El Espiritismo no tiene la necesidad absoluta de la ciencia. La colaboración científica es siempre útil cuando precede de la conciencia esclarecida y de la sinceridad del corazón. En cambio, la ciencia del mundo, si no quiere continuar desempeñando el rol de comparsa de la tiranía y de la destrucción, tiene la absoluta necesidad del Espiritismo, cuyo objetivo divino es la iluminación de los sentimientos en el sagrado mejoramiento de las características morales del hombre.
Las cinco ciencias fundamentales son: la Química, la Física, Biología, Psicología y Sociología.
La Química y la Física, estudian la acción intima de los cuerpos, sus relaciones reciprocas y sus propiedades, constituyen la catalogación de los valores de la ciencia material.
La Psicología y la Sociología, examinan respectivamente el panorama de los sentimientos y de los problemas sociales, representa la tabla de la clasificación de las conquistas de la ciencia intelectual.
En el centro de todas ellas se halla la Biología, que significa la ciencia de la vida en sus profundidades y revela la trascendencia del origen: Espíritu, en Verbo Divino.
En el campo de la Química, las fuerzas del plano espiritual, los representantes de Jesús se han ramificado en todos los sectores del trabajo humano y en toda época para colaborar con el hombre en su esfuerzo de perfeccionamiento.
Los estudiosos y científicos del planeta no han creado los fenómenos químicos, estos siempre han existido, desde la aurora de los tiempos, afirmando una inteligencia superior.
Los hombres aprendieron Química con la Naturaleza, copiaron las asociaciones de esta, desarrollaron su campo de estudio e inventaron una nomenclatura, reduciendo los valores químicos son aprender su origen divino.
Se calcula que hay cerca de un cuarto de millón de sustancias en la Tierra que pueden ser reducidas, aproximadamente, como originarias de noventa elementos.
Los espíritus que colaboraron con Jesús, en los inicios de la organización planetaria, hallaron en el protoplasma el punto de partida para su actividad realizadora, tomándolo como base esencial de todas las células vivas del organismo terrestre.
En la conceptuación de los valores espirituales, existe también una ley de progreso para la individualizació n química, puesto que la ley es de evolución para todos los seres del Universo.
La diferencia que ven los Espíritus entre la química biológica y la industrial, es que en la primera prevalecen los ascendientes espirituales, en todas las organizaciones, al paso que en la segunda la totalidad de los factores pueden ser de actuación propiamente material.
En ello radica la gran diferencia. En la intimidad de la célula orgánica, el fenómeno de la vida se somete aun agente divino, en su naturaleza profunda, mientras que en los compuestos industriales las combinaciones químicas pueden obedecer a un agente humano.
Por medio de la radioactividad se lleva a cabo la evolución de la materia. En ese continuo desgaste es donde se observan los procesos de transformació n de las individuaciones químicas, convertidas en energía, movimiento electricidad, luz, en la ascensión hacia nuevas modalidades evolutivas, obedeciendo a las leyes que rigen el Universo.
La fuente de energía reside en el Sol es la fuente vital para todos los núcleos de la vida planetaria. Todos los seres, reciben la continua renovación de sus energías por medio de la lluvia incesante de los átomos, que la sede del sistema envía a su familia de mundo, equilibrados por su atracción en lo Infinito.
De la atmósfera se recibe el mayor porcentaje de nutrición para el mantenimiento de las células. El Oxigeno es una dadiva de Dios para todas las criaturas. El hombre lucha por la obtención de Nitrógeno y el Carbono.
Dos partes comprenden la ciencia espiritista:
La una experimental, que versa sobre las manifestaciones en general, y la otra filosófica, que comprende las manifestaciones inteligentes. El que no haya observado nada más que la primera se encuentra en la posición de aquel que no conoce la física más que por experimentos recreativos sin haber penetrado en el fondo de la ciencia
La verdadera doctrina espiritista consiste en la enseñanza dada por los espíritus, y por el estudio serio y continuado, hecho en el silencio y recogimiento: porque solamente en tales condiciones pueden observarse un número infinito de hechos y matices que pasan desapercibidos y que permiten la adquisición de una opinión fundada en algo razonable.
El Espiritismo no admite el adelanto por medio de la violencia, cree que para cada época ha sido necesaria una civilización y una religión que armonizará con el progreso de sus generaciones. Hoy, el hombre tiene distintas aspiraciones, porque es más libre y más instruido y mañana lo será más que hoy.
Solo tres cosas quedaran inamovibles:
¡Dios, la ciencia y el amor!
Sin una base fija nada se puede identificar; y la creencia en Dios ha de ser siempre el principio filosófico de todas las humanidades, el credo de todos los siglos.
Sin la ciencia nos e puede vivir, a ella se le debe la comodidad material que disfruta el hombre, la elevación sublime del espíritu y el éxtasis supremo de los genios. ¡La ciencia de la vida!
Dice Víctor Hugo, que si no hubiese amor se apagaría el Sol ¡Que gran verdad! Sin amor no habría familia, y el amor de la familia es poco; se necesita más amor para unir la tribu, y más para crear un pueblo, y más pará formar una nación, y mucho más para construir la familia universal. Por eso Dios, la ciencia y el amor será la trilogía de todas las edades, raudal inagotable del cual brotaran todas las fuentes de la Vida.
Trabajo realizado por Merchita, extraído del Libro La Luz del Porvenir de Amalia Domingo Soler, y de otros…
No hay comentarios:
Publicar un comentario