1 - Divaldo, películas como "Sexto Sentido" retratan el caso de niños con mediumnidad ostensiva. ¿Cuándo podríamos identificar el caso de un "niño médium"?
El Espiritismo es una ciencia experimental y todos los casos, a fin de merecer credibilidad, deben pasar por el tamiz de la observación, del estudio y de la confirmación.
Sin duda, en el período lúdico, el niño tiene la imaginación muy rica y crea imágenes, hechos fantasiosos, que tienen que ver con su propio desarrollo psicológico.
De este modo, cuando un niño informa que ve seres espirituales, la mejor metodología es la
observación, acompañando sus narrativas con tranquilidad y confiriéndolas con la realidad.
A través de la conversación natural y sin disfraces, se debe explicarle que dicho caso es verdadero y que debe mantenerse perfectamente tranquilo, evitando la generación de miedos injustificables o de deslumbramientos innecesarios.
2 – ¿Qué deben hacer los padres cuando detectan que su hijo es un "niño médium"? ¿Pueden llevarlo a la evangelización, sesión mediúmnica, tomar pase, etc.?
Los padres que perciban mediumnidad en sus hijos aún niños, deben considerar el fenómeno como natural, conduciéndolos a los estudios de la evangelización espírita infanto-juvenil, recurriendo a los pases, cuando hubiera necesidad, manteniendo el estudio del Evangelio en el hogar y orientándolos con naturalidad.
Una buena sugerencia es evitar que los niños participen en reuniones mediúmnicas de cualquier naturaleza, puesto que, encontrándose en fase de desarrollo psicológico y sin discernimiento para las profundas consecuencias de la mediumnidad, la prisa por educar la facultad puede ocasionar graves daños en el comportamiento infantil.
3 – ¿Cómo deben actuar los dirigentes de los Centros Espíritas cuando reciben niños médiums en su institución? ¿Cómo CONDUCIRLOS correctamente?
La actitud más compatible con la metodología educacional propuesta por la Doctrina es conducir a actividades de evangelización espírita, a conversación saludable de orientación moral y espiritual.
4 – Muchos niños afirman que hablan con un "amigo invisible", ¿se trata de mediumnidad?
Desde que exista comunicación entre un encarnado y otro desencarnado, estamos ante un fenómeno mediúmnico. En este caso, constatamos, cuando es auténtica la información infantil, que se trata de un intercambio de esta naturaleza.
5 – En Hechos, 2:17 vemos la afirmativa de Jesús: "Y en los últimos días, dice Dios, derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas profetizarán, y sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños;" Observamos, hoy en día, muchos niños con actitudes y sensibilidad espiritual; ¿estamos en estos tiempos mencionados en el evangelio?
¿Se trata del surgimiento de una nueva generación de Espíritus reencarnando con mediumnidad elevada?
Nos encontramos en los denominados días anunciados por las Escrituras. Esta profecía de Joel, repetida por Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, es uno de los más bellos argumentos de anuncio de la mediumnidad generalizada, eliminando los viejos conceptos de don, privilegio, concesión especial, y conduciéndola a la realidad de conquista intelecto-moral del Espíritu en su proceso de evolución.
En todas las épocas siempre hubo niños médiums, y ahora, en la gran transición de mundo de pruebas y expiaciones para el mundo de regeneración, Espíritus de otra dimensión reencarnan en la Tierra, a fin de adelantar este proceso iluminativo.
Allan Kardec, en "La Génesis", en el capítulo XIV, se refiere a esta nueva generación.
Psicólogos, psicoterapeutas, educadores modernos se sorprenden con muchos de los niños actualmente reencarnados, lo que viene dando margen a estudios profundos, algunos de los cuales resultaron en las indebidas denominaciones de niños índigo y cristal, así como de otros con diversos trastornos que vienen siendo cuidados de manera especial, en los cuales se ocultan fenómenos espirituales variados.
6 – ¿Los niños médiums pueden sufrir obsesión?
Claro que sí, porque infantil es solamente el cuerpo. Los Espíritus que habitan los cuerpos son viajeros del tiempo y del espacio, portadores de títulos de ennoblecimiento y de graves débitos para con las Leyes Divinas. Es natural que estando incursos en delitos, experimenten desde la infancia la presencia de sus cobradores entonces desencarnados.
7 – En los Estados Unidos, los fenómenos de Hydesville, contaron con la participación de niños médiums: las hermanas Fox y en el trabajo de la Codificación Espírita en Francia, Allan Kardec contó con la colaboración de diversos niñas médiums como las hermanas Baudin. ¿Por qué sucedió?
Estas jóvenes que participaron en los fenómenos de Hydesville y de la codificación del Espiritismo eran mayores de 13 años, encontrándose en la adolescencia. Pienso que los nobles guías de la humanidad las prefirieron, con el objetivo de demostrar que no eran ellas las responsables por las profundas respuestas que daban a las preguntas que les eran formuladas, en vista de la falta de cultura y de conocimientos generalizados.
Además, estando con el inconciente actual liberado de impresiones perturbadoras, eran más fácilmente conducidas por los desencarnados que utilizaron sus facultades.
8 – ¿Los niños médiums, cuando se convierten en adultos, continuarán siendo médiums?
Siendo la mediumnidad una facultad orgánica que el cuerpo reviste de células, prosigue durante el desarrollo infanto-juvenil, edad adulta y se proyecta hasta la desencarnación, pudiendo sufrir alteraciones, bloqueos e inclusive pérdida, como enseña el noble Codificador. Normalmente, los niños médiums prosiguen en el ejercicio de la facultad cuando alcanzan la edad de la razón, lo que sucedió, por lo menos, con aquellos que quedaron conocidos y prosiguieron en la labor mediúmnica.
9 – Finalmente, ¿podría contarnos su experiencia como niño médium y cómo fue útil en su vida actual?
Conviviendo con los Espíritus desde los cuatro años y medio de edad, nunca me perturbé con su asistencia en el período infantil. Solamente, más tarde, cuando comencé a identificar aquellos que eran portadores de sentimientos malos y perversos, fue que experimenté conflictos y aflicciones.
Gracias al conocimiento del Espiritismo y a su estudio sistematizado, he podido mantenerme en equilibrio posible, a través de los tiempos, marchando en dirección del amor inefable del Padre.
Divaldo Pereira Franco
> Faro, Portugal, 9 de diciembre de 2008.
Entrevista concedida a Luis Hu Rivas para La Revista Espírita en español.
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LA DOBLE NATURALEZA HUMANA
Si se consideran todos los puntos de contacto existentes entre el hombre y los irracionales, ¿no cabría pensar que el ser humano posea dos almas, a saber: el alma animal y el alma espírita, y que si no tuviera esta última podría vivir igual que las bestias? Dicho de otro modo: ¿no se puede pensar que el animal es un ser semejante al hombre, excepto que no posee el alma espírita? De lo cual ¿no resultaría que los instintos buenos y malos del hombre serían el efecto del predominio, en él, de una de esas dos almas…?
- No, no tiene el hombre dos almas. Pero el cuerpo posee sus instintos, que son el resultado de las sensaciones de los órganos. Sólo hay en él una doble naturaleza: la naturaleza animal y la espiritual. Por su cuerpo, participa de la naturaleza de los animales y de los instintos que a éstos caracterizan. Por su alma, participa de la naturaleza de los Espíritus.
EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS.
ALLAN KARDEC.
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¿POR QUÉ AUTO DESCUBRIRNOS?
Perturbada por las preocupaciones a las que presta demasiada importancia - la opinión de otros, la apariencia, la conquista de las cosas externas, la convivencia social y disputas insignificantes - la persona se descuida a sí misma y permanece ignorando su realidad profunda, sus potencialidades latentes.
Como considera con óptica pesimista que sólo la suya es una existencia laboriosa y difícil, pierde los parámetros del equilibrio para un análisis correcto sobre los acontecimientos y resbala en el abismo de la autocompasión, de las depresiones, de la desdicha.
Su autoestima se desvanece y vaticina la ruina de la jornada. Es por eso que no se esfuerza por revertir el orden de los pasatiempos pesimistas que vitaliza durante largos períodos de ocio físico y mental.
La vida se presenta con las mismas características para todos los seres vivos. Las ocasiones son más severas, las circunstancias surgen penosas, las enfermedades se manifiestan desgastantes, los problemas caracterizan períodos que deben ser enfrentados con naturalidad y valor, como si fueran impuestos que se deben rescatar por el honor de existir.
Con excepción de coyunturas expiatorias de la miseria socioeconómica, de las enfermedades congénitas y degenerativas, de los comportamientos físicos, mentales y morales consecuentes de las reencarnaciones marcadas por la locura, los acontecimientos aflictivos se convierten en experiencias iluminadoras para el crecimiento interior. Esas pruebas constituyen recursos que impulsan la evolución. Si no fuera así, la Tierra sería el paraíso anhelado, y la vida física se tornaría de naturaleza eterna. Su fragilidad e impermanencia, las transformaciones biológicas a las que está sujeta, dan testimonio de la limitación de su curso y de la finalidad educativa para el yo superior que la organiza.
Es necesario efectuar un examen profundo, serio, constante del Sí, de su constitución, de los objetivos que debe perseguir, de los medios a utilizar, de cómo encontrar los recursos para lograrlo. Ese análisis tiene como meta lograr la auto concienciación, mediante la cual se liman las aristas y el curso del río existencial se desliza hacia el mar de la paz. Para ello, es imprescindible el autoexamen de los comportamientos mentales, emocionales y físico-sociales.
Todo comienza en la mente, y ahí están las matrices de las próximas acciones. El ejercicio de pensar bien, eliminando las ideas perniciosas con las que se está viciado, constituye el paso decisivo para el autodescubrimiento. Interrogarse con más asiduidad respecto de quién se es y de cuáles son las posibilidades de las que se puede valer para el desarrollo interior, significa un medio adecuado para inter penetrarse. Sistemáticamente, se debe estar atento contra los hábitos perjudiciales de la autocompasión, de la censura del comportamiento de los otros, del castigarse y desvalorizarse a sí mismo, de la envidia y de los otros componentes del grupo de las pasiones que corrompen e insensibilizan. Llenar los lugares que quedarán vacíos con la eliminación de esos sórdidos cómplices mentales, con la presencia del altruísmo, de la fraternidad, del amor a sí mismo.
Reconocerse destinado al triunfo y avanzar en su búsqueda sin afectación o presunción, es la próxima etapa del programa de autodescubrimiento. Reaccionar insistentemente contra los pensamientos que producen inquietud y establecer la confianza en el Poder del Creador, del cual procede, y en sí mismo, generará armonía y valor para los enfrentamientos, ante la convicción de que está destinado a la gloria estelar que logrará con el esfuerzo personal.
Aquel que se conoce, sabe cuáles son los recursos que puede utilizar para cumplir con las tareas y funciones que le cabe ejecutar, y las acepta como parte del proceso existencial en el cual está insertado. Esa comprensión le da dignidad y lo enriquece de entusiasmo ante cada conquista, como perspectiva para la próxima victoria.
Si identifica fragilidad en este o en aquel ángulo del carácter y de la personalidad, dirige sus resistencias morales hacia ese rumbo y se fortalece. Si se equivoca, no se lamenta, porque aprendió cómo hacerlo en otra oportunidad. Como no acepta el desequilibrio, no se culpa a sí mismo ni a nadie, porque descubre el valor del aprendizaje que inicia. Si acierta, no se jacta, pues sabe que largo es el camino a recorrer.
El autodescubrimiento facilita la humildad ante la vida sin una postura humillante, porque permite la irradiación del amor dentro del Sí, consciente de su realidad y de origen divino.
Juana de Angelis - Divaldo Franco
Libro: Autodescubrimiento
"Desconocimiento de sí mismo"
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Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana.
J. Brown
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EUTANASIA
Si el sentido moderno de la palabra eutanasia significa provocar o apresurar la muerte de un individuo para abreviar sus sufrimientos, se distingue la eutanasia activa que permite provocar la muerte por la acción de un tercero.
Esto es reprimido penalmente pues se considera como un asesinato. En cuanto a la eutanasia pasiva, ésta consiste en la detención de los tratamientos, para abreviar la vida. Autorizada bajo condiciones desde la ley de 2005, permite al médico limitar o detener los tratamientos a una persona “fuera del estado de expresar su voluntad”.
¿Puede uno decidir el instante de su muerte cuando el dolor se vuelve insoportable y fuerza la idea de morir? ¿Puede decidirse abreviar los sufrimientos del prójimo cuando éste lo desea? ¿Es necesario autorizar la eutanasia?
Si bien el 86,3% de los franceses son favorables cuando se retoma el debate, la respuesta dada en El Libro de los Espíritus en 1857 fue un NO categórico a toda forma de eutanasia. En esa época no existía el furor terapéutico. Hoy en día la evolución de las técnicas médicas prolonga la vida, y con ella los sufrimientos.
Es por eso que respondiendo a esa misma pregunta, hace unos años los espíritus matizaron sus palabras. Insisten siempre en el hecho de que “nadie tiene derecho de vida o muerte sobre su prójimo, ni por medio de la pena capital, ni del aborto, ni de la eutanasia”. Pero precisan también, respecto a este último término que, cuando en el ámbito médico se sabe que la vida terminará pronto, el esfuerzo terapéutico debe detenerse, el sufrimiento debe cesar para evitar al espíritu ser prisionero de carnes torturadas. Entonces sí, es más que necesario acallar los dolores, sí es esencial rodear al que va a morir, darle serenidad antes de la partida para el más allá, pero no puede ser tolerada ninguna obcecación.
Por otra parte, ¿en nombre de qué legitimidad? Acompañar a los moribundos con pensamientos sinceros y amorosos facilita el tránsito y disminuye la turbación debida a los intensos sufrimientos vividos. En el artículo 38 (artículo R.4127-38 del Código de salud pública, comentarios revisados en 2003) se lee: “El médico debe acompañar al moribundo hasta sus últimos momentos, asegurar por medio de cuidados y medidas apropiados la calidad de una vida que se acaba, salvaguardar la dignidad del enfermo y consolar a su entorno”.
Fue en 1999, cuando se votó por unanimidad en el Parlamento de Francia la ley sobre el acceso a los cuidados paliativos. Ésta afirma el derecho de toda persona enferma cuyo estado lo requiera, a acceder a cuidados paliativos cuyo objetivo sea aliviar, y a beneficiarse de un acompañamiento tanto en el hospital como en su domicilio. Esta ley responde a la dramática comprobación de que miles de personas mueren cada día en medio de sufrimientos no calmados, en soledad y angustia; estos miles de personas simplemente esperan y desean morir digna y humanamente. Las razones de ese drama son múltiples: la falta de formación de los médicos y del personal que atiende en tratamiento del dolor, la falta de comunicación con los enfermos, la falta de estructuras de cuidados paliativos en los hospitales, la falta de psicólogos, la falta de apoyo a las familias, la falta de escucha. El desarrollo de los cuidados paliativos a la altura de las necesidades reales sin duda alguna permitirá disminuir la demanda de provocar la muerte o el suicidio.
Algunos, llevando el peso de sus sufrimientos y estando lúcidos, prefieren darse muerte. Entonces, abreviar sus dolores no puede ser condenable. La turbación que sigue a una desencarnación después de pesados sufrimientos, puede ser importante y larga, como la que sigue a una muerte violenta.
He aquí el testimonio de un espíritu, que se dio muerte para poner fin a sus sufrimientos, y que nos transmitió este mensaje:
“Yo actué bien. A veces darse la muerte no es una falta, todo lo contrario, pues no es preciso que la vida se deteriore hasta convertirse en un infierno. He sufrido demasiado en un cuerpo que sólo podía morir y deteriorarse. Vengo a defender el suicidio del sufrimiento y no el de la vida. No he abandonado mi vida, le he dado otro sentido”.
El reconocimiento por parte del mundo médico de los tres componentes del ser humano, a saber, espíritu, cuerpo y periespiritu, llegará, para beneficio de nuestra salud. Como dice el espíritu José Arigó: “No es concebible para un espíritu reencarnado en el planeta Tierra, poder pretender la reflexión, en un cuerpo enfermo, cansado, alterado. Es preciso combatir el sufrimiento en todas sus formas, es preciso tener la voluntad de considerar la naturaleza espiritual del hombre. El materialismo médico implica una terapia igualmente natural en detrimento de vuestra envoltura carnal… El cuidado médico es una función amorosa e inteligente en favor del cuerpo y del espíritu”.
El acompañamiento de los moribundos en estas circunstancias de conciencia y de respeto del espíritu es un asunto primordial para todos los espíritas. Los que han podido beneficiarse de este final de vida, rodeados de espíritas, han podido dar testimonio de su tránsito sin angustia. Louisa, después de largos años de trayectoria espírita ha venido para dar testimonio de su muerte. Su cuerpo sufría pero ella esperaba con serenidad su felicidad futura:
“Si he sufrido, fue más en la espera que en el tránsito que fue sólo felicidad y liberación. Yo esperaba esa liberación, con la serenidad de un espírita que ha conocido el espíritu y no lo ha abandonado nunca, por haberlo recibido, comprendido y escuchado. Es lo que os deseo a todos pues ese sentimiento sólo puede traducirse en fuerza y en confianza. Era mi cuerpo el que sufría esas últimas semanas, y mi espíritu sufría por estar siempre prisionero. Luego llegó el momento y en mi sueño la libertad fue mía. Fue entonces cuando vi a mi hijo, mi niño por el que tanto había llorado, mi guía convertido en amor. Lo seguí por un túnel de luz, yo volaba, repentinamente ligera abandonando el recuerdo de este cuerpo y sus dolores”.
Tenemos la certeza de la vida después de la muerte y hay que dispensar nuestro pensamiento amoroso para acompañar a los espíritus, no a la muerte, sino a la vida.
LE JOURNAL SPIRITE N° 79 ENERO 2010
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