El Espíritu golpeador de Bergzabern
Continuamos citando el opúsculo del Sr. Blanck, redactor del Journal de Bergzabern.XIV
«Los hechos que vamos a relatar han tenido lugar del viernes 4 al miércoles 9 de marzo de 1853; después, nada semejante se produjo. En esta época, Philippine no dormía más en el cuarto que conocemos: su cama había sido transferida a la pieza vecina, donde todavía se encuentra ahora. Las manifestaciones han tomado tal carácter de extrañeza que es imposible admitir la explicación de esos fenómenos por la intervención de los hombres. Además, son tan diferentes de las que fueron observadas anteriormente, que todas las primeras suposiciones se han desmoronado. Se sabe que en el cuarto donde dormía la niña, las sillas y los otros muebles habían sido frecuentemente derribados, y que las ventanas se abrían con estruendo bajo golpes redoblados. Desde hace cinco semanas ella se encuentra en el cuarto común, donde – una vez llegada la noche y hasta el día siguiente – hay siempre luz; por lo tanto, se puede ver perfectamente lo que allí pasa. He aquí el hecho que ha sido observado el viernes 4 de marzo.
Philippine no estaba todavía acostada; se encontraba en medio de un cierto número de personas que conversaban sobre el Espíritu golpeador, cuando de repente el cajón de una mesa muy grande y muy pesada, ubicada en el cuarto, fue tirado y empujado con gran ruido y con una rapidez extraordinaria. Los asistentes se quedaron muy sorprendidos con esta nueva manifestación; en el mismo momento la propia mesa se puso en movimiento en todos los sentidos y se dirigió hacia la chimenea, cerca de la cual Philippine estaba sentada. Perseguida – por así decirlo – por este mueble, ella debió dejar su lugar y huir hacia el centro del cuarto; pero la mesa se volvió en esta dirección y se detuvo a medio pie de la pared.
Fue colocada en su lugar habitual, de donde no se movió más; pero las botas que se encontraban debajo, y que todos pudieron ver, fueron lanzadas al centro del cuarto, con gran espanto de las personas presentes. Uno de los cajones comenzó a deslizarse por sus correderas, abriéndose y cerrándose por dos veces, al principio muy rápidamente y después más lentamente; cuando estaba completamente abierto, fue sacudido con estruendo. Un paquete de tabaco dejado sobre la mesa cambiaba de lugar a cada instante. Los golpes y las raspaduras se hacían escuchar en la mesa. Philippine, que por entonces gozaba de una muy buena salud, se encontraba en medio de la reunión y de ninguna manera parecía inquieta con todas esas extrañezas que se repetían a cada noche desde el viernes; pero el domingo ellas fueron aún más notables.
El cajón fue varias veces abierto y cerrado violentamente. Después de haber estado en su antiguo dormitorio, Philippine se volvió súbitamente presa de un sueño magnético y se dejó caer en un asiento, donde las raspaduras se hicieron escuchar varias veces. Las manos de la niña estaban en sus rodillas y la silla se movía tanto a la derecha como a la izquierda, hacia adelante y hacia atrás. Se veían levantarse las patas delanteras del asiento, mientras que la silla se balanceaba con un equilibrio sorprendente sobre las patas traseras. Al haber sido Philippine transportada al centro del cuarto, fue más fácil observar ese nuevo fenómeno.
Entonces, al dar la orden, la silla giraba, avanzaba o retrocedía más o menos rápido, ya sea en un sentido como en el otro. Durante esta danza singular, los pies de la niña, como paralizados, se arrastraban en el suelo; con gemidos, ella se quejaba de dolores de cabeza, llevando varias veces la mano a su frente; después, al despertarse de repente, se puso a observar hacia todos los lados, no pudiendo comprender su situación: su malestar la había dejado. Ella se acostó; entonces, los golpes y las raspaduras que se habían producido en la mesa se hicieron escuchar en la cama con fuerza y de una manera alegre.
Algún tiempo antes se escucharon los sonidos espontáneos de una campanilla, y esto dio la idea de atarla a la cama; luego comenzó a sonar y a moverse. Lo que sucedió de más curioso en esta circunstancia fue que, al haber sido la cama levantada y desplazada, la campanilla permaneció inmóvil y en silencio. Hacia la medianoche todos los ruidos cesaron y los asistentes se retiraron. El lunes 15 de mayo, a la noche, se fijó a la cama una campanilla mayor; luego se escuchó un ruido ensordecedor y desagradable. El mismo día, por la tarde, las ventanas y la puerta del dormitorio se abrieron, pero silenciosamente.
Debemos narrar también que la silla en la cual Philippine estaba sentada el viernes y el sábado, al haber sido llevada por su padre al centro del cuarto, parecía mucho más liviana que de costumbre: se diría que una fuerza invisible la sostenía. Al querer empujarla, uno de los asistentes no encontró ninguna resistencia: la silla parecía deslizarse por sí misma sobre el suelo. El Espíritu golpeador permaneció en silencio durante tres días: jueves, viernes y sábado santos. No fue sino en el día de Pascua que los golpes recomenzaron con campanadas, golpes rítmicos que componían un aria.
El 1° de abril las tropas cambiaron de guarnición y dejaron la ciudad con la banda de música al frente. Cuando pasaron delante de la casa de los Senger, el Espíritu golpeador ejecutó en la cama, a su manera, el mismo fragmento musical que se tocaba en la calle. Poco tiempo antes se había escuchado en el cuarto como los pasos de una persona, y como si se hubiera arrojado arena en el piso. El gobierno del Palatinado se ha preocupado con los hechos que acabamos de narrar, y ha propuesto al Sr. Senger poner a su hija en una casa de salud en Frankenthal, proposición que ha sido aceptada.
Hemos sabido que, en su nueva residencia, la presencia de Philippine ha dado lugar a los prodigios de Bergzabern y que los médicos de Frankenthal – tanto como los de nuestra ciudad – no han podido determinar la causa. Además, estamos informados que sólo los médicos tienen acceso a la jovencita. ¿Por qué han tomado esta medida? Lo ignoramos, y no nos permitiremos criticarla; pero si lo que la ha ocasionado no es más que el resultado de alguna circunstancia particular, creemos que podrían haber dejado que se llegase cerca de la interesante niña, si bien no a todos, al menos a las personas recomendables».
Nota – No tuvimos conocimiento de los diferentes hechos que hemos informado sino por el relato publicado por el Sr. Blanck; pero una circunstancia acaba de ponernos en relación con una de las personas que más apareció en todo este caso, y que ha tenido a bien suministrarnos al respecto documentos circunstanciados del más alto interés. Igualmente, a través de la evocación, hemos obtenido explicaciones muy curiosas y muy instructivas sobre este Espíritu golpeador, ya que él mismo se ha manifestado a nosotros. Como esos documentos nos han llegado demasiado tarde, postergaremos su publicación para el próximo número.
Allan Kardec
Revista Espirita 1858
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LA PROGRESISTA LEY DEL TRABAJO
El trabajo es una ley para todas las humanidades planetarias.
Desde el ser más rudimentario hasta los Espíritus angélicos que velan por los destinos de los mundos, cada uno ejecuta su obra, su parte, en el gran concierto universal.
Penoso y grosero para los seres inferiores, el trabajo suaviza a la medida que el Espíritu se purifica.
Se torna una fuente de gozos para el Espíritu adelantado, insensible a las atracciones materiales, exclusivamente ocupado con estudios elevados.
Es por el trabajo que el hombre doma las fuerzas ciegas de la naturaleza y se preserva de la miseria.
Es por el trabajo que las civilizaciones se forman que el bienestar y la ciencia se difunde.
El trabajo es la honra, es la dignidad del ser humano. El ocioso que se aprovecha del trabajo de los otros, sin producir nada, no pasa de ser un parasito.
Cuando el hombre está ocupado con su tarea, las pasiones se aquietan.
La ociosidad, por el contrario, las instiga, abriendo un vasto campo de acción para que se manifiesten.
El trabajo es también un gran consolador, es un preservativo saludable contra nuestras aflicciones, contra nuestras tristezas.
Calma las angustias de nuestro Espíritu y fecunda nuestra inteligencia.
No hay dolor moral, decepciones o reveses que encuentren en el un alivio.
No hay vicisitudes que resistan a su acción prolongada.
El trabajo es siempre un refugio seguro en la prueba, un verdadero amigo en la tribulación.
Por el trabajo los hombres se aproximan unos a los otros, aprenden a auxiliarse, a unirse. De ahí a la fraternidad solo hay un paso
Cuando en la antigüedad romana deshonro el trabajo, haciendo de el una condición de esclavitud, resultó en su esterilidad moral y corrupción.
El trabajo es Ley Divina, vinculada a la Ley del progreso. A través de él, se hace el perfeccionamiento de los seres.
Frente a las necesidades que el hombre percibe, en el mundo en que está viviendo, coloca en acción su inteligencia y engendra acciones, mejorando su y la condición de muchos.
Es así, que la Tecnología avanzo y continua avanzando, la Medicina trae, cada día, nuevas e importantes descubrimientos para disminuir muchos dolores y curar enfermedades.
Es así que se mejoran técnicas quirúrgicas, que se inventan artefactos, todo objetivando el bienestar del ser, en la Tierra en que se encuentra.
Surge un problema. El hombre piensa y crea algo. Alguna cosa, si no para resolverlo, al menos para aminorarlo.
Pensando en su confort y en el deseo de lo bello, todos los días el hombre crea nueva y arrojada formas arquitectónicas, embelleciendo el paisaje urbano.
Maquinas son colocadas a disposición para el apaño de la tierra, para el plantío, para la cosecha con el mínimo desperdicio.
Todo eso es trabajo. Trabajo de quien suda la camisa física, en el esfuerzo físico.
También el de aquellos que elaboran leyes, con la intención de preservar la vida, el planeta, de ofrecer mejores condiciones a la Humanidad.
Trabaja, por tanto, quien utiliza la fuerza, tanto como aquel que acciona su inteligencia.
Uniéndose, unos y otros, se alcanza el progreso más rápidamente.
Es todo, gracias a la bendita Ley del trabajo. ¿Qué sería de nuestros días sin la bendición del trabajo?
El trabajo es vida, es gloria es la paz de la humanidad.
Esmerémonos, pues, en resolver los grandes problemas, en estudiar la naturaleza y propagar la ciencia, esparciendo por todas partes todo lo que consuela, anima y fortifica.
Que de una extremidad a otra del Mundo, unidos en la obra gigantesca, cada uno de nosotros se esfuerce a fin de contribuir para enriquecer el dominio material, intelectual y moral de la Humanidad.
Redacción del Momento Espirita
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TODO LO QUE HAGAS
Todo lo que pretendes hacer, o que estás haciendo, acuérdate de hacerlo con dedicación, con amor. Viniste a la Tierra para hacer alguna cosa y esa misión tiene gran importancia. Cuida de hacer todo con perfección, tomando en cuenta que no hay nada perfecto sin que haya Amor.
Las escuelas del mundo nos dan los medios de entender las cosas en su profundidad. No en tanto, no son solamente ellas las que nos llevan a comprender nuestros deberes. Una gran parte nos toca directamente y esa debe ser hecha por nosotros, condicionando experiencias y usando nuestra voluntad, aquella que nunca esmorece ante los obstáculos. No podemos olvidarnos de la madurez del espíritu conferida por el tiempo. Sin embargo, los clarines de la eternidad tocan, alertando a las almas. Es llegado el momento de la comprensión iluminada de rastrear a nuestros deseos del aprendizaje en los campos inmensurables de nosotros mismos, cogiendo datos y acertando aristas, operando tumores y curando enfermedades en nuestro mundo interno.
La mayor batalla a ser vencida es la lucha que deberemos trabar con nosotros mismos, es el Bien contra el Mal, en la profundidad del alma, para después hablar con seguridad a todos los que quieran oír: Yo soy la Luz.
El milagro del pensamiento hace a los grandes científicos pensar. Ellos usan la razón, más desconocen su procedencia y los medios por los cuales los pensamientos son hechos.
Las sutilezas de las ideas y la inteligencia de los hombres escapan a la propia inteligencia de estos mismos hombres, cuando ignoran la existencia del espíritu. Cuando descubrieron las computadoras, ellos hallaron que habían encontrado el secreto del cerebro humano, olvidándose de procurar saber de dónde venía la inteligencia. Los computadores son programados, no piensan por si mismos. La ciencia del mundo sin la ciencia del espíritu está muerta y se deshace como el propio tiempo, no resiste al progreso, a no ser que se encuentre con el alma, para ayudarla a explicar la fuente de toda sabiduría, que es Dios.
En todo lo que hicieras, no te olvides, de en primer lugar, acordarte de nuestro Padre Celestial, que está vibrando, trabajando y asistiéndonos desde la materia primitiva al alto escalón de la eternidad.
Si puedes coordinar tus ideas, hadlo con armonía. Si es de tu agrado disciplinar tú habla, empieza pronto. Si puedes dar ritmo a tus pasos, hadlo también. Si puedes vestir decentemente no debes olvidarte de hacerlo. Los otros caminos encaminados para la perfección van surgiendo en el padrón de tus esfuerzos y en la búsqueda, ellos surgirán más deprisa, para que puedas sentir la luz del discernimiento con mayor rapidez.
Trabaja con interés de servir bien, que tu trabajo se transforme en alegría. Dispensa los adjetivos que no correspondan las cualidades ennoblecidas del Evangelio y avanza para los calificativos que horran toda la policromía enriquecida por el amor en las variadas estaciones de los sentimientos. Confirma tu pasaje, por donde pases, con claridad y la perfección que lo debes hacer, que lo Bello siempre honra a su genitor.
En todo los que hagas, acuérdate de hacerlo bien. No te olvides jamás el talle de la perfección, que ella devolverá la gloria para el propio artista
Cirugía Moral, João Nunes Maia
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