Estado de coma
La palabra “coma” adviene del término Koma, que significa “estado de dormir”, más estar en coma no es lo mismo que estar dormido. Algunos pacientes en estado comatoso pueden salir del problema después de algún tiempo. Sin embargo, hay una gran diferencia entre estar en coma y estar en estado vegetativo. Este último es un tipo de coma en que el paciente, cuando despierto o cuando duerme, no reacciona a los estímulos. Hay varios conceptos y muchas dudas sobre esos estados de inconsciencia. Se sabe, sin embargo, que las tasas de sobrevivencia al coma son de, hasta, 50%, y poco menos del 10% sale del coma y consiguen una recuperación completa.
Los investigadores acreditan que la conciencia depende de la constante transmisión de señales químicas del troco cerebral y tálamo para el cerebro. Esas áreas están conectadas por caminos neuronales llamados Sustancia Reticular Activa. Cualquier interrupción en esos mensajes puede poner a la persona en un estado alterado de conciencia.
En diciembre de 1999, una enfermera estaba arrumando los lienzos de cama cuando la paciente White Bull, repentinamente, se sentó y exclamó: “¡No haga eso!”, ese hecho, fue una gran sorpresa para la familia. Bull quedo en coma por 16 años y los médicos habían dicho a los familiares que ella jamás volvería al estado de conciencia. Otro caso sorprendente aconteció, hace cinco años, con el bombero Donald Herbert. El tuvo quemaduras graves, en 1995, cuando el techo de un edificio en llamas se desprendió sobre su cuerpo. Herbert quedo en estado de coma por diez años y, cuando los médicos le prescribieron drogas, normalmente usadas para tratar el mar de Parkinson, depresión y problemas de déficit de atención, Donald despertó y hablo con su familia por 14 horas sin parar.
En un noticiario reciente, tenemos información sobre el caso Ron Houben, que fue víctima de un accidente de coche, en 1983, a los 20 años, y diagnosticado el estado vegetativa del paciente. Un especialista, sin embargo, usando un tomógrafo, que no estaba disponible en los años 0, afirma haber descubierto que Ron sufría un tipo de enclaustramiento psíquico o “síndrome de prisión”, en que la persona no consigue hablar o moverse, aun así puede pensar. El médico, entonces, disponibilizó un equipamiento y el paciente comenzó a comunicarse, ayudado por una terapeuta. (1) Con el dedo estirado, Ron digita, con sorprendente rapidez, en un computador de tela sensible al toque, relatado sobre cómo se sentía “solo, solitario y frustrado”, en los 23 años en los que quedó preso a u cuerpo paralizado. Para los incrédulos, las respuestas de Houben parecen artificiales para alguien con daños tan profundos y que paso décadas sin comunicarse. Sin embargo, el equipo médico, que cuida a Houben, atesta que realizo textos especiales para comprobar que la comunicación del paciente, de hecho, está ocurriendo.
El cuerpo físico de una persona en coma no es capaz de percibir los estímulos internos y externos y de reaccionar, físicamente, a esos estímulos recibidos. Más, espiritualmente, el individuo es capaz de percibir lo que acontece a su alrededor. En verdad, cuando el cuerpo entra en un estado neurofisiológico alterado (“estados alterados de conciencia”), como el sueño físico, o sonambulismo, el éxtasis, el coma, etc., el peri espíritu tiene la posibilidad de expandirse, y el Espíritu se libera, parcialmente, del cuerpo en reposo, aunque aun ligado, a ese, por una “lazo” fluídico, sin el cual desencarnaría.
La Doctrina Espirita explica que el hombre está constituido de tres partes: el cuerpo físico, que posee automatismos biológicos dirigidos por la mente; el Espíritu, centro de la inteligencia, indestructible, que sobrevive a la muerte del cuerpo, liberándose y retornando a la vida espiritual, para volver a la vida material en una nueva reencarnación; y, finalmente, el periespiritu, lazo de unión entre el Espíritu y la materia, cuerpo fluídico semi-material (energético) que “reviste” al Espíritu y permite la ligación, de este, con el cuerpo.
En la Codificación, no encontramos mucha referencia sobre el coma, propiamente dicho. Con todo, podemos comprender lo que pasa con el Espíritu en el estado comatoso, reflexionando en las lecciones de los Benefactores Espirituales, en consonancia a lo que explica El Libro de los Espíritus sobre “estado de letárgica y muerte aparente.” (2) Para Kardec, “la letárgica y la catalepsia tiene el mismo principio, que es la pérdida momentánea de la sensibilidad y del movimiento (…)”. Por tanto, si en el sueño y en la letárgica el alma no queda presa en el coma, hasta porque “(…) el Espíritu jamás queda inactivo” (3)
No en tanto, hay pacientes, en estado de coma, que muchas veces esta presentes en el local donde sus cuerpos quedan paralizados, presenciando lo que ocurre a su alrededor o en cualquier lugar, a semejanza de lo que confirma Ron Houben. Si familiares, amigos o médicos conversaran con el paciente, pueden tener la certeza de que el tendrá condiciones de oír y ver, sentir, con todo, tener la capacidad de dar la respuesta “física”. Puede, hasta, surgir, normalmente, en sueños, pues quien está aprisionado en coma es el cuerpo y no el Espíritu. Por tato, el Espíritu no queda preso todo el tiempo al cuerpo del enfermo, pues, en este, solo funciona la vida vegetativa y, en ese estado, el cuerpo solo precisa del Espíritu para mantenerlo vivo; el Espíritu, solamente “preso al cuerpo” quedaría inactivo, sin condiciones instrumentales para evolucionar. por eso, sabemos que, en el coma, el Espíritu podrá estar en otras dimensiones, sin estar adherido al cuerpo, en la situación semejante a la de una persona durmiendo.
La miopía médica, para las cuestiones espirituales, está atrasada en los avances necesarios para el tratamiento integral del ser humano. La causa para alguien pasar mucho tiempo en estado de coma, sin embargo con profunda conciencia en la intimidad del ser, y comprendiendo la Ley Divina como perfecta, es cierto que esa experiencia debe servir de rescate de débitos morales contraídos en otras vidas, ante la justicia del principio de la reencarnación.
Jorge Hessen
La palabra “coma” adviene del término Koma, que significa “estado de dormir”, más estar en coma no es lo mismo que estar dormido. Algunos pacientes en estado comatoso pueden salir del problema después de algún tiempo. Sin embargo, hay una gran diferencia entre estar en coma y estar en estado vegetativo. Este último es un tipo de coma en que el paciente, cuando despierto o cuando duerme, no reacciona a los estímulos. Hay varios conceptos y muchas dudas sobre esos estados de inconsciencia. Se sabe, sin embargo, que las tasas de sobrevivencia al coma son de, hasta, 50%, y poco menos del 10% sale del coma y consiguen una recuperación completa.
Los investigadores acreditan que la conciencia depende de la constante transmisión de señales químicas del troco cerebral y tálamo para el cerebro. Esas áreas están conectadas por caminos neuronales llamados Sustancia Reticular Activa. Cualquier interrupción en esos mensajes puede poner a la persona en un estado alterado de conciencia.
En diciembre de 1999, una enfermera estaba arrumando los lienzos de cama cuando la paciente White Bull, repentinamente, se sentó y exclamó: “¡No haga eso!”, ese hecho, fue una gran sorpresa para la familia. Bull quedo en coma por 16 años y los médicos habían dicho a los familiares que ella jamás volvería al estado de conciencia. Otro caso sorprendente aconteció, hace cinco años, con el bombero Donald Herbert. El tuvo quemaduras graves, en 1995, cuando el techo de un edificio en llamas se desprendió sobre su cuerpo. Herbert quedo en estado de coma por diez años y, cuando los médicos le prescribieron drogas, normalmente usadas para tratar el mar de Parkinson, depresión y problemas de déficit de atención, Donald despertó y hablo con su familia por 14 horas sin parar.
En un noticiario reciente, tenemos información sobre el caso Ron Houben, que fue víctima de un accidente de coche, en 1983, a los 20 años, y diagnosticado el estado vegetativa del paciente. Un especialista, sin embargo, usando un tomógrafo, que no estaba disponible en los años 0, afirma haber descubierto que Ron sufría un tipo de enclaustramiento psíquico o “síndrome de prisión”, en que la persona no consigue hablar o moverse, aun así puede pensar. El médico, entonces, disponibilizó un equipamiento y el paciente comenzó a comunicarse, ayudado por una terapeuta. (1) Con el dedo estirado, Ron digita, con sorprendente rapidez, en un computador de tela sensible al toque, relatado sobre cómo se sentía “solo, solitario y frustrado”, en los 23 años en los que quedó preso a u cuerpo paralizado. Para los incrédulos, las respuestas de Houben parecen artificiales para alguien con daños tan profundos y que paso décadas sin comunicarse. Sin embargo, el equipo médico, que cuida a Houben, atesta que realizo textos especiales para comprobar que la comunicación del paciente, de hecho, está ocurriendo.
El cuerpo físico de una persona en coma no es capaz de percibir los estímulos internos y externos y de reaccionar, físicamente, a esos estímulos recibidos. Más, espiritualmente, el individuo es capaz de percibir lo que acontece a su alrededor. En verdad, cuando el cuerpo entra en un estado neurofisiológico alterado (“estados alterados de conciencia”), como el sueño físico, o sonambulismo, el éxtasis, el coma, etc., el peri espíritu tiene la posibilidad de expandirse, y el Espíritu se libera, parcialmente, del cuerpo en reposo, aunque aun ligado, a ese, por una “lazo” fluídico, sin el cual desencarnaría.
La Doctrina Espirita explica que el hombre está constituido de tres partes: el cuerpo físico, que posee automatismos biológicos dirigidos por la mente; el Espíritu, centro de la inteligencia, indestructible, que sobrevive a la muerte del cuerpo, liberándose y retornando a la vida espiritual, para volver a la vida material en una nueva reencarnación; y, finalmente, el periespiritu, lazo de unión entre el Espíritu y la materia, cuerpo fluídico semi-material (energético) que “reviste” al Espíritu y permite la ligación, de este, con el cuerpo.
En la Codificación, no encontramos mucha referencia sobre el coma, propiamente dicho. Con todo, podemos comprender lo que pasa con el Espíritu en el estado comatoso, reflexionando en las lecciones de los Benefactores Espirituales, en consonancia a lo que explica El Libro de los Espíritus sobre “estado de letárgica y muerte aparente.” (2) Para Kardec, “la letárgica y la catalepsia tiene el mismo principio, que es la pérdida momentánea de la sensibilidad y del movimiento (…)”. Por tanto, si en el sueño y en la letárgica el alma no queda presa en el coma, hasta porque “(…) el Espíritu jamás queda inactivo” (3)
No en tanto, hay pacientes, en estado de coma, que muchas veces esta presentes en el local donde sus cuerpos quedan paralizados, presenciando lo que ocurre a su alrededor o en cualquier lugar, a semejanza de lo que confirma Ron Houben. Si familiares, amigos o médicos conversaran con el paciente, pueden tener la certeza de que el tendrá condiciones de oír y ver, sentir, con todo, tener la capacidad de dar la respuesta “física”. Puede, hasta, surgir, normalmente, en sueños, pues quien está aprisionado en coma es el cuerpo y no el Espíritu. Por tato, el Espíritu no queda preso todo el tiempo al cuerpo del enfermo, pues, en este, solo funciona la vida vegetativa y, en ese estado, el cuerpo solo precisa del Espíritu para mantenerlo vivo; el Espíritu, solamente “preso al cuerpo” quedaría inactivo, sin condiciones instrumentales para evolucionar. por eso, sabemos que, en el coma, el Espíritu podrá estar en otras dimensiones, sin estar adherido al cuerpo, en la situación semejante a la de una persona durmiendo.
La miopía médica, para las cuestiones espirituales, está atrasada en los avances necesarios para el tratamiento integral del ser humano. La causa para alguien pasar mucho tiempo en estado de coma, sin embargo con profunda conciencia en la intimidad del ser, y comprendiendo la Ley Divina como perfecta, es cierto que esa experiencia debe servir de rescate de débitos morales contraídos en otras vidas, ante la justicia del principio de la reencarnación.
Jorge Hessen
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La ley superior del Universo, es el progreso incesante, la ascensión de los seres hacia Dios, hogar de las perfecciones. Profundidades del abismo de vida, por un camino infinito y una evolución constante, nos le acercamos.
"El porqué de la vida"
Leon Denis.
"El porqué de la vida"
Leon Denis.
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El mal es siempre de origen humano, no pertenece a la Naturaleza. Lo que parece ser el mal, en la obra de Dios es solo renovación, lo que se destruye por un lado, crea, amplía y transforma de otro. Solamente el bien nace de leyes naturales divinas.
No habiendo sido obra de Dios, el mal es exclusivamente resultante de la obra humana; hay quien cuestiona, duda razonablemente, por qué Dios, siendo todo poderoso y bueno, permite que el hombre sea y haga mal cuando podría evitarlo, lo que en teoría lo volvería también mal.
Exactamente por ser ilimitadamente bueno, Dios no impide al ser humano que haga sus eleccioones, permite que realice y verifique por si mismo las consecuencias de sus actos, pues solamente la comparación entre el bien y el mal (propio o ajeno), le hace a su conciencia comprender lo que es cierto: un hombre puede sentir placer por vencer a otro , pero este se vengó golpeado a su vez y así se dió cuenta de que el acto en sí duele bastante y que la violencia no es el mejor camino - proceso reactivo a través de la acción y la reacción.
Exactamente por ser ilimitadamente bueno, Dios no impide al ser humano que haga sus eleccioones, permite que realice y verifique por si mismo las consecuencias de sus actos, pues solamente la comparación entre el bien y el mal (propio o ajeno), le hace a su conciencia comprender lo que es cierto: un hombre puede sentir placer por vencer a otro , pero este se vengó golpeado a su vez y así se dió cuenta de que el acto en sí duele bastante y que la violencia no es el mejor camino - proceso reactivo a través de la acción y la reacción.
Dios, por tanto, habiendo creado a los espíritus, simples e ignorantes, aptos para aprender sobre todo, permite que estos escojan el mal si así lo desearen ( pues el mal no es obligatorio), dió libre albedrío al hombre para que, en el tránsito de sus muchas vidas, sienta, compare y aprenda a ser bueno.E incorporando a esa reflexión la idea de la reencarnaión y de la ley de Causa y Efecto, es obvio que el mal no existe, pues representa solamente la ausencia temporal del bien: desconocimiento. Estas leyes explican todas las cosas que la teoría de una única vida no se atreve a intentar explicar, pues es imposible ver bondad, justicia y amor, en un Dios ilimitado en poder, que no daría oportunidades iguales a todos sus hijos, y lo peor, a pesar de eso los juzgaría commo ig1uales definiendo su suerte después de una sola vida de "azares" y dificultades.
La ley de la gravedad dice que si una persona lanza una piedra hacia arriba, esta caerá y podrá golpearle a la vuelta: eso es lo malo. Nadie precisa juzgarla, puede escoger no hacerlo, o puede hacerlo un día sin un resultado feliz, y por eso, decidir que ya no lo hará más: eso es el bien.
O sea, muchas cosas parecen ser el mal que se ve solo en el tiempo presente de la vida, ignorando el libre albedrío y el pasado del alma, excluyendo posibilidades de un nuevo y mejor futuro para quien escoja salir de la vida de errores. El amor y la bondad de Dios, sin embargo, son infinitos y podemos practicar en la escuela de la vida, incontables veces para aprender lo que es cierto, escogiendo el "mal" y consecuentemente, el dolor que este genera, hasta que el "bien" sea la decisión lúcida que nos trae paz y felicidad.
- Alexandra Albergaria -
- Alexandra Albergaria -
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Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados…...
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OBSESIÓN: PROFILAXIS Y TERAPÉUTICA
¿Cómo podemos neutralizar la influencia de los Espíritus de naturaleza inferior? Neutralizar la influencia de Espíritus de naturaleza inferior equivale a prevenir la obsesión. Más allá de eso, el vocablo profilaxia tiene exactamente ese significado, o sea, la prevención de dolencias o el empleo de medios que las puedan evitar.
Para tal cosa es necesario, conforme enseña la cuestión 469 de El Libro de los Espíritus, hacer el bien y colocar toda nuestra confianza en Dios. “Guardaos – acrecentó el benefactor espiritual que respondió a referida cuestión – de atender a las sugestiones de los Espíritus que os suscitan a los malos pensamientos, que crean la discordia entre vosotros y que os incitan a las malas pasiones. Desconfiad, especialmente, de los que os exaltan el orgullo, pues esos os atacan por el lado débil.”
La obsesión – como hemos visto en estudios anteriores – proviene siempre de una imperfección moral que favorece la acción del obsesor, que se vale entonces de la sintonía que la imperfección de uno propicia al otro. De ahí deriva, para el obsesado, la necesidad de trabajar para mejorarse a si mismo, lo que muchas veces es suficiente para librarlo del obsesor, sin necesidad de socorro externo.
Evidentemente ese socorro se torna necesario cuando la obsesión avanza para la subyugación o posesión, porque en esos casos el obsesado pierde la voluntad y la capacidad de hacer uso del libre albedrio.
¿El pase magnético es importante en el tratamiento de la obsesión? En los casos graves de obsesión, Kardec enseña, el obsesado queda como envuelto e impregnado de un fluido pernicioso del cual tienen dificultad de desembarazarse. Se hace entonces necesaria la actuación de buenos fluidos, capaces de neutralizar el mal fluido, lo que puede ser obtenido por medio de la terapéutica del pase magnético.
El pase magnético, observa André Luiz, como genero de auxilio sin cualquier contradicción, es siempre valioso en el tratamiento suministrado a los enfermos de cualquier clase. El obsesor y el obsesado son enfermos del alma por eso se benefician mucho con el pase. Difícilmente, sin embargo, basta una acción mecánica para que el mal sea debelado: será preciso actuar sobre el ser inteligente causador de la obsesión, al cual debemos hablar con autoridad.
Esa autoridad, solo la posee quien tiene autoridad moral, que proviene del aprimoramiento moral del socorrista. Cuanto mayor el aprimoramiento moral, mayor autoridad. Más eso aun no es todo: para asegurar la extinción del proceso obsesivo, es indispensable que el obsesor , por medio de instrucciones hábilmente suministradas, convencido a renunciar a sus designios, a perdonar y a desear el bien, arrepintiéndose de los prejuicios causados a su víctima.
La tarea desobsesiva se torna más fácil, cuando el obsesado, comprendiendo la situación, procura auxiliar con su buena voluntad y con sus oraciones a la tarea en curso. Si, sin embargo, el no hiciera la parte que le cabe en el proceso, las dificultades en el tratamiento serán muy grandes, sobre todo si el se elude con las cualidades de su obsesor y se complace en el error a que fue conducido.
La oración es un recurso muy importante en la terapia obsesiva es el más poderoso medio que disponemos para librar al obsesor de sus propósitos maléficos. En todos ellos, también la práctica del amor y de la caridad constituye otro recurso valioso, porque solamente el amor, tal como nos fue enseñado y ejemplificado por Jesús, conseguirá armonizar individuos que se odian, poniendo fin a las ideas de venganza, a las persecuciones y a los sufrimientos de ahí provenientes.
Los principales recursos espiritas que podemos utilizar en el tratamiento de la obsesión son las enseñanzas evangélicas ellas nos ofrecen excelente contribución para la terapéutica de la obsesión, cuyos pasos podemos sintetizar en los ítems que se siguen:
·Concienciación, por parte del obsesado y de sus familiares, de que la paciencia es factor esencial en el tratamiento y que las imperfecciones morales del obsesado constituyen el mayor obstáculo para su cura.
· Fluidoterapia (pases magnéticos, radiaciones y agua magnetizada)
· Oración y vigilancia permanente
· Laborterapia.
• Renovación de las ideas a través de la buena lectura, de charlas y de la conversación elevada.
• Culto del Evangelio en el Hogar
• Adoctrinación del espíritu obsesor, en grupos mediúmnicos especializados, en cuyas reuniones la presencia del enfermo no es necesaria y puede hasta incluso serle perjudicial.
Astolfo Olegario de Oliveira Filho – De Londrina
Bibliografía:
El Libro de los Espíritus de Allan Kardec, cuestiones 459 a 469.
La Génesis de Allan Kardec, cap. XIV, ítem.
Obsesión / desobsesión, de Suely Caldas Schubert, pp. 87 a 122.
Sementera de Fraternidad, obra psicografiado por Divaldo Pereira Franco pp. 30 a 41
Traducido al español por: M. C. R
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