MÉDIUMS
Toda persona que siente, con mayor o menor intensidad, la influencia de los espíritus es médium. Esa facultad es inherente al hombre, de modo que no constituye un privilegio exclusivo, y son pocos los que no poseen algunos rudimentos de ella. Por consiguiente, se puede decir que todas las personas, poco más o menos, son médiums. Sin embargo, en la práctica, esa calificación sólo se aplica a aquellos en quienes la facultad mediúmnica está netamente caracterizada y se pone de manifiesto mediante efectos patentes, cuya intensidad es indudable, lo que depende de una organización más o menos sensitiva. Hay que señalar, además, que esta facultad no se revela en todos de la misma manera. Por lo general, cada médium tiene una aptitud especial para tal o cual orden de fenómenos, de modo que existen tantas variedades de médiums como especies de manifestaciones. Los principales son: médiums de efectos físicos, médiums sensitivos o impresionables, médiums auditivos, médiums parlantes, médiums videntes, médiums sonámbulos, médiums curativos, médiums pneumatógrafos, médiums escribientes o psicógrafos.
- El Libro de los Médiums-
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Las voces del cielo
Comienza, en su frontispicio, la obra "El Evangelio según el Espiritismo" con la frase:
"Los espíritus del Señor que son las virtudes de los cielos, se esparcen por toda la superficie de la Tierra como un ejército inmenso, apenas han recibido la orden; parecidos a las estrellas que caen del cielo, vienen a iluminar el camino y a abrir los ojos a los ciegos."
Y así es como una ley natural: la comunicabilidad con el mundo de lo invisible (o de los espíritus) fue metodizada como todos sabemos por Allan Kardec, o H. L. Denizard Rivail (su verdadero nombre). Este hombre, adalid del pensamiento ilustrado, conocedor e indagador de múltiples áreas del saber, (pues no en balde se formó y formaba a su vez, siguiendo el método pedagógico del mundialmente conocido profesor H. Pestalozzi) tropezó un día con el fenómeno de las llamadas “mesas giratorias” que tanto furor causó en Estados Unidos y cuya fama se trasladó a los salones de toda Europa, incluida Francia, pues era París en los albores del siglo XIX la capital cultural de Occidente. Remiso en un principio,pues ya en su primer tratado de pedagogía (1824) consideraba la creencia en los espíritus de “credulidad supersticiosa”, terminó acudiendo a una, dada la invitación de un amigo. Un espíritu tan despierto como el suyo comenzó pronto a vislumbrar que tras ese aparente juego, más dado a preguntas frívolas o de escasa relevancia, se escondía una ley física nueva y no suficientemente estudiada hasta ese momento por la ciencia. De pronto, él mismo se quedó perplejo. Lo que comenzó como una indagación personal, adquiría el rango de un nuevo saber que era menester poner en conocimiento de más personas. Se abrían de pronto las puertas de lo desconocido, siglos de especulaciones metafísicas y de misticismo se abalanzaban sobre su raciocinio. Era menester recoger toda aquella información de un modo cabal, siguiendo una metodología, dándole un corpus teórico coherente. Hercúlea tarea, a la cual él estaba de sobra capacitado, dada su alta cualificación humanista y científica. Durante tres años (1855-1857) estuvo sentando las bases de lo que sería la obra fundamental, opera prima y síntesis filosófica de la llamada Doctrina de los Espíritus Superiores o Espiritismo. Su labor fue ingente hasta el mismo día de su muerte o desencarnación (1869), acomodando los conocimientos científicos, filosóficos y morales, con las comunicaciones y revelaciones del plano espiritual. Sumiéndolas a la criba concienzuda, sin dejarse llevar por el entusiasmo, ni por la incredulidad acérrima; sino abriendo los temas al debate y feliz discusión constructiva en aquellos postulados que no estaban del todo claros. Con justicia es llamado el codificador de toda esta nueva ciencia de estudio e investigación.
Su más preclaro continuador fue León Denis, hombre autodidacta, sin la erudición del maestro Denizard Rivail, pero con el entusiasmo y la contundencia que da ser un hombre nacido en medio de las inclemencias del pueblo. Comprendiendo la cercanía y necesidad de la gente del mensaje que daba el recién nacido Espiritismo.
Conoció Denis la doctrina de un modo fortuito (si tal cosa fuera posible): un día paseando por su natal ciudad de Tours, indagador como siempre de las novedades literarias, se quedó contemplando un raro ejemplar que le llamó vivamente la atención. Se trataba del Libro de los Espíritus, de un tal Allan Kardec. Guiado por un febril impulso entró en la tienda y se apropió de dicho ejemplar. Su lectura fue un crisol de luz para su alma atribulada. Un bálsamo de paz: "Encontré en este libro la solución clara, completa y lógica, al problema universal. Mi convicción se hizo fuerte. La teoría espiritista disipó mi indiferencia y mis dudas". Dieciocho años contaba el joven Denis, que de bien niño se vio en la necesidad de trabajar para primero ayudar a la maltrecha economía familiar, y después mantener a su madre, tras la temprana muerte de su progenitor. Dedicando las escasas horas que le restaban de sueño al estudio incesante de cualesquier materia que avivara su conocimiento; tal era su imperiosa necesidad de saber y comprender todo lo que le envolvía.
Denis captó como nadie el mensaje social que traía el Espiritismo: era constante su trato con los mineros de la zona del Benelux, bien como confe-renciante, bien mediante correspondencia. Su interés por la educación de los iletrados le hizo participar de movimientos sociales que perseguían tales fines, consciente de la importancia de dotar a las gentes de los medios del saber, únicos capaces de sacarles de la ignominia cultural y social en que se hallaban relegados. Tal era su implicación que muchos tildaron años después que el único defecto de Denis era “ser espiritista”. Mueca iró-nica, pues él comprendía el porqué de sus acciones, y sentía en su fuero interior la revelación espiritista como la más sensata y completa para explicar las disquisiciones existenciales del ser humano.
Habían otros nombres, de más nombre en el campo de la ciencia, que en aquellos años de fines del siglo decimonono apoyaban con su prestigio el movimiento del Espiritismo, o espiritualismo moderno, como preferían llamarlo ingleses y americanos. Denis aunó cualidades que ellos no poseían: supo estu-diar las obras de los cien-tíficos que comenzaron a preocuparse por el tema de los fenómenos espiritistas, siguiendo los postulados de-marcados por Kardec. En sus obras analizaba con cuidado y detenimiento las inves-tigaciones realizadas por William Crookes o Alfred Wallace; por los miembros de la SPR de Londres (Sociedad de Investigaciones Psíquicas): Myers, Gurdney y Podmore, que publicaron la ingente obra Phantams of Linvings, grueso volumen repleto de casos de apariciones y fenómenos psíquicos; y de cualquier honorable científico que abordara dichas cuestiones. Había mucha controversia sobre la cuestión y los fraudes no faltaban. Denis se informaba de tales publicaciones y sueltos de revistas, para bajo la óptica del Espiritismo lograr una síntesis lógica y coherente que no hacía sino dar realce a lo ya manifestado en las obras de Kardec. Venía a ser un poco la comprobación empírica por gente ajena al Espiritismo de los fenómenos reseñados; algo así y salvando las diferencias, con las comprobaciones de científicos como Eddignton que ratificaban lo propuesto en la teoría de la relatividad de Einstein.
A su vez Denis tuvo contactos con personalidades tales como Conan Doyle, cuya defensa del Espiritismo, no era 100% exacta con la predicada por él. Pero eran más las cosas que les unían, que las que les separaban; haciendo causa común, respetando y valorando las diferencias, como proceso normal de la investigación y el debate en cualquier área del cono-cimiento humano. Pues la finalidad era demostrar que la vida continúa; que el adagio latino mors jauna vitae (la muerte es la puerta de la vida) tiene razón de ser.
El inicio del siglo XX fue igualmente rico en investigaciones psíquicas, naciendo así la Metapsíquica de Charles Richet, y pos-teriormente la actual Parap-sicología de la mano de J. B. Rhine.
Actualmente se ha perdido ese interés por las investigaciones científicas y por los psíquicos que no pertenecen al movimiento espírita. Ningún pionero de la doctrina tomaba al pie de la letra lo dicho por Eusapia Paladino, Douglas Home o las Hermanas Fox, senci-llamente se pasaba por el filtro de la razón lo obtenido, y se conseguía con ello un enriquecimiento y solidez de lo postulado en las obras básicas codificadas por Allan Kardec.
Jesús Gutiérrez Lucas
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¿
El caso de los “niños prodigio”, solo se podría
explicar con la “herencia genética”?.-
Hay una
teoría o creencia cientifista de caracter materialista, ( como casi
toda la Ciencia), que afirma que todo el contenido de conocimientos y
sabiduría procedente de muchas generaciones de antepasados y que
solamente ha podido llegar hasta nuestra materia cerebral por la vía
del estudio y del análisis , se transmite a través del ADN celular
, y no solamente la capacidad de aprendizaje, sino también los
conocimientos específicos, las habilidades, los sentimientos , las
vivencias y hasta los recuerdos del pasado .
Los genes al fin y al cabo, no dejan de ser materia
celular, y según esta tesis de la Ciencia Oficial, los
conocimientos y hasta los sentimientos y la capacidad de amar o de
crear el arte, que son una percepción o habilidad psíquica,
inmaterial, sutil y a veces extrasensorial, se heredan a través del
ADN molecular de las células y así, generación tras generación,
se transmiten los recuerdos, aptitudes, sensibilidad ante el arte,
así como las experiencias y recuerdos de otras épocas.
Una cosa es que las características físicas , las
capacidades psíquicas y características neurológicas y
temperamentales se transmitan a través de los genes condicionando la
manifestación del temperamento y del carácter tal como lo son en
su globalidad total, y otra bien distinta es que los recuerdos,
conocimientos, emociones, desarrollo del sentido del arte, y
desarrollo intelectual de nuestros antepasados, se puedan atribuir
por completo a la herencia genética.
Por
los genes solamente se transmiten las capacidades físicas,
cerebrales y nerviosas que dotan al Ser de la herencia kármica que
le va a condicionar y a limitar su temperamento y su inteligencia
durante toda su vida humana,
y estos sí los puede heredar de sus padres y antepasados, lo cual
explica los parecidos físicos de caracteres y aptitudes dentro de
las familias y de los grupos familiares, pero sin embargo no hereda
la “ciencia infusa” ni los conocimientos y aptitudes innatas
que aparecen en ciertos seres humanos y que no poseen otros miembros
de la familia ni se conocen en antepasados .
Los hombres de ciencia que esta tesis tan puramente
materialista sostienen, creen que la reencarnación solo es una
teoría propia de cerebros fértiles en imaginación, y a los
conocimientos y aptitudes naturales y expontáneos le encuentran la
sola explicación de la herencia genética. Sin embargo no explican
como estos niños prodigio son muchas veces hijos de personas
mediocres, así como a su vez el por qué hay grandes sabios que
tienen hijos atrasados mentalmente en vez de haber recibido la buena
herencia genética mental de sus padres o ancestros. Y es que el
cuerpo genera el cuerpo, la materia a la materia con sus propiedades
naturales, pero al espíritu solo lo genera el propio espíritu y
permanece y actúa como elemento independiente de la materia.
Me gustaría que una explicación racional, no
reencarnacionista, nos explicase el caso de una niña-bebé, que a
los 8 meses comienza a hablar, conoce el manejo de los teléfonos
móviles y de los ordenadores, y conoce los nombres de las capitales
de todos los países de Europa. Las habilidades del lenguaje precoz,
así como la habilidad innata del manejo de nuevas tecnologías, tal
vez podría haberle sido transmitido a través de la herencia
genética, pero ¿ el conocimiento de geografía también le ha
podido llegar por esa vía?; solo le ha podido llegar por la vía del
estudio y con 8 meses, ¿ Ha tenido tiempo de estudiar ese saber
imposible a su edad?....
De otro lado la teoría de la memoria transmitida en la
herencia genética no está en absoluto comprobada por la Ciencia, y
racionalmente parece mas complejo admitirla, que la explicación
que ofrece la Reencarnación- que sí está ampliamente comprobada-
sobre la herencia de la memoria espiritual.
- Jose Luis Martín-
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- Jose Luis Martín-
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“
Los males con que afligimos a nuestro prójimo
nos persiguen como la sombra al cuerpo”
- Krishna
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¿ QUE ES EL ESPIRITU ?
Se ha dicho que el espíritu es una llama, una chispa. Esto debe entenderse en relación con el espíritu propiamente dicho, como principio intelectual y moral, al cual no sería posible atribuir una forma determinada. Sin embargo, sea cual fuere el grado en que se encuentre, el espíritu siempre se halla revestido de una envoltura o periespíritu, cuya naturaleza se hace cada vez más etérea a medida que el espíritu se purifica y se eleva en la jerarquía espiritual. De modo que, para nosotros, la idea de forma es inseparable de la idea de espíritu, y no podemos concebir una sin concebir la otra. Por consiguiente, el periespíritu es parte integrante del espíritu, así como el cuerpo es parte integrante del hombre. No obstante, el periespíritu, de por sí, no es el espíritu, de la misma manera que el cuerpo, separadamente, no es el hombre, pues el periespíritu no piensa. El periespíritu es para el espíritu lo que el cuerpo es para el hombre: el agente o instrumento de su acción.
- EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS -
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