Sabemos que la mente se halla en la base de todas las manifestaciones mediúmnicas, cualquiera que sean las características en que se expresen. (...)
Reflejamos las imágenes que nos rodean y enviamos en la dirección de los otros las imágenes que creamos. Y, como no podemos huir al imperativo de la atracción, solamente reflejaremos la claridad y la belleza si instalamos la belleza y la claridad en el espejo de nuestra vida' íntima. (27)
Si el hombre pudiese contemplar con sus propios ojos las corrientes de pensamiento, reconocería de pronto, que todos vivimos en régimen de comunión, según los principios de la afinidad.
La asociación está en todas las cosas, preside todos los acontecimientos y comanda la existencia de todos los seres. (28)
En el plano de la Vida Mayor, vemos los soles cargando los mundos en la inmensidad, en virtud de la interacción electromagnética de las fuerzas universales.
También en la vida común, el alma entra en resonancia con las corrientes mentales en que respiran las almas que se le asemejan.
Es que sintiendo, mentalizando, hablando o actuando, sintonizamos con las emociones e ideas de todas las personas, encarnadas o desencarnadas, de nuestra faja de simpatía. (29)
Pensando, conversando o trabajando, la fuerza de nuestras ideas, palabras y actos,alcanzan en un momento, un potencial tantas veces mayor cuantas sean las personas encarnadas o no que concuerden con nosotros. (...) (30)
Es de esa forma que pueden ocurrir las comunicaciones mediúmnicas entre el Espíritu desencarnado o comunicante y el encarnado o médium. Podemos afirmar que el intercambio mediúmnico es el resultante de una percepción ocurrida más allá de la materia (percepción extra-sensorial), seguida de una sintonía, donde se captan las emociones y las ideas del desencarnado.
Es importante entender que la percepción, la sintonía y la captación referidas más arriba, se hacen por intermedio de las corrientes ondulatorias del pensamiento. En verdad, la Tierra, con todo lo que contiene, está sumergida en un inmenso mar de ondas. Ondas luminosas, sonoras, caloríficas y mentales.
Una frase que emitimos o un instrumento que vibra crean ondas sonoras. Enchufemos el calentador y esparciremos ondas caloríferas. Encendamos la lámpara y exteriorizaremos ondas luminosas.
Hagamos funcionar el receptor radiofónico y encontraremos ondas eléctricas. (24)
Manipulemos un horno de microondas; entretengámonos con un programa de televisión o hagamos una llamada telefónica internacional y esparciremos ondas electromagnéticas.
En resumen, todo movimiento, toda agitación se realiza por la emisión de ondas, a través de los innumerables y diversos cuerpos de la naturaleza. (27)
Las ondas son evaluadas según la longitud en que se expresan, dependiendo esa longitud del emisor en que se verifica la agitación (agitación entendida aquí como el foco propagador de la onda, que produce la vibración).
Una fina vara tocando las aguas de un lago provocará ondas pequeñas, mientras que un tronco de madera, arrojado al depósito líquido, trazará ondas mayores.
Un contrabajo las lanzará muy largas: Un flautín las hará más cortas.
Las ondas u oscilaciones electromagnéticas son siempre de la misma sustancia, diferenciándose, sin embargo, en la pauta de su longitud o distancia (...). (25)
Así, las ondas pueden ser clasificadas en largas, medias, cortas y ultra-cortas.
Una onda sería, entonces, una oscilación o vibración que camina de un lado para otro, una vez que nada existe en la naturaleza que sea absolutamente inmóvil. (25) Onda es, pues, la vibración que camina. (23) A su vez, toda onda emitida es hecha en una frecuencia de tiempo, es decir, la frecuencia establece el número de emisiones o vibraciones que son ejecutadas en un segundo. Cuanto mayor sea la frecuencia de nuestras ondas mentales, mayores serán las probabilidades de alcanzar nuestro pensamiento las regiones elevadas de la vida.
En nuestro día a día, cuando deseamos ardientemente una cosa, no nos la quitamos de la cabeza. Eso significa que, si pensamos constantemente en algo, esteremos estableciendo una frecuencia elevada de emisiones mentales por segundo. Es importante, por tanto, que vigilemos nuestros pensamientos, dirigiéndolos para realizaciones nobles.
Si nuestro constante pensamiento es algo constructivo, los resultados serán positivos. Si, por el contrario, nuestra idea fija se traduce en ondas de bajo tenor vibratorio, al final habrá sufrimiento. El monoideismo es una situación de desequilibrio psíquico, en que la persona no piensa en nada más, fijando el pensamiento en una sola idea. Eso genera desequilibrio, porque la criatura se abstrae de la realidad donde está inserta.
Es importante recordar que, independientemente del tenor de nuestras emanaciones mentales, siempre nos estaremos asociando a las corrientes de pensamiento de otras personas, estén ellas encarnadas o en el plano espiritual.
Nuestras ondas mentales pueden ser clasificadas según su longitud o radio de acción. El ser humano, al pensar, emite ondas mentales que caracterizan su grado evolutivo: ondas más largas, de pequeño alcance, por cierto resultantes de las preocupaciones o actividades triviales; ondas medias, dirigidas para intereses menos inmediatistas; ondas cortas, de frecuencia elevada, para asuntos espirituales nobles, y ondas súper-ultra-cortas, en que se expresan las legiones angélicas. (25) (26)
Vamos a relacionar lo que acabamos de considerar con la práctica mediúmnica.
1) La mente del Espíritu emite ondas mentales (ideas), que podrá captarlas el cerebro del médium y transmitirlas a los componentes de la reunión mediúmnica bajo la forma de palabras escritas o verbales o, también, imágenes de videncia. Se ve que el cerebro del médium tiene acción bivalente o bipolar: capta y transmite ondas mentales de sí mismo y de otros Espíritus.
2) Captado el pensamiento del Espíritu comunicante por el médium, se inicia la comunicación mediúmnica propiamente dicha, debido a la sintonía entre ambos.
El proceso de esa comunicación puede sufrir interferencias de las ondas mentales de los integrantes encarnados del grupo mediúmnico; del propio médium; de los trabajadores del equipo espiritual y del Espíritu comunicante.
3) Si los pensamientos de los trabajadores encarnados son armónicos, es decir, si el equipo se mantiene unido a la comunicación del Espíritu, ayudando mentalmente al médium, al dialogador y al propio Espíritu comunicante, el trabajo de atendimiento al Espíritu sufriente fluye con tranquilidad. Si, mientras tanto, el pensamiento del equipo de los encarnados y el de los médiums vagan dispersivamente de forma indisciplinada, la desarmonía se establece, siendo imposible la manifestación mediúmnica de los Espíritus o, si esta ocurre, será distorsionada, incoherente o confusa.
Así, todos los componentes del grupo mediúmnico deben vigilar sus emisiones mentales, durante el trabajo de intercambio espiritual, para que se realicen las comunicaciones previstas por los orientadores espirituales.
( Del Curso de mediumnidad de la F.E.B. )
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