Queridos amigos, la Navidad se aproxima y muchas son las ilusiones para este nuevo año que pronto se iniciará.
Ya en muchas ciudades hay señales de que esto es así, las figuritas de Navidad, las luces adornadas, la televisión todos se encargan de hacernos recordar que un año más se marcha, y que otro nuevo comenzará pronto, las ilusiones son muchas, pero reflexionando un poco nos damos cuenta que cada día que amanece es como una oportunidad nueva, es una navidad en miniatura. Es por esa razón que las personas mayores, vemos que esto es así, porque los años han pasado y no es la fecha, la que si influye, es verdad, pero solo en las celebraciones, al final de ellas, nuestra vida sigue igual, y el que no desea avanzar y caminar para Dios, sigue conservando genio y figura hasta la sepultura.
Algunos hermanos están tan enraizados en su... digamos personalidad, que no cambian, en sus discusiones, en sus problemas, siguen en una misma posición sin cambiar, ellos ven muy bien los defectos de los demás, y esperan para que todo cambie a su alrededor, que los demás cambien. Y los ves hoy, mañana, y después de mucho tiempo, y siguen siendo los mismos.
El Maestro nos dijo que “deberíamos orar y vigilar” y son muy pocos los que hacen un balance sincero sobre sus actuaciones, están tan seguros de que lo hacen bien, que llevan siempre la razón, se rodean de una camarilla que les de la razón, y no hay fuerza humana que les haga ver sus errores. No dan oportunidad, cierran todas las puertas, y siguen obstinados en su conducta.
Cuando permanecemos durmiendo durante la noche, solemos cerrar la ventana para no ser sorprendidos con cualquier visita inesperada, pero al levantarnos y volver a la vida, solemos abrir la ventana de par en par para que la habitación se airee, y entre el aire fresco, también a veces debemos hacer lo mismo con nuestras vidas, un cambio por unos días, salir fuera de nuestro entorno, y poder contemplarlo desde fuera nos permitiría ver las cosas que no funcionan, que son necesarias de ser renovadas, porque a veces nos volvemos añejos, acurrucamos ideas, pareceres, conductas que nos vuelven oxidados. Muchos de los que han permanecido a nuestro lado, y que nos han soportado, están cansados, desisten de darnos nuevas oportunidades y nos dejan por imposible.
Vemos que en una reunión, cuando alguien jovial, ameno, emprendedor, hace su presencia, puede volver esa reunión que era un aburrimiento, en algo ameno y agradable, hay personas que tienen el espíritu renovador y da gusto estar a su lado, ellas aunque hablen de la Doctrina que ya la conocemos, parecen decir cuando hablan algo nuevo, porque tienen un don especial que uno no se cansa de escucharlas, lejos de estar mistificadas, con ideas siempre de reprimenda, es como si lo viera todo posible en sus compañeros y hablan con optimismo, animan a los hermanos a emprender sus cometidos sin necesidad de referirse a ellos en especial. Porque saben ponerse en el lugar de su semejante, y saben que a buen entendedor pocas palabras bastan.
Estamos muchas veces cansados de oír lo que es y lo que no debe ser, como una advertencia cansina, es muy fácil comprender esto, es como el enfermo al que le dicen que está enfermo pero que el se siente bien, pues no toma en consideración lo que le dicen. En cambio el enfermo que siente en si la enfermedad, que no se encuentra bien, no necesita que nadie le anime a ir al médico, el por sí mismo, se decide a ir. Sabemos que cuando esté enfermo experimenta la mejoría no hace falta que se le anime a ir al médico de nuevo, cuando se encuentre mal, porque ya ha experimentado la mejoría y eso le anima a procurar su salud, porque habiendo experimentado la enfermedad sabe valorar el estar sano.
Lo mismo sucede en los caminos del Señor, cuando empezamos a tener la conciencia despierta, está cada vez es más notable, y nos sentimos tan mal cuando ella nos acusa, que por no escucharla, preferimos cambiar para mejor. ¡Se está también con la conciencia tranquila! Que no deseamos sentirla, el sueño se vuelve reparador, tranquilo, sin temores de ninguna clase, en cambio cuando tenemos en ella ese sonido escandaloso, nos adentramos en el sueño como en una cárcel, donde libremente vamos a los sitios y con las personas que mantuvimos la discusión, o a las que les hicimos mal.
No esperemos a la Navidad y al año nuevo para sentir la Navidad, sintámosla todos los días al levantarnos y recordemos eso de “Año nuevo vida nueva” como “Día nuevo hombre nuevo” porque todos los días, podemos aunque sea por muy poco, cambiar un milímetro para mejor. Muchos pocos hacen un mucho, tengamos paciencia con nosotros mismos, perdonémonos cuando nos equivoquemos, pero intentemos caer menos veces, no se cambia de la noche a la mañana, pero si no comenzamos nunca lo conseguiremos.
. Art. de Merchita adaptado por Jose Luis
Aunque pierdas la Vida...abracemos el camino que el Maestro nos señala,ahora y tantas veces, aun sintiendo los hombros cansados y un sollozo de la Cruz de las crecientes responsabilidades. Por tanto no vacilemos. Asociando paciencia y acción, suavidad y energía- a veces más energía que suavidad- Sigamos al frente, convencidos de que el Señor no nos desampara. Recordémoslo, solo y desfallecido, pero sereno y valiente, y prosigamos con la Conciencia elevada en la paz del deber cumplido.
Autor: Bezerra de Menezes Psicografia de Chico Xavier
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