Evolución del Espirita
En
un principio el Espiritismo, apareció bajo un carácter estrictamente
fenoménico. En aquellos momentos, era más importante dar, que hacer
pensar a la humanidad, acerca de la existencia o no del denominado mundo
de los muertos.
El
espiritista de aquella época, era más bien un curioso que buscaba el
fenómeno por simple distracción, ignorante a todas luces de la
importancia y responsabilidad que una manifestación espiritual tiene.
Acorde con esta actitud, los individuos que asistían a dichas sesiones,
no tenían conciencia de que junto al fenómeno, se intentaba crear una
responsabilidad y una nueva actuación moral en aquellos que eran capaces
de comunicarse con el “Más Allá”.
El
siguiente paso sería el decisivo, se hacía necesaria una orientación y
un camino a seguir, por ello llegó a la tierra el codificador.
Al
mismo tiempo, que se marcaban pautas de conducta y se daban respuestas a
las múltiples preguntas que el hombre se hacía a través de las leyes
espirituales: Reencarnación, Causa y Efecto, etc.; la codificación,
venía a configurarse como una nueva revelación de los planos
espirituales, capaz de comprometer al hombre que siguiera sus
enseñanzas, a un cambio profundo en su fuero interno y en sus
actuaciones de cara a los demás.
Una
vez la codificación fue concluida y dada a conocer por el mundo;
aquellos que asistían a las sesiones de Espiritismo por simple
curiosidad y que no quisieron aceptar el nuevo mensaje, fueron poco a
poco distanciándose de aquellos otros que con una mentalidad más
abierta, supieron analizar y aceptar como propias las nuevas ideas que
la codificación aportaba. Estos últimos intentaron llevar un cambio a
sus vidas, asesorados por los espíritus de luz con los que se
comunicaban y guiados por el nuevo código moral que, desde lo Alto,
acababa de derramarse sobre la tierra, para la renovación del hombre.
A
partir de este momento, aquél que quería ser Espiritista, se debía de
comprometer en conciencia, a una nueva actitud moral; esto, quizás
disminuía el número de adeptos, pero sin embargo beneficiaba a la
doctrina, porque se estaba seguro de una mayor calidad que cantidad.
Pese
a todo, si el Espiritismo no ha alcanzado todavía objetivos de
grandeza, no podemos caer en el error de achacar esto a la mala imagen y
propaganda que de él se ha hecho. Hemos de reconocer, que en este
sentido, los Espiritistas tenemos también gran parte de culpa; puesto
que muchas veces hemos contribuido a empañar el mensaje de la doctrina
con nuestra actuación personal, al no haber intentado en nosotros esa
renovación moral que es la base de la codificación.
Por
ello, es necesaria una reactivación; reactivación que contemple
aspectos tan importantes como: una mentalidad más abierta, una mayor
adaptación a los tiempos y circunstancias que hoy vivimos, un olvido de
los prejuicios sociales así como de todo aquello que pueda limitarnos a
divulgar ampliamente la doctrina.
Y
sobre todo, es necesario basar esa renovación en un ofrecimiento
sincero y sencillo hacia los demás, en un respeto hacia las otras ideas o
corrientes que puedan tener los que vengan a escucharnos y por último
en un olvido de vanidades y orgullos para incorporar en nosotros
permanentemente el patrón de la humildad.
Aspectos
muy importantes de la nueva situación sería, el intentar ponernos al
corriente de las necesidades espirituales que esta sociedad tiene, para
de esta forma poder dar a todo aquel que se nos acerque, lo que más le
pueda servir para su realización espiritual; no caigamos en el error de
ofrecer aquello que nosotros no podemos dar, intentemos ponernos en el
lugar de los demás, para de esa forma practicar mejor la caridad.
El
espírita debe ser consciente de cuál es su misión y responsabilidad:
estamos llamados a ser la luz de una humanidad en crisis, y esto,
solamente lo podremos realizar, si primero hemos conseguido internamente
la paz que, queremos y tenemos la obligación de dar a los demás.
Así
pues, podemos concluir diciendo que a lo largo del tiempo, se han ido
observando cambios en la actitud del espírita, estas modificaciones han
sido motivadas por multitud de circunstancias: sociales, de mentalidad,
espirituales, etc...
No
obstante, siempre y cuando hayan servido para una mayor comprensión y
análisis de las verdades divinas y del desarrollo del Amor en el hombre,
es obvio, que dichas modificaciones han sido altamente beneficiosas.
Tomado del Congreso Nacional de Espiritismo 1981
Publicación De La Asociación Parapsicològica
Villenense
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LA CURA DE LA OBSESIÓN
La cura de la obsesión es un trabajo milenario sobre la tierra. La adquisición de la paz es el resultado de luchas y esfuerzos que disciplinan al ser, condicionándole los hábitos saludables, con los cuales entra en armonía con la vida.
La mente del hombre es el espejo que refleja los estados íntimos,
las conquistas logradas y las que están por conseguir. En los paisajes
mentales se expresan fácilmente los estados múltiples de
la personalidad, que encadenan éxitos y fracasos, que se exteriorizan en
formas depresivas, ansiosas, traumáticas, neurasténicas y otras, que
dan origen a enfermedades psíquicas de variada y compleja enumeración.
La mente, en el torpe comercio de los intereses subalternos, produce una spicoesfera pestilente, de la cual se nutren vibriones psíquicos,
formas-pensamiento mezcladas con Entidades perversas, viciadas y
dependientes, en un espectáculo desordenado, deprimente.
El
hombre es el compendio de sus anhelos y realizaciones. Mientras él no
elabore elevadas necesidades íntimas, se eternizará en las permutas
groseras de la faja de los instintos primitivos. Por esta
causa, la Humanidad padece urgentes carencias en las aéreas
rudimentarias de la vida… Al dejarse martirizar por deseos inconfesables, aun no se ha decidido a seguir la conducta realmente emocional, que le permita el trabajo interior para deshacerse de
las sensaciones que responden por los intereses groseros, generadores
de las luchas por la posesión, con predominio del egoísmo.
Cuando
fijamos en la mente paisajes sombríos perdemos la percepción estética
de las visiones armónicas de la Naturaleza. De la misma forma que el
hombre experimenta las sensaciones del placer salvaje, pierde interés en
adquirir los valores estéticos y liberadores del alma. La transposición de proyectos y aspiraciones, mientras está en
el área de la voracidad y de la exageración carnal, solamente
sobreviene del pesado tributo de dolor y de los fuertes aguijones de la
aflicción
Toda
ascensión exige la colaboración del sacrificio y de las renuncias. La
visión de los amplios horizontes coloridos, solamente es lograda después
de la victoria sobre las caídas sombrías y los caminos tortuosos.
El
fatalismo de la vida es para el bien y el destino es para la felicidad.
Conseguirlos al impulso del amor o conquistarlos con sufrimiento, son
las únicas opciones que tendrá que escoger.
Los
Espíritus fuertes son los que procuran conquistar lo bello y liberarse
de los vicios, marchando al frente, con frenesí, despertando al mismo
tiempo a los que yacen rezagados que están bajo el influjo de la ilusión
y encadenados a los placeres seductores y venenosos.
Todos
tenemos un día que haber conquistado el amor. El deber del buen
cristiano es extender hasta el infinito su cielo para que los que sufren en la vida, encuentren la paz y la esperanza.
Todos los seres humanos tienen el auxilio paternal de Dios, las Entidades Benefactoras, se encargan de auxiliar a los alineados en ambos planos de la vida, participan de las ocupaciones en la caridad fraternal, llenos de amor y profundo respeto hacia las víctimas, cuidándose de no censurarlas, ya que comprenden que
el cuerpo es efecto y no causa de la vida, y en él se establecen las
bases de la elevación; cuando los seres tomen conciencia de que la cuna es la puerta que se abre para
el cuerpo como el sepulcro es el que la cierra, sin que nadie entre o
salga de la vida; cuando se establezcan metas que traspasen los limites
de una breve existencia corporal, será diferente la actitud que habrá de
asumirse ante las situaciones y circunstancias de lo cotidiano.
Solamente la visión de la Reencarnación, proporciona mediante una perfecta integración del Espíritu, el proceso de ascensión.
No
olvidemos que el bien posee un lenguaje universal en los diccionarios
de Dios, que producen valores que pueden ser utilizados en todas partes,
merced a los cambios divinos.
Es muy diáfana la línea divisoria entre la salud y el equilibrio mental.
Una
ligera excitación, alguna situación depresiva, una ansiedad o un
momento de aflicción, la escasez de recursos financieros, la
imposibilidad social, la falta de trabajo digno, entre otros muchos
factores, pueden llevar al hombre a cambiar su salud mental enajenándolo de forma temporal, pudiendo luego retornar a la posición normal de salud.
Los problemas de orden emocional y psicológico comúnmente son los que conducen al trastorno de la conducta psíquica.
Además de los factores que disponen a la locura, entre lo que se ubica en el karma del Espíritu, hace
que muchos individuos se encuentren en plena frontera de la obsesión
espiritual que los induce a dar el paso al frente, arrojándolos al
angosto camino de la alineación de comportamiento grave y de difícil
recuperación…
Los
idolatras del sexo, los violentos, los exagerados. Los adictos a vicios
de cualquier naturaleza, los pesimistas, los envidiosos, los amargados,
los sospechosos incondicionales, los celosos, los obsesos, con los que
con mayor facilidad trasponen los límites de la salud mental.
La obsesión es una frontera peligrosa para la locura irreversible.
Al
principio, es sutil y transparente; luego, se agrava en razón de la
tendencia negativa con que la recibe el infractor de los Soberanos
Códigos de la Vida.
Da
origen a diversas enfermedades, la principio imaginarias, que recibe
por vía telepática, las cuales se pueden transformar en males orgánicos
con derivaciones insospechadas a voluntad del agente que induce a la
victima que lo hospeda, a situaciones lamentables.
En la tierra, hay mucha más obsesión propagándose de lo que nadie puede imaginar y creer.
En este mundo que es de intercambio mental, vivo y pulsante, cada ser sintoniza con
otros equivalentes, prevaleciendo, entretanto, las especies más pesadas
de vibraciones negativas, que perturban gravemente la riqueza psíquica,
social y moral de los hombres que en el habitan.
No
obstante, la vigilancia del amor de Jesucristo actúa en forma positiva,
al trabajar con eficiencia, a fin de modificar los dolorosos cuadros de
la actualidad, y dar así surgimiento a un nuevo periodo de salud y de paz.
En
este contexto, el Espiritismo – que es el más eficaz y sencillo tratado
de Higiene Mental – desempeña un importante papel, como el de prevenir
al hombre de los males que él genera para si mismo y que puede evitar,
como también, le facilita los recursos para superar la problemática
obsesiva, al mismo tiempo, apoya y enriquece a los nobles profesionales y
misioneros de la Psicología, de la Psiquiatría, del Psicoanálisis…
La adquisición de la paz es el resultado de luchas y esfuerzos que nos disciplinan, condicionándonos los hábitos saludables, con los cuales entramos en armonía con la vida.
La mente es el espejo que refleja los estados íntimos, las conquistas logradas y las que están por conseguir.
Dinamo
generador de recursos psicofísicos, dirigido por el Espíritu que se
vale de la constitución cerebral, en los paisajes mentales fácilmente se
expresan los múltiples estados de la personalidad, que encadenan éxitos
o fracasos, que se exteriorizan en formas depresivas, ansiosas,
traumáticas, neurasténicas y otras, que dan origen a enfermedades
psíquicas de variada y compleja enumeración.
Frente
a esos estados enfermizos, se abren anchas brechas que permiten y
estimulan las parasitosis espirituales que degeneran en síndromes
obsesivos que muchas veces se prolongan hasta convertirse en
subyugaciones de curso irreversible.
a) Recepción de la idea perturbadora
Viviendo
en un permanente intercambio, consciente o inconsciente, los espíritus –
tanto encarnados como desencarnados – participamos de las vivencias en
el cuerpo y fuera de él.
No
solos por los procesos de venganza personal, en los cuales los enemigos
se buscan para provocarse males y cobranzas injustificables, como
también, por factores de distintos motivos, se asimilan ideas y
pensamientos a través de la simple sintonía de la propia onda en que se sitúan las mentes.
Abordada
por vibraciones negativas, la mente ociosa o indisciplinada, viciada o
rebelde, registra la interferencia y en virtud de no ajustarse a un
programa educativo de la voluntad, recibe el impulso de la idea,
permitiéndose aceptar la sugestión perturbadora que alberga y se
fortalece bajo la natural adaptación de los complejos y traumas de los
comportamientos pesimistas que son peculiares a cada uno.
Aceptada la persuasión, se establece un vínculo con las sombras como forma de intercambio psíquico.
b) Intercambio mental.
Una
vez fijada la idea infeliz, los archivos del inconsciente desbordan las
impresiones angustiosas que duermen almacenadas, confundiéndose en la
conciencia con las informaciones actuales, al mismo tiempo que se
encuentra en desorden por la influencia de la parasitosis externa que se
adueña del campo expuesto, sin defensas.
Por
un natural proceso selectivo y teniendo en cuenta las tendencias, las
preferencias emocionales e intelectuales del paciente, la obligación
impuesta produce una mejor aceptación de los recuerdos perniciosos, que
sirven de vehículo y acceso al pensamiento del invasor.
La
polivalencia mental, en casos de esta naturaleza, tiende a la idea
fija, que produce los cuadros de la fascinación torturante y finalmente
los de la subyugación de difícil reversibilidad.
La
obsesión simple es una parasitosis común en casi todos los individuos,
cuando se la considera la natural comunicación psíquico vigente en todas
partes del Universo.
Al
tener en cuenta la infinita variedad de las posiciones vibratorias en
las que se detienen los hombres, estos sufren, cuando intervienen en
esas fajas, al sintonizar a través de un proceso normal, con los otros
comensales hay situados.
Si son portadores de aspiraciones nobles, en donde se instalen, consiguen mayor impulso para el crecimiento.
Al
permanecer en la construcción del bien, difícilmente serán objeto de
las influencias perversas o criminales procedentes de las regiones
inferiores.
A
pesar de eso no quedan indemnes a la agresión temporaria o permanente
de la que se liberan frente a los objetivos morales que persiguen,
gracias a los cuales vibran en una escala psíquica más elevada.
No
obstante, si se interesan en situaciones de vulgaridad y de placer, de
falta de piedad o de pereza, de vicio o desorden, reciben mayor influjo
de ondas mentales equivalentes, cayendo en los abismos de la emoción aturdida del desequilibrio…
Esos
pacientes, llevan al lecho, antes del reposo físico las angustias
preocupantes, las ambiciones desenfrenadas, las pasiones inquietantes,
deteniéndole en reflexiones que las vitalizan, viviéndolas a través de
la mente, cuando no encuentran los medios de disfrutarlas físicamente…
al desdoblarse bajo la acción del suelo, se encuentran con los afines –
encarnados, o no – con los cuales se identifican y reciben amplias
cargas de falsas necesidades o dando oportunidad a los estados anhelados
que más los perturban y afligen.
Cuando
despiertan, con la mente atribulada, torpe, dominados por el cansancio
físico y psíquico, encuentran dificultad para concretar los compromisos y
las lecciones edificantes de la vida.
En esa posición – con la idea obsesiva fija y la acción viciosa establecida – se produce el intercambio mental.
Ya
no se trata del pensamiento que busca acogida, sino de la actividad que
intenta el intercambio, manteniendo el dialogo, la discusión, el
análisis de los asuntos pautados – siempre de naturaleza perjudicial y que a una persona sana,
le causaría repulsión instintiva, pero que el paciente se complace en
cultivar -, motivos estos que originan el predominio del parasito
espiritual, que poco a poco se acerca más psíquicamente a la casa mental
y a la voluntad de su semejante.
c) Reflejos de la interferencia.
Como efecto natural, surgen los síndromes de
la inquietud: las desconfianzas, los estados de inseguridad personal,
las enfermedades de poca importancia, los fracasos en torno al obseso
que aumenta las angustias, dando así lugar a la incertidumbre y a la más
amplia perturbación interior.
Genera
una spicoesfera perniciosa alrededor de si mismo mediante la
eliminación de fluidos dañinos de los que es víctima y los absorbe en
forma más condensada; por negarse a escuchar temas saludables,
participar en convivencias amenas, leer paginas edificantes, auxiliar al
prójimo, y renovarse mediante la oración.
Conforme
la constitución temperamental, que es un factor de relevante
importancia, se hace apático, tiende a la depresión, se sumerge en la
melancolía por el mensaje telepático deprimente y de los formatos
mentales pesimistas que se filtran del archivo de la inconsciencia. Por
el contrario, si es dotado de constitución nerviosa excitada, se vuelve
agresivo, violento, en actitudes discordantes – estalla por niñerías, de
las cuales luego se arrepiente – exponiendo el aparato psíquico y los
nervios a altas cargas de energías que daña los sensores y los
conductores nerviosos, con prejuicios singulares para la organización
fisio – psíquica.
En
ese periodo, se pueden percibir los estereotipos de la obsesión, que se
revelan con facilidad por las actitudes insólitas, por el
comportamiento ambivalente – equilibrio y distonía, depresión y
excitación – que perturban al individuo.
A
los hábitos saludables se suceden a las reacciones intempestivas
señaladas como exóticas, la pérdida de los conceptos de criterio y valor que juntos, dan lugar a extrañas y contradictorias formas de conducta.
La línea del equilibrio psíquico es muy tenue y delicada.
Las
interferencias de cualquier naturaleza en la faja de la movilización de
la personalidad, casi siempre producen disturbios, que empujan al
individuo a procedimientos irregulares al principio, que después se
establecen como delineamientos neuróticos.
La acción fluidica de los desencarnados, por la flexibilidad y la obstinación de
estos, cuando son ignorantes, envidiosos, perversos, por su insistencia
interfieren en el mecanismo del huésped, lo que complica el cuadro con
la persuasión inteligente, en telepatía perjudicial, que facilita la
simbiosis con el anfitrión.
En esa fase, y antes que el paciente asuma la interferencia de que es víctima, la terapia espirita se transforma en resultado positivo, liberador.
No
obstante, lo ideal es la actitud noble frente a la vida, que funciona
como psicoterapia preventiva y que constituye el sistema para el
optimismo y la paz.
OBSESIÓN POR FASCINACIÓN
Establecidos
los lazos de la comunión, el proceso continúa y ajustando los
conectores del canal obsesivo con el receptor, que a partir de ese
instante comparte sus ideas con las ideas que le son insufladas.
A
medida que el campo mental de la victima cede terreno, está no solo
asimila la influencia telepática, sino también las actitudes y maneras
de ser de su huésped.
En
ese intervalo la persona pierde la noción del ridículo y de las medidas
habituales que caracterizan el discernimiento, acatando sugerencias que
incorpora, aceptando inspiraciones como criterios, que a todos se
presentan como disparates y que a ella se son perfectamente lógicos.
Por
conocer las imperfecciones morales, el carácter y la conducta de
aquellos a los que perturban, los Espíritus les inspiran e imponen las
ideas absurdas con el objetivo de aislar al paciente de los recursos y personas que los pueden auxiliar.
Les
inspiran el orgullo de misiones especiales, disfrazados de humildad y
paciencia erróneas, que los vuelven falsamente místicos o rebeldes
cuando se sienten descubiertos por la razón y perspicacia de las
personas lúcidas y conocedoras de esas técnicas infelices, creyendo que
son formadores y apóstoles encargados de cambiar las estructuras de la
vida al arbitrio de la irresponsabilidad y presunción.
Mientras
se debaten en el desorden de la fascinación de la que se convierten en
presa fácil, se desligan de las últimas defensas y aflojan las
compuertas de los diques de la lógica, dando con esto, oportunidad al
episodio más complejo de la turbación mental.
Puede deducirse, entonces, las dificultades que el problema sugiere e impone, por no poder contar con el auxilio del obseso.
En
toda obsesión, como en cualquier sufrimiento, están como ejemplo los
recursos débito-crédito del individuo. No hay duda de que la disposición
con que este se revista, contribuirá mucho y decisivamente para los
resultados del intento, liberador o angustioso, conforme el empeño que
emplee.
El dolor nace de la falta de respeto al orden establecido, como el odio es el fruto del egoísmo. Del personalismo amargado.
No existe persona alguna que esté destinada al sufrimiento, la desidia o el mal.
El hombre, al desprenderse de los recursos defensivos, cae en la agresión que lo acorrala o enferma.
Los
esfuerzos que emprende junto a las acciones que ejecuta, se constituyen
en una coraza contra el mal, conquistas que deberá alcanzar para
elevarlo a las fajas vibratorias propias que lo defienden y liberan.
Por
eso mismo, la fascinación procede de la indolencia moral y mental del
paciente y exacerba sus valores negativos, los que son hábilmente
instigados por su antagonista espiritual.
Por lógica consecuencia, los intentos para la liberación se presentan más complejos, exigiendo por lo tanto, abnegación, esfuerzo y asistencia continua.
OBSESIÓN POR SUBYUGACIÓN
En
cada caso de alineación obsesiva se encuentran razones hostiles que
caracterizan, específicamente, el proceso. Por eso mismo, a pesar del
que el origen son las faltas morales del enfermo y el agente, la Entidad
desencarnada, los móviles influyentes y predominantes varían de acuerdo
a cada persona.
La
terapéutica, aunque generalmente es la misma, lo resultados varían
según los pacientes, sus fichas kármicas y los esfuerzos que estos
emprenden para desenmarañar la trama en que se envuelven.
En
el panel de las obsesiones, a medida que se agrava el cuadro de la
interferencia, la voluntad del huésped pierde el control del comando
personal, en razón directa con la que el invasor asume el gobierno.
Es
más grave cuando se trata de un espíritu lucido, técnica e
intelectualmente, que se adueña de los centros cerebrales con la
imposición de una liberación bien concentrada en los móviles que
persigue, manipulando con habilidad los dispositivos mentales y físicos
del perturbado.
De esta forma, la subyugación puede ser física, psíquica o fisio-psíquica, simultáneamente.
La
primera, no significa la pérdida de la lucidez intelectual, porque la
acción se produce directamente sobre los centros motores y obliga al
individuo, no obstante se niegue a obedecer, a ceder a la violencia que
lo oprime. En este caso, pueden irrumpir enfermedades orgánicas, al crearse condiciones celulares propias para la contaminación por virus y bacterias o también bajo la
vigorosa y continua acción fluidica, destruyendo los tejidos
fisiológicos o perturbando tanto el anabolismo como el catabolismo,
manifestándose en disturbios del metabolismo general, con singulares
perjuicios físicos…
En
el segundo caso, el paciente dominado mentalmente, cae en un estado de
pasividad, muchas veces bajo tortura emocional, que llega a perder por
completo la lucidez, aunque no afecta al Espíritu encarnado propiamente
dicho, que experimenta la imposición penosa por medio de
la cual depura la irresponsabilidad y los delitos pasados. De esta
manera pierde temporaria o definidamente, durante su actual
reencarnación, el área de la conciencia, sin poder expresarse
libremente.
Un
incesante aturdimiento lo domina, la visión, la audición, así como los
demás sentidos, se confunden con la realidad objetiva al imperio de las
vibraciones y fajas que registra en forma desordenada en la esfera
física y en la espiritual.
El
Espíritu encarnado se mueve en un laberinto que lo atemoriza, sujeto a
un adversario obstinado que lo maltrata, lo aterroriza con crueles
amenazas, en un firme parasitosis en la desconcertada casa mental.
Finalmente,
se apodera, simultáneamente, de los centros del comando motor y domina
físicamente a la víctima, la que queda inerte, subyugada cometiendo
atrocidades sin nombre.
En
los procesos obsesivos, sin dejar de repetirlo, están involucradas en
la Ley las personas que constituyen el grupo familiar y social del
paciente, situado ahí por la necesidad evolutiva y de rescate para
todos.
No pueden evadirse a la responsabilidad los que fueron cómplices o coautores de
los delitos, cuando los infractores más comprometidos son alcanzados
por la innegable justicia. Reunidos o enlazados por el parentesco sanguíneo o a través de
circunstancias de afectividad y de afinidad, forman los grupos a los
cuales se les prevé de los recursos reeducativos en el intento de
progreso.
La cruz de la obsesión es un peso que cae siempre sobre los hombros de las conciencias comprometidas.
TERAPIA DE LA OBSESIÓN
Conforme se presente el cuadro de alineación, también varían los recursos terapéuticos.
Se
sabe que el agente es un ser que piensa y actúa movido por una razón
que le parece justa, cualquier política de engaño aparente de la
honestidad se vuelve ineficaz, aumentando la hostilidad y la tenacidad
del perseguidor.
El
principal motivo, debe ser concentrar todas las atenciones en el
enfermo desencarnado, tratándolo con bondad y respeto, aunque no se éste
de acuerdo con lo que hace.
La
principal urgencia es la de conquistar al agente infeliz para la intima
renovación, por cuanto la mala acción siempre procede de quien no está
bien, por más que este oculte o disimule los sentimientos y su propio
estado.
Debe
evitarse la discusión inútil, revestirse de real humildad que refleje
el interés amoroso por el bienestar del otro, quien acabará por
envolverse en ondas de confianza y armonía con los que se beneficiara,
cuando cambie de actitud en relación a los propósitos mantenidos hasta
entonces.
Al
mismo tiempo, debe educarse al paciente a la luz del evangelio,
insistiendo con afabilidad por su transformación moral y creando a su
alrededor condiciones psíquicas armónicas, con las que se restablecerá
emocionalmente y esto le estimulará a contribuir con la parte que le
corresponde.
Atraerlo
a la práctica de acciones dignificantes y de beneficencia, con las que
se granjeara simpatías y vibraciones positivas, lo fortalecerán y
modificaran su campo psíquico.
Asimismo,
estimularle el habito de la oración y de la lectura edificante, al
mismo tiempo, formarle el carácter que debe tornarse maleable al bien y
resistente al vicio.
Las mentes viciosas se impregnan de vibraciones y parásitos extraños, desvariados por el desarrollo de los excesos perniciosos.
Junto a esta psicoterapia, es necesario la aplicación de los recursos fluídicos, ya sea a través del
pase, del agua magnetizada o mediante la oración intercesora con la que
se vitalizan los núcleos generadores de fuerzas, estimulantes de la
salud, con el poder para desconectar los plugs de las respectivas
matrices, de modo que el deudor se rehabilite ante la Conciencia Cósmica
por la aplicación de los valores y servicios dignificantes.
No
ocurren milagros en estas situaciones ni en otras de cualquier
naturaleza. El acontecimiento milagroso, cuando parece acontecer, es el
resultado de una acción muy bien programada, cuyos efectos son
registrados y las causas no son necesariamente por el momento,
conocidas.
Toda
persona que desee contribuir en la esfera del socorro desobsesivo, no
debe descuidar su conducta intima ni sus ligaciones con el Plano
Espiritual Superior, de donde fluyen los recursos suavizantes y
saludables para el cometido del amor.
Al
recordad a Jesús, delante de los obsesos y de los obsesores, busquemos
Su ayuda e inspiración en la condición elevada que Él ocupa como “Señor
de los Espíritus”
Merchita ************************
¿El
dogma de la Resurección de los muertos, es
una superstición?
En el fondo si lo ha
sido cuando se ha creído y aceptado de buena fe, pero más que de una
superstición, se trata de una creencia religiosa ancestral sostenida en ciertos
pueblos y religiones, pero carente
de fundamentos lógicos o naturales.
El dogma de la
resurección de los muertos en el “último día” al final de los tiempos o en “ el
fin del mundo” antes del llamado “Juicio Final”, con el mismo cuerpo
carnal que ahora tenemos, que habría salido de la tumba, fue una idea sostenida ancestralmente por
algunas religiones como el Judaísmo,desde donde pasó más tarde al Cristianismo que para poder administrar cielos e infiernos,lo
adoptó en sustitución de la Reencarnación, interpretando la resurección de Jesús como la de un muerto ,que revive regresado
a este mundo con el mismo cuerpo que tuvo antes de antes de
fallecer en la cruz.
Esta adopción de la
resurección por parte del Cristianismo, fue debida a que la idea de la
reencarnación, contradecía otros dogmas que se formaron alrededor de las enseñanzas y epístolas
evangélicas y que fueron interpretadas y adaptadas para mantener
la gran influencia social y el poder temporal de la Iglesia que así
controlaba y dominaba al pueblo, sembrando en sus conciencias la idea de la
salvación por la gracia de los sacramentos ante la amenaza del infierno de fuego eterno.
La Resurección es una
idea tan antigua como la de la reencarnación;
sin embargo aunque todavía es mencionada en las liturgias y dogmas de las
religiones cristianas establecidas, lo cierto es que tal como se entiende e
interpreta, está totalmente fuera de lugar en cuanto a no poder ser una creencia real y profunda que
no puede ser sostenida racionalmente por
sus mismos adeptos a no ser a golpe de fe ciega, fanatismo e irracionalidad.
Este concepto, tal como
lo interpretan las Iglesias Cristianas, supone una gran superstición religiosa y un dogma de fe fuera de lugar para
cualquier mentalidad medianamente racional, incapaz de aceptar lo absurdo.
La idea de la
resurección tal como la sostienen, se
sintetiza en que cuando llegue el “Fin
del Mundo”, todas las personas que han vivido en la Tierra a lo largo de todas las
épocas, resucitarán de nuevo a la vida en este mundo con el mismo cuerpo carnal
que tuvieron cuando vivieron en su época, “rescatado del polvo”, tal como dice
la liturgia Católica.
Según este dogma absolutamente supersticioso por irracional,
se deduce que los Seres humanos somos un
cuerpo que tiene alma y que aparecemos
tan solo una vez en el escenario
de la vida. Se podría sintetizar así este dogma supersticioso: El ser humano es
una unidad que posee un cuerpo que
tiene Un Alma con la que
vivimos tan solo Una vida en este
mundo, sin importar lo corta o larga que esta sea o las
circunstancias sociales o de salud que
la rodeen en esa única vida. Este mismo cuerpo un día resucitará con su
alma con
la que formando una unidad de nuevo, quedará destinado o ubicado en el
más allá en una suerte definitiva.
Por el
contrario , de la idea de la
reencarnación se deduce que somos
Un Espíritu o Alma, que tenemos, hemos tenido y tendremos tantos
cuerpos e identidades humanas como vidas necesitemos para evolucionar en
este mundo dentro de una ilimitada ascensión hacia nuestra Fuente de
Origen, y que después de cada paso por la vida humana el cuerpo físico se queda en el mundo físico
y para el espíritu que lo animó, mientras no supere el nivel evolutivo necesario
para no tener que regresar ya más a este mundo, no existe una suerte fija y definitiva en el
más allá. Conforme propugna la filosofía enseñada por los espíritus con
respecto a este tema, se puede interpretar la resurrección del espíritu cuando
este despierta en el más allá tras la muerte del cuerpo, o también como el
concepto del espíritu que llega a tal grado de elevación que transpone la fase
de las encarnaciones en mundos en los que la reencarnación se lleva a cabo
siguiendo las leyes de la reproducción , no necesitando ya volver a reencarnar en esos mundos físicos ,
por lo que una vez superado el aprendizaje y depuración en este mundo ,ya no
tiene que volver a experimentar más la
muerte de su cuerpo físico .
Si se toma el tema de
la resurección de los cuerpos físicos, por lo absurdo del mismo, solo se genera
una incredulidad general en todo lo
trascendente, pero si este concepto se
interpreta solamente como una figura
simbólica de la resurrección del alma o de su despertar al más allá tras la
muerte, puede repugnar menos a la razón.
También cabría
preguntarse si la idea de la resurrección implica el que Dios también
resucitará a los demás seres vivientes con sus cuerpos, porque está claro que
estos también tienen sus almas
diferentes a la humana según
las distintas especies, porque si no
fuese así, ¿ Qué sería de esos seres inocentes que llamamos animales?.
Por otra parte, ¿cómo
podría el dogma de la resurección explicar el nivel intelectual y moral del Ser
humano actual, en general, diferente y mucho más desarrollado que el de
nuestros ancestros de hace cientos o miles de años?; ¿se trata solo de
evolución genética, o también lo es de evolución psíquica y espiritual con una
mayor carga de sentido moral e inteligencia? .Si es debida a la
evolución psíquica de la materia, no queda más que aceptar que ese psiquismo ha
tenido que evolucionar con diferentes
materias pues estas cada pocos años se destruyen con la muerte. Dicho de otro
modo, se puede considerar que la materia
solo es materia que evoluciona en sus formas, pero siempre queda en un plano
físico, y el Alma o Espíritu que dirige
a la materia viva o inteligente,
vive también en otra
dimensión no material y se tiene
que revestir
temporalmente de materia para aprender y engrandecerse, siguiendo así su caminar
y ascendencia evolutiva.
- Jose Luis Martín-
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“Aunque el
espiritismo reconozca en muchas creencias populares un fondo de verdad, no
avala en modo alguno todas las historias fantásticas que son fruto de la
imaginación.”
- Allan Kardec -
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ESPACIO UNIVERSAL
35 – ¿El espacio universal es infinito o limitado?
– Infinito. Supónle límites; ¿qué habría más allá? Esto te
confunde la razón, bien lo sé, y sin embargo, tu razón dice que no
puede ser de otro modo. Es como el infinito en todas las cosas y no es
en vuestra pequeña esfera donde podréis comprenderlo.
Si se supone un límite al espacio, por más lejano que pueda concebirlo
el pensamiento, la razón dice que más allá de ese límite hay algo, y así, paso a
paso, hasta el infinito, porque, aunque ese algo fuese el vacío absoluto, sería
también el espacio.
36 – ¿Existe en alguna parte del espacio universal el vacío
absoluto?
– No, nada hay vacío; lo que te parece vacío está ocupado por
una materia que escapa a tus sentidos e instrumentos.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC
– Infinito. Supónle límites; ¿qué habría más allá? Esto te
confunde la razón, bien lo sé, y sin embargo, tu razón dice que no
puede ser de otro modo. Es como el infinito en todas las cosas y no es
en vuestra pequeña esfera donde podréis comprenderlo.
Si se supone un límite al espacio, por más lejano que pueda concebirlo
el pensamiento, la razón dice que más allá de ese límite hay algo, y así, paso a
paso, hasta el infinito, porque, aunque ese algo fuese el vacío absoluto, sería
también el espacio.
36 – ¿Existe en alguna parte del espacio universal el vacío
absoluto?
– No, nada hay vacío; lo que te parece vacío está ocupado por
una materia que escapa a tus sentidos e instrumentos.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC
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