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jueves, 3 de abril de 2014

Pobres de Espíritu


           
   POBRES DE ESPÍRITU                                    
          Lo que ha de entenderse por pobres de espíritu



1. Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. (San Mateo, Cáp. V, v. 3).
2. La incredulidad se ha ensañado en esta máxima, “Bienaventurados los pobres de espíritu”, como en muchas otras cosas, sin comprenderla. Por pobres de espíritu Jesús no entiende los hombres desprovistos de inteligencia, sino los humildes: dice que el reino de los cielos es para ellos, y no para los orgullosos. Los hombres de ciencia y de genio, según el mundo, generalmente tienen tan alta opinión formada de sí mismos y de su superioridad, que miran las cosas divinas como indignas de su atención; sus miradas, concentradas en su persona, no pueden elevarse hasta Dios.
Esta tendencia a creerse superiores a todo, les conduce muchas veces a negar lo que, no estando a sus alcances, podría rebajarles, y a negar hasta la Divinidad; o si consienten en admitirla, le disputan uno de sus más hermosos atributos: su acción providencial sobre las cosas de este mundo, persuadidos de que ellos solos bastan para gobernarlo bien. Tomando su inteligencia por la inteligencia universal, y juzgándose aptos para comprenderlo todo, no creen posible nada de lo que no comprenden; cuando han pronunciado su sentencia, para ellos no tiene apelación.
Si se niegan a admitir el mundo invisible y un poder extrahumano, no es porque no esté a sus alcances, sino porque su orgullo se subleva a la idea de una cosa que no pueden dominar, y les haría bajar de su pedestal. Este es el motivo porque sólo tienen sonrisas de desdén para todo lo que no es del mundo visible y tangible; se atribuyen sobrado genio y ciencia para creer en cosas buenas para los “cándidos”, según ellos, teniendo por “pobres de espíritu”, a todos los que las toman por lo serio. Sin embargo, por más que digan, será preciso que entren como los otros en ese mundo invisible de que se ríen; entonces será cuando abrirán los ojos y conocerán su error.
Dios, que es justo, no puede recibir con el mismo título al que ha desconocido su poder y al que se ha sometido humildemente a sus leyes, ni hacerles una parte igual. Diciendo que el reino de los cielos es para los humildes, Jesús entiende que no se admite a nadie “sin la sencillez de corazón y la humildad del espíritu; que el ignorante que poseerá estas cualidades, será preferido al sabio que cree más en sí que en Dios. En todas las circunstancias coloca la humildad en la categoría de las virtudes que aproximan a Dios y el orgullo entre los vicios que alejan de El, por una razón muy natural, porque la humildad equivale a un acto de sumisión a Dios mientras que el orgullo es rebelarse contra El. Vale, pues, más, para la futura felicidad del hombre, ser pobre de espíritu en el sentido del mundo, y rico en cualidades morales.

Allan Kardec
Extraído del libro "El Evangelio según el Espiritismo"

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   Dando testimonio


Queridos amigos, hola buenos días, iniciamos una nueva semana  y en ella, observamos que las cosas no funcionan, que muchos hermanos nuestros están pasando por momentos de mucho dolor y con tristeza mirando al horizonte a través de la ventana,   recordamos con pesar que muchos han recurrido al suicidio para remediar la situación, esto nos entristece, porque vemos que ante el sufrimiento,  muchos no son capaces de dar testimonio al Padre de su fe.
Si amigos míos, muchos mientras han funcionado bien en la vida, han seguido a Dios por distintas religiones, creyéndose salvados, porque no han hecho nada malo, confiados en su digamos vida más o menos tranquilla,  olvidaron que hay que estar prevenidos, porque  aunque nos creamos fuertes y seguros por nuestro caminar equilibrado, de la noche a la mañana, la situación puede cambiar y es  entonces cuando debemos dar testimonio de  nuestra fe al Padre, siguiendo hacia adelante,   sin desesperar, y esperando que la vida nos muestre el camino a  seguir siempre en las líneas equilibradas del buen vivir.
Los cristianos cuando adoraban a Cristo  fueron cogidos presos despojados de sus pertenencias y arrojados a la arena de los circos romanos  para ser  devorados por las fieras,  y nosotros , en la actualidad también somos por los tiempos que corren lanzados a la arena del  mundo, muchos sin hogar, sin medios económicos para sobrevivir y nos vemos como ellos, enfrentando una terrible lucha para no dejarnos llevar, de las sensaciones inferiores que a veces nos hacen poner en peligro nuestro equilibrio emocional,  es lo mismo queridos hermanos qué  más da? La ruina, la falta  de trabajo, la perdida de los hogares, los hijos pidiendo pan, muchos dramas   por los que pasa hoy la humanidad son fieras que atacan a nuestro espíritu y lo hace muchas veces perder los estribos, tengamos cuidado,  perder en esta vida, muchas veces puede convertirse en ganar la otra, porque no hay dolor que no podamos resistir, Dios no nos da un peso para nuestros hombros que  no podamos soportar. Si confiamos serenamente en que todo pasará y que  nuestro deber es luchar en las causas que consideramos perdidas, nos sentiremos como el soldado que  defiende su patria hasta el fin, demostrando su fidelidad y aunque pierda habrá demostrado que ha sido un fiel servidor, que pese a que los hombres lo den como un perdedor, llevará en su interior la gloria y el merito de haber resistido hasta el fin, haciendo su cometido.
¿Nosotros podremos perder para los hombres,  pero que nos importa si somos ganadores para Dios? Nos pueden despojar de las cosas materiales del mundo, que son perecederas, que pasan de unas manos a otras, pero no las del espíritu y no debemos parar de tratar de poner siempre a salvo  la pureza de nuestro corazón.
Antiguamente eran los romanos los que  sometían a los fariseos,  ellos eran de variada categoría, los había que eran simples trabajadores, como si dijéramos la clase media, ellos no tenían medios para solucionar el problema de la esclavitud, es como en la actualidad quien no tiene un pariente, pobre, necesitado, al cual ayudar, no dejándole oportunidad para poder extender su mano un poco más lejos ayudando a otros? Los había que nadando en la opulencia, no se preocupaban  de los que eran maltratados por los poderosos, miraban para otro lado, como el capitán del barco, que ve  en peligro la vida sus marineros, y trata por todo los medios de salvarse, así muchos hoy en día, solo miran para su mundo y tratan por todo los medios de poner a salvo sus riquezas, sin hacer nada para mitigar el hambre y el dolor, y los poderosos aquellos que son los dueños de la dirección del pueblo, todavía encontramos al Pilatos lavándose las manos, bien es verdad que no todos son así, los hay que en verdad se esmeran, que quisieran salvar todas las situaciones, y viendo su inutilidad, sufren internamente.
¿Mirándolo así, quien no nos dice que somos aquellos romanos, que estamos sufriendo cada uno a medida de su participación en aquellos tiempos, de martirio y sufrimiento? Las fieras no solo están representadas por los animales, estos no son los únicos que hacen daño, existe la enfermedad, una fiera tan poderosa que a veces no hay medicina en el mundo que te pueda curar. La fiera es el frio, es el hambre, es la maldad, es el orgullo, el resentimiento, como no tiene figura material, no les prestamos muchas veces atención, pero no por eso a veces dejan de devorarnos y hacernos un gran mal.
Vigilemos la puerta de nuestra casa, de nuestro “yo”  para no dejar pasar a las fieras que atacan nuestro espíritu, procuremos defendernos con uñas y con dientes, y cuando nos creamos en peligro, no dejemos de  acordarnos de nuestro hermano Mayor Jesús,  encomendando al Padre su espíritu, nosotros en cualquier situación por muy indefensos que nos sintamos, por carecer de medios para protegernos, podemos dejarlo todo en las manos de Dios, y dejarnos conducir como simples palomas, porque aun estamos vivos, y como tales podremos seguir caminando, en cambio cuando suene la hora de nuestro regreso, el tiempo se habrá parado para nosotros y si nos equivocamos, sentiremos en lo más hondo nuestro tiempo perdido, y sobre todo nuestra no contribución en la causa que consideramos perdida.
No podemos pedir flores a los puercos, entonces nosotros que somos conocedores de la Verdad de Cristo, ofrezcamos nuestro testimonio siempre que se presente la ocasión, reaccionando como sus fieles servidores.
Amigos os deseo una feliz semana que Dios siga iluminando nuestras vidas, y que siempre tengamos presente que hemos de ofrecer nuestro concurso en ella,   hasta que el reloj de nuestra vida material se pare y suene la hora de partir.
Merchita
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                                                        LA ORACIÓN
662.  Se puede orar utilmente por los demás ?

El Espíritu de quien ora lo está  haciendo por la voluntad de hacer el bien.
Por la oración, atrae a los buenos Espíritus que se asocian al bien que desea hacer.

Nota de Allan Kardec:
   Poseemos en nosotros mismos, por el pensamiento y la voluntad, un poder de acción que se extiende más allá de los límites de nuestra esfera corpórea. La oración por otros es un acto de esa voluntad. Si fuese ardiente y sincera puede llamar a los buenos Espíritus en auxilio de aquellos por quienes pedimos, a fin de que   sugieran buenos pensamientos y le den la fuerza necesaria para el cuerpo y el alma. Pero aun en ese caso la oración del corazón es todo y la de los labios no es nada.   
   (EL LIVRO DOS ESPÍRITOS - Allan Kardec - Las Leyes Morales)

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Nik Vujicic
CORAJE


 Coraje es lo que deseo para todos los que caminan, experimentan y aprenden en el planeta Tierra.
Coraje, porque es preciso tenerlo para romper las costumbres y preconceptos que aprisionan.
Es preciso tenerlo para "quebrar" la cristalización del pensamiento que cercena la creatividad y el ejercicio de la inteligencia.
Es preciso tenerlo para recibir ayuda cuando se precisa. ¿Y saben ustedes por qué?. Porque para ser auxiliados precisamos dar el primer paso y en este paso nos exponemos, nos despedimos de todo el aparato de que nos servimos para enmascarar nuestros actos y parecer mejores.
¡ No es fácil crecer!, porque el crecimiento solo viene cuando cambiamos, cuando nos transformamos; y ninguna transformación viene sin nuestro esfuerzo.
No piensen que el coraje tiene la  definición que aquí se le da.
Se considera corajoso aquel que desafía peligros, que enfrenta enemigos y que atiende a las llamadas de discusiones y de humillación del prójimo. Yo llamo a eso cobardía y falta de inteligencia.
Corajoso es aquel que confía en la sabiduría del Padre de la vida, y sabiendo de su justicia y sabiduría, enfrenta los peligros de la vida con lucidez y coraje porque sabe que ese es el camino para la luz.
Corajoso es aquel que lucha contra sus defectos y vicios, que son verdaderamente prisiones, y todo lo hace  para romper con ellos y mejorarse verdaderamente.
Aprendo también a alimentar ese coraje y por eso deseo que seamos corajosos y verdaderos hijos del Padre.
(Haroldo )