Por OSVALDO BAYER
Planeta Tierra, año 2015. Hay algo muy urgente que solucionar ya mismo. Los niños que mueren de hambre en África. Hay que hacer un llamado a la moralidad universal. Los países que explotaron como esclavos durante siglos al pueblo africano deben sentirse hoy con el deber de terminar con el hambre allí. Las iglesias cristianas todas, que callaron cuando se realizó el tráfico de esclavos, deben poner toda su organización en llevar alimentos a esos pueblos. Ni hablar de todos los países que tuvieron a la esclavitud durante siglos como algo normal. No repitamos lo que ahora aparece en televisión cuando llega a Somalia un avión con alimentos para tres mil personas como algo digno de hacer conocer. No, debe ser una cadena aérea que asegure la alimentación básica y con expertos que promuevan proyectos de producción de alimentos para el futuro.
¿Y cómo solucionar la crisis mundial? Seamos un poco utopistas. La crisis es demasiado grande, la injusticia reina desde hace siglos. El sistema vota a Berlusconi y a Macri. Pero ganemos distancia y veamos el futuro con fantasía, esa fantasía que nos muestra a todos los seres humanos que es posible un mundo sin hambre, sin guerras, sin fronteras, un mundo que quiere saber por fin lo fundamental: de dónde venimos, qué somos, qué es todo esto, la vida, la naturaleza, los pensamientos, el nacer y el morir. Para llegar a la utopía de la gran solución llamar a congresos mundiales. Como base, Naciones Unidas. Un congreso de filósofos, sociólogos y politólogos que busquen la forma de unir a todos los pueblos en un mundo sin fronteras, sin ejércitos, donde se respeten todos esos derechos proclamados por Naciones Unidas. Una sociedad mundial. Al mismo tiempo, un congreso de todas las religiones junto a científicos representantes de los adelantos de las ciencias, para que lleguen a un acuerdo a fin de seguir adelante y explicar esa deuda universal sin contestación alguna: de dónde venimos, qué somos, qué es el universo, y a responsabilizarse de no llevar adelante ninguna agresión religiosa más y terminar leyendas de culto que han agraviado la paz entre los hombres. Encuentros donde tengan valor las palabras amplitud, generosidad, comprensión, grandeza.
1. Parte final del artículo publicado por el diario Página 12, el 6 de agosto de 2011, por el escritor y periodista argentino, radicado en Bonn, Alemania, Osvaldo Bayer.
2. Los espíritas apoyamos casi totalmente el contenido de este importante y desacostumbrado artículo que toca y destaca la importancia del tema fundamental del Espiritismo: Qué somos, de dónde venimos y adónde vamos ─resuelto por él con los medios objetivos de la ciencia experimental─, y felicita a su autor por la valentía para despojarse de los prejuicios que afectan a la casi totalidad de los miembros de la cultura actual en crisis. La bastardilla es nuestra. [Nota de la FEHAK.]
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SUS CAUSAS Y EL ESPIRITISMO
No existe ejemplo en la historia de una ciencia religiosa cuyo crecimiento haya sido tan rápido y tan amplio, como lo ha sido el de esta noble Doctrina. Semejante éxito ─sin precedente─ es debido a la fuerza de convicción que los hechos llevan en sí.
Este siglo ─el 19─ en el cual se han producido progresos increíbles en todas las ramas de las ciencias, se destacará, sin embargo, en las edades venideras, por un gran descubrimiento: el de la demostración experimental de la existencia e inmortalidad del alma.
El genio humano ha producido maravillas. Las condiciones físicas de la existencia han mejorado más allá de las esperanzas más optimistas, y, a pesar de este cambio, un hondo malestar agita a los pueblos modernos. Es que nuestra época se halla profundamente trastornada por la desaparición gradual de las antiguas creencias que, con su rancio aparato de milagros, dogmas y misterios, vacilan bajo los redoblados golpes de la ciencia.
Los descubrimientos científicos realizados a partir de Galileo, han modificado singularmente nuestras concepciones acerca del Universo, ensanchando los horizontes. Nuestro pequeño planeta ya no es el centro del Cosmos, sino que es un modesto asteroide dentro de la innumerable multitud de tierras del cielo; y sentimos palpitar en el infinito la vida universal de la que creíamos candorosamente poseer el monopolio.
A estos conocimientos positivos corresponde un nuevo ideal que no puede satisfacer una vieja religión de diecinueve siglos. De este divorcio entre la ciencia y la fe, resulta la incredulidad. Nos es preciso reaccionar contra las engañosas quimeras del materialismo; demostrar que en la enseñanzas religiosas no todo era falso; que el hombre, por medio de una profunda intuición, ha conocido en todo tiempo su verdadera naturaleza inmortal y ha oído repercutir en su conciencia el eco más o menos debilitado de los eternos principios de justicia, de caridad y de amor, que, velados algunas veces, desfigurados frecuentemente, han sido, sin embargo, sus guías tutelares. La Providencia ha enviado misioneros a todas las naciones para predicar la moral eterna. Confucio, Buda, Zoroastro, Jesús, son las grandes voces que han enseñado una doctrina semejante, aunque bajo aspectos diversos.
Rejuvenezcamos los viejos símbolos; mostremos que han sido adulterados por el moho de las edades, desfigurados por los intereses terrestres, pero que, en el fondo, son la misma verdad, el único camino que conduce a la dicha.
Es en vano que se intente hacer tabla rasa del pasado: nada puede edificarse con base sólida que no esté apoyado sobre la inmortalidad del Ser.
El conocimiento preciso de la ley moral, teniendo por sanción la vida futura, es lo único capaz de refrenar eficazmente a los vicios y a las pasiones. Existe una higiene del alma tan indispensable a su bienestar, como lo son las prescripciones de la ciencia para el cuerpo físico. Tan pronto como uno se separa de sus reglas, experimenta el malestar y el sufrimiento.
El materialismo contemporáneo ha ensayado promulgar una moral basada simplemente en las relaciones de los hombres entre sí, es decir, sobre la utilidad; pero semejante tentativa es quimérica.
La solidaridad es una palabra vacía de sentido para el egoísta. ¿Cómo hacer comprender al que es rico y dichoso que debe prestar auxilio al pobre, al enfermo y al desvalido? ¿Qué le importan sus sentimientos, que él no siente? ¿Se privará de algo que le pertenece, para proporcionárselo a un desconocido? Mucho hará si se limita en no hacer daño a nadie. El azar le ha favorecido, y se aprovecha de ello, pues la vida es corta y conviene gozar todo lo posible antes de la disolución final.
La solidaridad es una palabra vacía de sentido para el egoísta. ¿Cómo hacer comprender al que es rico y dichoso que debe prestar auxilio al pobre, al enfermo y al desvalido? ¿Qué le importan sus sentimientos, que él no siente? ¿Se privará de algo que le pertenece, para proporcionárselo a un desconocido? Mucho hará si se limita en no hacer daño a nadie. El azar le ha favorecido, y se aprovecha de ello, pues la vida es corta y conviene gozar todo lo posible antes de la disolución final.
Este razonamiento, consciente o no, es el de todo materialista convencido. En la masa general de los trabajadores se traduce por un odio siempre creciente contra la injusticia de la suerte, contra los privilegios; y en las almas tiernas y débiles, por un disgusto hacia la vida, al cual es debido la espantosa recrudescencia de suicidas que se observa en la actualidad.
Nuestra Doctrina aporta el remedio a semejantes males: es el bálsamo consolador que cicatriza todas las heridas, al mismo tiempo que explica el enigma de la vida. Por lo mismo, precisa que sea mucho más conocida para que haga florecer la esperanza en los corazones lacerados, puesto que es una salvaguardia contra los terribles cataclismos de las guerras intestinas. Nuestros brillantes éxitos no deben hacernos olvidar que todavía somos una ínfima minoría, y que existen millones de almas sujetas a todos los sufrimientos de la duda.
Hagamos una propaganda activa para llevar el conocimiento del público las convincentes pruebas que demuestran la futilidad de las teorías nihilistas. Hoy poseemos armas suficientes para combatir con la seguridad de obtener un triunfo final. El pasado responde del porvenir.
Unamos nuestros esfuerzos, sin preocuparnos por las fronteras, a efectos de colaborar en la obra de liberación intelectual y espiritual de nuestros hermanos terrestres. Hagamos penetrar en todos los corazones la consoladora certeza de la inmortalidad; demostremos que los seres que hemos amado no han muerto y que pueden manifestarnos su ternura. Divulguemos esta noble doctrina de redención social, y el siglo 20 (y futuros) verá lucir la aurora de una nueva era, es decir, la de una humanidad regenerada que ha encontrado la dicha en el ejercicio de la justicia, de la concordia, de la fraternidad y del amor.
GABRIEL DELANNE
Las vidas sucesivas, parágrafos iniciales, Fundación Espírita Humanista Allan Kardec, Buenos Aires, 1995.
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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LOS HAY BUENOS Y TAMBIÉN MALOS.......
Puesto que los Espíritus no son otros que las almas de los hombres, y que los hombres no son perfectos, se sigue de ahí que existen Espíritus que también son imperfectos, y cuyo carácter se refleja en sus comunicaciones. Es un hecho indiscutible que existen Espíritus malos, astutos, profundamente hipócritas, de los que es preciso estar prevenido. No obstante, el hecho de que en el mundo se encuentren hombres perversos, ¿es motivo para que nos apartemos de toda la sociedad? Dios nos ha dado la razón y el juicio para que evaluemos tanto a los Espíritus como a los hombres.
El mejor medio de precavernos contra los inconvenientes que puede presentar la práctica del espiritismo no consiste en prohibirlo, sino en hacer que sea comprendido. Un temor imaginario sólo impresiona por un instante y no afecta a todos, mientras que todos comprenden la realidad si se la demuestra claramente.
47. Sistema optimista – Al lado de los que solamente ven en esos fenómenos la acción de los demonios, hay otros que sólo han visto la acción de los Espíritus buenos. Supusieron que el alma,como se halla desprendida de la materia,ya no dispone de ningún velo que le oculte las cosas, de modo que debe poseer la soberana ciencia y la soberana sabiduría. Su confianza ciega en la superioridad absoluta de los seres del mundo invisible ha sido, para muchas personas, la causa de no pocas decepciones. Aprendieron a costa de sí mismos a desconfiar de ciertos Espíritus, así como a no confiar en algunos hombres.
El mejor medio de precavernos contra los inconvenientes que puede presentar la práctica del espiritismo no consiste en prohibirlo, sino en hacer que sea comprendido. Un temor imaginario sólo impresiona por un instante y no afecta a todos, mientras que todos comprenden la realidad si se la demuestra claramente.
47. Sistema optimista – Al lado de los que solamente ven en esos fenómenos la acción de los demonios, hay otros que sólo han visto la acción de los Espíritus buenos. Supusieron que el alma,como se halla desprendida de la materia,ya no dispone de ningún velo que le oculte las cosas, de modo que debe poseer la soberana ciencia y la soberana sabiduría. Su confianza ciega en la superioridad absoluta de los seres del mundo invisible ha sido, para muchas personas, la causa de no pocas decepciones. Aprendieron a costa de sí mismos a desconfiar de ciertos Espíritus, así como a no confiar en algunos hombres.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC
Comentario. Dice el Maestro de Lion, que todas las comunicaciones de los espíritus hay que pasarla por el tamiz del buen sentido, esto quiere decir que escudriñemos a los espíritus, dijo Pablo de Tarso poner aprueba a los espíritus, dicen los espíritus buenos y elevados que a ellos no les molesta ser interrogados, cuando el motivo es con un fin moral y altruista, al contrario se prestan gustosos.
- Marco Antuan -
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¿ ALGÚN DÍA, SEREMOS TODOS
ESPÍRITAS ?
Joamar Zanolini Nazareth
“– ¿De qué manera puede contribuir el Espiritismo al progreso?
– Destruyendo el materialismo, que es una de las llagas de la sociedad y haciendo comprender a los hombres donde está su verdadero interés…” \
Allan Kardec –“El Libro de los Espíritus” –
Libro Tercero – Capítulo VIII – Número 799.
Los desafíos para construir una nueva sociedad son muy grandes y requieren del esfuerzo de todas las criaturas humanas que deseen permanecer habitando en nuestra escuela planetaria.
Para que edifiquemos una nueva sociedad precisamos enfrentar una serie de obstáculos, que necesitamos encarar de frente, en vez de huir de nuestras responsabilidades adoptando una posición de extremo pesimismo, donde muchos se hacen propagadores de la extinción delplaneta y de la Humanidad, o de extremado optimismo, donde imaginan que muchos ángeles descenderán de los cielos, trayendo la fórmula lista y decretando la nueva comunidad humana.
Nosotros creemos que ninguna de estas opciones representa el camino real que los emisarios superiores han trabajado a lo largo de los siglos y milenios de civilización humana.
Preguntando en cierta ocasión a nuestro querido médium Francisco Cándido Xavier, sobre si existían riesgos de que la Humanidad se auto destruyese, por abrazar aún posiciones dudosas de pasión por las guerras, por las conquistas salvajes de incesante agresión a la Naturaleza, por el egoísmo avasallador de nuestra sociedad materialista, por el personalismo que aparta e irrita en lugar de unir y congregar, por la vanidad corrosiva que nos invade y atrasa,por la violencia que aún abrigamos en el corazón y por tantas imperfecciones que caracterizan al “hombre viejo” que aún habita la Tierra, el noble médium respondió que estamos dotados del libre albedrío, de la responsabilidad sobre nuestros actos, y que por más amor que Nuestro Creador nos consagre, en la condición de espíritus eternos estamos obligados a cosechar lo que sembramos. Si destruyésemos el planeta, Dios nos conduciría a otras casas planetarias. Lo importante es la educación que alcanzaremos dentro de la ley de acción y reacción, aprendiendo los caminos del amor y de las demás virtudes y nobles sentimientos en proceso de construcción dentro de la ley de merecimiento, de necesidades y de responsabilidades sobre nuestros actos.
Pero- resaltó Chico- tenemos un torrente de Espíritus Superiores trabajando por la elevación de la condición espiritual de nuestro mundo, instruyéndonos para el bien y para las grandes construcciones del espíritu.
Quiere decir que tenemos todas las herramientas y los auxilios necesarios para que la Tierra alcance, verdaderamente, la condición de Mundo de Regeneración que tanto soñamos, pero que tal promoción se dará por el esfuerzo de toda la colectividad, y no como un regalo del Creador, aunque tercamente abracemos la pereza o la oposición.
Lógicamente , hay procedimientos disparados por los mecanismos naturales de la Ley de Progreso, en que los más perversos y crueles están siendo enviados a otros mundos, después de haber recibido las últimas oportunidades de adherirse al nuevo compromiso de transformación de la sociedad y aun así insisten en conductas altamente perniciosas al espíritu de trabajo, fraternidad y esfuerzo.
Pero, incluso viéndose la colectividad libre de la influencia de los más perversos, asidos aún al orgullo destructor e inflexible, hay mucho por hacer para que edifiquemos la nueva sociedad.
No basta aislar el mal más agudo para pensar que todos los problemas están resueltos.
Recordando la sentencia de “El Evangelio según el Espiritismo,no basta una virtud; es preciso que ella sea activa.
Simplemente no hacer el mal no significa que se esté haciendo el bien.
Hay una larga lista de prioridades que precisamos abrazar para movilizar la maquinaria social en el rumbo correcto.
Nosotros, los espíritas, no podemos estacionarnos en la ilusión de que no ejercitando grandes vicios, leyendo media docena de páginas con lecciones edificantes, haciendo algunas oraciones por semana,trasmitiendo regular número de pases, conversando mansamente con espíritus sufridores en las reuniones mediúmnicas, haciendo uas cuantas obras de caridad, abrazando a un pequeño grupo de niños carentes o conquistando la fama y el reconocimiento de los hermanos y hermanas del Movimiento Espírita, estemos dando nuestra “inmensa” contribución al nuevo mundo.
El Espiritismo no es un rótulo salvador o un pasaporte para privilegios ante la Nueva Era…
No basta creer en el Espiritismo y adherirse a una decena de obligaciones mecánicas, para hallarse relacionado en la “selección” de los bendecidos del Padre Celestial.
Precisamos tener actitudes profundas y verdaderas en el medio social, pues el Espiritismo se tornará una creencia común, no en el sentido de que todos se vuelvan espíritas, sino en el sentido de que las ciencias irán descubriendo las leyes de la Naturaleza, y todos los principios que hoy se encuentran restringidos a la interpretación espírita estarán universalizados en la comprensión humana.
¿HABRÁ AÚN DIVERSIDAD DE INTERPRETACIONES?
La criatura humana trae en sí misma una de las leyes más asombrosas de la Creación: la individualidad de todos los seres.
No existen dos espíritus iguales en toda la obra de la Creación.
Entre los infinitos mundos, en el Universo sin fin, en la incalculable presencia del principio espiritual, Dios acuñó un sello individual para cada uno. No somos producidos en serie, hemos nacido del puro amor divino, con un camino totalmente particular.
Entonces, incluso con la aceptación por la sociedad de los llamados hoy principios espíritas, como la eternidad de la vida, la ley de evolución, la reencarnación, la individualidad del ser, la comunicación con los llamados muertos, con la mediumnidad siendo comprendida como sentido natural del ser humano, aún existirá diversidad de interpretaciones sobre el funcionamiento y la aplicación de tales principios en la vida de todos nosotros.
Traduciendo: los principios espíritas se universalizarán, naturalmente harán parte de la vivencia social, serán discutidos y explicados por la Ciencia, reflexionados y profundizados por la Filosofía, y manifestados y practicados por la Religión, pero no serán espíritas todos.
Tal cual hoy varias corrientes religiosas acatan la existencia del Cristo, pero lo personifican de diversas formas; tal cual muchas corrientes sociológicas discuten el concepto de la sociedad moderna, pero divergen sobre cual sería el rumbo exacto que debería seguir la comunidad humana; tal cual hoy diversas corrientes de la Economía identifican fórmulas para sanear las dificultades económicas de las naciones, sin embargo, se crean embates divergiendo sobre los principios que deben ser implantados en los países; tal cual hoy las innumerables corrientes filosóficas comprenden la existencia de Dios, no obstante los nombres y formas como es entendida la presencia del Creador varían a centenares de interpretaciones; tal cual hoy las corrientes médicas estudian gran cantidad de enfermedades, mientras existen discusiones sobre los mejores hábitos para que tengamos salud… Por ejemplo, para unos el huevo es un villano, para otros es un elixir…
Por tanto, lo que importa no es homogeneizar ideas o interpretaciones; lo importante es que la Humanidad vaya madurando para abrazar nuevos conceptos, comprender hechos que antes no entendía, abarcar con mayor apertura explicaciones acerca de la vida, destruir prejuicios que le velaban la visibilidad, cesar de negar conceptos por simple orgullo y vanidad, incorporar informaciones que amplíen la visión y nos hagan entender lo que nos intrigaba en el pasado…
Y todo esto sin dejar de haber diversidad…
Precisamos fijarnos en los puntos comunes que congreguen al ser humano y no en los puntos que aún representen diferencias interpretativas.
Como ejemplo, podemos citar algunos aspectos de conductas y paradigmas que pueden ser absorbidos por la nueva sociedad, respetando las diferencias.
¿ACEPTARÁ LA CIENCIA LOS PRINCIPIOS ESPÍRITAS?
Cuando un científico dice que Dios no existe, él no está practicando Ciencia; él está exponiendo un punto de vista personal, vertiendo el orgullo que le corre por las venas del alma.
La verdadera postura de un científico sería decir que él no obtuvo una prueba de que Dios exista, pero tampoco consiguió obtener una prueba de que Dios no existe.
La Ciencia de la nueva sociedad deberá proseguir su andadura, desprovista de vanidad y orgullo. Es obvio que no debe aceptar, crédula, tesis nacidas de la creencia popular o de las interpretaciones de las corrientes religiosas, y sí, debe la Ciencia investigar, pesquisar, indagar, profundizar, buscar explicaciones, formular conceptos, y encontrar respuestas racionales a las cuestiones presentadas a ella.
Pero la Ciencia no puede reflejar los prejuicios de mentes con un elevado QI, (coeficiente intelectual) pero vacías de buen sentido y de sentimientos, en que es preferible explicaciones absurdas para nega evidencias superiores a nuestra condición humana.
Así como, por ejemplo, hay científicos que defienden la idea de que el Universo se originó de una partícula, que no se explican de dónde vino, cómo surgió, dónde estaba, cuál es el origen de su esencia, y que tal partícula comenzó a expandirse dando origen a todo lo que conocemos, pero no aceptan ni siquiera examinar la tesis de una inteligencia superior que haya dado origen a tal elemento, y de ahí, sí que se haya expandido.
El otro día leía la interpretació n de un grupo de investigadores intentando negar la existencia de la mediumnidad. Observando la manifestación de un espíritu a través de un médium, que describía informaciones muy por encima del nivel de conocimiento del referido médium, inclusive manifestándose, en determinada comunicación, en otra lengua, preferían tales investigadores decir que en realidad el médium era una persona dotada de un talento para absorber y/o captar el pensamiento de las personas a su alrededor, de modo inconsciente.
Sin embargo, entre los asistentes, nadie hablaba la lengua por la cual se expresó el espíritu en un momento determinado o conocía ciertos asuntos abordados en algunos de los textos.
Entonces buscaron otra explicación: probablemente alguien tenía un antepasado que hablaba aquella lengua, y así, se podría justificar el hecho.
Algo semejante sucedió con el médium Chico Xavier, cuando psicografió su primer libro, “Parnaso de Além Túmulo”, muchos prefirieron decir que un joven que tan sólo cursara hasta el cuarto año de primaria tenía un talento especial de imitar cualquier especie de estilo literario. Años más tarde, cuando trabajos serios basados en técnicas de pericia grafológicas identificaron la autenticidad de la firma de varios espíritus que escribieron cartas a sus familiares a través de la psicografía de Chico, muchos prefirieron decir que ese era otro talento del médium.
No queremos decir que la Ciencia deba aceptar cualquier explicación sin realizar todo un trabajo de profunda investigación.
Queremos decir que también la Ciencia no debe negar cualquier hecho sin realizar también todo un trabajo de profunda investigación. El científico puede decir que no ve explicaciones racionales para aceptar determinado hecho, pero debe usar lógica y buen sentido para no negar cualquier hecho sin antes conocerlo y estudiarlo.
Por eso, la Ciencia del Tercer Milenio quebrará resistencias y barreras del orgullo humano y expandirá ampliamente las fronteras.
Por eso, el insigne codificador aseveró (en “El Evangelio según el Espiritismo”) “sólo es inquebrantable aquella fe que puede encarar frente a frente a la razón, en todas las épocas de la Humanidad.”
La Ciencia comprobará toda la riqueza de los fenómenos espíritas, trayendo a la colectividad la comprensión de que son fenómenos naturales de la vida, sin ninguna connotación de milagros o hechos sobrenaturales.
DESEO DE LA UNIVERSALIZACIÓN DEL ESPIRITISMO: ¿ALEGRÍA DE LA COMPRENSIÓN DE LA VIDA POR LA HUMANIDAD U ORGULLO DE SENTIRNOS MÁS ESCLARECIDOS?
Muchos espíritas defienden la tesis de que todos, un día, sean espíritas, como una forma de decir que son más perspicaces por abrazar tales principios antes que la mayoría.
¡Gran engaño! El gran camino de elevación del espíritu se llama AMAR.
El conocimiento espírita es importante, pero tendrá muy poca efectividad para nuestra vida si no aprendemos a hacer de tal conocimiento un derrotero seguro de transformació n y progreso moral.
No importa quien haya aprendido primero acerca de la eternidad de la vida o de la ley de reencarnación; lo que importa es quien haya iniciado todo un proceso de renovación íntima y modificación de hábitos,transformando al “hombre viejo” en el “hombre nuevo”, o sea, promoviendo edificar un nuevo rumbo para sí mismo.
Por eso el Cristo siempre resaltó que no interesa la hora en que el trabajador fue convocado para el servicio, importante es que esté dispuesto para el momento en que fuere llamado. Podrá ser un trabajador convocado en la última hora del día, pero recibirá lo mismo que el primero en ser empleado siempre que desarrolle su labor con la misma buena voluntad y entusiasmo.
Jesús expuso la sinceridad de intenciones, el verdadero deseo de servir, el esfuerzo de transformarse, sin preguntar quien haya abrazado primero su palabra o atendido en primer lugar a su convite.
Precisamos desprendernos del viejo vicio de las instituciones humanas, en el que insistimos en virtud del criterio de la antigüedad para tener privilegios, en vez de adoptar el criterio de la lealtad al servicio, de la productividad espiritual y del aprovechamiento del tiempo.
EL HOMBRE DE BIEN
El honorable espíritu San Agustín, en la célebre respuesta a la pregunta 919 de “El Libro de los Espíritus”, en que indagado sobre cual es el medio más eficaz para mejorarse en esta vida y resistir a las corrientes del mal, expuso: Un sabio de la antigüedad os lo dijo:"Conócete a ti mismo’.
Siempre vamos a observar en las respuestas de los espíritus más iluminados y esclarecidos una exaltación al proceder del hombre,y no al nivel de su conocimiento.
Entonces, no es preponderante la adhesión de todos a la Doctrina Espírita, pero, sí, que la conducta superior exigida por nuestra amada doctrina sea absorbida por el ser humano.
La pregunta 918, de la misma obra, corrobora tal posición: ¿Por qué señales se puede reconocer en un hombre el progreso real que debe elevar su Espíritu en la jerarquía espírita? –El Espíritu prueba su elevación cuando todos los actos de su vida corporal son la práctica de la ley de Dios, y cuando comprende por anticipado, la vida espiritual.
Allan Kardec complementa la pregunta en el comentario: El verdadero hombre de bien es el que practica la ley de justicia, de amor y de caridad en su mayor pureza.
Es imposible una mayor claridad. Los propios espíritus que trabajaron en la codificación del Espiritismo indicaron de manera transparente, que lo importante es la revolución interior que precisamos promover.
Esta debe ser la preocupación primordial cuando divulgamos la Doctrina Espírita: la construcción del nuevo ser y de la nueva sociedad.
Antes de todo importa que contribuyamos para el surgimiento del hombre de bien dentro de cada uno de nosotros, y no preocuparnos en demasía por la conversión de quien quiera que sea.
Este es el verdadero trabajo del Espiritismo: renovar el ser.
Así, resulta innecesario que todos se tornen espíritas, siempre que sean grandes espíritus, adhiriéndose a la propuesta del Cristo.
ETICA Y MORAL
Se hace necesario que contribuyamos, como espíritas, al engrandecimiento de la ética y de la moral vigente en la sociedad.
En todas las ramas del conocimiento humano, en todas las instituciones y agrupaciones humanas, edifiquemos la nueva ética y la nueva moral, con base en la ampliación del conocimiento humano,de modo que la colectividad pueda comprender la grandeza del mundo espiritual que nos rodea, la relación de todos nosotros con los espíritus desprovistos del cuerpo de carne, la ley de acción y reacción funcionando en el aspecto moral, la reencarnación, el fortalecimiento de los lazos afectivos, el equilibrio entre las pruebas y sufrimientos que debemos experimentar y las nuevas experiencias a ser vividas,etc.
Desechemos la pretensión de que todas las demás personas piensen como nosotros.
Tenemos que acabar con esa manía, que arrastramos de nuestro pasado, de decir que estamos en lo cierto, que todos deben volverse espíritas, que la salvación del mundo está con los espíritas, y que fuera del conocimiento espírita no habría “salvación”.
Uno de los pilares del Espiritismo reside en la expresión “fuera de la caridad no hay salvación”.
Sustituyendo cualquier especie de rótulo por la necesidad de la práctica del bien, el maestro francés captó la esencia del propio Espiritismo, que jamás debería ser utilizado como instrumento de vanidad o de búsqueda de evidencias y, sí, como camino seguro de la iluminación íntima que debemos emprender.
Busquemos la ética del Cristo y la moral del Evangelio como indicativos seguros del camino que debemos seguir.
SER ESPÍRITA
No nos aflijamos por el hecho de que no todos serán espíritas en el sentido formal de la palabra.
Preocupémonos en trabajar para que la Humanidad sea espírita,en el sentido de la vivencia cristiana, aunque no lo sea en el sentido exterior.
Porque el verdadero espírita será siempre el cristiano verdadero“pues uno y otro son lo mismo”.
Reproduciendo lo expuesto por Allan Kardec, “el Espiritismo no instituye ninguna moral nueva; apenas facilita a los hombres la inteligencia y la práctica de la del Cristo, facultando una fe inquebrantable y esclarecida a los que dudan o vacilan”.
Nuestro mayor desafío es la realización de la nueva sociedad,en la que los valores morales y los sentimientos nobles sean la búsqueda constante de la mayoría de las criaturas humanas, independientemente de rótulos o de ideologías exteriores.
La preocupación de muchos compañeros y compañeras en indagar si el Espiritismo será la doctrina abrazada por la mayor parte de los hombres y mujeres denota una forma de pensar de la cual debemos liberarnos, que es la generalizació n de los patrones de comportamiento.
No importan las variaciones naturales de gustos, de deseos, de rótulos que las personas adopten; pues lo más importante es que aprendamos a respetarnos, a comprender y por encima de todo, a amar a los semejantes.
La diversidad es una de las reglas naturales de la vida. Dios crea incesantemente, usando la diversidad para demostrar que la individualidad es un atributo inherente a cada ser.
Preocupémonos en reflejar a través de nuestro comportamiento,lo que significa ser espírita.
Ser espírita es:
• Establecer la fraternidad como regla de convivencia con nuestro semejante independientemente de sus conceptos acerca de la vida.
• Perdonar a las personas cuyas faltas nos alcancen, incluso cuando nos valgamos de los mecanismos sociales para recibir la reparación correspondiente al mal recibido.
• Ser indulgentes con las actitudes de otros, que aunque no nos alcancen directamente, nos incomodan. Aquí aprendemos a respetar a las minorías, a las diversas “tribus” y el modo particular de comportarse de cada persona, incluso discrepando de tales maneras de proceder.
• Mantener la gentileza como regla usual de comportamiento en el trato ajeno.
• No devolver las ofensas recibidas con igual conducta,aprendiendo a disculpar buscando responder dentro de principios civilizados y equilibrados.
• Comportarse en el tránsito con urbanidad y buen sentido, sin disputar una guerra con los demás conductores, aunque estos demuestren extrema impericia.
• Respetar y proteger la Naturaleza, contribuyendo para la conservación de especies y no agredir el medio ambiente.
• Invertir en la sublimación de nuestras relaciones afectivas,valorando nuestros afectos y reduciendo nuestra tendencia al egocentrismo.
• Pensar más en el bienestar de los hermanos que en nuestro propio bienestar.
• Cultivar amistades, colocándonos a su disposición para colaborar con su éxito y confort.
• Auxiliar a los hermanos del camino, con buena voluntad y alegría cristiana.
• Cumplir con fidelidad nuestro papel de padres, madres,cónyuges, hijos, hermanos, trabajando incesantemente por la victoria del Hogar.
• Hacer más que pedir, oír más que hablar, perdonar más que ser perdonado, y servir más que ser servido.
• No desperdiciar recursos naturales ni alimentos.
• Participar de la vida de la comunidad, dando importantes contribuciones para la solución de los problemas de la colectividad.
• Actuar en nuestra profesión con absoluta honestidad, honradez, ética y sinceridad.
• Usar nuestros talentos naturales colaborando para que la vida sea mejor para todos.
• Trabajar por amor al trabajo, sin colocar la ganancia material en primer lugar, sino la utilidad de nuestra labor.
• Valorar más el ser que el tener.
• Respetar las creencias ajenas, sean ellas cuales fueren.
• Ser un individuo que se transforme en un foco que irradie paz, armonía social, constituyéndose en ejemplo de civilidad y respeto.
Podríamos relacionar mayor cantidad de puntos, pero lo más esencial es que comprendamos que tales actitudes son independientes de rótulos exteriores.
Cuando los hombres y mujeres adoptan un comportamiento digno y superior ante la vida y los semejantes, están siendo espíritas “de alma” y cristianos auténticos, pues lo que caracteriza al verdadero espírita es ser el verdadero hombre de bien, aunque por fuera se presente como ateo.
Pues por encima de todo, ser esencialmente espírita es AMAR a Dios, AMAR al prójimo, AMAR la vida, AMAR a todo y a todos, y PERFECCIONARNOS CONSTANTEMENTE.
¡De ese modo, sí, podemos decir que, un día, todos seremos espíritas!
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