¿ Cómo actúa esta ley ?
La envoltura periespiritual del Ser, se puede depurar, iluminar u oscurecer, según la clase de pensamientos y actuaciones del mismo que en ella se reflejan. De modo que todo acto y todo pensamiento, de la clase que sea, no pasa desapercibido, sino que se refleja y se graba en el periespíritu, con lo que quedan registradas en él las consecuencias inevitables de sus actos.
Antes de nacer de nuevo como persona, el Espíritu, de antemano lleva grabados en su periespíritu las matrices de cómo será su cuerpo físico futuro, según lo que necesita para su evolución, con las expiaciones físicas que le son necesarias experimentar.
La Ley de Causa y Efecto actúa valorando y registrando las vibraciones de los pensamientos, sentimientos, deseos y acciones de la vida de cada Ser humano, determinando así la clase de existencia, las pruebas y demás situaciones que tendrá que afrontar en el futuro, siempre buscando el reajuste y el equilibrio del Ser dentro de la Ley del Amor. Es una forma sabia de enseñarnos a no repetir los mismos errores; Dios mediante esta Ley no castiga, sino que corrige.
De hecho los que componemos la Humanidad actual no somos nada mas que los mismos Seres espirituales que ya vivimos en otro tiempo como seres humanos, y hemos venido a esta vida a afrontar las consecuencias de nuestros actos del pasado que , a juzgar por como son las circunstancias que afectan en general a la Humanidad en su conjunto, debieron tener un balance negativo; por eso se dice con razón que la felicidad no es de este mundo.
Estas consecuencias las tendremos que afrontar para valorar finalmente lo positivo o negativo de nuestra conducta, conduciéndonos así a adquirir un recto pensar, un recto sentir y un recto actuar, para que toda nuestra vida discurra dentro de los cauces que señala la Ley del Amor, y el karma negativo que podamos afrontar actualmente, lo transformemos en positivo..
Todas nuestras acciones pasadas y presentes, y todas las circunstancias particulares en las que se desenvuelve nuestra vida, se relacionan y se enlazan , no existiendo ninguna que no tenga que ver con las vividas anteriormente.
Las actuaciones y pensamientos de cada uno, actúan como una Causa que genera unos efectos que se manifiestan en el plano físico, a veces de forma no inmediata, a modo de reajuste para equilibrar las consecuencias.
Si durante la vida humana el Ser adquiere méritos de valor moral, se desarticulan los condicionamientos impuestos para el sufrimiento y se restablece la armonía de los centros psicosomáticos que pasan a generar vibraciones de equilibrio que se manifiestan en el cuerpo físico en forma de salud, equilibrio mental, alegría etc. Por el contrario, si por indolencia, frivolidad o indiferencia, se acomoda en la vida sin hacer nada positivo, termina por despertar el mecanismo de la advertencia, desorganizando su salud física y causando como consecuencia el desajuste molecular del cuerpo físico ,así como las condiciones orgánicas favorables para que las enfermedades y dolencias aparezcan. Puesto que esta ley no es la de la fatalidad, en cada encarnación el karma se pude modificar a través de los actos positivos y la experiencia que se vive en la materia. La educación y las costumbres del pueblo en donde el Ser nace y vive, le dan nuevas características morales e intelectuales.
La ley de Consecuencias hace que antes o después experimentemos en nosotros mismos el resultado de nuestras acciones, “dándonos a beber de nuestra propia medicina”, que a veces nos resulta tan desagradable y amarga como saludable, pues así se equilibran y borran de nuestra Alma las consecuencias negativas de los errores del pasado, en esta vida o en otras anteriores.
Asimismo viene a significar el destino de las personas en cada vida, y este no es ciego o producto de la buena o mala casualidad o de la suerte, sino el resultado de esta ley justa y equitativa que nos proporciona las experiencias que necesitamos asimilar para corregirnos y evolucionar.
Tal y como dijo Einstein, Dios no juega a los dados la suerte del Ser humano; no existe, por tanto, la casualidad ni el azar en el entorno y circunstancias humanas, aunque no siempre seamos capaces de comprenderlo así.
Del mismo modo que esta ley, actúa para corregir acciones de mal, también funciona cuando actúa en el bien, recogiendo los beneficios del mismo, por eso cuando se actúa o simplemente se desea el bien para otro, ya se comienza a percibir el fruto correspondiente al recibir este bien para uno mismo, sintiéndolo en forma de satisfacción, paz interior, alegría, etc.
Por lo expuesto, vemos como esta Ley Espiritual y natural, es eminentemente de carácter moral y conductora del Espíritu humano por los caminos de una correcta evolución. Es por también retributiva , pues siempre nos devuelve una cosecha del mismo género de que cada uno sembramos antes voluntariamente. Al meditar en esta Ley, se comprende mejor esta frase de Jesucristo: “ No hagas a tu hermano lo que no quisieras que te hicieran a ti”.
- Jose Luis -
“ El mal que haces a los demás es lo mismo que hacerte mal a tí mismo. El día que comprendas esto, el perdón será muy fácil para tí”
Toni de Mello-“Testigo de la Luz”
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