La Ciencia y la Religión son las dos palancas de la inteligencia humana; la una revela las leyes del mundo material, la otra las leyes del mundo moral; pero teniendo las unas y las otras el mismo principio que es Dios, no pueden contradecirse, si una es la negación de la otra, una necesariamente está errada y la otra no,porque Dios no puede querer destruir su propia obra. La incompatibilidad que se creía ver entre estos dos órdenes de ideas,
se debe a una falta de observación y al sobrado exclusivismo de una y otra parte; de esto se ha seguido un conflicto, de donde nacieron la incredulidad y la intolerancia.
Han llegado los tiempos en que las enseñanzas de Cristo deben recibir su complemento, en que el velo lanzado a propósito sobre algunas partes de esta enseñanza, debe ser levantado; en que la Ciencia, dejando de ser exclusivamente materialista, debe enterarse del elemento espiritual; y en que la Religión, cesando de
menospreciar las leyes orgánicas e inmutables de la materia,apoyándose la una en la otra y marchando estas dos fuerzas de acuerdo, se presten mutuo apoyo. Entonces la Religión no siendo ya desmentida por la Ciencia, adquirirá una fuerza inquebrantable,porque estará de acuerdo con la razón y no se le podrá oponer la irresistible lógica de los hechos.
La Ciencia y la Religión no pudieron entenderse hasta hoy,porque, examinando cada una las cosas bajo su punto de vista exclusivo, se rechazaban mutuamente. Era necesario algo para llenar el vacío que las separaba, un lazo de unión que las aproximase; ese lazo de unión está en el conocimiento de las leyes que rigen el mundo espiritual y sus relaciones con el mundo corporal, leyes tan inmutables como las que rigen el movimiento
de los astros y la existencia de los seres. Una vez constatadas esas relaciones por la experiencia, se ha hecho una nueva luz: la fe se dirigió a la razón, la razón no encontró nada de ilógico en la fe y el materialismo fue vencido. Pero en esto, como en todas las cosas,hay personas que se quedan rezagadas, hasta que son arrastradas por el movimiento general que las aplastará, si quisieren resistir,en vez de entregarse a él. Es toda una revolución moral que se opera en estos momentos y trabaja a los espíritus; después de haberse elaborado durante más de dieciocho siglos, se aproxima a su cumplimiento y va a marcar una nueva era en la Humanidad.
Las consecuencias de esta revolución son fáciles de prever; debe traer, en las relaciones sociales, inevitables modificaciones y no está en el poder de nadie el oponerse a ellas, porque están en los designios de Dios y son consecuencia de la ley del progreso, que es una ley de Dios.
INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS
EL EVANGELIO SEGUN EL ESPIRITISMO
ALLAN KARDEC
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Dios y el universo
Leon Denis
I-Hay tres unidades primitivas y de cada una de ellas no podría existir más que una: un Dios, una verdad y un punto de libertad, ésto es, el punto donde se encuentra el equilibrio de toda oposición.
II- Tres cosas proceden de las tres unidades primitivas: toda la vida, todo el bien, todo poder.
III- Dios es, necesariamente, tres cosas: la mayor parte de la vida, la mayor parte de la ciencia y la mayor parte del poder; y de cada cosa no podría haber una parte mayor.
IV- Tres cosas, Dios no puede dejar de ser lo que debe constituir el bien perfecto, lo que debe querer el bien perfecto y lo que debe realizar el bien perfecto.
V- Tres garantías de lo que Dios hace y hará: su poder infinito, su sabiduría infinita, su amor infinito: pues no hay nada que no pueda ser efectuado, que no pueda ser verdadero y que no pueda ser querido por un atributo.
VI- Tres fines principales de la obra de Dios, como creador detodas las cosas; disminuir el mal, reforzar el bien y esclarecer toda diferencia; de modo que se pueda saber lo que debe ser o, al contrario, lo que no debe ser.
VII Tres cosas que Dios no puede dejar de conceder: lo que hay de más ventajoso, lo que hay de más necesario y lo que hay de más bello para cada cosa.
VIII-Tres fuerzas de la existencia: no puede ser de otro modo, a no ser necesariamente otra cosa y no poder ser mejor por la concepción; en esto está la perfección de todas las cosas.
IX- Tres cosas prevalecieron necesariamente: el supremo poder, la suprema inteligencia y el supremo amor a Dios.
X- Las tres grandezas de Dios: la vida perfecta, ciencia perfecta, poder perfecto.
XI- Tres causas originales de los seres vivos: el amor divino, de acuerdo con la suprema inteligencia; la sabiduría suprema, por el conocimiento perfecto de todos los medios; el poder divino de acuerdo con la voluntad, el amor y la sabiduría de Dios.
Leon Denis
Extraído del libro "En la intimidad"
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ESCOLLOS DE LOS MÉDIUMS - ALLAN KARDEC
En la revista N°2 de febrero de 1859, escribía Kardec sobre los “Escollos de la Médiums” y entre otras interesantes consideraciones, decía:
“Los Espíritus que nos rodean no están pasivos; forman una población esencialmente inquieta, que piensa y actúa sin cesar, que nos influencia, aún a pesar nuestro, que nos excita y nos disuade, que nos impulsa para el bien o para el mal. Sin embargo, cuando los Espíritus imperfectos impulsan a alguien a un mal proceder, saben muy bien a quien se dirigen y no van a peder el tiempo donde ven que serán mal recibidos; ellos nos excitan conforme a nuestras inclinaciones o conforme a los gérmenes que en nosotros ven o según nuestra disposición para escucharlos. Es por eso que el hombre firme en los principios del bien no les da oportunidad. “
“Estas consideraciones nos llevan naturalmente al problema de los médiums. Como todos los seres, estos están sometidos a la influencia oculta de los Espíritus buenos o malos; los atraen o los repelen conforme a la simpatías de su propio Espíritu, y los Espíritus malos se aprovechan de todas las fallas, como de una falta de defensas, para introducirse junto a ellos, entrometiéndose, a su pesar, en todos los actos de la vida particular. Más allá de eso, tales Espíritus, encontrando en el médium un medio de expresar su pensamiento de modo inteligible y atestiguar su presencia, se entrometen en las comunicaciones y las provocan, porque esperan tener mayor influencia por este medio y acaban por enseñorearse de ellos. Se consideran como en su propia casa, apartan a los Espíritus que se le podrían oponer y, conforme a la necesidad usurpan nombres y también el lenguaje, con el objeto de engañar.”
“Si el médium se deja dominar por esa influencia, los buenos Espíritus se apartan, o definitivamente no vienen cuando son llamados, o vienen con cierta repugnancia, porque observan que el Espíritu que está identificado con el médium, y en él estableció su domicilio, puede alterar sus instrucciones.”
Los Espíritus superiores no escogerán, para transmitir instrucciones serias, a un médium, que se familiariza con Espíritus livianos, a menos que haya necesidad y que no encuentren, en ese momento, otros médiums disponibles; a menos, que deseen darle una lección al propio médium, como a veces acontece; pero entonces, se sirven de él solo accidentalmente y lo abandonan luego que encuentran una mejor, dejándolo entregado a su simpatías si se empeña en conservarlas.”
“El médium perfecto sería, pues, aquél que no permitiera, por ningún descuido, el acceso a los malos Espíritus. Es una condición muy difícil de adoptar. Pero si la perfección absoluta no es dad al hombre, siempre le es posibles por sus esfuerzos, aproximarse a ella; y los Espíritus tienen en cuenta, sobre todo, los esfuerzos, la fuerza de voluntad y la perseverancia”.
“Por el hecho mismo que el médium no es perfecto, Espíritus livianos, embusteros y mentirosos puede mezclarse en sus comunicaciones, alterándole la pureza e induciendo al error al médium y a aquellos que lo requieren. Es el mayor escollo del Espiritismo, cuya gravedad no disimulamos.”
“Es posible evitarlo? Lo decimos alto y fuerte: Sí, el medio no es difícil, solo exige discernimiento.”
“Las buenas intenciones, la propia moralidad del médium, no siempre basta para evitar la intromisión de los Espíritus livianos, mentirosos y pseudos-sabios en las comunicaciones. Más allá de la fallas de su propio Espíritu, puede darle entrada por otras causas de los cuales es la debilidad de carácter y una confianza excesiva en la invariable superioridad de los Espíritus que con él se comunican.”
“Si no queremos ser victimas de los Espíritus livianos, es necesario juzgarlos, y para eso tenemos un criterio infalible: el buen sentido y la razón.”
“Sabemos que las cualidades del lenguaje que caracterizan entre nosotros a los hombres realmente buenos y superiores, son las mismas para los Espíritus. Nunca será demasiado repetir el que caracteriza a los Espíritus elevados: es constantemente digno, noble, sin contradicciones, exento de trivialidades, con un signo de inalterable benevolencia.”
“Los buenos Espíritus aconsejan; no ordenan; no se imponen; no hablan de lo que ignoran.”
“Los Espíritus livianos hablan con las misma seguridad de lo que saben y de lo que no saben; responden a todo sin preocuparse por la verdad.”
“Una recomendación hecha incesantemente por los buenos Espíritus es: “Dios no os dio el raciocinio sin un propósito. Servíos de él a fin saber lo que estáis haciendo.” Los malos Espíritus temen el examen. Ellos dicen: “Aceptad nuestras palabras y no las juzguéis”.
“El hábito de analizar las menores palabras de los Espíritus, de pesar su valor –desde el punto de vista del contenido y no de la forma gramatical, de lo que poco se preocupan ellos- naturalmente apartan a los Espíritus mal intencionados que no vendrán inútilmente a perder su tiempo, toda vez que descartemos todo cuanto es malo o tiene un origen sospechoso.”
“La ciencia espírita exige una gran experiencia que sólo se adquiere, como en todas las ciencias filosóficas o no, a través de un estudio largo, asiduo y perseverante, y por numerosas observaciones. No abarca sólo el estudio de los fenómenos, propiamente dichos, sino también y sobre todo las costumbres, si así podemos decir, del mundo oculto, desde el más bajo al más alto grado de la escala.”
“De todas las disposiciones morales, la mayor entrada ofrece a los Espíritus imperfectos es el orgullo. Éste es para los médiums un escollo tanto más peligroso cuanto menos lo reconocen. Es el orgullo lo que les da la creencia ciega en la superioridad de los Espíritus que a ellos se ligan.”
“Una de la tácticas de esos Espíritus perjudiciales consiste en inspirar la desconfianza y el apartamiento de las personas que los pueden desenmascarar y darle buenos consejos. Jamás acontece semejante cosa con los buenos Espíritus. Todo Espíritu que insufla la discordia, que excita la animosidad, que profundiza los disensos revela, por eso mismo, su naturaleza inferior.”
“sería injusto, además, atribuir todas las comunicaciones malas a cuenta del médium. Hablamos de aquéllas que él obtiene solo y fuera de cualquier otra influencia, y no de las que son producidas en un medio cualquiera. Ahora, todos saben que los Espíritus atraídos por ese medio pueden perjudicar las manifestaciones, ya sea por la diversidad de caracteres, ya sea por la falta de recogimiento. Es regla general que las mejores comunicaciones se producen en la intimidad, en el círculo concentrado y homogéneo. En toda comunicación se encuentra en juego varias influencias: La del médium, la del medio y la de la persona que interroga.”
“Estas influencias pueden actuar las unas sobre las otras, neutralizarse o corroborarse: esto depende del fin que nos propongamos y del pensamiento dominante.”
(REVISTA ESPÍRITA, Febrero 1859, Año II, N° 2)
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