“Qué es y qué no es Espiritismo”
"Para opinar sobre una idea hay que estudiarla; estudiarla para comprenderla y comprenderla para juzgarla, y esto únicamente puede hacerse si acudimos a las fuentes originales".
Los postulados básicos del espiritismo son:
1) Existencia de Dios: La idea espiritista de Dios se distingue radicalmente de la concepción antropomórfica de las religiones, ya que no se lo concibe como un ser personal o mutable que premia o castiga, sino como la energía primaria y creadora del universo, arquetipo del Supremo Amor.
2) Preexistencia y supervivencia del espíritu: Existimos antes de nacer y continuamos viviendo después de la muerte. Todos los seres vivientes estamos dinamizados por un principio psíquico, asiento permanente de lo intelectual, indestructible e imperecedero que coexiste con el organismo corporal.
3) Reencarnación: El espíritu va utilizando diversos cuerpos a lo largo de su trayectoria progresiva. Va alcanzando nuevos conocimientos y experiencias a través de innumerables vidas sucesivas. Así, el pasado y el presente están enlazados en una relación causal, cuya comprensión es indispensable para el perfeccionamiento del Ser y para la construcción de su porvenir.
4) Mediumnidad: Es la facultad que poseemos los seres humanos (más agudizada en aquellos que llamamos médiums) para relacionar las humanidades visible e invisible, es decir, el mundo físico y el mundo espiritual. Por medio de la mediumnidad, se prueba experimentalmente la inmortalidad del alma. Se rectifican las falsas ideas del cielo, el infierno, penas o castigos eternos.
Recuperamos el contacto con seres queridos y recibimos valiosas informaciones e instrucciones por parte de variadas fuentes espirituales.
5) Pluralidad de mundos habitados: La vida no es un accidente, que excepcionalmente se produjo en La Tierra, sino que es una constante universal; No estamos solos en un universo infinito, eterno e ilimitado, sería un grosero antropocentrismo negar las posibilidades de vida en otros planetas, sistemas o galaxias, la cual, obviamente, habrá adquirido distintas formas de expresión o de relacionarse con su entorno, de acuerdo con sus propias circunstancias.
6) El Espiritismo es una ciencia experimental: Kardec definió el Espiritismo como "la ciencia que estudia el origen, la naturaleza y el destino del espíritu y sus relaciones con el mundo corporal"
El Espiritismo es científico porque se apoya en hechos demostrados y demostrables. Lo es porque su objeto de estudio es susceptible de ser analizado, registrado y controlado. Es científico porque aplica una metodología rigurosa y precisa y en sus conclusiones ha enunciado leyes de vigencia general.
7) El Espiritismo es una filosofía racionalista: Nos aclara nuestro origen y nuestro destino, proporcionándonos respuestas al por qué y para qué de nuestra existencia, sin apelar a expedientes sobrenaturales, ni a dogmas o fideísmos, haciendo por el contrario, de la razón la brújula para orientarnos.
Decía Amalia Domingo Soler "pon el dedo de tu razón, en la roca de tu conciencia y brotará el manantial de tu deber, que el cumplimiento de todos los deberes, es la suma de todas las felicidades"
8) El Espiritismo no es una religión: Recordemos con Kardec "El verdadero carácter del Espiritismo es el de una ciencia y no el de una religión". Toda religión se asienta en dogmas; admite lo sobrenatural; su vía de conocimiento es la fe; adopta ritos, cultos, liturgias, se organiza en iglesias, posee sacerdotes, jerarquías, etc.; mientras que el Espiritismo se respalda en la ciencia, excluye cualquier tesis sobrenaturalista, preconiza la razón como fuente del saber, no tiene ritos, altares, ceremonias, templos ni jerarquía.
9) El Espiritismo no guarda relación con ningún género de supersticiones: En el Espiritismo no hay prácticas de africanismos o ritualismos étnicos, religiosos, folclóricos o sincretismos, ni se hacen rezos, baños de plantas, consumo de aguardiente o tabaco, inhalaciones tóxicas, curaciones mágicas, maleficios o encantamientos.
10) El Espiritismo es una Ética Social: La filosofía y la ciencia Espírita encuentra su complemento en la Ética Espírita. No basta conocer los fundamentos de esta doctrina, es necesario que los relacionemos con nuestra vida para lograr la transformación moral que nos permita evolucionar.
Los conscientes espiritistas no podemos perdonarnos la más mínima negligencia en nuestros trabajos, ni estudios y sobre todo en la práctica de la caridad hacia otros hermanos, que también necesitan la luz que de Dios emana.
El espírita no debe ser ajeno a ninguna actividad social, y por tanto, con arreglo a su vocación y profesionalidad debe estar preparado concientemente para cumplir como tal, dejando sentado su principio dinámico, su ética, su amor por la causa espírita, ejemplarizando como se consigue una sociedad culta, progresiva y feliz.
Porque el Espiritismo no se reduce a la fría experimentación de un laboratorio, ni se limita a razonar lo inductivo o deductivo. Lo científico y lo filosófico se proyectan en lo ético y en lo moral, mostrando así el prototipo de hombre nuevo, que el Espiritismo en capaz de formar.
AMALIA DOMINGO SOLER
El estudio razonado del Espiritismo, es de imprescindible necesidad para los que sufren, porque no hay ningún ideal religioso o filosófico que de contestación satisfactoria a la pregunta que le hacen los desgraciados.
Yo bien preguntaba a Jesús la causa de mi infortunio y uno de sus "intérpretes", un pastor evangélico me respondía:
- "No te impacientes, no te desesperes, no profundices cuestiones que nunca comprenderás: ama a Dios, cree en la divinidad de Jesús, resígnate con el peso de tus culpas y no murmures.
- Pero señor- decía yo con impaciencia- ¿qué culpas son esas, si a los ocho días de nacer me quedé ciega?, ¿qué culpa pagaba yo entonces, si no tenía tiempo de haber pecado?
- "Sería para mortificación o escarmiento de tu madre"
- ¿por qué habría de servirle yo de tormento sufriendo dolores que no merecía, puesto que aún yo era impecable?
- "Nadie hay impecable, puesto que tiene el pecado de origen, originario de sus primeros padres, de Adán y Eva, que no obedecieron los mandatos del Señor".
- y entonces, si todos son pecadores, ¿no se quedan ciegos todos, mancos, mudos, cojos o tullidos? Bien hay personas que no sufren el menor quebranto en su salud.
-"Tienen penas en otro sentido"
- Y el que, como yo, las ha tenido físicas y morales desde que nací, ¿porqué para unos la luz y para otros la sombra?
-" Hay misterios que el hombre no sabrá jamás, sigue con tu cruz las huellas de Jesús y un día entrarás con él en el reino de los cielos".
Este era todo el consuelo y la esperanza que me daba la religión de la Reforma, el Ateísmo me ofrecía el suicidio como único puerto de salvación, así es que, la religión me dejaba en brazos de la mendicidad, sin más porvenir que vivir de limosna, un asilo para la vejez y un hospital para morir y el ateísmo me ofrecía la muerte, la nada, el no ser; El Espiritismo, en cambio; me dijo:
HASTA EL ÚLTIMO SEGUNDO DE TU ACTUAL EXISTENCIA PODRÁS TRABAJAR EN BIEN DE LA HUMANIDAD Y EN EL PROGRESO DE TU ESPÍRITU; NO ERES MÁS DESGRACIADA QUE LOS OTROS POR TENER LA RAZA DE LOS DESHEREDADOS, TAL CASTA NO EXISTE MÁS QUE EN LA MENTE CALENTURIENTA DE LAS RELIGIONES DEICIDAS, QUE SIEMPRE LES HA CONVENIDO CREAR SIERVOS DEGRADADOS PARA MANTENERLOS EN LA IGNORANCIA Y EN LA HUMILLACIÓN.
El Espiritismo es luz y sombra, es vida y es muerte; es la razón natural iluminando todo cuanto existe. Para estudiar el espiritismo no se debe nunca abdicar del propio criterio, no se debe considerar a los espíritus como los creyentes de la religión Católica Apostólica Romana, que conceptúan a su confesor como si fuera la imagen de Dios en la Tierra, dejando que él piense por ellos. No, las comunicaciones deben leerse y examinarse detenidamente si son escritas y escucharlas con atención profunda, si son parlantes, y siempre que los espíritus aconsejen el fiel cumplimiento de todos los deberes, el afán por el trabajo y el deseo del bien universal, no deben aceptarse sus consejos si en ellos demuestran parcialidad y tienden hacia la desunión entre la familia o determinados amigos.
Si al espiritismo se le considera como una nueva religión, si se convierten los espíritus en otros tantos ídolos y los médiums en sacerdotes, es mejor, es preferible mil y mil veces, ignorar siempre la vida de ultratumba para evitar obsesiones y subyugaciones de fatalísimos resultados.
Así que nuestro mayor afán debe ser la difusión de un espiritismo claro, basado, como ya hemos dicho, en el estudio razonado, siguiendo las enseñanzas de Allan Kardec, de Amalia Domingo Soler, León Denís así como de otros muchos más serios autores que nos han dejado su herencia más valiosa, una fuente de conocimiento inmejorable e impecable por su transparencia absoluta, por ello, no debemos decepcionarlos y continuar con la proclamación de un Espiritismo tan racional como el que ellos han dejado en nuestras manos, porque el Espiritismo nos ha enseñado que lo más valioso que tenemos es la libertad de pensamiento, demasiado valiosa como para dejarla en manos de otros que piensen por nosotros como han pretendido todas las religiones, y asumir las respuestas dadas por otros en vez de comprobarlas por nosotros mismos.
Decía Kardec que más vale descartar nueve verdades que asumir una sola mentira.
Oswaldo E. Porras Dorta
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¿Qué es la Obsesión espiritual?
Podría
definirse como la influencia perniciosa o la dominación maligna, según el grado
de esa influencia negativa que puede llegar a ser hasta una dominación total de
un ser sobre otro. Cuando es una influencia que alcanza hasta una dominación total de un Espíritu o Espíritus generalmente malos
sobre otro más débil o que se deja finalmente influir, estos seres obcecados en
el mal pueden ejercer su dominación sobre otros Espíritus o personas a las que
influyen de un modo pertinaz y casi irresistible por diversos motivos.
Es un hecho evidente que son muchos
los Espíritus que permanecen cerca de nosotros, atraídos por nuestros defectos
o por nuestras virtudes, de modo que intervienen e influyen o pueden influir
tanto positiva como negativamente en
nuestras vidas. Ellos parten con la ventaja sobre nosotros, de que nos son
invisibles, y captan o ven nuestro pensamiento, mientras que nosotros, distraídos
en la materia, no sabemos captar el suyo,
y desde su plano oculto a nuestros sentidos físicos pero generalmente
cerca de nosotros, pueden interferir en nuestras Mentes; unas veces esta
interferencia o influencia es para bien por medio de reforzar nuestra
voluntad cuando está dirigida hacia lo positivo, o para mal debilitando nuestra
voluntad si son Seres inferiores y atraídos por nuestros defectos, desean que
nos inclinemos hacia el mal. Una vez logrado que nuestra voluntad esté
debilitada o anulada, quedamos o podemos quedar en manos de esos Seres
desencarnados que actúan como auténticos vampiros psíquicos o verdugos,
dispuestos a obsesarnos o a poseernos
utilizando nuestra propia energía
psíquica.
En todos los casos de obsesión, del
grado que sean, el Espíritu obsesor permanece más o menos cerca del aura
psíquica del obsesado , sobre el que actúa por inspiración y telepatía, pero
siempre fuera de su cuerpo físico, pues en el mismo solo habita el Ser que está encarnado en él . Su forma de
actuar es mediante la influencia o
envío a la mente humana de la víctima,
de ideas o “clichés” mentales que se repiten compulsivamente con más o menos
frecuencia.
La obsesión espiritual actúa como
una simbiosis entre el espíritu o
espíritus obsesores, generalmente desencarnados, que ignorantes, envidiosos o perversos, ejercen
una inducción inteligente sobre el
espíritu encarnado de su anfitrión o
víctima.
La
Obsesión, sea cual sea
su grado es uno de los grandes escollos y peligros que se presentan en la mediumnidad.
La obsesión espiritual es una
enfermedad social que domina el moderno pensamiento disfrazado de idealismos voluptuosos que
incendian mentes y anestesian sentimientos.
Viviendo
en un permanente intercambio, consciente
o inconsciente, los espíritus encarnados y desencarnados, participan de las
vivencias tanto en el cuerpo como fuera de él. Las enemistades procedentes de otras existencias anteriores,
buscan a sus enemigos encarnados tratando de
infringirles males y venganzas injustificables, asimilando ideas y
pensamientos por la propia sintonía de las ondas mentales.
Asaltada
por vibraciones negativas,la mente ociosa o indisciplinada de la víctima,
viciada o rebelde, termina por registrar las
interferencias mentales porque es débil en su voluntad, y a causa de sus propias vibraciones mentales,
recibe y asimila la idea, permitiendo la normal acomodación de
complejos y recalcitrantes pensamientos, o comportamientos pesimistas o
exaltados, que son peculiares de cada caso.
Una vez
aceptada la inducción, el obsesado se liga con el obsesor en un desgraciado
intercambio psíquico y los problemas del inconsciente se desbordan con las
impresiones angustiosas que duermen almacenadas en él, confundiéndose en la
conciencia con las informaciones actuales, al tiempo que se encuentra experimentando un desorden
mental por la influencia de los parásitos psíquicos externos que van
minando a la víctima sin defensas.
Las
preferencias emocionales e intelectuales
y las tendencias del obsesado,
así como los recuerdos perniciosos
sirven de vehículo y acceso al
pensamiento del espíritu invasor.
La
obsesión muchas veces es el origen de enfermedades varias, inicialmente
imaginarias, que recibe por vía telepática, pero que pueden transformarse en
males orgánicos reales, de consecuencias inusitadas según
el talante del agente perseguidor, que induce a la víctima que lo
hospeda, hasta a situaciones lamentables.
El
espíritu encarnado cuando es víctima de una obsesión, se pierde en un laberinto
que lo atemoriza, enfrentado a un adversario que de forma sistemática, lo maltrata aterrándolo con
amenazas crueles en una parasitosis
firme que impera en su
desconcertada casa mental.
Finalmente
el obsesor termina por dominar y dirigir
los centros del comando motor del
cerebro, y así domina físicamente a la víctima, que aparece inerte,
subyugada o cometiendo disparates de todas clases.
Hay
muchos casos de obsesión por toda la Tierra; muchos más de lo que imaginamos.
Estamos en un mundo de intercambio mental vivo y palpitante en donde cada Ser
sintoniza con sus semejantes, prevaleciendo por eso el contenido de esas pesadas
vibraciones negativas que perturban gravemente la resistencia psíquica y el
equilibrio social y moral de las gentes que habitan nuestro mundo.
Estos
estados mórbidos originados en existencias pasadas, abren largas brechas que
facilitan y estimulan las parasitosis espirituales que degeneran en síndromes
obsesivos, y no es nada raro que se
prolonguen y hasta se intensifiquen en
una Subyugación de curso impredecible.
El día
que la medicina y la Psiquiatría descubran y acepten la realidad de la
presencia e influencia de los Espíritus desencarnados sobre los seres humanos,
el cambio que se realizará en la Ciencia y en la Humanidad, será notable, y
desde luego entre las definiciones de enfermedades psíquicas o mentales,
tendrán que hacer un hueco a esta lacra que bajo el título genérico de
“locura”, ha venido sufriendo la Humanidad a través de los tiempos.
- Jose Luis Martín-
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“Las aberraciones, el odio,
la mentira y la venganza, son siempre inspiradas por mentes que
se complacen en el mal”
- Divaldo Pereira Franco
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. Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. – Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen, y rogad por los que os persiguen y calumnian: – para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos: el cual hace nacer su sol sobre buenos y malos, y llueve sobre justos y pecadores. -Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? – Y si saludareis tan solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿no hacen esto mismo los gentiles? Porque os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los Escribas y Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. (San Mateo, cap. V, v. de 43 a 47 y 20).
2. Y si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis? porque los pecadores también aman a los que les aman a ellos. – Y si hiciereis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tendréis? porque los pecadores también hacen esto. -Y si prestareis a aquellos, de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tendréis? Porque también los pecadores prestan unos a otros para recibir otro tanto. -“Amad, pues, a vuestros enemigos: haced bien y dad prestado”; sin esperar por esto nada: y vuestro galardón será grande, y seréis hijos del Altisimo porque El es bueno aun por los ingratos y malos. – Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro padre es misericordioso. (San Lucas, cap. VI, v. 32 a 36).
3. Si el amor del prójimo es el principio de la caridad, amar a sus enemigos es su aplicación sublime, porque esta virtud es una de las más grandes victorias contra el egoísmo y el orgullo. Sin embargo, generalmente se equivocan sobre el sentido de la palabra “amor” en esta circunstancia; Jesús no entendió, por esas palabras, que se deba amar a su enemigo con el cariño que se tiene a un hermano o a un amigo; la ternura supone confianza, y no se puede tener confianza en aquél que se sabe que es capaz de hacernos mal, y no se pueden tener con él las expansiones de la amistad, porque se sabe que seria capaz de abusar de ellas; entre las personas que desconfían unas de otras, no pueden existir los arranques de simpatía que existen entre aquellos que son de una misma comunión de pensamientos; en fin, no puede tenerse el mismo placer encontrándose con un enemigo que con su amigo.
Este sentimiento es también el resultado de una ley física: la de la asimilación y de la repulsión de los fluidos: el pensamiento malévolo dirige una corriente fluidica cuya impresión es penosa; el pensamiento benévolo nos envuelve en una emanación agradable y de aquí resulta la diferencia de sensaciones que se experimentan al aproximarse un amigo o un enemigo. Amar a sus enemigos, no puede, pues, significar que no debe hacerse ninguna diferencia entre ellos y los amigos; este precepto parece difícil y aun imposible de practicar, porque se cree falsamente que prescribe que demos a ambos el mismo puesto en el corazón. Si la pobreza de las lenguas humanas obliga a servirse de la misma palabra para expresar diversos grados de sentimiento, la razón debe establecer la diferencia según los casos.
Amar a sus enemigos, no es tenerles un afecto que no está en la naturaleza, porque el contacto de un enemigo hacer latir el corazón de muy diferente modo que el de un amigo; es no tenerle ni odio, ni rencor, ni deseo (le venganza; es perdonarle “sin segunda intención y sin condición” el mal que nos hace, sin poner ningún obstáculo a la reconciliación; es desearles bien en vez de quererles ni al,alegrarse en vez de afligirse (leí bien que les acontece, tenderles una mano caritativa en caso (le necesidad, abstenerse “en palabras y en acciones” de todo lo que puede perjudicarles; es, en fin, volverles siempre bien por mal, “sin intención de humillarles”. Cualquiera que haga esto, llena las condiciones del mandamiento: “Amad a vuestros enemigos”.
4. Amar a sus enemigos es un despropósito para los incrédulos; aquel para quien la vida presente es el todo, sólo ve en su enemigo un ser pernicioso que turba su reposo y del que solo la muerte puede desembarazarle. De aquí viene el deseo de venganza. No tiene ningún interés en perdonar si no es para satisfacer su orgullo a los ojos del mundo; aun perdonar, en ciertos casos, le parece una debilidad indigna de él; si no se venga, no deja por eso de conservar rencor y un secreto deseo de perjudicarle.
Para el creyente, pero sobre todo para el espiritista, la manera de ver es muy diferente, porque dirige sus miradas al pasado y al porvenir, entre los que la vida presente sólo es un punto; sabe que por el mismo destino de la tierra, debe esperar encontrar en ella hombres malvados y perversos, que las maldades a que está expuesto forman parte de las pruebas que debe sufrir, y el punto de vista elevado en que se coloca hace que las vicisitudes le sean menos amargas, ya provengan de los hombres o de las cosas; “si no murmura de las pruebas, tampoco debe murmurar de los que son instrumentos de aquellas”; si en vez de quejarse da gracias a Dios porque le prueba, “debe también dad gracias a la mano que le proporciona ocasión de manifestar su paciencia y su resignación”.
Este pensamiento le dispone naturalmente al perdón; siente, además, que cuanto más generoso es, más se engrandece a sus propios ojos y se encuentra fuera del alcance de los tiros malévolos de su enemigo. El hombre que ocupa un puesto elevado en el mundo, no se considera ofendido por los insultos de aquél a quien mira como inferior, lo mismo sucede con el que se eleva en el mundo moral sobre la humanidad material; comprende que si odio y el rencor le envilecerían y le rebajarían ; luego, para ser superior a su adversario, es preciso que tenga el alma más grande, más noble y más generosa.
Allan Kardec
Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
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REENCARNACIÓN.
Por la reencarnación, cada uno vuelve a reemprender y proseguir la tarea del ayer, interrumpida por la muerte. De aquí la superioridad asombrosa de ciertas personalidades que aparecen en la historia de la humanidad, y cuya superioridad está fundamentada en la mayor capacitación adquirida, mediante el esfuerzo en sus múltiples vidas. CADA UNO APORTA AL NACER, LOS FRUTOS DE SU EVOLUCIÓN.
Como dice el filósofo francés, León Denis, en su obra «El Problema del Ser y del Destino«: «Desprendiéndose lentamente, la humanidad, de la oscuridad de las edades, emerge de las tinieblas de la ignorancia y de la barbarie, avanzando a paso mesurado en medio de los obstáculos y de las tempestades. Va trepando su áspera vía, y en cada recodo de su ruta, entrevé mejor las grandes cimas, las cumbres luminosas en donde reinan la sabiduría, la espiritualidad y el amor».
La mente del hombre es una manifestación del grado de evolución de su espíritu, mediante la cual, éste trae a su actual existencia, conocimientos que ya posee, por haberlos adquirido en existencias anteriores y en su vida espiritual. Porque, también en el espacio se aprende y mucho, cuando el Espíritu llega a sentir ya el ansia de progreso.
Aun cuando las personas no son conscientes de los conocimientos adquiridos a lo largo de las experiencias humanas y espirituales, éstas permanecen siempre en el subconsciente y gravitan en la formación de la mentalidad del hombre. De aquí, todos esos casos de personas extraordinariamente dotadas para determinadas ciencias o artes.
Si observamos en los diversos individuos que componen el conglomerado humano, aun dentro de nuestro propio ambiente circundante: el semblante, la configuración somática, aspecto, ademanes, expresiones, conducta, etc., de cada uno; podremos apreciar fácilmente, a simple vista,la notoria diferencia intelectual y moral existente entre unos y otros. Mientras en unos apreciamos una mente despierta y un temperamento dinámico, en otros vemos al individuo tosco, bruto o abúlico. ¿Podremos culpar a la Divinidad Creadora por estas diferencias? ¿Podremos admitir a la Sabiduría Cósmica —perfección absoluta— como creadora de imperfecciones o distribuyendo Sus dones a unos y privando a otros? No; porque éstos son diversos estados evolutivos del Ego. Esos últimos están más atrás en la escala evolutiva, son espíritus más nuevos; mientras que los primeros son espíritus más viejos, han vivido más vidas y, por ende, desarrollado su inteligencia y dinamismo en la lucha, a través de las edades.
Dicen que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Entonces, ¿cuál de ésos es semejante a Dios?
Morfológicamente, ninguno; intelectualmente, dinámica y moralmente (valga el término), tampoco.
DIOS, el Ser Supremo del Universo todo, Justicia y Sabiduría máxima del Cosmos, no tiene forma (comprensible a nuestra mente limitada). Amor sublime que trasciende a toda la creación a modo de vibraciones o fuerzas poderosísimas denominadas leyes; nos ha creado a todos iguales.
El comienzo a la vida, ha sido igual para todos los seres de la creación, incluyendo el ser humano. Los diferentes aspectos y condiciones intelectuales, dinámicas y morales, son diversos grados en el proceso evolutivo. Las diferentes formas de vida que podemos apreciar, y aún las no perceptibles a nuestra vista, son diversas fases de manifestación de las «chispas divinas», en las diversas etapas de su evolución sin límites.
La semejanza está en la esencia que, cual semilla emanada del Árbol de la Vida, del TODO CÓSMICO, contiene en estado latente, potencialmente, todas las facultades y poderes que le asemejarán a EL, una vez que las haya desarrollado.
Porque el Espíritu, en su génesis, es una simiente destinada a germinar y luego florecer. Más, el tiempo entre estos dos aspectos, la trayectoria evolutiva a recorrer, es inmensa en el tiempo sin tiempo; trayectoria en la cual va adquiriendo diversos aspectos y formas, hasta completar su evolución que le asemejará a su Creador.
Así es el ser espiritual: simple, ínfimo en su comienzo, en su «nacimiento», va desarrollándose en el devenir del tiempo, hasta alcanzar las inconmensurables alturas del pensamiento, de la perfección y del amor.
Sebastián de Arauco.
Por la reencarnación, cada uno vuelve a reemprender y proseguir la tarea del ayer, interrumpida por la muerte. De aquí la superioridad asombrosa de ciertas personalidades que aparecen en la historia de la humanidad, y cuya superioridad está fundamentada en la mayor capacitación adquirida, mediante el esfuerzo en sus múltiples vidas. CADA UNO APORTA AL NACER, LOS FRUTOS DE SU EVOLUCIÓN.
Como dice el filósofo francés, León Denis, en su obra «El Problema del Ser y del Destino«: «Desprendiéndose lentamente, la humanidad, de la oscuridad de las edades, emerge de las tinieblas de la ignorancia y de la barbarie, avanzando a paso mesurado en medio de los obstáculos y de las tempestades. Va trepando su áspera vía, y en cada recodo de su ruta, entrevé mejor las grandes cimas, las cumbres luminosas en donde reinan la sabiduría, la espiritualidad y el amor».
La mente del hombre es una manifestación del grado de evolución de su espíritu, mediante la cual, éste trae a su actual existencia, conocimientos que ya posee, por haberlos adquirido en existencias anteriores y en su vida espiritual. Porque, también en el espacio se aprende y mucho, cuando el Espíritu llega a sentir ya el ansia de progreso.
Aun cuando las personas no son conscientes de los conocimientos adquiridos a lo largo de las experiencias humanas y espirituales, éstas permanecen siempre en el subconsciente y gravitan en la formación de la mentalidad del hombre. De aquí, todos esos casos de personas extraordinariamente dotadas para determinadas ciencias o artes.
Si observamos en los diversos individuos que componen el conglomerado humano, aun dentro de nuestro propio ambiente circundante: el semblante, la configuración somática, aspecto, ademanes, expresiones, conducta, etc., de cada uno; podremos apreciar fácilmente, a simple vista,la notoria diferencia intelectual y moral existente entre unos y otros. Mientras en unos apreciamos una mente despierta y un temperamento dinámico, en otros vemos al individuo tosco, bruto o abúlico. ¿Podremos culpar a la Divinidad Creadora por estas diferencias? ¿Podremos admitir a la Sabiduría Cósmica —perfección absoluta— como creadora de imperfecciones o distribuyendo Sus dones a unos y privando a otros? No; porque éstos son diversos estados evolutivos del Ego. Esos últimos están más atrás en la escala evolutiva, son espíritus más nuevos; mientras que los primeros son espíritus más viejos, han vivido más vidas y, por ende, desarrollado su inteligencia y dinamismo en la lucha, a través de las edades.
Dicen que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Entonces, ¿cuál de ésos es semejante a Dios?
Morfológicamente, ninguno; intelectualmente, dinámica y moralmente (valga el término), tampoco.
DIOS, el Ser Supremo del Universo todo, Justicia y Sabiduría máxima del Cosmos, no tiene forma (comprensible a nuestra mente limitada). Amor sublime que trasciende a toda la creación a modo de vibraciones o fuerzas poderosísimas denominadas leyes; nos ha creado a todos iguales.
El comienzo a la vida, ha sido igual para todos los seres de la creación, incluyendo el ser humano. Los diferentes aspectos y condiciones intelectuales, dinámicas y morales, son diversos grados en el proceso evolutivo. Las diferentes formas de vida que podemos apreciar, y aún las no perceptibles a nuestra vista, son diversas fases de manifestación de las «chispas divinas», en las diversas etapas de su evolución sin límites.
La semejanza está en la esencia que, cual semilla emanada del Árbol de la Vida, del TODO CÓSMICO, contiene en estado latente, potencialmente, todas las facultades y poderes que le asemejarán a EL, una vez que las haya desarrollado.
Porque el Espíritu, en su génesis, es una simiente destinada a germinar y luego florecer. Más, el tiempo entre estos dos aspectos, la trayectoria evolutiva a recorrer, es inmensa en el tiempo sin tiempo; trayectoria en la cual va adquiriendo diversos aspectos y formas, hasta completar su evolución que le asemejará a su Creador.
Así es el ser espiritual: simple, ínfimo en su comienzo, en su «nacimiento», va desarrollándose en el devenir del tiempo, hasta alcanzar las inconmensurables alturas del pensamiento, de la perfección y del amor.
Sebastián de Arauco.
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