Entradas populares

sábado, 16 de enero de 2016

¿ El dogma de la resurección de los muertos, es una superstición?


Evolución del Espirita



En un principio el Espiritismo, apareció bajo un carácter estrictamente fenoménico. En aquellos momentos, era más importante dar, que hacer pensar a la humanidad, acerca de la existencia o no del denominado mundo de los muertos.
El espiritista de aquella época, era más bien un curioso que buscaba el fenómeno por simple distracción, ignorante a todas luces de la importancia y responsabilidad que una manifestación espiritual tiene. Acorde con esta actitud, los individuos que asistían a dichas sesiones, no tenían conciencia de que junto al fenómeno, se intentaba crear una responsabilidad y una nueva actuación moral en aquellos que eran capaces de comunicarse con el “Más Allá”.
El siguiente paso sería el decisivo, se hacía necesaria una orientación y un camino a seguir, por ello llegó a la tierra el codificador.
Al mismo tiempo, que se marcaban pautas de conducta y se daban respuestas a las múltiples preguntas que el hombre se hacía a través de las leyes espirituales: Reencarnación, Causa y Efecto, etc.; la codificación, venía a configurarse como una nueva revelación de los planos espirituales, capaz de comprometer al hombre que siguiera sus enseñanzas, a un cambio profundo en su fuero interno y en sus actuaciones de cara a los demás.
Una vez la codificación fue concluida y dada a conocer por el mundo; aquellos que asistían a las sesiones de Espiritismo por simple curiosidad y que no quisieron aceptar el nuevo mensaje, fueron poco a poco distanciándose de aquellos otros que con una mentalidad más abierta, supieron analizar y aceptar como propias las nuevas ideas que la codificación aportaba. Estos últimos intentaron llevar un cambio a sus vidas, asesorados por los espíritus de luz con los que se comunicaban y guiados por el nuevo código moral que, desde lo Alto, acababa de derramarse sobre la tierra, para la renovación del hombre.
A partir de este momento, aquél que quería ser Espiritista, se debía de comprometer en conciencia, a una nueva actitud moral; esto, quizás disminuía el número de adeptos, pero sin embargo beneficiaba a la doctrina, porque se estaba seguro de una mayor calidad que cantidad.
Pese a todo, si el Espiritismo no ha alcanzado todavía objetivos de grandeza, no podemos caer en el error de achacar esto a la mala imagen y propaganda que de él se ha hecho. Hemos de reconocer, que en este sentido, los Espiritistas tenemos también gran parte de culpa; puesto que muchas veces hemos contribuido a empañar el mensaje de la doctrina con nuestra actuación personal, al no haber intentado en nosotros esa renovación moral que es la base de la codificación.
Por ello, es necesaria una reactivación; reactivación que contemple aspectos tan importantes como: una mentalidad más abierta, una mayor adaptación a los tiempos y circunstancias que hoy vivimos, un olvido de los prejuicios sociales así como de todo aquello que pueda limitarnos a divulgar ampliamente la doctrina.
Y sobre todo, es necesario basar esa renovación en un ofrecimiento sincero y sencillo hacia los demás, en un respeto hacia las otras ideas o corrientes que puedan tener los que vengan a escucharnos y por último en un olvido de vanidades y orgullos para incorporar en nosotros permanentemente el patrón de la humildad.
Aspectos muy importantes de la nueva situación sería, el intentar ponernos al corriente de las necesidades espirituales que esta sociedad tiene, para de esta forma poder dar a todo aquel que se nos acerque, lo que más le pueda servir para su realización espiritual; no caigamos en el error de ofrecer aquello que nosotros no podemos dar, intentemos ponernos en el lugar de los demás, para de esa forma practicar mejor la caridad.
El espírita debe ser consciente de cuál es su misión y responsabilidad: estamos llamados a ser la luz de una humanidad en crisis, y esto, solamente lo podremos realizar, si primero hemos conseguido internamente la paz que, queremos y tenemos la obligación de dar a los demás.
Así pues, podemos concluir diciendo que a lo largo del tiempo, se han ido observando cambios en la actitud del espírita, estas modificaciones han sido motivadas por multitud de circunstancias: sociales, de mentalidad, espirituales, etc...
No obstante, siempre y cuando hayan servido para una mayor comprensión y análisis de las verdades divinas y del desarrollo del Amor en el hombre, es obvio, que dichas modificaciones han sido altamente beneficiosas.

Tomado del Congreso Nacional de Espiritismo 1981
Publicación De La Asociación Parapsicològica
Villenense

*******************

LA CURA DE LA OBSESIÓN

La cura de la obsesión es un trabajo milenario sobre la tierra. La adquisición de la paz  es el resultado de luchas y esfuerzos que disciplinan al ser, condicionándole  los hábitos saludables, con los cuales entra en armonía con la vida.
La mente del hombre  es el espejo que refleja los estados  íntimos, las conquistas logradas y las que están por conseguir. En los paisajes mentales se expresan fácilmente los estados múltiples  de la personalidad, que encadenan éxitos y fracasos, que se exteriorizan en formas depresivas, ansiosas, traumáticas, neurasténicas y otras, que dan origen a enfermedades psíquicas de variada y compleja enumeración.
La mente, en el torpe comercio de los intereses subalternos, produce  una spicoesfera pestilente,  de la cual se nutren vibriones  psíquicos, formas-pensamiento mezcladas con Entidades perversas, viciadas y dependientes, en un espectáculo desordenado, deprimente.
El hombre es el compendio de sus anhelos y realizaciones. Mientras él no elabore elevadas necesidades íntimas, se eternizará en las permutas groseras  de la faja de los instintos primitivos. Por esta causa, la Humanidad padece urgentes carencias en las aéreas rudimentarias de la vida… Al dejarse martirizar  por deseos inconfesables, aun no se ha  decidido a seguir la conducta realmente  emocional, que le permita el trabajo interior  para deshacerse  de las sensaciones que responden por los intereses groseros, generadores de las luchas por la posesión, con predominio del egoísmo.
Cuando fijamos en la mente paisajes sombríos perdemos la percepción estética de las visiones armónicas de la Naturaleza. De la misma forma que el hombre experimenta las sensaciones del placer salvaje, pierde interés en adquirir los valores estéticos y liberadores del alma.  La transposición de proyectos y aspiraciones, mientras está  en el área de la voracidad y de la exageración carnal, solamente sobreviene del pesado tributo de dolor y de los fuertes aguijones de la aflicción
Toda ascensión exige la colaboración del sacrificio y de las renuncias. La visión de los amplios horizontes coloridos, solamente es lograda después de la victoria sobre las caídas sombrías y los caminos tortuosos.
El fatalismo de la vida es para el bien y el destino es para la felicidad. Conseguirlos al impulso del amor o conquistarlos con sufrimiento, son las únicas opciones que tendrá que escoger.
Los Espíritus fuertes son los que procuran conquistar lo bello y liberarse de los vicios, marchando al frente, con frenesí, despertando al mismo tiempo a los que yacen rezagados que están bajo el influjo de la ilusión y encadenados a los placeres seductores y venenosos.
Todos tenemos un día que haber conquistado el amor. El deber del buen cristiano es extender hasta el infinito su cielo para que los que sufren  en la vida, encuentren la paz y la esperanza.
Todos  los seres humanos  tienen el auxilio paternal de Dios, las Entidades Benefactoras, se encargan de auxiliar a los alineados  en ambos planos de la vida, participan de las ocupaciones  en la caridad fraternal, llenos de amor  y profundo respeto hacia las víctimas,   cuidándose de no censurarlas, ya que comprenden  que el cuerpo es efecto y no causa de la vida, y en él se establecen las bases de la elevación; cuando los seres tomen conciencia de que la cuna  es la puerta que se  abre   para el cuerpo como el sepulcro es el que la cierra, sin que nadie entre o salga de la vida; cuando se establezcan metas que traspasen los limites de una breve existencia corporal, será diferente la actitud que habrá de asumirse ante las situaciones  y circunstancias de lo cotidiano.
Solamente la visión de la Reencarnación, proporciona mediante una perfecta integración del Espíritu, el proceso de ascensión.
No olvidemos que el bien posee un lenguaje universal en los diccionarios de Dios, que producen valores que pueden ser utilizados en todas partes, merced a los cambios divinos.
Es muy diáfana la línea divisoria entre la salud y el equilibrio mental.
Una ligera excitación, alguna situación depresiva, una ansiedad o un momento de aflicción, la escasez de recursos financieros, la imposibilidad social, la falta de trabajo digno, entre otros muchos factores, pueden llevar al hombre  a cambiar su salud mental enajenándolo de forma temporal, pudiendo luego retornar a la posición normal de salud.
Los problemas de orden emocional y psicológico comúnmente son los que conducen al trastorno de la conducta psíquica.
Además de los factores que disponen a la locura, entre lo que se ubica en el karma del Espíritu,  hace que muchos individuos se encuentren en plena frontera de la obsesión espiritual que los induce a dar el paso al frente, arrojándolos al angosto camino de la alineación de comportamiento grave y de difícil recuperación…
 Los idolatras del sexo, los violentos, los exagerados. Los adictos a vicios de cualquier naturaleza, los pesimistas, los envidiosos, los amargados, los sospechosos incondicionales, los celosos, los obsesos, con los que con mayor facilidad trasponen los límites de la salud mental.
La obsesión es una frontera peligrosa para la locura irreversible.
Al principio, es sutil y transparente; luego, se agrava en razón de la tendencia negativa con que la recibe el infractor de los Soberanos Códigos de la Vida.
Da origen a diversas enfermedades, la principio imaginarias, que recibe por vía telepática, las cuales se pueden transformar en males orgánicos con derivaciones insospechadas a voluntad del agente que induce a la victima  que lo hospeda, a situaciones lamentables.
En la tierra, hay mucha más obsesión propagándose de lo que nadie puede imaginar y creer.
En este mundo que es de intercambio mental, vivo y pulsante, cada ser sintoniza  con otros equivalentes, prevaleciendo, entretanto, las especies más pesadas de vibraciones negativas, que perturban gravemente la riqueza psíquica, social y moral de los hombres que en el habitan.
No obstante, la vigilancia del amor de Jesucristo actúa en forma positiva, al trabajar con eficiencia, a fin de modificar los dolorosos cuadros de la actualidad, y dar así  surgimiento a un nuevo periodo de salud y de paz.
En este contexto, el Espiritismo – que es el más eficaz y sencillo tratado de Higiene Mental – desempeña un importante papel, como el de prevenir al hombre de los males que él genera para si mismo y que puede evitar, como también, le facilita los recursos para superar la problemática obsesiva, al mismo tiempo, apoya y enriquece a los nobles profesionales y misioneros de la Psicología, de la Psiquiatría, del Psicoanálisis…
La adquisición de la paz es el resultado de luchas y esfuerzos que nos disciplinan, condicionándonos los  hábitos saludables, con los cuales entramos en armonía con  la vida.
La mente es el espejo que refleja los estados íntimos, las conquistas logradas y las que están por conseguir.
Dinamo generador de recursos psicofísicos, dirigido por el Espíritu que se vale de la constitución cerebral, en los paisajes mentales fácilmente se expresan los múltiples estados de la personalidad, que encadenan éxitos o fracasos, que se exteriorizan en formas depresivas, ansiosas, traumáticas, neurasténicas y otras, que dan origen a enfermedades psíquicas de variada y compleja enumeración.

Frente a esos estados enfermizos, se abren anchas brechas que permiten y estimulan las parasitosis espirituales que degeneran en síndromes obsesivos que muchas veces se prolongan hasta convertirse en subyugaciones de curso irreversible.
a)  Recepción de la idea perturbadora

Viviendo en un permanente intercambio, consciente o inconsciente, los espíritus – tanto encarnados como desencarnados – participamos de las vivencias en el cuerpo y fuera de él.
No solos por los procesos de venganza personal, en los cuales los enemigos se buscan para provocarse males y cobranzas injustificables, como también, por factores de distintos motivos, se asimilan ideas y pensamientos a través de la simple  sintonía de la propia onda en que se sitúan las mentes.
Abordada por vibraciones negativas, la mente ociosa o indisciplinada, viciada o rebelde, registra la interferencia y en virtud de no ajustarse a un programa educativo de la voluntad, recibe el impulso de la idea, permitiéndose aceptar la sugestión perturbadora que alberga y se fortalece bajo la natural adaptación de los complejos y traumas de los comportamientos pesimistas que son peculiares a cada uno.
Aceptada la persuasión, se establece un vínculo con las sombras como forma de intercambio psíquico.
b) Intercambio mental.
Una vez fijada la idea infeliz, los archivos del inconsciente desbordan las impresiones angustiosas que duermen almacenadas, confundiéndose en la conciencia con las informaciones actuales, al mismo tiempo que se encuentra en desorden por la influencia de la parasitosis externa que se adueña del campo expuesto, sin defensas.

Por un natural proceso selectivo y teniendo en cuenta las tendencias, las preferencias emocionales e intelectuales del paciente, la obligación impuesta produce una mejor aceptación de los recuerdos perniciosos, que sirven de vehículo y acceso al pensamiento del invasor.
La polivalencia mental, en casos de esta naturaleza, tiende a la idea fija, que produce los cuadros de la fascinación torturante y finalmente los de la subyugación de difícil reversibilidad.
La obsesión simple es una parasitosis común en casi todos los individuos, cuando se la considera la natural comunicación psíquico vigente en todas partes del Universo.
Al tener en cuenta la infinita variedad de las posiciones vibratorias en las que se detienen los hombres, estos sufren, cuando intervienen en esas fajas, al sintonizar a través de un proceso normal, con los otros comensales hay situados.
Si son portadores de aspiraciones nobles, en donde se instalen, consiguen mayor impulso para el crecimiento.
Al permanecer en la construcción del bien, difícilmente serán objeto de las influencias perversas o criminales procedentes de las regiones inferiores.
A pesar de eso no quedan indemnes a la agresión temporaria o permanente de la que se liberan frente a los objetivos morales que persiguen, gracias a los cuales vibran en una escala psíquica más elevada.
No obstante, si se interesan en situaciones de vulgaridad y de placer, de falta de piedad o de pereza, de vicio o desorden, reciben mayor influjo de ondas mentales  equivalentes, cayendo en los abismos de la emoción aturdida del desequilibrio…
Esos pacientes, llevan al lecho, antes del reposo físico las angustias preocupantes, las ambiciones desenfrenadas, las pasiones inquietantes, deteniéndole en reflexiones que las vitalizan, viviéndolas a través de la mente, cuando no encuentran los medios de disfrutarlas físicamente… al desdoblarse bajo la acción del suelo, se encuentran con los afines – encarnados, o no – con los cuales se identifican y reciben amplias cargas de falsas necesidades o dando oportunidad a los estados anhelados que más los perturban y afligen.
Cuando despiertan, con la mente atribulada, torpe, dominados por el cansancio físico y psíquico, encuentran dificultad para concretar los compromisos y las lecciones edificantes de la vida.
En esa posición – con la idea obsesiva fija y la acción viciosa establecida – se produce el intercambio mental.
Ya no se trata del pensamiento que busca acogida, sino de la actividad que intenta el intercambio, manteniendo el dialogo, la discusión, el análisis  de los asuntos  pautados – siempre de naturaleza perjudicial y que a una persona  sana, le causaría repulsión instintiva, pero que el paciente se complace en cultivar -, motivos estos que originan el predominio del parasito espiritual, que poco a poco se acerca más psíquicamente a la casa mental y a la voluntad de su semejante.
c) Reflejos de la interferencia.
Como efecto natural, surgen los síndromes  de la inquietud: las desconfianzas, los estados de inseguridad personal, las enfermedades de poca importancia, los fracasos en torno al obseso que aumenta las angustias, dando así lugar a la incertidumbre y a la más amplia perturbación interior.
Genera una spicoesfera perniciosa alrededor de si mismo mediante la eliminación de fluidos dañinos de los que es víctima y los absorbe en forma más condensada; por negarse a escuchar temas saludables, participar en convivencias amenas, leer paginas edificantes, auxiliar al prójimo, y renovarse mediante la oración.
Conforme la constitución temperamental, que es un factor de relevante importancia, se hace apático, tiende a la depresión, se sumerge en la melancolía por el mensaje telepático deprimente y de los formatos mentales pesimistas que se filtran del archivo de la inconsciencia. Por el contrario, si es dotado de constitución nerviosa excitada, se vuelve agresivo, violento, en actitudes discordantes – estalla por niñerías, de las cuales luego se arrepiente – exponiendo el aparato psíquico y los nervios a altas cargas de energías que daña los sensores y los conductores nerviosos, con prejuicios singulares para la organización fisio – psíquica.
En ese periodo, se pueden percibir los estereotipos de la obsesión, que se revelan con facilidad por las actitudes insólitas, por el comportamiento ambivalente – equilibrio y distonía, depresión y excitación – que perturban al individuo.
A los hábitos saludables se suceden a las reacciones intempestivas señaladas como exóticas, la pérdida de los conceptos de criterio y valor  que juntos, dan lugar a extrañas y contradictorias formas de conducta.
La línea del equilibrio psíquico es muy tenue y delicada.
Las interferencias de cualquier naturaleza en la faja de la movilización de la personalidad, casi siempre producen disturbios, que empujan al individuo a procedimientos irregulares al principio, que después se establecen como delineamientos  neuróticos.
La acción fluidica de los desencarnados, por la flexibilidad y la obstinación  de estos, cuando son ignorantes, envidiosos, perversos, por su insistencia interfieren en el mecanismo del huésped, lo que complica el cuadro con la persuasión inteligente, en telepatía perjudicial, que facilita la simbiosis con el anfitrión.
En esa fase, y antes que el paciente asuma la  interferencia de que es víctima, la terapia espirita se transforma en resultado positivo, liberador.
No obstante, lo ideal es la actitud noble frente a la vida, que funciona como psicoterapia preventiva y que constituye el sistema para el optimismo y la paz.

OBSESIÓN POR FASCINACIÓN
Establecidos los lazos de la comunión, el proceso continúa y ajustando los conectores del canal obsesivo con el receptor, que a partir de ese instante comparte sus ideas con las ideas que le son insufladas.
A medida que el campo mental de la victima cede terreno, está no solo asimila la influencia telepática, sino también las actitudes y maneras de ser de su huésped.
En ese intervalo la persona pierde la noción del ridículo y de las medidas habituales que caracterizan el discernimiento, acatando sugerencias que incorpora, aceptando inspiraciones como criterios, que a todos se presentan como disparates y que a ella se son perfectamente lógicos.
Por conocer las imperfecciones morales, el carácter y la conducta de aquellos a los que perturban, los Espíritus les inspiran e imponen las ideas  absurdas con el objetivo de aislar al paciente de los recursos y personas que los pueden auxiliar.
Les inspiran el orgullo de misiones especiales, disfrazados de humildad y paciencia erróneas, que los vuelven falsamente místicos o rebeldes cuando se sienten descubiertos por la razón y perspicacia de las personas lúcidas y conocedoras de esas técnicas infelices, creyendo que son formadores y apóstoles encargados de cambiar las estructuras de la vida al arbitrio de la irresponsabilidad y presunción.
Mientras se debaten en el desorden de la fascinación de la que se convierten en presa fácil, se desligan de las últimas defensas y aflojan las compuertas de los diques de la lógica, dando con esto, oportunidad al episodio más complejo de la turbación mental.
Puede deducirse, entonces, las dificultades que el problema sugiere e impone, por no poder contar con el auxilio del obseso.

En toda obsesión, como en cualquier sufrimiento, están como ejemplo los recursos débito-crédito del individuo. No hay duda de que la disposición con que este se revista, contribuirá mucho y decisivamente para los resultados del intento, liberador o angustioso, conforme el empeño que emplee.
El dolor nace de la falta de respeto al orden establecido, como el odio es el fruto del egoísmo. Del personalismo amargado.
No existe persona alguna que esté destinada al sufrimiento, la desidia o el mal.
El hombre, al desprenderse de los recursos defensivos, cae en la agresión que lo acorrala  o enferma.
Los esfuerzos que emprende junto a las acciones que ejecuta, se constituyen en una coraza contra el mal, conquistas que deberá alcanzar para elevarlo a las fajas vibratorias propias que lo defienden y liberan.
Por eso mismo, la fascinación procede de la indolencia moral y mental del paciente y exacerba sus valores negativos, los que son hábilmente instigados por su antagonista espiritual.
Por lógica consecuencia, los intentos para  la liberación se presentan más complejos, exigiendo por lo tanto, abnegación, esfuerzo y asistencia continua.
OBSESIÓN POR SUBYUGACIÓN
En cada caso de alineación obsesiva se encuentran razones hostiles que caracterizan, específicamente, el proceso. Por eso mismo, a pesar del que el origen son las faltas morales del enfermo y el agente, la Entidad desencarnada, los móviles influyentes y predominantes varían de acuerdo a cada persona.
La terapéutica, aunque generalmente es la misma, lo resultados varían según los pacientes, sus fichas kármicas y los esfuerzos que estos emprenden para desenmarañar la trama en que se envuelven.

En el panel de las obsesiones, a medida que se agrava el cuadro de la interferencia, la voluntad del huésped pierde el control del comando personal, en razón directa con la que el invasor asume el gobierno.
Es más grave cuando se trata de un espíritu lucido, técnica e intelectualmente, que se adueña de los centros cerebrales con la imposición de una liberación bien concentrada en los móviles que persigue, manipulando con habilidad los dispositivos mentales y físicos del perturbado.
De esta forma, la subyugación puede ser física, psíquica o fisio-psíquica, simultáneamente.
La primera, no significa la pérdida de la lucidez intelectual, porque la acción se produce directamente sobre los centros motores y obliga al individuo, no obstante se niegue a obedecer, a ceder a la violencia que lo oprime. En este caso, pueden irrumpir  enfermedades orgánicas, al crearse condiciones celulares propias para la contaminación por virus y bacterias  o también  bajo  la vigorosa y continua acción fluidica, destruyendo los tejidos fisiológicos o perturbando tanto el anabolismo como el catabolismo, manifestándose en disturbios del metabolismo general, con singulares perjuicios físicos…
En el segundo caso, el paciente dominado mentalmente, cae en un estado de pasividad, muchas veces bajo tortura emocional, que llega a perder por completo la lucidez, aunque no afecta al Espíritu encarnado propiamente dicho, que experimenta  la imposición penosa por medio de la cual depura la irresponsabilidad y los delitos pasados. De esta manera pierde temporaria o definidamente, durante su actual reencarnación, el área de la conciencia, sin poder expresarse libremente.
Un incesante aturdimiento lo domina, la visión, la audición, así como los demás sentidos, se confunden con la realidad objetiva al imperio de las vibraciones y fajas que registra en forma desordenada en la esfera física y en la espiritual.

El Espíritu encarnado se mueve en un laberinto que lo atemoriza, sujeto a un adversario obstinado que lo maltrata, lo aterroriza con crueles amenazas, en un firme parasitosis en la desconcertada casa mental.
Finalmente, se apodera, simultáneamente, de los centros del comando motor y domina físicamente a la víctima, la que queda inerte, subyugada cometiendo atrocidades sin nombre.
En los procesos obsesivos, sin dejar de repetirlo, están involucradas en la Ley las personas que constituyen el grupo familiar y social del paciente, situado ahí por la necesidad evolutiva y de rescate para todos.
No pueden evadirse a la responsabilidad los que fueron cómplices o coautores  de los delitos, cuando los infractores más comprometidos son alcanzados por la innegable justicia. Reunidos o enlazados por el parentesco  sanguíneo o  a través  de circunstancias de afectividad y de afinidad, forman los grupos a los cuales se les prevé de los recursos reeducativos en el intento de progreso.
La cruz de la obsesión es un peso que cae siempre sobre los hombros de las conciencias comprometidas.
TERAPIA DE LA OBSESIÓN
Conforme se presente el cuadro de alineación, también varían los recursos terapéuticos.
Se sabe que el agente es un ser que piensa y actúa movido por una razón que le parece justa, cualquier política de engaño aparente de la honestidad se vuelve ineficaz, aumentando la hostilidad y la tenacidad del perseguidor.
El principal motivo, debe ser concentrar todas las atenciones en el enfermo desencarnado, tratándolo con bondad y respeto, aunque no se éste de acuerdo con lo que hace.

La principal urgencia es la de conquistar al agente infeliz para la intima renovación, por cuanto la mala acción siempre procede de quien no está bien, por más que este oculte o disimule los sentimientos y su propio estado.
Debe evitarse la discusión inútil, revestirse de real humildad que refleje el interés amoroso por el bienestar del otro, quien acabará por envolverse en ondas de confianza y armonía con los que se beneficiara, cuando cambie de actitud en relación a los propósitos mantenidos hasta entonces.
Al mismo tiempo, debe educarse al paciente a la luz del evangelio, insistiendo con afabilidad por su transformación moral y creando a su alrededor condiciones psíquicas armónicas, con las que se restablecerá emocionalmente y esto le estimulará a contribuir con la parte que le corresponde.
Atraerlo a la práctica de acciones dignificantes y de beneficencia, con las que se granjeara simpatías y vibraciones positivas, lo fortalecerán y modificaran su campo psíquico.
Asimismo, estimularle el habito de la oración y de la lectura edificante, al mismo tiempo, formarle el carácter que debe tornarse maleable al bien y resistente al vicio.
Las mentes viciosas se impregnan de vibraciones y parásitos extraños, desvariados por el desarrollo de los excesos perniciosos.
Junto a esta psicoterapia, es necesario la aplicación de los recursos fluídicos, ya sea a través  del pase, del agua magnetizada o mediante la oración intercesora con la que se vitalizan los núcleos generadores de fuerzas, estimulantes de la salud, con el poder para desconectar los plugs de las respectivas matrices, de modo que el deudor se rehabilite ante la Conciencia Cósmica por la aplicación de los valores y servicios dignificantes.
No ocurren milagros en estas situaciones ni en otras de cualquier naturaleza. El acontecimiento milagroso, cuando parece acontecer, es el resultado de una acción muy bien programada, cuyos efectos son registrados y las causas no son necesariamente por el momento, conocidas.
Toda persona que desee contribuir en la esfera del socorro desobsesivo, no debe descuidar su conducta intima ni sus ligaciones con el Plano Espiritual Superior, de donde fluyen los recursos suavizantes y saludables para el cometido del amor.
Al recordad a Jesús, delante de los obsesos y de los obsesores, busquemos Su ayuda e inspiración en la condición elevada que Él ocupa como “Señor de los Espíritus”
Merchita 
                                    ************************


¿El dogma de la Resurección de los muertos, es  una superstición?

En el fondo si lo ha sido cuando se ha creído y aceptado de buena fe, pero más que de una superstición, se trata de una creencia religiosa ancestral sostenida en ciertos pueblos y religiones, pero  carente de  fundamentos lógicos o naturales.
El dogma de la resurección de los muertos en el “último día” al final de los tiempos o en “ el fin del mundo”  antes del llamado “Juicio Final”, con el mismo cuerpo carnal que ahora tenemos, que habría salido de la tumba, fue una idea sostenida ancestralmente por algunas religiones como el Judaísmo,desde donde pasó  más tarde al Cristianismo que para poder administrar cielos e infiernos,lo adoptó en sustitución de la Reencarnación, interpretando la resurección de Jesús como la de un muerto ,que revive regresado a  este mundo con el  mismo cuerpo que tuvo antes de antes de fallecer en la cruz.
Esta adopción de la resurección por parte del Cristianismo, fue debida a que la idea de la reencarnación, contradecía otros dogmas que se formaron  alrededor de las enseñanzas y epístolas evangélicas y que fueron interpretadas y adaptadas para  mantener  la gran influencia social y el poder temporal de la Iglesia que así controlaba y dominaba al pueblo, sembrando en sus conciencias la idea de la salvación por la gracia de los sacramentos ante la amenaza del  infierno de fuego eterno.
La Resurección es una idea tan antigua  como la de la reencarnación; sin embargo aunque todavía es mencionada en las liturgias y dogmas de las religiones cristianas establecidas, lo cierto es que tal como se entiende e interpreta, está totalmente fuera de lugar en cuanto a  no poder ser una creencia real y profunda que no puede ser sostenida  racionalmente por sus mismos adeptos a no ser a golpe de fe ciega, fanatismo e irracionalidad.
Este concepto, tal como lo interpretan las Iglesias Cristianas, supone una  gran superstición religiosa  y un dogma de fe fuera de lugar para cualquier mentalidad medianamente racional, incapaz de aceptar lo absurdo.
La idea de la resurección  tal como la sostienen, se sintetiza en que  cuando llegue el “Fin del Mundo”, todas las personas que han vivido en la Tierra a lo largo de todas las épocas, resucitarán de nuevo a la vida en este mundo con el mismo cuerpo carnal que tuvieron cuando vivieron en su época, “rescatado del polvo”, tal como dice la liturgia Católica.
Según este dogma  absolutamente supersticioso por irracional, se deduce  que los Seres humanos somos un cuerpo que tiene alma y que aparecemos  tan  solo una vez en el escenario de la vida. Se podría sintetizar así este dogma supersticioso: El ser humano es una unidad que posee un cuerpo  que tiene  Un Alma  con la que  vivimos tan solo Una vida en este  mundo, sin importar lo corta o larga que esta sea o las circunstancias  sociales o de salud que la rodeen en esa única vida. Este mismo cuerpo un día resucitará con su alma  con  la que formando una unidad de nuevo, quedará destinado o ubicado en el más allá en una suerte definitiva.
       Por el contrario , de la idea de la  reencarnación se deduce  que somos Un Espíritu  o Alma, que  tenemos, hemos tenido y tendremos tantos cuerpos e identidades humanas como vidas necesitemos para evolucionar  en  este mundo dentro de una ilimitada ascensión hacia nuestra Fuente de Origen, y que después de cada paso por la vida humana  el cuerpo físico se queda en el mundo físico y para el espíritu que lo animó, mientras no supere el nivel evolutivo necesario para no tener que regresar ya más a este mundo,   no existe una suerte fija y definitiva en el más allá. Conforme propugna la filosofía enseñada por los espíritus con respecto a este tema, se puede interpretar la resurrección del espíritu cuando este despierta en el más allá tras la muerte del cuerpo, o también como el concepto del espíritu que llega a tal grado de elevación que transpone la fase de las encarnaciones en mundos en los que la reencarnación se lleva a cabo siguiendo las leyes de la reproducción , no necesitando ya  volver a reencarnar en esos mundos físicos , por lo que una vez superado el aprendizaje y depuración en este mundo ,ya no tiene que  volver a experimentar más la muerte de su cuerpo físico  .
Si se toma el tema de la resurección de los cuerpos físicos, por lo absurdo del mismo, solo se genera una  incredulidad general en todo lo trascendente, pero si  este concepto se interpreta  solamente como una figura simbólica de la resurrección del alma o de su despertar al más allá tras la muerte, puede repugnar menos a la razón.
También cabría preguntarse si la idea de la resurrección implica el que Dios también resucitará a los demás seres vivientes con sus cuerpos, porque está claro que estos también tienen sus almas  diferentes a la humana  según las  distintas especies, porque si no fuese así, ¿ Qué sería de esos seres inocentes que llamamos animales?.
Por otra parte, ¿cómo podría el dogma de la resurección explicar el nivel intelectual y moral del Ser humano actual, en general, diferente y mucho más desarrollado que el de nuestros ancestros de hace cientos o miles de años?; ¿se trata solo de evolución genética, o también lo es de evolución psíquica y espiritual  con una   mayor carga de sentido moral e inteligencia? .Si es debida a la evolución psíquica de la materia, no queda más que aceptar que ese psiquismo ha tenido que evolucionar  con diferentes materias pues estas cada pocos años se destruyen con la muerte. Dicho de otro modo,  se puede considerar que la materia solo es materia que evoluciona en sus formas, pero siempre queda en un plano físico, y el Alma o Espíritu  que dirige a la materia viva o inteligente,  vive  también  en otra  dimensión no material y  se tiene que revestir  temporalmente de materia para  aprender y engrandecerse,  siguiendo así su  caminar  y ascendencia evolutiva.
 -  Jose Luis Martín-

                                                  **********************

“Aunque el espiritismo reconozca en muchas creencias populares un fondo de verdad, no avala en modo alguno todas las historias fantásticas que son fruto de la imaginación.”
                                   - Allan Kardec -

                             ********************


ESPACIO UNIVERSAL

35 – ¿El espacio universal es infinito o limitado?
– Infinito. Supónle límites; ¿qué habría más allá? Esto te
confunde la razón, bien lo sé, y sin embargo, tu razón dice que no
puede ser de otro modo. Es como el infinito en todas las cosas y no es
en vuestra pequeña esfera donde podréis comprenderlo.

Si se supone un límite al espacio, por más lejano que pueda concebirlo
el pensamiento, la razón dice que más allá de ese límite hay algo, y así, paso a
paso, hasta el infinito, porque, aunque ese algo fuese el vacío absoluto, sería
también el espacio.

36 – ¿Existe en alguna parte del espacio universal el vacío
absoluto?
– No, nada hay vacío; lo que te parece vacío está ocupado por
una materia que escapa a tus sentidos e instrumentos.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC
 

*******************