Origen de la vida sobre Tierra.
54. ¿La Tierra fue siempre la morada de los espíritus encarnados, es decir, de los hombres?
− No. La Tierra fue primero una masa de fuego, flotando en el espacio. Después
de haberse enfriado, se volvió habitable; la vida apareció por fases. Los tres reinos de la
naturaleza: los minerales, los vegetales y los animales, se manifestaron con muy largos
períodos de distancia, en intervalos de varias centenas de siglos; luego el espíritu descendió en la carne, y el hombre apareció, resumiendo en su ser todas las vidas graduales de la creación, reuniendo en su persona, por una unión admirable, el alma, la chispa divina, con cuerpo que viene del animal.
55. ¿Podemos creer que el hombre tuvo al animal para antepasado?
− Nuestro orgullo repugna a creer esto. El origen del hombre queda todavía misterioso; quizá no es bueno que este misterio sea aclarado. En todo caso, no está prohibido pensar que nuestro espíritu,antes de llegar al grado de evolución del período humano, se haya ejercitado de alguna forma en la vida en las regiones inferiores de la creación. Esto está conforme con las leyes de progresión de la naturaleza. Por otra parte, es cierto que viendo el estado rudimentario de ciertas razas salvajes, y también el retorno a la bestialidad en casa del hombre civilizado,que bien podemos creer que el animal fue el prefacio vivo del género humano.
56. ¿El hombre constituye un reino separado en la creación?
− Absolutamente, sí. Por su cuerpo, el hombre guarda un parentesco con el animal, por el enlace a su carne de un espíritu consciente, el hombre constituye un reino personal sobre la Tierra. Es el resumen
que vive de reinos que le precedieron; sólo, en la naturaleza, es capaz de conocer a Dios; de tener la noción del infinito y la intuición de la inmortalidad, prueba de su aptitud a la supervivencia.
57. ¿La especie humana comenzó sobre la Tierra con una sola pareja, como lo dicen
las religiones y la mitología?
− No. Las razas humanas nacieron sobre varios puntos terrestres del globo, simultáneamente o sucesivamente; de ahí su diversidad.
58. ¿Adán no fue pues el antepasado único del género humano?
− Adán es el nombre de un hombre que sobrevivió a los cataclismos que revolvieron la juventud del mundo; tornándose la cepa de una de las razas que lo pueblan hoy. La Biblia conservó su historia y la de sus descendientes; pero Adán no es más que un fragmento de las primitivas humanidades, posiblemente un mito, es decir una alegoría que simboliza las primeras edades de la historia.
59. ¿Es seguro que hubiera varias razas de hombres? ¿Las diferencias quiénes los
separan no son simplemente debidas a influencias superficiales, tales como el clima, la herencia, etc.?
− No se puede negar que existe entre las razas humanas diferencias constitucionales profundas: las del cerebro y del ángulo facial por ejemplo, que son como las medidas de su evolución. Por otra parte, existen tipos intermedios que suponen cruces de razas; y estos cruces de razas necesariamente implican su diversidad.
60. Entonces, si todos los hombres no descienden de la primera pareja, ¿No son todos ellos hermanos? − Todos los hombres son hermanos en Dios, lo que es una fraternidad superior, además, todos ellos son allegados en el sentido que tienen la unidad de naturaleza y la comunidad de sus destinos. Todos ellos son uno por el espíritu que se encarna en cada uno de ellos y que procede de Dios.
Leon Denis.
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EN EL TRATO CON LOS DEMÁS
Precisamente porque existen tantas opiniones y formas de pensamientos como personas hay, es que la Doctrina Espirita predica y enseña la TOLERANCIA, la HUMILDAD, el AMOR.
El Espiritista, al igual que cualquier otro ser humano debe prevenir y medir sus opiniones y asegurarse que estas van dichas en forma tal que: diciendo la verdad que profesa, exponiendo sus creencias e ideas, esta, su verdad, su opinión, su punto de vista, no ofende la Fe de los demás. Ese debe de ser SIEMPRE la forma del Verdadero Espiritista,
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Conversaciones familiares del Más Allá
El interlocutor ya no es el mismo. Por la naturaleza de la conversación juzgamos que se trata de un músico, feliz
por conversar con un maestro. Después de diversas preguntas que creemos inútil relatar, Mozart dijo:
1. Finalizad con las preguntas de G…: hablaré contigo; te diré lo que nosotros entendemos por melodía en nuestro mundo. ¿Por qué no me has evocado antes? Yo te habría respondido.
2. ¿Qué es la melodía?
– Resp. Para ti es a menudo un recuerdo de la existencia pasada; tu Espíritu se recuerda de lo que ha vislumbrado en un mundo mejor. En el planeta donde estoy – Júpiter –, la melodía está por todas partes, en el susurro de las aguas, en el murmullo de las hojas, en el canto del viento; las flores murmuran y cantan; todo emite sonidos melodiosos. Sé bueno; alcanza ese planeta por tus virtudes; has elegido bien al cantar a Dios: la música religiosa ayuda a la elevación del alma. ¡Cómo quisiera poder inspiraros el deseo de ver ese mundo donde somos tan felices! Es pleno de caridad; ¡todo allá es bello! ¡La naturaleza es tan admirable! Todo os inspira el deseo de estar con Dios. ¡Coraje! ¡Coraje! Creed en mi comunicación espírita: soy realmente yo quien está aquí; me regocijo de poder deciros lo que sentimos. ¡Que yo pueda inspiraros bastante el amor al bien para volveros dignos de esta recompensa, que no es nada comparada con otras a las cuales anhelo!
3. ¿Es nuestra música la misma que en otros planetas?
– Resp. No; ninguna música puede daros una idea de la música que tenemos allí; ¡es divina! ¡Oh, felicidad! Busca merecer el gozo de semejantes armonías: ¡lucha, coraje! Nosotros no tenemos instrumentos; son las plantas y los pájaros que son los coristas; el pensamiento compone y los oyentes disfrutan sin audición material, sin la ayuda de la palabra y esto a una distancia inconmensurable. En los mundos superiores es todavía más sublime.
4. ¿Cuál es la duración de la vida de un Espíritu encarnado en otro planeta?
– Resp. Corta en los planetas inferiores; más larga en los mundos como el que tengo la felicidad de estar; por término medio, en Júpiter, de trescientos a quinientos años.
5. ¿Hay una gran ventaja en volver a habitar en la Tierra?
– Resp. No, a menos que sea en misión; entonces, uno adelanta.
6. ¿No seríamos más felices si permaneciéramos como Espíritu?
– Resp. ¡No, no! Quedaríamos estacionarios; pedimos reencarnar para avanzar hacia Dios.
7. ¿Es la primera vez que yo estoy en la Tierra?
– Resp. No; pero no puedo hablarte del pasado de tu Espíritu.
8. ¿Podría yo verte en sueño?
– Resp. Si Dios lo permite, te haré ver mi vivienda, en sueño, y la recordarás.
9. ¿Dónde estás aquí?
– Resp. Entre ti y tu hija; yo os veo; estoy bajo la forma que tenía cuando estaba en la Tierra.
10. ¿Podría verte?
– Resp. Sí; cree y verás. Si tuvieseis una fe mayor nos sería permitido deciros el porqué; tu propia profesión es un lazo entre nosotros.
11. ¿Cómo has entrado aquí?
– Resp. El Espíritu lo atraviesa todo.
12. ¿Estás aún muy lejos de Dios?
– Resp. ¡Oh, sí!
13. ¿Comprendes mejor que nosotros qué es la eternidad?
– Resp. Sí, sí, vosotros no la podéis comprender estando en el cuerpo.
14. ¿Qué entiendes por Universo? ¿Ha tenido un comienzo y tendrá un fin?
– Resp. Según vosotros, ¡el Universo es vuestra Tierra! ¡Insensatos! El Universo no tuvo comienzo y no tendrá fin; pensad que es la obra de Dios; el Universo es el infinito.
15. ¿Qué debo hacer para tranquilizarme?
– Resp. No te inquietes tanto con tu cuerpo; tienes el Espíritu perturbado; resiste a esta tendencia.
16. ¿Qué es esa perturbación?
– Resp. Tienes miedo a la muerte.
17. ¿Qué hacer para no tener miedo?
– Resp. Creer en Dios; sobre todo, cree que Dios no arrebata a un padre útil de su familia.
18. ¿Cómo llegar a esa tranquilidad?
– Resp. Queriendo.
19. ¿Dónde encontrar esta voluntad?
– Resp. Distrae tu pensamiento de eso por el trabajo.
20. ¿Qué debo hacer para depurar mi talento?
– Resp. Puedes evocarme; he obtenido el permiso para inspirarte.
21. ¿Será cuando trabaje?
– Resp. ¡Ciertamente! Cuando quieras trabajar, algunas veces estaré a tu lado.
22. ¿Escucharás mi obra? (Una obra musical del interrogador)
– Resp. Eres el primer músico que me evoca; vengo a ti con placer y escucho tus obras.
23. ¿Cómo se explica que no hayas sido evocado?
– Resp. He sido evocado, pero no por músicos.
24. ¿Por quién?
– Resp. Por varias señoras y aficionados de Marsella.
25. ¿Por qué el Ave … me conmueve hasta las lágrimas?
– Resp. Tu Espíritu se desprende y se une al mío y al de Pergolesi, que me ha inspirado esta obra; pero ya me he olvidado de ese fragmento musical.
26. ¿Cómo has podido olvidar la música compuesta por ti?
– Resp. ¡La que existe aquí es tan bella! ¿Cómo recordar aquello que era todo materia?
27. ¿Has visto a mi madre?
– Resp. Ella está reencarnada en la Tierra.
28. ¿En qué cuerpo?
– Resp. No puedo decirte nada al respecto.
29. ¿Y a mi padre?
– Resp. Está errante para ayudar en el bien; hará progresar a tu madre; estarán reencarnados juntos y serán felices.
30. ¿Viene a verme?
– Resp. Frecuentemente; tú le debes gestos caritativos.
31. ¿Ha sido mi madre quien ha pedido reencarnarse?
– Resp. Sí; ella tenía un gran deseo de elevarse por una nueva prueba y entrar en un mundo superior a la Tierra; ella ya ha dado un paso inmenso.
32. ¿Qué quieres decir con eso?
– Resp. Ella ha resistido a todas las tentaciones; su existencia en la Tierra ha sido sublime en comparación con su pasado, que era el de un Espíritu inferior; por eso es que ha subido varios peldaños.
33. ¿Entonces ella había elegido una prueba por encima de sus fuerzas?
– Resp. Sí, así es.
34. Cuando sueño que la veo, ¿es realmente ella a quien veo?
– Resp. Sí, sí.
35. Si hubiese evocado a Bichat en el día de la inauguración de su estatua, ¿habría él respondido? ¿Estaba allá?
– Resp. Él estaba allá, y yo también.
36. ¿Por qué tú estabas allá?
– Resp. Estaba allá como varios otros Espíritus que gozan el bien y que son felices en ver que glorificáis a aquellos que se ocupan de la Humanidad sufrida.
37. Gracias, Mozart; adiós.
– Resp. Creed, creed que estoy aquí… Soy feliz… Creed que hay mundos por encima del vuestro… Creed en Dios… Evocadme más frecuentemente y en compañía de músicos; estaré feliz en instruiros, en contribuir para vuestro adelanto y en ayudar a elevaros hacia Dios. Evocadme; adiós.
Allan Kardec
Revista Espirita 1858
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Síntomas de la obsesión espiritual y posible ayuda.-
En principio el identificar un caso de obsesión, no es muy sencillo, pues entramos en un campo en el que los psiquiatras y psicólogos, deberían intervenir solamente cuando estén seguros de que están ante problemas mentales o psicológicos del orden de la salud, pero cuando el caso escapa a una solución por parte de la ciencia psiquiátrica y no se definen claramente los síntomas en el campo de la salud, la intervención solo cabe a espiritistas experimentados en hacer trabajos de esta clase con el apoyo de alguna mediumnidad que facilite la comunicación y consulta con el plano espiritual, de modo que formando un equipo especializado y formado por espíritas magnetizadores y Espíritus desencarnados que controlan los trabajos para que no se vean perturbados por otros desencarnados del mismo tenor que el obsesor y que tratan de ayudar a este en sus desviadas intenciones.
Al respecto, son diversos los cambios en los comportamientos que se pueden observar en personas que comienzan a padecer esta clase de mal espiritual, por ejemplo los hábitos y reacciones habituales de la persona se suelen modificar, llegando a asumir posiciones y actitudes extrañas y perjudiciales, inducidas sobre aquellos que se les someten, por sus mentes obsesoras, cayendo en un foso de sombras del que es muy difícil y penoso salir.
Conforme sea la constitución temperamental, que es un factor de relevante importancia, el obsesado se vuelve apático, o tiende a la depresión y a la melancolía, en razón del mensaje telepático deprimente que recibe, así como por los clichés mentales pesimistas o negativos que resuenan en su conciencia.
En el otro extremo, entre los obsesados de una constitución nerviosa excitable, se producen casos de agresividad y violencia; en desarmonía con sus actitudes habituales explota frecuentemente por tonterías, de lo cual luego se arrepiente, exponiendo la constitución psíquica a altas cargas de energías que dañan los nervios, con los correspondientes perjuicios para su organismo físico-psíquico.
A los hábitos saludables habituales, van sucediendo las reacciones intempestivas, perdiendo los criterios de concepto y de valor que dan lugar a extravíos y extrañas formas de conducta.
Cuando la Subyugación es insistente, puede llevar a una especie de locura que no responde a tratamientos psiquiátricos con una medicación normal. Esta “locura” solo se puede tratar con grandes posibilidades de cura, mediante el adoctrinamiento y la formación moral que se pueden ofrecer al Espíritu obsesor, llevándole al arrepentimiento, así como también a la víctima de la obsesión; sin embargo el solo e insistente tratamiento con medicamentos puede terminar por dañar su cerebro y entonces la víctima es cuando se convierte en un auténtico lisiado mental.
La Subyugación puede ser física o psíquica, o de ambas formas a la vez, según la forma como se manifieste. La primera no implica la pérdida de lucidez mental e intelectual, porque actúa directamente sobre los centros motores, obligando al individuo aunque se niegue a obedecer y a ceder ante la violencia que le imprime el obsesor. Llegado a este punto es donde pueden aparecer las enfermedades orgánicas ante el cambio de las condiciones celulares adecuadas que facilitan las enfermedades orgánicas por el acceso de virus y bacterias.
Mediante esta vigorosa y continua acción fluídica, pueden terminar por dañar los tejidos orgánicos, perturbando el metabolismo en general con los consiguientes perjuicios físicos.
En el segundo caso el paciente se ve dominado mentalmente permaneciendo en un estado de pasividad, no siendo extraña la tortura emocional y llegando a perder por completo la lucidez. Así pierde temporal o definitivamente el área de la consciencia, siendo incapaz de expresarse libremente, permaneciendo aturdido. Su visión, su audición y los demás sentidos confunden la realidad objetiva con el imperio de tantas vibraciones que registra desordenadamente en la esfera física y en la espiritual.
Estos casos se pueden ayudar a través de un diagnóstico espiritual hecho por alguna persona con una facultad intuitiva y de videncia muy experimentada en tratar esta clase de problemas, y que pueda llegar a establecer el origen del conflicto entre el espíritu obsesor y el obsesado para definir las causas del problema existente entre ambos y tratar de hallarle una solución.
Una vez comprendida la dinámica reencarnatoria que nos relaciona a todos desde unas vidas a otras, se puede llegar a la solución del conflicto mediante el adoctrinamiento y esclarecimiento de ambos, desmontando así los vínculos de odio y de venganza que les unen, y que actúan como un imán entre el obsesor y su víctima; y también, por supuesto, con mucha oración por ellos y a ser posible, junto a ellos.
Hay que hacerles sentir que la única salida para sus respectivos sufrimientos generados en un pasado común, es el perdón y el reconocimiento fraterno mutuo como hijos de un mismo Padre que son. Hay que hacerles comprender a los obsesados que permaneciendo en la construcción del bien, difícilmente les podrán afectar las inducciones perversas o criminales procedentes de las regiones inferiores del plano astral, sin embargo, si permanecen en posiciones de vulgaridad, placer, impiedad, vicio o desorden, reciben mayor influjo de ondas mentales equivalentes, cayendo cada vez más hondo en las ataduras de sus verdugos, como precipicios de aturdimiento y desequilibrio.
Tales personas acuden al descanso físico buscando revivir y recrear en su mente las ambiciones desenfrenadas o las pasiones perturbadoras, vitalizándolas cuando no encuentran medios de realizarlas físicamente. Después durante el sueño se desdoblan reencontrándose por afinidad con otros seres - encarnados o desencarnados- con los cuales se identifican, recibiendo una mayor carga de sensaciones de esas necesidades falsas, o dando cabida a esos estados anhelados que les turban o afligen. Cuando despiertan encuentran su mente atribulada con estas emociones, así como un incómodo cansancio físico y psíquico, encontrando dificultad para fijarse en las oportunidades de realizaciones positivas que la vida les ofrece, mientras tanto la idea obsesora fijada y viciosa, ya ha quedado establecida a través de ese intercambio mental nocturno.
Sin los ejercicios de reflexión más profunda y sin los hábitos saludables de edificación del bien en sí mismos; sin el constante ejercicio de la oración como intercambio de fuerzas extra-físicas, llegan a aparecer esas actitudes sorpresa que le llegan a empujar hacia la idea engañosa del suicidio en medio de cuadros neuróticos, psicóticos o esquizofrénicos.
- Jose Luis Martín -
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“Entre las causas más comunes de la obsesión encontramos las siguientes: Malos hábitos y conductas desordenadas”.
- Juan Luis Sánchez -
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PASIONES HUMANAS Y SU INFLUENCIA EN EL PROCESO EVOLUTIVO.
Toda pasión es extremista en su exteriorización. Y aquí está el aspecto negativo de la pasión, aun cuando ésta sea nacida de un ideal sano; pues, el gran mal de toda pasión, está en la intransigencia que el apasionado sostiene, por considerar (sinceramente en muchos de los casos y convencionalmente en otros) que él es el único que tiene la razón o está en la verdad.
Y esta convicción no le permite reconsideraciones acerca de su actitud, de su posición, ni escucha otras razones. La facultad analítica de su mente no funciona por falta de interés en ello y porque su estado emotivo perturba esa facultad de raciocinio y paraliza la voluntad, quedando el individuo a merced de la pasión, como la veleta al viento.
Y perturbadas esas facultades, el afectado es dominado por la turbulencia vibratoria que incide, con mayor o menor intensidad, sobre sus facultades psíquicas: sensorial y emocional; y esta última, a su vez, sobre la mente, produciendo ese estado de apasionamiento que conduce a la intransigencia, creando antagonismos y separaciones en la vida de relación y del hogar.
Y cuando las pasiones son colectivas, consecuencia generalmente del fanatismo ideológico o religioso, crea antagonismos colectivos, conduciendo a las luchas fratricidas y persecuciones sangrientas abominables.
Las pasiones nacidas del celo ideológico, cuando el individuo es víctima del fanatismo, le arrastran a estados emocionales violentos, produciendo un desequilibrio mental-emocional que le lleva a la intransigencia y hasta la violencia, de consecuencias múltiples en las relaciones humanas.
Y de estos estados pasionales, no se han salvado ni las organizaciones religiosas que, según lo demuestra la historia de la humanidad, han llegado al más alto grado de intolerancia y a los excesos y crímenes más abominables.
El gran mal de los estados pasionales, está en el desequilibrio mental producido por la excitación emocional, consecuencia de la falta de control por parte del afectado, sobre sus reacciones; debido a la falta de vigilancia. Y esta falta de vigilancia sobre sus reacciones, mantiene al afectado en un desconocimiento de su condición apasionante, no percibiendo el comienzo de la turbulencia vibratoria emocional. Y aquí entra en función la ley de atracción, esa ley cósmica que hace que cada cosa atraiga a su semejante, convirtiendo la mente del apasionado en un centro receptivo de fuerzas extrañas, ondas-pensamiento errabundas, de la misma naturaleza pasional, intensificando la pasión.
A más de esto, el afectado atrae hacia sí (por afinidad) seres del plano invisible, con las mismas pasiones, que incidirán sobre su mente, empujándole a la ejecución de actos de los cuales habrá de arrepentirse, una vez pasado el efecto perturbador de la pasión.
Para no caer en el estado perturbador de cualquier pasión, necesario es: evitar caer en el fanatismo, que lleva a la intransigencia; respetar las ideas y opiniones de los demás, ya que los demás tienen el mismo derecho que uno; vigilar constantemente los sentimientos y pensamientos (ya que ellos motivan nuestros actos), a fin de evitar la explosión emocional perturbadora.
No obstante, no debemos confundir la pasión con el entusiasmo; ya que éste, cuando está bien orientado, es una fuerza psicodinámica positiva y realizadora. Nadie podrá triunfar en cosa alguna, si carece de entusiasmo; pues, éste despierta el deseo, el cual es imprescindible para poner la voluntad en acción.
¿En qué modo influyen las pasiones en el proceso evolutivo?
En que obstruyen el mismo, retardando el avance espiritual, mientras no sean superados esos aspectos negativos.
Si dominado por una pasión —los celos (amorosos o ideológicos), por ejemplo— yo cometiere la bajeza de una mala acción, colocaría un obstáculo en mi camino de ascensión, el cual me impediría avanzar hasta tanto no fuere dicho obstáculo retirado o superado. Y de continuar en ese estado pasional, por falta de análisis de mí mismo, seguiría cometiendo errores, y por ende colocando más obstáculos, que serían otros tantos impedimentos de avance.
Dicho de otro modo. Las consecuencias creadas por esas malas acciones, recaerían sobre mí, e impedirían el avance en mi camino evolutivo, hasta tanto yo no sufriere las consecuencias dolorosas, por mí libremente creadas.
Solamente después de haber pagado por mis errores, cometidos en momentos de obcecación pasional, podría
proseguir adelante en el proceso evolutivo. Aun cuando esto se dice muy pronto, ello puede significar un período largo, de hasta siglos de expiación en los casos graves.
Por todo lo expuesto, puede apreciarse fácilmente la influencia negativa de las pasiones, cuales ellas sean, en el proceso evolutivo del Espíritu; así como también en la armonía de las relaciones sociales y del hogar, y su influencia en la salud.
Sebastián de Arauco.
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