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domingo, 1 de marzo de 2015

ESPIRITISMO: UN DESAFIO A LAS RELIGIONES Y ANTE LA CIENCIA

¿ Cuantas veces reencarnamos ?.

Antes de pretender contabilizar las existencias que hemos tenido o que tendremos en este mundo, debemos considerar que nosotros ya hemos existido antes en este planeta Tierra o en otros mundos tan primitivos como lo fue el nuestro hace miles de años.
El número de reencarnaciones de cada Ser humano, es inconcreto y no está fijado por ley porque el número es variable entre un ser y otro; esto depende del esfuerzo de cada uno en cada nueva vida humana que afronte, de modo que estas oportunidades de evolucionar sean mejor o peor aprovechadas. No obstante en términos generales, este número de veces puede oscilar desde unas pocas existencias humanas hasta cientos. Esto resulta absolutamente particular en cada caso individual, dependiendo del esfuerzo y conquista de valores morales y psíquicos que se realice en cada existencia.
Puede haber Espíritus que para adquirir determinados valores, lo consiguen, por ejemplo, en cuatro existencias humanas, mientras que otros para lograr lo mismo lo consiguen en cuarenta. Esto sucede a semejanza de los estudiantes que existen en este mundo, los cuales, según su esfuerzo y capacidades, pueden terminar una carrera en cuatro años, mientras otros para alcanzar la misma meta necesitan muchísimos más.
Se podría así sintetizar, que el número es indeterminado y variable en cada indivíduo, dependiendo del esfuerzo evolutivo del ser: a mayores esfuerzos, menos numero de encarnaciones necesarias, y a menor esfuerzo, mayores cuotas de estancamiento y mas necesidad de repetir más veces las experiencias en la materia.

- Jose Luis Martín-

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Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá”
Harold Macmillan -

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Un desafío a las religiones
por
JACQUES PECCATTE

Por supuesto los espiritas no son los primeros en haber vuelto a poner en tela de juicio las creencias religiosas, pues ya el materialismo filosófico y científico se había posicionado en la historia del pensamiento humano desde hace varios siglos, y sobre todo de manera más insistente a partir de Diderot, seguido más tarde por Kart Marx y otros filósofos ateos
La oposición materialista ha tenido el mérito de ser clara, en la medida en que su demostración filosófica no tenía ambigüedades.
En cambio, no sucede igual con el espiritismo que se encuentra en la situación incómoda de ser una filosofía que desarrolla conceptos espiritualistas, los mismos de la religión, pero de manera diferente. La existencia de Dios, sí, ¿pero se trata del mismo Dios?
La reencarnación, sí, pero no ya dentro de una visión orientalista del karma y el nirvana final, incluso a veces de la metempsicosis. Los fenómenos que desafían las leyes naturales admitidas, sí, pero no los milagros… La comunicación con otros seres, sí, pero no los ángeles o los demonios Y se podría proseguir la larga lista de todo lo que pertenece a la vez a lo religioso y al espiritismo, pero bajo formas diferentes.
Allan Kardec aclaró todos estos puntos, definiendo precisamente las diferencias a partir de la revelación espírita. Se desmarcó del fenómeno religioso, dándole a la palabra “religioso” un sentido más amplio dentro de la trascendencia de todas las creencias reunidas y reinterpretadas a la luz de la enseñanza de los espíritus.
¿Se trataba simplemente de una cuestión de términos, de semántica? ¿Era necesario abandonar la palabra religioso? Las posiciones fueron diversas en la historia del espiritismo, unos que hacen de la doctrina espirita una nueva religión, otros que asumen un carácter no confesional y por lo tanto laico, y es esta última noción la que nosotros hemos adoptado para evitar todo menosprecio.
En forma general, la religión corresponde a una fe a partir de una verdad revelada que los seres humanos han acondicionado a su gusto. El espiritismo corresponde más bien a un conocimiento, consecuencia de múltiples experiencias que convergen en resultados idénticos, un conocimiento que se ha formado a partir de la comunicación con el otro mundo y a partir de una reflexión filosófica sobre las enseñanzas del más allá.
Así pues, el espiritismo perpetúa su diferencia esencial dentro de un enfoque metafísico que no debe nada a lo religioso, y es probable que el abismo siga profundizándose, sobre todo frente a las religiones devenidas en integristas, dentro de las desviaciones que evidenciamos, las de los evangélicos derivadas del protestantismo y las del fundamentalismo musulmán.
Sin duda hay menos problemas con el catolicismo que ya no se opone sistemáticamente a la manifestación de los espíritus de los difuntos…
Y luego, al margen de los fenómenos religiosos, podemos incluir el desarrollo de las nuevas espiritualidades derivadas del esoterismo, y allí, la oposición sigue siendo fuerte en la medida en que nos encontramos frente a modelos de pensamiento


El espiritismo ante a la ciencia

El espiritismo está en la incómoda situación de asumir su carácter científico, sin responder a ciertos criterios requeridos por las ciencias duras, como por ejemplo la capacidad de reproducir un fenómeno a discreción. Ya existe desde hace mucho tiempo una oposición entre las ciencias duras y las ciencias psicológicas o sociales, lo que equivale prácticamente a la oposición entre ciencias materialistas y ciencias que aceptan integrar un factor espiritual. ¿Sería necesario entonces que la inteligencia humana sea desconectada de la ciencia, aun cuando es gracias a esa inteligencia que se abordan los temas científicos?
¿Será necesario entonces que el sentimiento y la moral sean desconectados de todo enfoque científico con el pretexto de que el estudio de los fenómenos de la naturaleza puede prescindir de toda apreciación y juicio de valor?
El materialista debe disociar todavía dos órdenes de cosas, por un lado una verdad científica y por el otro una pertenencia religiosa o filosófica desconectada de las experiencias científicas; dicho de otra manera, una convicción compartida en el plano del estudio de los fenómenos naturales y otra no compartida sobre las opciones religiosas o filosóficas de cada uno.
En el momento en que algunos vuelven a poner en tela de juicio, los principios mismos de la ciencia clásica, a partir de un nuevo enfoque, el de la física cuántica, es preciso volver a exponer en detalle, todos los paradigmas antiguos, para definir de allí los nuevos.
Se sabe que a nivel de la materia en sus estados más ínfimos, no hay más que energía. Se sabe igualmente  que en ciertas experiencias esa energía reacciona ante la presencia humana.
Se llega a poner en evidencia una fuerza espiritual que interacciona sobre la materia para hacer científicamente la pregunta de Dios.
Quizás estemos en el alba de una nueva visión donde será necesario establecer la indispensable unión entre ciencia y espiritualidad…

Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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CUIDA TU VERBO

Intenta excluir de tu verbo toda expresión que indique bajeza, vulgaridad o morbo. “De lo que está lleno tu corazón, habla tu boca”.

Examina tu verbo antes de expresarlo y siempre que descubras manifestaciones de bajeza, es mejor silenciar. Así no estarás alimentando la sombra en tu corazón. Por esto, el silencio es mejor que la expresión vulgar, y así, el pensamiento irá elaborando poco a poco ideas edificantes, hasta llenar el corazón de luz. Entonces tu verbo será para iluminar.
Mensaje psicográfico de Alfonso (Espíritu)
Recibido por Ubaldo Rodríguez

ASOCIACIÓN CENTRO DE ESTUDIOS  
   ESPÍRITAS FRANCISCO DE ASÍS
          Santa Marta - Colombia

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La mediumnidad, siempre presente
El fenómeno es de los más antiguos. 
 
Volviendo en el tiempo, encontramos sus registros en uno de los primeros libros de la Humanidad, la Biblia. 
 
En el versículo segundo, del capítulo primero del libro Génesis, se lee: Las tinieblas cubrían la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas. 
 
El hombre presentía la presencia del Creador. Eso quiere decir que el hombre registra, desde siempre, el mundo del más allá. El mundo de los seres espirituales. 
 
Pablo de Tarso, dándose cuenta de esa percepción especial del ser humano, la denominó: don. Y, acerca de eso, escribió en su Epístola a los Corintios, describiendo sus variedades. 
 
Mientras estaba en la Tierra, el Hombre de Nazaret, dio múltiples pruebas de la interrelación de los dos mundos, el físico y el espiritual. 
 
Habló de los Espíritus atormentados que se auto denominaban Legión, en la ciudad de Gadara, y que agredían al joven traído para la curación. 
 
Señor de los Espíritus - así lo denominaron al comprender que los Espíritus le obedecían. 
 
Sin embargo, solamente en el siglo XIX este don sería ampliamente estudiado y decodificado, por el sabio Allan Kardec. A ese don le denominó específicamente: mediumnidad, la capacidad de ser un intermediario entre el mundo material y el espiritual, entre una y otra dimensión. 
 
Médium o intermediario. 
 
Aun bastante incomprendida en la actualidad, la mediumnidad es una facultad inherente al ser humano. 
 
De ella casi todos los hombres tienen vestigios. Algunos más, otros menos. 
 
¿Quién ya no tuvo la sensación de tener a alguien invisible a su lado, velándole en las horas difíciles? 
 
¿Quién ya no se refirió a la interferencia de los seres angélicos en los momentos de grandes dificultades? 
 
¿Quién ya no ha entregado un hijo que parte para tierras distantes a los cuidados de un ser que se llama ángel de la guarda, ángel guardián, protector, orientador? 
 
¿Quién ya no escuchó el susurrar de voces imperceptibles, en su interior? 
 
Es muy frecuente encontrar personas que vivieron tales experiencias o que conocen a alguien que las hayan registrado. 
 
Todo eso nos indica que el mundo espiritual está presente de forma constante en el mundo material. Se puede decir que hay una interpenetración de uno con el otro. 
 
Nos movemos en la esfera física, pero nuestros actos y pensamientos repercuten en la esfera espiritual. 
 
Nadie está a solas. Como decía el Apóstol Pablo: Estamos rodeados por una nube de testigos. 
 
Sombras, Espíritus, guías. No importa como los llamemos, ellos son realidad. Y, silenciosamente, velan por nosotros. Discretamente nos orientan. Sutilmente nos dan pruebas de que nos cuidan, siempre atentos. 
 
¡Piensa en eso! 
 
Cuando estés a punto de desanimarte por sentirte solo, abandonado, piensa que alguien, de la Espiritualidad, protege tu vida y cela por ti. Puedes no creer, pero no importa. Los que te aman están igualmente contigo.

 
Redacción del Momento Espírita.

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