ACCIÓN DE LOS ESPÍRITUS IMPERFECTOS EN NUESTROS PENSAMIENTOS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES.
En esta tentación, el espíritu de tinieblas empieza por hacer el pensamiento y el deseo ilícito, promover sensaciones y excitar deseos si se le presenta ocasión; en esta tentación se debe cerrar el pensamiento a toda idea que sea una infracción de la ley divina, y si a pesar de la resistencia el pensamiento continúa excitado, debemos colocarnos en el lugar de la víctima y reflexionar si nos agradaría a nosotros que nos robaran lo que es sagrado, y de gran estima para nosotros, y entonces colocarnos en el terreno de lo justo. Parece que es por demás tratar estos asuntos entre espiritistas pero no es así. Cuando entramos en el Espiritismo no somos seres perfectos, muy al contrario, a veces tenemos grandes defectos que combatirnos; y mucho más cuando el espíritu de tinieblas, que es el que nos dominaba mientras permanecimos entregados sólo a las cosas del mundo, no quiere separarse de nosotros y se aferra a lo que él había dominado hasta entonces. A veces sucede, y este fenómeno pasa a la mayoría de los que entran en el Espiritismo, que al momento de conocerlo sienten tan vivos deseos de ser el hombre o la mujer nueva, que tornan derroteros y echan de sí deseos ilícitos; forman grandes resoluciones de hacer vida nueva y lo consiguen; dura algún tiempo esta determinación y se limpian de todo; pero después de algún tiempo, la impresión del principio va extinguiéndose y vuelven a sentir poco a poco los mismos deseos, y a veces el espíritu que dominaba antes vuelve a tomar posesión de su antigua morada y vuelven a caer en lo de antes; si entonces el espiritista no se escuda en la oración, en el amor, la caridad y un fuerte deseo de ser libre, son a veces peores las últimas cosas que las primeras: por eso hemos visto a muchos que han empezado y no continuado, y si mal estaban antes de empezar, después han estado peor.
A los que más les sucede esto son a los que han estado muy aferrados a los intereses, o sea, al dinero; esta pasión es muy difícil de desterrar y la más costosa de corregir; de manera que al egoísta o interesado le es muy difícil, por no decir imposible, entrar en el Espiritismo y sostenerse en él. Aquí se puede aplicar la frase de gran trascendencia de Allan Kardec: “Sin caridad no hay salvación posible”; de manera que el espíritu que está aferrado y ama mucho los intereses materiales, casi se le puede decir que, mientras dure este estado, es inepto para comprender y entrar en el Espiritismo; he aquí la valla que retiene a la humanidad. El amor al dinero es señal evidente de falta de caridad y de amor al prójimo, y el que se encuentra en este estado no realizará grandes progresos en su alma. El ser encarnado debe buscar la manera de subvenir a sus necesidades de una manera justa y honrosa; pero cuando estas están cubiertas no debe tener ambición ni entusiastas anhelos para los demás, y, mayormente, si es espiritista; todo cuanto pueda adquirir de más debe procurar que los medios sean completamente lícitos, y, de lo que atesore, debe procurar que participen en una gran parte los desgraciados; sólo así se le permitirá tener algo sobrante, sin caer en responsabilidad; de lo contrario, si no cuenta en sus ganancias a los pobres, éstas, aunque parezcan lícitas ante el mundo, son una usurpación ante Dios; y el que tal hace, si es espiritista, no progresa, sino que retrocede: “Sin caridad no hay salvación posible”, y que no les duelan prendas a los que están en condiciones de adquirir dinero. El espiritista debe pensar que su felicidad no está en la tierra, sino en el espacio; así, pues, debe hacer todo lo posible para enriquecer a su espíritu de virtudes y de obras buenas, y para esto no debe olvidar que uno de los enemigos más grandes que puede mantener en él es el amor al dinero, mejor dicho, el egoísmo, que es el peor y más fatal enemigo que puede morar en él.
Ya he dicho cómo se combate esta pasión y la tentación que puede traer, y es haciendo partícipes de una gran parte de nuestros ahorros a los desgraciados; esto hará que nuestras iniciativas y nuestros trabajos redunden en bien de los que sufren; el que tal haga tendrá la satisfacción de poseer algo para su bienestar terrenal y luego progresará su espíritu, porque con su iniciativa y su trabajo, además de proporcionarse lo necesario, hará mucho bien. De manera que cuando realice un buen negocio haga un trabajo que le valga mucho, ya ha de destinar al momento una cantidad proporcionada a las ganancias o a la cantidad adquirida a remediar los males o necesidades de los que sufren, y esto sin escuchar pensamientos egoístas, ni de conveniencia personal, sino tomar y ejecutar determinación rápida y realizarla; de lo contrario el espíritu de tinieblas acude y desbarata los buenos deseos y todo lo hace inútil. En cuanto a la tentación posesiva, que es cuando el espíritu radica su influencia más bien en la conciencia que en el entendimiento, hay una manera de conocerla, y combatirla, y es oponer en estado de conciencia un deseo de justicia muy recta; por ejemplo; ¿es una repugnancia a una persona o personas determinadas? Aquí debe oponerse un espíritu de caridad a toda prueba; si es un amor desmedido debe combatirse con un espíritu recto de justicia; por ejemplo: ¿es justo que por esta persona sientas lo que te pasa? Si no es justo, se puede estar seguro que aquella impresión es sostenida por algún enemigo del espacio, mayormente si aquel deseo o amor desmedido puede dar lugar a hacer sentir los deseos de alguna pasión, o si bien las atenciones que se sienten por aquella persona pueden dar lugar a alterar la armonía, ya dentro de la familia, o dentro de nuestras relaciones íntimas. Ya he dicho que la tentación tiene muchas maneras de emplearse entre los encarnados; pero si el espíritu se escuda con un verdadero espíritu de justicia, descubrirá en seguida la causa y podrá combatirla; y si con el querer solo no se logra separar influencias que perjudiquen a la moral y al cumplimiento del deber, entonces debe acudirse a la oración, evocar con entusiasmo y fe a nuestro guía espiritual y a influencias de espíritus elevados, que ellos acudirán con gusto a nuestro llamamiento y se verán satisfechos en sus deseos, que siempre son de que sus hermanos de la tierra progresen y se eleven; así pues, por afligida que sea nuestra situación, nunca debemos desconfiar de los socorros de arriba, y mucho más si éstos se piden En estos casos es cuando están mejor aplicadas las palabras del Señor: «Pedid y se os dará; llamad y se os abrirá; velad y orad»; y al mismo tiempo, mientras se sufre, se debe poner una resignación a toda prueba y una paciencia inalterable, que es lo que más cansa al espíritu tentador; de manera que si en los estados de nuestro ánimo y en las tentaciones de nuestra mente oponemos siempre un espíritu de recta justicia y una resignación y paciencia a toda prueba opondremos una valla al espíritu de tinieblas que nunca podrá inducirnos al error y no nos podrá causar un trastorno ni retroceso ninguno; al contrario, obrando de esta manera, todas las molestias que el espíritu de tinieblas nos podrá causar tendrán un resultado contraproducente a lo que el tal espíritu se proponga, y es que con los sufrimientos de la tentación, sufridos y combatidos con espíritu de recta justicia, con paciencia y resignación, el ser encarnado progresa y da pruebas al Padre que por amor al cumplimiento de la ley sufre, se resigna y espera, suprema manera de obrar de los espíritus que han vivido, viven y vivirán en la tierra. Con esta manera de obrar, el espíritu encarnado en la tierra no se evitará todas las molestias y sufrimientos que nos pueden causar los espíritus atrasados que pululan a nuestro alrededor, pero triunfará de todas sus acometidas, y los sufrimientos que le causen le servirán para progresar mucho. Si obramos de la manera que dejo dicha, podremos repetir las palabras de un gran escritor antiguo; Cuando se resiste la tentación, es la Hormiga del León; más cuando el ser se entrega a ella, es el León de la Hormiga, pues sigamos siendo siempre el León y la tentación la Hormiga, y así no tendremos que temerla, sino al contrario, seremos dueños de nosotros mismos, pensando, sintiendo y queriendo o deseando únicamente lo que el deber nos imponga; así nos evitaremos muchas angustias en la vida y nos prepararemos para morar más tarde en el reino de Dios.
Sin embargo, no debemos olvidar nunca, mientras nos toque estar en la tierra, que hemos de ser contrariados; en todo la humanidad está muy atrasada y apenas se encuentra una persona que sepa cumplir con todos sus deberes, y como es indispensable vivir en relación con muchas, ya sean de familia, ya sean en nuestras relaciones de amistad, no nos han de faltar nunca contrariedades: por eso mientras estemos en la tierra es necesario vivir alerta, escudarse con un amor, una admiración y adoración al Padre sin límites, y poner toda nuestra esperanza en la grandiosidad de su obra, que es la casa en donde hemos de vivir eternamente; es necesario seguir la ley divina proclamada por el Señor y Maestro; es necesario ponerla en práctica y es necesario tener gran amor y fe en la palabra del Señor, y si algún día las angustias de la vida nos persiguen, no olvidemos sus palabras: “Bienaventurados los que sufren que de ellos será el reino de Dios”; procuremos que la confianza en sus promesas nos de valor y fuerza para soportarlo todo, pensando que la existencia terrenal no es más que un soplo, un período cortísimo de nuestra existencia universal y que por cada día y cada noche que pasamos de sufrimiento en esta tierra, si sabemos conformarnos y sabemos imitar a los mártires y a los justos, tendremos mil años de reposo y de felicidad. Ánimo, hermanos míos; los que sufrís, dejad que el cuerpo se haga pedazos o sucumba por el dolor; mantened el espíritu fuerte en la práctica de la sumisión y del valor; permaneced enamorados de Dios, del gran Señor, y del cumplimiento de su ley; no olvidéis que la recompensa superará a todos vuestros deseos y vuestras esperanzas.
Por último, aconsejo que el hermano que se encuentre agobiado por la tentación busque a otro hermano que considere digno y de confianza y le abra su corazón, se lo explique todo y le pida su ayuda; pero considero que las personas que sean consultadas, llamadas en auxilio de estas almas enfermas, que bien pueden ser los presidentes de reuniones y Centros, deben ser calladas como una tumba, prudentes, misericordiosos, caritativos, dulces en el hablar y proceder, capaces de toda abnegación y con un entero amor al Padre y con una sumisión al Señor y Maestro y a su Ley, a toda prueba; debe considerar, el que sea consultado, que ejerce el deber de un guía espiritual, que puede hacer un gran bien al ser que le consulta, si sabe dirigirle con rectitud, mansedumbre y caridad. Es muy necesario que haya entre los espiritistas, hermanos de experiencia en la práctica de la virtud, de la caridad, del amor al prójimo y de la adoración al Padre y veneración al Señor, para que estos hermanos tengan suficiente luz para, en caso de necesidad, poder ayudar a sus hermanos y darles la mano en el intrincado sendero de la vida. Bienaventurado el que se esfuerza para llegar a tal estado, que éste ya no verá tinieblas y merecerá la confianza de los de arriba y de los de la tierra. Así es cómo después de esta morada terrestre, se llega a penetrar en el reino de Dios.
Por el médium Miguel Vives
Extraído del libro "Guía práctica del espiritista"
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EL TIEMPO CIERTO....
De una cosa podemos tener la certeza : de nada sirve el querer apresar las cosas. Todo viene a su tiempo, dentro del plazo que le fue previsto. Pero la naturaleza humana no es muy paciente. ¡ Tenemos prisa en todo !. Por eso suceden los atropellos del destino, aquella situación que usted mismo provoca, por la pura ansiedad de no aguardar el momento adecuado. Pero alguien podría decir : Pero ¿Cual es ese tiempo cierto ? Bueno, basta con observar las señales. Generalmente cuando alguna cosa está a punto de suceder o de llegar hasta su vida, pequeñas manifestaciones de lo cotidiano enviarán señales indicando el camino cierto. Puede ser la palabra de un amigo, un texto leído, una observación cualquiera. ¡ Pero con certeza, el sincronismo se encargará de colocarle a usted en el lugar adecuado, en la hora cierta, en el momento cierto, delante de la situación o de la persona cierta!. ¡ Le basta con creer que nada sucede por acaso!. Y tal vez sea por eso que usted esté ahora leyendo estas líneas. Intente observar mejor lo que está a su lado. Con certeza algunas de esas señales ya están cerca, y usted ni las notó todavía. Recuerde que el universo, siempre conspira a su favor, cuando usted posee un objetivo claro y una disponibilidad de crecimiento.
Paz e Luz!
Joanna de Ângelis!
¡ Yo amo al Señor Jesus!
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653– ¿Necesita la adoración de manifestaciones externas?
– La verdadera adoración está en el corazón. En todas vuestras acciones, imaginad siempre que el Señor os observa.
– ¿La adoración externa es útil?
– Sí, si no es una vana simulación. Siempre es útil para dar un buen ejemplo; pero los que sólo la hacen por afectación y amor propio y cuya conducta desmiente la piedad aparente, dan más bien mal ejemplo que bueno y causan más mal del que piensan.
654 – ¿Da preferencia Dios a los que le adoran de tal o de cual manera?
– Dios prefiere a los que le adoran desde el fondo del corazón, con sinceridad, haciendo el bien y evitando el mal, a aquellos que creen honrarlo por medio de ceremonias que no los hacen mejores para con sus semejantes.
Todos los hombres son hermanos e hijos de Dios y llama a sí a todos los que siguen sus leyes, cualquiera que sea la forma en que las expresen. El que sólo tiene apariencias de piedad es un hipócrita y aquel cuya adoración no pasa de ser afectada y está en contradicción con su conducta, da mal ejemplo. El que hace profesión de adorar a Cristo y es orgulloso, envidioso, celoso, que es duro e implacable con los otros, o ambicioso de los bienes de este mundo, os aseguro que la religión está en los labios y no en el corazón. Dios que todo lo ve, dirá: éste que conoció la verdad es cien veces más culpable del mal que hace, que el salvaje ignorante del desierto, y así será tratado en el día del juicio. Si un ciego al pasar os tropieza, disculpáis; si es un hombre que ve claramente, os quejaréis y con razón. No preguntéis, pues, si existe una forma de adoración más conveniente que otra, porque eso sería lo mismo que preguntar si es más agradable a Dios ser adorado en un idioma que en otro. Vuelvo a deciros, que sólo por la puerta del corazón se elevan hasta él los cánticos.
655 – ¿Es, pues, censurable practicar una religión en la que no se cree en el fondo del alma, cuando se hace eso por respeto humano y para no escandalizar a los que piensan de otra forma?
– En esta como en muchas otras cosas, la regla es la intención. El que no tiene otra mira que respetar las creencias ajenas, no hace mal, y procede mejor que el que las ridiculice, porque éste no sería caritativo; pero el que las practica por interés y ambición es despreciable a los ojos de Dios y de los hombres. No pueden ser agradables aquellos que sólo aparentan humillarse ante él para captarse la aprobación de los hombres.
656 – ¿La adoración colectiva es preferible a la adoración individual?
– Los hombres reunidos por la comunión de pensamientos y de sentimientos tienen más fuerza para atraer a los buenos Espíritus. Lo mismo sucede cuando se reúnen para adorar a Dios. Mas no creáis por esto que la adoración particular sea menos buena porque cada uno puede adorar a Dios pensando en él.
Allan Kardec
Extraído del libro “El libro de los espíritus”
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El tesoro de la fraternidad
En la noche del año nuevo de 1950, varios hermanos de Belo Horizonte, reunidos en Pedro Leopoldo, en compañía de Chico, comentaban sobre la importancia de las riquezas para la extensión del bien:
Aquí, se deseaba el salario abundante… Allá se hablaba del dinero de la lotería… Llegada la hora de la oración, Emmanuel, por el lápiz del médium, dirigió a los presentes el siguiente Mensaje:
El Tesoro de la Fraternidad
No desprecies las pequeñitas parcelas de cariño para que alcances el tesoro de la fraternidad.
Una palabra confortadora.
El gesto de compresión y ternura.
La frase de incentivo.
El regalo de un libro.
El recuerdo de una flor.
Cinco minutos de conversación edificante.
La sonrisa del estimulo.
La gota de medicamento.
La información prestada alegremente.
El pan repartido.
La visita espontanea.
Una carta de entendimiento y amistad.
El abrazo de hermano.
El simple trabajo en viaje.
Una ligera señal de cooperación.
No es con el oro fácil que descubrirás los manantiales ignorados y profundos del alma. No es con la autoridad del mundo que conquistarás la renovación real de un amigo. No es con la inteligencia poderosa que recogerás las flores ocultas de la confianza.
Pero siempre que tu corazón se incline para un mendigo o para un príncipe, envolviendo en la luz sublime de la buena voluntad, ayudando y sirviendo en nombre del bien, olvidando a ti mismo para que otros se eleven y se alegren, guarda la certeza de que tocaste el corazón del prójimo con las santas irradiaciones de tus perlas de bondad, y caminaras en el mundo, bajo la invencible coraza de la simpatía, para encontrar el divino tesoro de la fraternidad en pleno cielo.
Emmanuel
Quien pueda juntar este tesoro, de cierto, comprara con facilidad un pasaporte para el Cielo.
Lindos casos de Chico Xavier
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