno, que son gases invisibles, al
combinarse químicamente forman el agua, que es la líquida, sólida
o vaporosa, según la temperatura. En el agua no hay, en verdad, ni
oxígeno ni hidrógeno, sino un nuevo cuerpo; al descomponerse esta
agua, los dos gases, nuevamente libres, recobran sus propiedades y ya
no hay agua. Así es que la misma cantidad de agua pueda ser
alternativamente descompuesta y recompuesta hasta el infinito…
6.-
La composición y descomposición de los cuerpos tiene lugar como
consecuencia del grado de afinidad que posean entre sí los
principios elementales.
La
formación del agua, por ejemplo, resulta de la afinidad recíproca
entre el oxígeno y el hidrógeno; pero si se pone en contacto con el
agua un cuerpo más afín con el oxígeno que con el hidrógeno, el
agua se descompone; el oxígeno resulta absorbido y el hidrógeno
queda libre, con lo cual ya no hay agua.
7.-
Los cuerpos compuestos se forman siempre en proporciones definidas,
es decir, por la combinación de una cantidad determinada de los
principios constituyentes. Así, para formar agua es necesaria una
parte de oxígeno con dos de hidrógeno, en vez de agua, se obtiene
bióxido de hidrógeno, que es un líquido corrosivo formado, no
obstante, con los mismos elementos que el agua, pero en otra
proporción.
8.-
En pocas palabras, ésa es la ley que preside la formación de todos
los cuerpos de la naturaleza. La innumerable variedad de estos
cuerpos resulta de un número
muy pequeño de
principios elementales, combinados en diferentes proporciones.
Así,
el oxígeno combinado en determinadas proporciones con el carbono,
el azufre y el fósforo, forman los ácidos carbónicos, sulfúrico y
fosfórico; el oxígeno y el hierro forman el óxido de hierro o
herrumbre; el oxígeno y el plomo, ambos inofensivos, integran los
óxidos de plomo, el litargirio, el blanco de plomo, minio, todos
ellos venenosos. El oxígeno combinado con el calcio, el sodio y el
potasio constituye la cal, la soda y la potasa.
La
cal unida al ácido carbónico forma los carbonatos de cal o piedras
calcáreas, es decir, el mármol, la tiza, la piedra de construcción,
las estalactitas de las aguas; unidas al ácido sulfúrico forma el
sulfato de cal o yeso y el alabastro; al ácido fosfórico: el
fosfato de cal, base sólida de los huesos. El cloro y el hidrógeno
integran el ácido clorhídrico o hidroclórico; el cloro y el sodio
forman el cloruro de sodio o sal marina.
9.-
Todas estas combinaciones, y muchísimas más, se obtienen
artificialmente en pequeño en los laboratorios de química y se
operan espontáneamente, en gran cantidad, en el gran
laboratorio de la naturaleza…
En
su origen, la Tierra no contenía a esas materias combinadas, sino
solamente a sus principios constitutivos volatizados. Cuando los
elementos calcáreos, y otros más, se convirtieron con el tiempo en
piedras, depositándose sobre su superficie, éstas no se hallaban
totalmente formadas; pero en el aire se encontraban, en estado
gaseoso, todas las sustancias primitivas. Estas sustancias,
precipitadas por efecto del enfriamiento y bajo el imperio de
circunstancias favorables, se combinaron de acuerdo con el grado de
su AFINIDAD MOLECULAR…
En
ese entonces se formaron las diferentes variedades de carbonatos,
sulfatos y otros; primero disueltos en las aguas y luego depositados
sobre la superficie del suelo.
Supongamos
que, por alguna causa, la Tierra volviese a su estado de
incandescencia primitiva: Todo se descompondría, los elementos se
separarían; todas las sustancias fusibles se fundirían; las que
tienen volatilidad se volatizarían. Luego un segundo enfriamiento
volvería a precipitarlas y otra vez se formarían las antiguas
combinaciones.
10.-
Estas consideraciones demuestran lo necesaria que es la Química para
comprender la Génesis MATERIAL.
Antes
de conocer las leyes de la Tierra. Esta ciencia ha aclarado el
problema de manera totalmente nueva, como la Astronomía y la
Geología lo han hecho en otros aspectos.
11.-
En la formación de los cuerpos sólidos, uno de los fenómenos más
notables es el de la cristalización, forma regular que presentan
ciertas sustancias al pasar del estado líquido o gaseoso al estado
sólido. Esta forma, que varía según la naturaleza de la sustancia,
es generalmente la de los sólidos geométricos, como el prisma, el
romboide, el cubo y la pirámide. Todos conocen los cristales del
azúcar cande. Los cristales de roca, o silicio cristalizado, son
prismas de seis caras rematados por unas\ pirámides también
hexagonal.
El
diamante es el carbono puro o carbón cristalizado.
Los
dibujos que se producen sobre los vidrios en invierno se deben a la
cristalización del vapor de agua, durante la congelación en forma
de agujas prismáticas.
La
disposición regular de los cristales tiende a la forma particular de
las moléculas de cada cuerpo; estas partículas, infinitamente
pequeñas para nosotros, pero que igualmente ocupan un cierto
espacio, aproximadas unas a otras por ATRACCION MOLECULAR, se ubican
y yuxtaponen de acuerdo con la exigencia de sus formas, de manera de
tomar cada cual su lugar alrededor del núcleo o principal centro de
atracción y formar un conjunto simétrico.
La
cristalización sólo se opera bajo el imperio de ciertas
circunstancias favorables, fuera de las cuales no puede realizarse;
el reposo y una determinada temperatura son condiciones esenciales.
Se
comprende que una temperatura muy elevada, al separar las moléculas,
no permitiría la condensación y que la agitación, al oponerse a su
ubicación simétrica, hará que las moléculas formen una masa
confusa e irregular y, en consecuencia, no habrá cristalización.
12.-
La Ley que preside la formación de los minerales conduce
naturalmente a la constitución de los cuerpos orgánicos.
EL
ANALISIS QUIMICO NOS MUESTRA QUE TODAS LAS SUSTANCIAS VEGETALES Y
ANIMALES ESTAN COMPUESTAS POR LOS MISMOS ELEMENTOS QUE LOS CUERPOS
INORGANICOS.
Los
elementos más importantes son el oxígeno, el hidrógeno, el
nitrógeno y el carbono; los restantes sólo aparecen
esporádicamente.
Como
en el reino mineral, la diferencia de proporción en la combinación
de estos elementos produce todas las variedades de sustancias
orgánicas y propiedades diversas, tales como los músculos, los
huesos, la sangre, la bilis, los nervios, la sustancia cerebral y la
grasa en los animales; la savia, la madera, las hojas, los frutos,
las esencias, los aceites, las resinas, etcétera, en los vegetales.
Por
lo tanto, en la formación de los animales y las plantas no
interviene ningún elemento que se halle también en reino mineral…
13.-
Algunos ejemplos usuales nos harán ver con claridad las
transformaciones que se operan en el reino orgánico por la sola
modificación de los elementos constitutivos.
Por
ejemplo el jugo de uva, no hay ni vino ni alcohol, sino simplemente
agua y azúcar. Al madurar y bajo determinadas circunstancias, se
produce la fermentación. En esa operación, una parte del azúcar se
descompone; el oxígeno, el hidrógeno y el carbono se separan y se
combinan otra vez en las proporciones precisas para formar alcohol;
de modo que al beber jugo de uva no se bebe alcohol, puesto que
todavía no se formó; se forma con azúcar y agua, sin que haya una
molécula de más.
En
el pan y las verduras que comemos no hay, ciertamente, ni carne, ni
sangre, ni huesos, ni bilis, ni sustancia cerebral y, sin embargo,
esos mismos alimentos, al descomponerse y recomponerse durante el
trabajo digestivo, producen esas sustancias por la trasmutación de
los elementos constitutivos.
En
la semilla de un árbol no hay madera, ni hojas, ni flores, ni
frutos, siendo un error pueril pensar que el árbol entero se
encuentra en pequeño en la semilla; en esa semilla no existe el
oxígeno, el hidrógeno y el carbono requeridos para formar una hoja
de árbol. La semilla encierra un germen que hace eclosión cuando
encuentra las condiciones propicias; ese germen crece gracias a las
esencias que extrae de la tierra y a los gases que aspira del aire;
esas esencias, que no son ni madera, ni hojas, ni flores, ni frutos,
al infiltrarse en la planta forman la savia, como los alimentos que
toman los animales forman la sangre.
Esta
savia circula por todo el vegetal, según los órganos adonde llegue
y tras una elaboración especial, y luego se transforma en madera
hojas, flores, y frutos, al igual como la sangre se transforma en
carne, bilis y huesos y, sin embargo, se trata siempre de los mismos
elementos: oxígeno,
hidrógeno, nitrógeno y carbono, combinados de distintas maneras.
14.-
Las diferentes combinaciones de los elementos para la formación de
las sustancias minerales, vegetales y animales, no pueden operarse si
el medio y las circunstancias no son propicias; fuera de esas
circunstancias, los principios elementales yacen inertes. Pero, desde
el momento en que las circunstancias son favorables, se inicia un
trabajo de elaboración: Las
moléculas se ponen en movimiento, se agitan, atraen, aproximan y
separan en virtud de la
LEY DE AFINIDADES… y mediante sus múltiples combinaciones cesan,
el trabajo se interrumpe bruscamente y vuelve a recomenzar cuando
éstas reaparecen. Así es como la vegetación se activa, se hace
menos rápido el crecimiento, se detiene y vuelve a empezar bajo la
acción del calor, de la luz, de la humedad, del frío o de la
sequía; así es como determinada planta prospera en un clima o en un
ambiente y se marchita o muere en otro.
15.-
Lo
que ocurre diariamente ante nuestros ojos puede darnos la idea de lo
que ha sucedido en los tiempos primitivos, porque las leyes de la
naturaleza fueron y serán siempre las mismas.
Puesto
que los elementos constitutivos de los seres orgánicos y los
inorgánicos son los mismos y los vemos constantemente bajo el
imperio de ciertas circunstancias formar piedras, plantas, frutos,
podemos decir con justeza que los cuerpos de los primeros seres vivos
se formaron, como las primeras piedras, por la unión de las
moléculas elementales y en vitalidad del globo fueron manifestándose
propicias para tal o cual especie.
La
similitud de forma y colores en la reproducción de los individuos de
cada especie de cristal. Las moléculas se yuxtaponen bajo el imperio
de la misma ley y producen un conjunto análogo.
Extraído
del libro:
“La
Génesis: Allan Kardec
Adaptación:
Oswaldo E. Porras Dorta
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