Desencarnación y Perturbación
El desconocimiento de lo que es Desencarnación y de la existencia de un periodo de perturbación del desencarnado, llevan a las personas a tomar actitudes desequilibradas, causando, con ello, un sufrimiento mayor para ellos mismos y, lo que es peor, sufrimiento al espíritu amado.
La separación del cuerpo no siempre es dolorosa, al contrario, muchas veces es un alivio, pero todo espíritu pasa por una perturbación después del desligamiento del cuerpo.
El espíritu ya depurado de sus faltas y conocedor de la realidad del mundo espiritual, caso bastante raro en este planeta, se reconoce en el nuevo estado CASI inmediatamente, pero tiene el CASI. Según nos informan los espíritus, todos sin excepción pasan por una perturbación, aunque que sea por algunos segundos.
Otros, infelizmente la gran mayoría, entran en un estado de perturbación que llega hasta el reconocimiento de su nueva situación y la consecuente adaptación a la nueva vida.
Ello puede llevar horas, días, meses y hay casos que han sido años.
La duración varía en cada espíritu.
El carácter, la obra, el conocimiento anticipado de la vida espiritual, o sea, la creencia profesada en la existencia material recién acabada, con agravantes en sus actos, puramente materialistas, son tan solo, algunos de los motivos para la mayor o menor duración.
El tipo de muerte también puede influir en el tiempo de la adaptación.
Las muertes violentas causan sorpresa a los espíritus alcanzados que no creen que murieron, e intentan continuar normalmente la existencia material. Al no conseguirlo, sufren por ello.
Los suicidas son las mayores víctimas de esa sorpresa.
Además de no acabar como esperaban, continúan sintiendo las aflicciones, a veces ampliadas, que los llevaron a la rebeldía contra las directrices divinas.
Vimos, así, que los compañeros que desencarnan, necesitan, y ciertamente merecen nuestra ayuda, nuestra colaboración para obtener, más rápidamente, el equilibrio espiritual.
Sabemos que nuestras vibraciones mentales llegan a los espíritus.
Es necesario entonces, que desde el momento de la Desencarnación, pasando por el velatorio y entierro, y prosiguiendo después, tan sólo enviemos al espíritu que desencarnó, vibraciones de calma y equilibrio.
¿Añoranza? ¡Sí, claro!. Las lágrimas no necesitan ser reprimidas mientras sean originadas por un sentimiento noble.
Jamás lágrimas basadas contra los designios divinos, de desespero, de angustia, vibraciones desequilibradas que, fatalmente, agravarán hasta límites incalculables el sufrimiento del compañero que deja la materia.
No será difícil mantener ese equilibrio para quien realmente posee una religión de uso interno y no tan solo para exteriorizaciones o datos estadísticos.
Que la persona que desencarnó sigue existiendo, todas las religiones lo enseñan.
De este modo, no hay que encarar a la muerte como el fin de todo.
Todos nos encontraremos nuevamente, es como un viaje, tan solo eso.
Escenas desagradables de desespero e indignación, demuestran solamente la falta de preparación, descontrol, egoísmo y falta de fe verdadera, a parte de herir profundamente al espíritu, casi siempre ya perturbado por el cambio de estado.
En verdad, a veces, hay más representación que sentimientos.
Todo puede evitarse con el uso de la oración.
Una oración por el desencarnado, oración para que obtengamos equilibrio, oración para el equilibrio de las demás personas envueltas emocionalmente en la desencarnación.
- HELIO DA SILVA PINTO -
Tomado del libro:YA ESTABA ESCRITO
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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¿
Por qué hay espíritus obsesores ?.-
En muchas ocasiones les empuja a ello la venganza por
algún hecho traumático con su víctima,desde un pasado anterior,
o simplemente, lo hacen por el solo deseo de hacer mal por envidia,
porque como ellos sufren, a su vez buscan alivio en una venganza
ciega, haciendo sufrir a cualquiera que quede a su alcance. Tengamos
presente que actúan por propia voluntad, porque nadie está
programado para el sufrimiento, la desidia o el mal.
Cierto
porcentaje de casos de obsesión están directamente relacionados con
la Reencarnación, pues
los casos de obsesión particularmente graves, suelen ser por
venganzas de los Espíritus obsesores hacia los obsesados, a causa de
conflictos graves existentes entre ambos, y que se suelen remontar
hasta vidas anteriores.
En toda obsesión como en cualquier
sufrimiento, están presentes las leyes de Causa y Efecto. El
dolor resulta de la falta de respeto al orden establecido, en cuanto
que el odio es fruto del egoísmo y de un personalismo mal entendido.
Existen obsesores y obsesados porque existen
endeudamientos espirituales entre ambos y además una falta de
caridad y de la capacidad de saber perdonar. Todo problema de
obsesión procede de alguna transgresión de moralidad, ética,
legal o espiritual, y como nadie se puede librar de su conciencia
culpable, allá donde esté el deudor estará también su deuda y
enseguida les alcanzará el cobrador de la misma....
En algunos casos las obsesiones o perturbaciones mas o
menos graves, se suelen producir cuando la persona obsesada o
perturbada tiene una mediumnidad o una sensibilidad psíquica mas o
menos desarrollada, pero encubierta, y aunque no haya un motivo
particular de venganza por parte de ningún ser desencarnado, alguno
de estos aún ligado a la materia, se aprovecha de esta puerta
abierta que para ellos es la mediumnidad y que les permite
manifestarse en nuestra dimensión física, y entonces ocupan el aura
física del médium, cuyo espíritu tratan de anular de su cuerpo
. Tan apegados a la materia están, que cuando encuentran una
mediumnidad de estas características, a veces llegan a creer que esa
materia les pertenece a ellos.
El espíritu perseguidor también sufre su propia
aflicción. Viene a ser un ex-transeúnte del vehículo somático que
experimenta y guarda en su alma las aflicciones acumuladas de las
que no consigue liberarse ni siquiera con el paso del tiempo.
Víctima de sí mismo por su propia dejadez y descuido, transfiere la
responsabilidad de lo sucedido a otra persona que por cualquier
circunstancia interfirió negativamente durante una vida anterior, o
bien porque las cree culpables de alguna desdicha sufrida en el
pasado, por ser mas fácil encontrar razones de su desgracia en
manos de culpables imaginarios, antes que reconocer la parte de
responsabilidad que debe aceptar sobre sus hombros personales como
consecuencia de actitudes infelices propias.
Después de la muerte pierden el cuerpo físico, pero no
el uso de la razón, por lo que se hallan deambulando por los
niveles psíquicos de la inconsciencia, encontrándose con los
centros de discernimiento superior de su enemigo inerme, tal vez
anestesiado por los vapores del alcohol o de las locuras a que se
entregó; así, ambos se imantan por procesos de sintonía psíquica
con su aparente verdugo que sin saberlo, sintoniza con la mente de
quien se cree dilapidado por él, generando entonces los
prolegómenos de lo que mas tarde se transformará en una psicopatía
obsesiva..
Otra
motivación importante y generadora de los casos de Obsesión por
venganza, es a causa de tantos
casos de abortos provocados.
Hay muchos Espíritus que tenían un serio proyecto de vida y un
compromiso espiritual con los que iban a ser sus padres, y cuando ya
estaban ligados a la materia de un feto o embrión que necesitaban
para entrar en una nueva existencia humana, se vieron rechazados y
asesinados dentro del cuerpo de quien iba a ser su madre, a veces por
ella misma o con su consentimiento . Entonces, ante la terrible
agresión sufrida y el desamor sufridos, se volvieron vengativos y a
quien mas odian, que suele ser al padre o a la madre, o bien a quien
mas facilidad les ofrece para ser influenciado por ellos para ser
utilizado en sus planes de venganza, a causa de una mediumnidad
descontrolada, y así lo van acosando mentalmente poco a poco,
atormentándolo con sus reproches y amenazas, que se
suelen percibir con claridad durante el sueño en una primera fase
de la invasión; en una segunda fase las víctimas de la obsesión
llegan a percibir claramente voces incluso estando en estado de
vigilia de modo muy frecuente y este asedio a veces les induce
finalmente al suicidio o a la locura.
- Jose Luis Martín-
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“El
ejercicio del Amor, de las iniciativas altruistas y la plegaria
habitual, son verdaderos antídotos contra estados obsesivos y
nerviosos”.
-Divaldo
Pereira Franco-
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UNA TOMA DE CONCIENCIA
J. Herculano Pires
El apego a lo contingente, a lo inmediato, apaga en la conciencia de nuestros días el sentido de la responsabilidad espiritual. Ni aun mismo la ronda constante de la muerte consigue arrancar al hombre actual de la embriaguez del presente. El problema del espíritu y de la inmortalidad solo se aviva cuando es ligado directamente a cuestiones de interés personal. El católico, el protestante, el espirita son equivalentes en ese sentido. Todos buscan los caminos del espíritu para la solución de cuestiones inmediatas o para garantizar a si mismo una situación mejor después de la muerte.
La mayoría absoluta de los espiritualistas están siempre dispuestos a investir (este es el termino exacto) en obras asistenciales, más revela el mayor desinterés por las obras culturales. Se apegan los religiosos de todos los matices a la tabla de salvación de la caridad material, aplicando grandes donaciones en hospitales, orfanatos y viveros, más olvidándose de los intereses básicos de la cultura. Garantizando los intereses de la caridad después de la muerte, más contraen pesadas deudas en lo tocante a la divulgación, sustentación y defensa de principios fundamentales de la renovación de la cultura planetaria.
La prensa, la literatura, la enseñanza, el estudio, la fijación de las líneas maestras de la nueva cultura terrena quedan a dios dirá. Falta una toma de conciencia, particularmente en el medio espirita, de la responsabilidad de todos en la construcción y en la elaboración de la Nueva Era, que es el trabajo de los hombres en la tierra. Nadie o casi nadie comprende que sin una estructuración cultural elevada, sin estudios profundos en el plano cultural, que revelen las nuevas dimensiones del mundo y del hombre en la perspectiva espirita, el espiritismo no pasará de una secta religiosa de fondo egoísta, buscando la salvación personal de sus adeptos, precisamente aquello que Allan Kardec lucho por evitar.
La finalidad del espiritismo, como Kardec acentuó, no es la salvación individual, más si la transformación total del mundo, en un vasto proceso de redención colectiva. Proporcionar a los jóvenes una formación cultural apoyada en la más positiva y completa base espiritual, que muestre la insensatez de las concepciones materialistas y pragmáticas, dándoles la firmeza necesaria en la sustentación y defensa de los principios doctrinarios, no es solo caridad, más si también realización efectiva de los objetivos superiores del espiritismo en esta fase de transición. Sin ese trabajo no podremos avanzar con seguridad y eficacia en la dirección de la Era del espíritu. Hemos de dar a las nuevas generaciones la posibilidad de afirmar, ante el desenvolvimiento de las ciencias y del avance general de la cultura, como dijo Denis Bradley: ¡“Yo no creo, yo sé!” Porque es por el saber, y no por la creencia, por la fe racional y no por la fe ciega, por el conocimiento y no por las teorías indemostrables, que el espiritismo, como revelación espiritual, habrá de modelar la nueva realidad terrena, apoyado en la confirmación científica, por la investigación, de sus postulados fundamentales. La revelación humana confirma y comprueba la revelación divina.
Ese es el problema que nadie parece comprender. Todos sueñan con el momento en el que la ciencia deberá proclamar la realidad del espíritu. Más esa proclamación jamás será hecha, si la ciencia espirita no alcanza la mayoridad, no se confirmara por sí misma, pudiendo enfrentar virilmente, en el plano de la inteligencia y de la cultura, la visión materialista del mundo y la concepción materialista del mundo y la concepción materialista del hombre. Por eso precisamos de universidades espiritas, de institutos de cultura espirita dotados de recursos para una producción cultural digna de respeto, de laboratorios de pesquisa psíquica estructurados con recursos eficientes y orientados por una metodología segura, planeada y testada por especialistas de verdad, capaces de dominar su campo de trabajo y de enfrentar con pruebas irrefutables los sofismas de los negativos sistemáticos. Es una batalla que se traba, el buen combate del que hablaba el apóstol Pablo, ahora desenvuelto con todos los recursos de la tecnología.
Nada de sentimentalismos más religiosos, de palestras sin fin sobre la fraternidad imposible en medio de lobos disfrazados de ovejas. Nada de caridad interesada, de prensa condicionada a la creencia ingenua de palabras emotivas que no pasan de formas de chantaje emocional. Precisamos de la Religión viril que remodela al hombre y al mundo en base a la verdad comprobada. De la caridad real que no se traduce en limosnas, más si en el afecto de la fraternidad humana oriunda del conocimiento de nuestra constitución orgánica y espiritual comunes o sea, de la inevitable igualdad humana. De exposiciones sabias y profundas de los problemas del espíritu, nacidas de la reflexión madura y del estudio metódico y profundo. Tenemos que despertar a los durmientes de la pereza mental y llamar a todos a las trincheras de la guerra sin sangre de la sabiduría contra la ignorancia, de la realidad contra la ilusión, de la verdad contra la mentira. Sin esa revolución en nuestros procesos no llegaremos al mundo mejor que ya está batiendo, impaciente, a nuestras puertas.
No hagamos del Espiritismo una ciencia de gigantes en manos de pigmeos. El nos ofrece una concepción realista del mundo y una visión viril del hombre. Archivemos para siempre las predicaciones del sacristán, los cursillos de miniaturas de ángeles, a semejanza de las miniaturas japonesas de arboles. Enfrentemos los problemas doctrinarios en la perspectiva exacta de la libertad y de la responsabilidad de seres inmortales. Reconozcamos la fragilidad humana, más no nos olvidemos de la fuerza y del poder del espíritu encerrado en el cuerpo. No encaremos la vida cubiertos de cenizas medievales. No hagamos de la existencia un muro de lamentaciones. Somos artesanos, artistas, operarios, constructores del mundo y hemos de construirlo según el modelo de los mundos superiores que se expanden en las constelaciones.
Estudiemos la doctrina profundizando en sus principios. Remontemos nuestro pensamiento a las lecciones valiosas de Cristo, restableciendo en la Tierra las dimensiones perdidas de Su Evangelio. Esa es nuestra tarea.
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"Todas las religiones, artes y ciencias son ramas del mismo árbol. Todas esas aspiraciones están encaminadas a ennoblecer la vida del hombre, elevándolo de la esfera de la mera existencia física y llevándolo hacia la libertad."
- Albert Einstein -
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