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miércoles, 26 de marzo de 2014

Amansando a las Fieras

AMANSANDO A LAS FIERAS

Toda palabra ofensiva es expresión de un sentimiento contrario a la ley de amor y de caridad, que debe arreglar las relaciones de los hombres y mantener entre ellos la concordia y la unión.
De todos los vicios, el más temible es la soberbia, pues siembra tras de si todos los vicios.  El soberbio  es el que menos puede conocerse. La soberbia nos oculta toda la verdad. . El hombre sencillo y humilde de corazón, rico en cualidades morales, llegará más pronto a las verdades. El  Espiritismo  nos pone de manifiesto, bajo su verdadera luz,  la situación de los soberbios en la vida de ultratumba. Los humildes y débiles de este mundo se encuentran allí más elevados; los vanidosos y los poderosos, empequeñecidos y humillados. Los unos llevan consigo lo que constituye  la verdadera superioridad: las virtudes, las cualidades adquiridas  con el sufrimiento, en tanto que los otros han de abandonar en la hora de su muerte, títulos, fortuna y vano saber.   
El egoísmo nos lleva a observar, a criticar los defectos del prójimo, permaneciendo ciegos ante los nuestros. La verdadera superioridad moral no existe sin la caridad y sin la modestia. Si la soberbia es madre de una multitud de vicios, la caridad da nacimiento a muchas virtudes. La paciencia, la dulzura y la reserva en las conversaciones derivan de ella. El hombre caritativo le es fácil ser paciente y dulce y perdonar las ofensas  que le son hechas. La misericordia es compañera de la bondad. Un alma elevada no puede conocer el odio ni practicar la venganza. Comprende que los errores de los hombres no es nada más que el resultado de su ignorancia no concibe la hiel ni el resentimiento.
Solo sabe perdonar, olvidar las equivocaciones  del prójimo, aniquilar todo germen de enemistad, borrar toda causa de discordia en el porvenir, tanto en la tierra como en la vida del espacio.
El bien hecho a quien nos ofende desarma a nuestro enemigo. Su odio se cambia en asombro en admiración, despertando su conciencia adormecida. El único mal que se debe desenmascarar y combatir es el que recae sobre la sociedad. Cuando se presenta en forma de hipocresía, de la duplicidad, de la mentira, pues hay que desenmascararlo pues otras personas podrían sufrirlo; pero es hermoso guardar silencio de lo que atañe solo  a nuestros intereses a nuestro amor propio.
Jesús nos anima en esta sublime lección  a olvidar toda represalia, toda venganza, contra aquellos que nos hieren, cuando nos visiten el ultraje o la injusticia , silenciemos  nuestra dignidad herida, pensemos en aquellos, que en el pasado oscuro, fueron ofendidos , ultrajados, expoliados  por nosotros mismos,  y soportemos la injuria  como una reparación. No perdamos nunca la finalidad de la existencia, que tales problemas nos podrían hacer olvidar. No abandonemos el camino recto y seguro, procuremos adquirir la bondad que apacigua a los hombres, esa cualidad  nos crea una especie de autoridad sobre las almas, nos proporciona más medios de conmoverlas, la humildad la indulgencia, la simpatía y la bondad  apaciguan a los hombres.
Jesús en sus palabras nos anima  a crear dentro de nosotros un afecto, que evite todo odio y todo espíritu de venganza; una disposición sincera para ayudar, cuando llegue la ocasión, a aquellos que nos afligen.
Una especie de misantropía, de laxitud moral aleja, a veces, a los buenos Espíritus del resto de la humanidad. Hay que reaccionar sobre esa tendencia al aislamiento, considerando, todo cuanto existe de grande  y de hermoso en el ser humano, acordándonos de toda muestra de afecto, de todos los actos bienhechores  de que fuimos objeto. ¿Qué son los hombres separados de sus semejantes, de su familia y de la patria? Un ser inútil  y desdichado. Sus facultades se debilitan, sus fuerzas se aminoran, y la tristeza le invade. En soledad, no se progresa. Hay que vivir con los hombres y ver en ellos siempre compañeros necesarios para nuestro progreso,. Nuestro buen humor es salud en nuestras almas. Dejemos abrir nuestro corazón a impresiones sanas y fuertes. ¡Amemos para ser amados!
Amar es sentirse vivir en todo y por todos. Es consagrarse hasta el sacrifico, hasta la muerte, a una causa a un ser. Si queremos saber lo que es el amor, consideremos las grandes figuras de la Humanidad, y sobre todo a Cristo, para quien el amor era toda la moral y toda religión El nos dijo “Amad a vuestros enemigos, y hacer bien a aquellos que os persiguen”…
Si  así lo hacemos poseeremos los verdaderos bienes, aquellos que nos elevaran por encima de cualquier circunstancia, pues cualquier palabra ofensiva constituye  la expresión de un sentimiento contrario a la ley de amor y caridad  que debe regir las relaciones de los hombres y mantener en ellos la concordia y la unión; es un daño que se inflige  a la benevolencia reciproca y a la fraternidad, y alienta el odio y la aversión:  
En suma después de la caminar hacia Dios, la caridad para con nuestro prójimo es la primera ley de todo cristiano. Cuando la ley de amor y caridad este en toda la humanidad, ya no existirá el egoísmo; el débil y el pacifico no serán explotados ni aplastado la paz será el estado de la humanidad, pues los perversos habrán sido expulsados y la Tierra será entonces un mundo feliz.
Y nos dicen los Espíritus  que al igual que el Sol que se eleva indiferentemente  sobre todas las cosas y da calor a la Naturaleza entera, el amor divino vivifica a todas las almas, sus rayos  penetran a través  de las tinieblas de nuestro egoísmo y e iluminará con sus resplandores a todos los corazones humanos, un día gracias al amor, floreceremos hasta quedar reunidos  en una comunión de amor, en una fraternidad universal.

 Trabajo realizado por Merchita, extraído del libro Después de la Muerte, (León Denis)  y del Sermón de la Montaña (Allan Kardec)
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   ¿ Qué es el “Sensualismo”?

Esta palabra viene a significar “recreación o placer a través los sentidos físicos ”.La recreación y el placer a través de los sentidos, en si misma no es un factor negativo; no obstante pueden llegar a serlo cuando se abusa de ellos debido a que nos fijan y nos hacen dependientes de esos placeres sensuales de los que se hace un culto sin otra meta en la vida mas elevada espiritualmente y pueden llegar a ser como una droga psíquica, que nos ata y esclaviza a ella, impidiéndonos así evolucionar.
Existen dos modalidades de sensualismo : La Gula, por la que mediante la comida o la bebida no se cubre solamente una necesidad, sino que se busca el placer del paladar y la satisfacción del instinto de ingestión alimentaria, semejante al mismo instinto animal, aunque el animal come para vivir, pero la gula en el ser humano le lleva a vivir para comer...
La otra modalidad es la del mal uso o el abuso de la sexualidad y del Sexo; a esta forma de sensualismo se le conoce como “Lujuria”. Consiste en buscar en el sexo tan solo un placer sensual supremo de orden físico, pero dejando totalmente apartados los sentimientos y conceptos de relación de amor o de procreación.
La lujuria llega a ser un vicio por el que se llega a caer en un abuso permanente que además suele repercutir a la larga en el sistema nervioso de forma negativa, debilitando la voluntad y llevando a sufrir un estado de neurosis e incluso de vejez prematura a quien la sostiene por el acelerado desgaste físico y psíquico de quien la sustenta a lo largo de los años.
El mal uso o abuso de la sexualidad viene referido a cuando el uso del sexo no se encauza dentro de la relación de Amor de la pareja en donde se funden las almas junto a los cuerpos. Cuando se toma como costumbre caminar tras este tipo de placeres físicos, el sexo sin amor pierde todo su valor y se queda solo en “genitalidad” dominada por un ciego instinto animal llamado “estado de Celo”, por otro lado necesario para fomentar la procreación y continuidad de las especies.
Por tanto, nos podemos rebajar al instinto animal, o lo podemos sublimar como relación amorosa, siendo esta relación entre deseo, pasión y amor, lo que precisamente nos debe llevar a una diferenciación con las especies del Reino Animal.

- José Luis Martín-
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El viciado de cualquier matiz, permanece dominado por el placer animalizante, perseguido por los fantasmas crueles de su imaginación desvariada..”
-Espíritu Marco Prisco a través de Divaldo P.Franco(Glosario Esp.Cristiano)-

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El valor de la oración


Allan Kardec en el Libro de los Espíritus, en la pregunta 638, interroga a los Espíritus: “¿Agrada a Dios la Oración?
Respuesta: La oración es siempre agradable a Dios, cuando es dictada por el corazón, pues para Él, la intención lo es todo. Así, preferible le es que sea del interior a la oración leída, por muy bella que sea si fuera leída sólo con los labios y no sentida con el corazón. Le agrada la oración cuando es dicha con fe, con fervor y sinceridad. Pero, no creáis que lo toque la del hombre fútil, orgulloso y egoísta, a menos que signifique, de su parte, un acto de sincero arrepentimiento y de verdadera humildad, pues, no siendo así nada tendrá valor.”
Oración es sentimiento. Podemos con las palabras, expresar lo que está en nuestro interior.
Richard Simonetti el conceptuado Escritor Espírita nos habla de dos tipos de oraciones: La oración horizontal y la oración vertical.
La primera tiene bastante significación con las oraciones proferidas en algunas denominaciones religiosas, que son volcadas, exclusivamente, por promesas de ventajas en la vida material, con exorcismos, curas, ceremonias, culto a las imágenes, buscando el dinero del religioso.
Ya la oración vertical está directamente envuelta con lo mejor del sentimiento de humildad y de sinceridad de quien ora para el prójimo y para Dios. Así, lo que importa, en la oración, no es su duración, la repetición, o ritual, la sofisticación de las expresiones, fundamental es la presencia del sentimiento y de la sinceridad.
Lo esencial no es orar mucho, sólo orar bien. Esas personas suponen que todo mérito está en el tamaño de la oración y cierran los ojos para sus propios defectos. Hacen de la oración una ocupación, un empleo, nunca sin embargo, un estudio de sí mismas. La ineficacia, en tales casos, no es del remedio y sí de la manera como la aplican Aquellos que colocan en la oración los ingredientes de la bondad y de la simplicidad y profunda voluntad de ayudar al prójimo, dispuestos a reconocer sus maldades con el propósito de la renovación, tienen sus dificultades disueltas por los manantiales de bendiciones que se derraman sobre sus cabezas emanadas del Creador.
En la oración podemos: Pedir Loar y Agradecer. Cuando pedimos directamente a Dios, sin el pago a alguien que sea intermediario, con el fervor del corazón y de acuerdo con nuestro merecimiento, por cierto, recibimos. Cuando loamos la obra Divina, las leyes que rigen la vida y el universo entramos en armonía con el Cosmo. Por último, cuando agradecemos estamos colocándonos en la condición de hijos que tenemos la obligación de colaborar con el progreso material y espiritual de nuestra casa planetaria.
Finalmente, tener fe es guardar en el corazón la luminosa seguridad en Dios, seguridad que superó el ámbito de la creencia religiosa y haciendo el corazón reposar en una energía constante de realización en la vida y en el bien.
¡Piense en esto!
João Batista Cabral – 
(Traducción de Isabel Porras)
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