Breves reflexiones sobre la eficacia de la oración
“La mediúmnidad curadora no viene a suplantar a la medicina y a los médicos; viene simplemente a probar que hay cosas que ellos no saben y los invita a estudiarlas; que la naturaleza tiene recursos que ellos ignoran; que el elemento espiritual que ellos desconocen, no es una quimera, y que, cuando lo tomen en cuenta abrirán nuevos horizontes para la ciencia y tendrán más éxitos que ahora”.
Existen pesquisas sobre los efectos de la oración en la salud de las personas. Una de ellas fue realizada por el laboratorio de Inmunología Celular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Brasilia, con la participación activa de más de cincuenta y dos estudiantes de medicina durante el periodo del 2000 a 2003. La pesquisa, segunda divulgación en el final de octubre, en los principales periódicos del País, presentó resultados positivos que se materializan en el aumento de la estabilidad celular de los individuos que recibieron oración. De acuerdo con el estudio enfocado en uno de los principales mecanismos de defensa del organismo – la fagocitosis – puede tener la función estabilizada con oraciones hechas a distancia. “En el análisis de cincuenta y dos voluntarios, cada semana, una pareja ofrecía muestras de sangre y respondía a un cuestionario sobre el estrés. Se encaminaba una foto del voluntario, identificada apenas por el nombre, a un grupo de diez religiosos de diferentes credos, que, por una semana, hacían oraciones por aquella persona. Coordinado por el profesor de inmunología Carlos Eduardo Tosta, la pesquisa se demoro tres años para ser concluida.
La oración actúa sobre individuos sanos, influenciando el sistema inmunológico, segundo estudio pionero realizado en el años 1988, en el Hospital Geral de San Francisco, en California. En ese hospital “fue posible comprobar que los pacientes que recibieron oraciones presentaron significativas mejoras, necesitando inclusive de menor cantidad de medicamentos”
Para nosotros, espiritas, ella se reviste de características especiales, pues “ a la par de la medicación ordinaria, elaborada por la Ciencia, el magnetismo nos da a conocer el poder de la acción fluidica y el Espiritismo nos revela otra fuerza poderosa en la mediúmnidad curadora y la influencia de la oración”
Allan Kardec, al emitir sus comentarios en la cuestión 662 de El Libro de los Espíritus, afirma que “el pensamiento y la voluntad representan en nosotros un poder de acción que alcanza mucho más allá de los limites de nuestra esfera corporal”.
A titulo de rigor “la electricidad es energía dinámica; el magnetismo es energía estática; el pensamiento es fuerza electromagnética” .
Considerándose la propiedad del fluido magnético para que nos influenciemos mutuamente, y “reconociéndose la capacidad del fluido magnético para que las criaturas se influencien recíprocamente, con mucha más amplitud y eficiencia actuará el sobre las entidades celulares del Estado Orgánico – particularmente las sanguíneas y las histiocitarias -; determinándoles el nivel satisfactorio, para la emigración o la extrema movilidad, la fabricación de anticuerpos o, aun, la improvisación de otros recursos combativos e inmunológicos, en la defensa contra las invasiones bacterianas y en la reducción o extinción de los procesos patogénicos (…)” Mucho se tiene dicho a respecto de la oración, más muy poco aun conocemos de su mecanismo de funcionamiento. Por eso mismo, poco la valorizamos, y algunas veces hasta la olvidamos. Es hasta un procedimiento comprensible, una vez que el Espiritismo es una Doctrina relativamente joven con aproximadamente 150 años, y el análisis de sus aspectos científicos requiere conocimientos básicos, sin los cuales no entenderíamos sus explicaciones, precisaríamos entonces tener nociones de física, ciencias, biología, fluidos, magnetismo, electromagnetismo, electricidad, telecomunicaciones, etc. Más, una cosa está clara, la oración no puede cambiar la naturaleza de las pruebas por las cuales el hombre tiene que pasar, o hasta aun mismo desviarle su curso, y esto es porque ellas están en las manos de Dios y las hay que deben soportarse hasta el fin, más Dios toma siempre en cuenta la resignación. Muchas veces surgen aquellos que contestan la eficacia de la oración, alegando que, por el hecho de Dios conocer las necesidades humanas, se torna dispensable el acto de orar, pues siendo el Universo regido por leyes sabias y eternas, las suplicas jamás podrán alterar los designios del Creador. No en tanto, no se puede perder la asertiva del Maestro “Lo que quiera que sea pedido por la oración creed que lo obtendréis, y os será concedido”.
Sin embargo las oraciones que hacemos no nos desviarán de nuestros problemas y desilusiones, ellas son un bálsamo reconfortante para nuestra alma enfermiza, pues nos hace penetrar en estados de suave sosiego y gozos que solamente aquel que ora es capaz de descifrar. Tiene, así, la oración el inefable don de darnos fuerzas para soportar las luchas y problemas, internos y externos, de colocarnos en posición de vencer obstáculos que, antes, parecían irremovibles. Kardec daba tanta importancia al acto de pensar que un día escribió en el libro “La Génesis”: “El pensamiento produce una especie de afecto físico que reactiva sobre el moral: es eso únicamente lo que lo el Espiritismo podría hacer comprender”.
Es el pensamiento el que da la calidad curativa a los fluidos, que existen en estado natural a nuestro alrededor. es el que transforma el fluido inerte en energía capaz de recomponer un tejido enfermo o reducir los males de orden espiritual que afectan a los individuos. Es el pensamiento también el hilo que nos permite establecer un relacionamiento positivo con los espíritus, que participan de las actividades curadoras. Más, al mismo tiempo en que nos permite todo eso, el también podrá ligarnos a los espíritus cuya presencia será perjudicial al acto de curar. Toda moneda tiene dos caras, las leyes de la naturaleza son dos manos. La mente es la fuente de energía curativa o de energía destructiva. La oración es, sin duda, uno de los medios por los cuales la cura de un mal puede ser alcanzada. Más es, también, un medio de los más difíciles, en vista a la pequeña capacidad mental que tenemos para orar. Esto es porque la oración es un acto mecánico, que se realiza por los labios. Con todo, la oración es algo que depende enormemente del pensamiento y de la voluntad. Sin esos dos requisitos, la oración se transforma en algo sin mayor valor. Mientras, creemos que la temática oración debería constituirse en materia constante de estudio en los centros espiritas, aunque, si en estudio serio y no tornarse objeto de consideraciones puramente místicas, que impidan alcanzar su esencia e importancia.
-Jorge Hessen-
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