LA REENCARNACIÓN Y EL SEXO
Pregunta - Cuando está errante, ¿qué prefiere el Espíritu: encarnar en el cuerpo de un hombre o en el de una mujer?
Respuesta: - Eso poco le importa.Lo que lo guía en la elección son las pruebas por las que haya de pasar.
Ítem nº 202, de “El Libro de los Espíritus”.
La homosexualidad, también hoy llamada transexualidad, en algunos círculos de la ciencia, definiéndose, en el conjunto de sus características, por tendencia de la criatura para la comunión afectiva con otra criatura del mismo sexo, no encuentra explicación fundamental en los estudios psicológicos que tratan del asunto en bases materialistas, pero es perfectamente comprensible, a la luz de la reencarnación.
Observado el hecho, pero con los preconceptos de la sociedad, constituida en la Tierra por la mayoría heterosexual, que con las verdades simples de la vida, ese mismo hecho va creciendo de intensidad y de extensión, con el propio desarrollo de la Humanidad , y el mundo ve, en la actualidad, en todos los países, extensas comunidades de hermanos en experiencia de esa especie, sumando millones de hombres y mujeres, solicitando atención y respeto, en pie de igualdad al respeto y a la atención debidas a las criaturas heterosexuales.
La colectividad humana aprenderá, gradualmente, a comprender que los conceptos de normalidad y de anormalidad dejan que desear cuando se trate simplemente de señales morfológicas, para erguirse como agentes más elevados de definición de la dignidad humana, ya que la individualidad, en sí, exalta la vida comunitaria por el propio comportamiento en la sustentación del bien de todos o la deprime por el mal que causa con la parte que asume en el juego de la delincuencia.
La vida espiritual pura y simple se rige por afinidades electivas esenciales; no obstante, a través de milenios y milenios, el Espíritu pasa por hileras inmensas de reencarnaciones, ahora en posición de feminidad, ahora en condiciones de masculinidad, lo que sedimenta el fenómeno de la bisexualidad, más o menos pronunciado, en casi todas las criaturas.
El hombre y la mujer serán, de ese modo, de manera respectiva, acentuadamente masculino o acentuadamente femenino, sin especificación psicológica absoluta.
En base a eso, la individualidad en tránsito, de la experiencia femenina para la masculina o viceversa, al encajar el cuerpo físico, demostrará fatalmente los trazos de la feminidad en que habrá estado por muchos siglos, en que pese al cuerpo de formación masculina que lo segregue, verificándose un proceso análogo con referencia a la mujer en las mismas circunstancias.
Obviamente comprensible, en vista de lo expuesto, que el Espíritu en el renacimiento, entre los hombres, puede tomar un cuerpo femenino o masculino, no sólo atendiéndose al imperativo de encargos particulares en determinado sector de acción, como también en lo que concierne a obligaciones regenerativas.
El hombre que abusó de las facultades genésicas, arruinando la existencia de otras personas con la destrucción de uniones constructivas y hogares diversos, en muchos casos es inducido a buscar una nueva posición, en el renacimiento físico, en cuerpo morfológicamente femenino, aprendiendo, en régimen de prisión, a reajustar los propios sentimientos, y la mujer que obró de igual modo es impulsada a la reencarnación en cuerpo morfológicamente masculino, con idéntico fin.
Y, aun, en muchos otros casos, Espíritus cultos y sensibles, aspirando a realizar tareas específicas en la elevación de agrupamientos humanos y, consecuentemente, en la elevación de sí mismos, ruegan de los Instructores de la Vida Mayor que los asisten a la propia internamiento en el campo físico, en una vestimenta carnal opuesta a la estructura psicológica por la cual transitoriamente se definen.
Escogen con eso vivir temporalmente ocultos en la armadura carnal, con lo que se garantizan contra empujes irreversibles, en el mundo afectivo, de manera a perseverar, sin mayores dificultades, en los objetivos que abrazan.
Observadas las tendencias homosexuales de los compañeros reencarnados en esa faja de prueba o de experiencia, es forzoso se les de el amparo educativo adecuado, tanto como se administra instrucción a la mayoría heterosexual.
Y para que eso se verifique en líneas de justicia y comprensión, camina el mundo de hoy para un más alto entendimiento de los problemas del amor y del sexo, por cuanto, al frente de la vida eterna, los errores y aciertos de los hermanos de cualquier procedencia, en los dominios del sexo y del amor, son analizados por el mismo elevado molde de Justicia y Misericordia.
Eso es porque todos los asuntos en esa área de la evolución y de la vida se especifican en la intimidad de la conciencia de cada uno.
Psicografia : Francisco Cândido Xavier Livro : Vida e Sexo
João Cabral
ADE-SERGIPE
Aracaju-Sergipe-Brasil
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Cada uno de nosotros tiene dentro de sí virtudes que deben ser compartidas con los semejantes, o sea, tenemos grabado en nuestro corazón y mente hacer el bien a nuestro hermano. El gran maestro Jesús fué ejemplo vivo de como podemos proceder para poner en práctica el bien al prójimo. Muchos aún creen que para ser generoso es necesario disponer de voluminosas sumas de dinero o bienes materiales. Pero no es preciso ser doctor de la ley, ni sacerdote, ni católico, evangélico, protestante o espírita, ni asistir a cultos o frecuentar iglesias para ser más generosos. Basta tener corazón, alma y cerebro, esto es, tener amor, porque lo que verdaderamente tiene amor, ha de asistir a su prójimo con todo lo que le fuese posible auxiliar. Si la norma de conducta que adoptamos fue la de la generosidad, con certeza que cambiaremos el mundo.
Fundamentado y modificado el texto de la Parábola de Buen Samaritano- Libro "Parábolas y enseñanzas de Jesús- Caibar Shutel-
Texto: Carla Silveira.
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Vida y valores
(Sufrimientos y resignación)
Tenemos que admitir que en la tierra, todos sufrimos. Sí, todos sufrimos en la tierra. Este es un planeta de pruebas y de expiaciones. Eso no es bueno, ni es malo, es la condición evolutiva del planeta. Desde los mundos primitivos destinados a las primeras existencias humanas hasta los mundos divinos, celestes, conforme a la clasificación de los espíritus, encontramos los mundos de pruebas y expiaciones.
Afirman los Guías de la humanidad que, en los mundos de pruebas y expiaciones predomina el mal. El bien aun se elabora, mas predomina el mal. Si en esos mundos predomina el mal, todos aquellos que en ellos vivamos, estamos, de cierta manera, sujetos al mal de ese mundo. Es muy importante pensar en esa cuestión. Cada vez que vemos a nuestro alrededor encontramos sufrimientos de todos los niveles.
Sufrimientos en el área social. Hay individuos que nacen, que viven en estado de máxima pobreza, de miseria sociológicamente dicho, debajo de la línea de la pobreza, económicamente también entendido así. Y nos estamos preguntando: ¿Cómo es que en el mundo donde se excede, donde hay basura rica en las grandes ciudades, puede existir tanta hambre? Encontramos criaturas que, desde que nacen son marcadas por enfermedades groseras, individuos que son autistas, hidrocéfalos, microcéfalos, macrocéfalos, ciegos, sordos-mudos, criaturas que nacen con lesiones insuperables como los anencéfalos, sin cerebro; niños que nacen con parte del tronco cerebral apenas y, por eso, la vida orgánica no puede avanzar. Miramos para otro lado de este mismo mundo y hayamos criaturas que nacen en cunas de oro, ricas, de familias poderosas, pero marcadas por insidiosas parálisis, lesiones cerebrales, como esquizofrenias, tormentas en el campo psicológico, en el campo psiquiátrico. Entonces pensamos: ¿Qué mundo es este? Un mundo de pruebas y expiaciones. De esta manera, tenemos dos caminos: o entendemos por qué vivimos en este mundo y porque este mundo tiene esas características o nos desarbolamos o nos perdemos en la revuelta.
Este segundo camino es completamente inhábil. No nos sirve, no nos llevara a lugar alguno que no sea el enloquecimiento mayor. Nos resta la primera posibilidad: tratar de comprender porque en ese mundo se sufre tanto. Ahora, en la medida que entendemos que ese es un mundo de pruebas y de expiaciones está claro porque todos sufrimos, de una manera o de otra. No existe una sola criatura que no tenga sus lecciones. Personas bonitas, bien puestas mas, cuando conversamos con ellas, son dadas a jaquecas, tienen problemas de columna, tienen crisis hepáticas, tienen mil y un problemas que en el rostro no muestran.
Pensamos en las condiciones de este mundo. Si es un mundo donde el mal aun predomina, que estamos aquí aun cargamos muchas marcas de ese mal que en la tierra predomina. ¿Por qué cargamos esas marcas? Porque provenimos de otras existencias donde esas cosas fueron realizadas y Cristo afirmo que no saldríamos de aquí hasta pagar el último cuadrante, la ultima moneda, para usar un lenguaje figurado del mundo. Por causa de eso, vale la pena pensar en una salida para toda esa gama de sufrimientos, de males, que encontramos a lo largo de nuestro planeta. ¿Huir de ellos? Imposible. Para donde quiera que vayamos, allá estará el problema, la dificultad, el acicate de la Ley Divina, Leyes naturales funcionando. Y cada cual de nosotros precisara acostumbrarse con esas ocurrencias del planeta tierra, a driblar ese mal que exacerba en nuestro mundo y procuramos, a lo largo de los días, trabajar para que la tierra sea más feliz de lo que es hoy.
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Cuando pensamos en esa gama de sufrimientos de nuestro planeta, muchas veces nos estamos preguntando al respecto del sufrimiento de los animales. ¿Por qué sufren? Llegamos a comprender porque es que nosotros, seres humanos, sufrimos. Nuestros errores, nuestros delitos, nuestros crímenes cometidos en otras existencias, en otras experiencias aquí en el mundo, en esta misma vida, en vidas pasadas. ¿Pero y los animales? Los animales no erran, ellos no cometen errores. Los animales siguen la Ley del determinismo y, dentro de la Ley del determinismo, ellos no erran nunca. Jamás una serpiente ataca a alguien porque no le gusto su rostro, porque no simpatizo con la persona. Ataca para defenderse, porque se siente arrinconada. Así hacen todos los demás animales para defenderse.
Cuando pensamos en el sufrimiento de los animales tenemos que percibir que, cada ser que sufre en este mundo, tiene un objetivo determinado por la Ley Divina. Los animales sufren no para rescatar los errores cometidos. Es para despertarles los centros psíquicos. Los animales son principios espirituales, son Espíritus en evolución y, ciertamente, precisas del dolor, del sufrimiento para acostumbrarse a buscar en el planeta los recursos salvadores. Jamás la Humanidad supo existir veterinarios, en los bosques. No en tanto, los animales sufrían y buscaban recursos en el bosque. Sufren y buscan recursos en el bosque. Naturalmente que todo eso se debe a ese proceso evolutivo. Al dolor, en los irracionales, no tiene el mismo objetivo que el dolor en el ser humano.
En el ser humano, el dolor nos fustiga al lado moral para que la gente aprenda a perdonar, a ser humilde, a bajar la cresta del orgullo. Más, en los irracionales no, el dolor tiene otro sentido. Los hacen crecer, los hacen progresar. Miramos nuestro gato en casa, nuestro perro y, de repente, ellos van a comer grama, comen capín. La gente no saben lo que estaban sintiendo. Salen afuera, vomitan y se encuentran bien. ¿Quién fue que les enseño a esos animales a buscar en la naturaleza vegetal el remedio para sus problemas? Así pasa con las aves, con las fieras, en la intimidad de los bosques y, naturalmente, tenemos que convenir que hay un camino importantísimo que andar, es lo que da comprensión.
En la medida en que sabemos de eso, encaramos mejor los dolores del mundo, los dolores de la tierra, con una virtud que se llama resignación. La resignación, de manera alguna, será acomodación. No tenemos que cruzar los brazos porque sufrimos delante de los dolores y dejar que Dios lo resuelva. Si estamos desempleados, tenemos que buscar trabajo. Si estamos enfermos, tenemos que buscar medicina, la medicación, el tratamiento. Si tenemos cualquier problema en este mundo, en este mundo tendremos que resolverlo.
Pero la resignación no es sinónimo de acomodación, vale repetir, la resignación es el mirar que tenemos para esos fenómenos, es la manera como vemos esos fenómenos. Si no fuese la resignación, entraríamos en la ruta de la desesperación, entraríamos en el circuito de la desolación porque, cuando no comprendemos porque sufrimos, sufrimos dos veces. La primera vez por el sufrimiento en sí, la segunda vez por la ignorancia a respeto de él. Por eso, es la Doctrina de los Espíritus que tiene, en su contexto y en los textos, esas explicaciones, esos recursos para hacernos pensar en la razón por la cual los seres humanos sufrimos y por cual razón los irracionales sufren en la tierra.
Vale la pena pensar que los animales sufren por un sentido: para despertarles la vida psíquica, el despertar de sus valores psíquicos, en cuanto el ser humano sufre para rescatar sus débitos y realizar aprendizajes en el campo moral. De ahí comenzamos a percibir como es importante esa virtud de la resignación. El evangelio según el espiritismo, la tercera obra de la Codificación de la Doctrina Espirita, hecha por Allan Kardec nos explica que, en cuanto la obediencia corresponde al consentimiento del raciocinio, de la razón, la resignación corresponde al consentimiento del corazón. Es nuestro sentimiento que nos da la oportunidad de la resignación. Ser resignado no es ser paralizado, estancado, acomodado, inerme, inerte. Resignado es tener el entendimiento de la razón de las cosas, lo que no nos impide de sufrir, ni el de llorar, pero que nos da la alegría de saber que estamos dando cuenta de nuestro recado en el mundo.
José Raúl Teixeira
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