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domingo, 16 de octubre de 2011

Elecciones y evangelio



LA POLÍTICA ELECTORAL ANTE LA POLÍTICA DEL EVANGELIO

(31.01.10)

En las proximidades de los debates para elecciones políticas, “calienta” la discusión sobre el tema, si el espirita debe o no participar de la política partidaria. Sobre eso, un amigo me confidenció que directores de una federación han hecho invitaciones, a los espiritas,  para la participación en  la actividad política. (Pásmense) por lógica, esa tontería  no merecería nuestros comentarios, pues ya escribimos mucho sobre la  cuestión. Todavía, somos forzados  a analizar esas insistentes posturas, totalmente  incompatibles con el proyecto Espirita en la Tierra. La Doctrina Espirita no estimula ideas y políticas partidarias. No coloca su tribuna a servicio de la propaganda política de candidatos, de partidos o de movimientos políticos.
A pesar de las palabras de un líder conocido espiritista, que proclama que “el problema  no es de cómo el espirita entra en la política, más si de cómo sale de ella”, el espirita, si estuviera vinculado a algún partido gremio,  si desea concurrir como candidato  a cargo electivo, tiene total libertad de acción, más que actué bien lejos de los ambientes espiritas, para que todo lo que haga o diga, dentro de la Institución Espirita, no venga  a tener una connotación de actitud  de disfrazada intención, con el objetivo de ganar los votos de sus colegas.lo que haga o diga, dentro de la Institución Espirita, no venga  a tener una connotación de actitud  de disfrazada intención, con el objetivo de ganar los votos de sus colegas.


En el espiritismo, se recomienda precaución, por lo de la discusión; no puede haber preconceptos. Sin embargo, en la discusión de las políticas sociales, es inadmisible traer, para dentro de los Centros o Instituciones Espiritas, la política partidaria, sin embargo, como ciudadano, cada espirita tiene la libertad de militar en el universo fragmentado de las ideologías políticas. Porque, el Espiritismo no es fragmento de la política partidaria, y tampoco, se envuelve con grupos políticos sectarios, que utilizan medios incoherentes con los fines de poder.
Es muy importante distinguir la política terrena, de la política de Cristo. El espirita, cuando trabaja por erradicación de la miseria y de la exclusión social del ser humano, está adoptando la política del Evangelio, o sea, su política, en ese sentido, es la de la caridad sin fronteras para todas las clases. La política del legitimo espirita es a favor del ser humano y de su crecimiento espiritual. No se somete  y no se omite ante el poder político, y ni, tampoco asume el lugar de la oposición o de situación. Explica, Emmanuel, que “el discípulo sincero del Evangelio no necesita respirar el clima de la política administrativa del mundo para cumplir el ministerio que le es cometido. El Gobernador de la Tierra, entre nosotros, para atender a los objetivos de la política de amor, representó, antes de todo, los intereses de Dios junto al corazón humano, sin necesidad  de ordenanzas y decretos, aunque respetables. (1)
Es inadmisible la utilización de la tribuna espirita, como medio de propaganda política. El Espiritismo no pacta con superficiales y  transitorios intereses terrenos. Por eso, nadie puede dejarse esclavizar por la procura de favores de parlamentarios, a punto de, este, ejercer infausta  influencia en los conceptos espiritas. Otra hipocresía es un espirita en los palenques, implorando votos, como un mendigo, con sofismas y simulación de modestia, de pobreza, de humildad, de desprendimiento, de tolerancia, etc., con finalidad demagógica, exaltando sus propias “virtudes” y sus “obras” beneficiosas. El buen sentido nos susurra que lo ideal sería si esos “espiritas” (¡?), que mendigan votos, optasen por otro credo, para que les sea asegurada la no contaminación de esa infecciosa política en nuestras huestes, hasta porque, “no tenemos necesidad absoluta de representantes oficiales del Espiritismo en sector alguno de la política humana”. (2)


Por la transformación de comportamiento individual, luchando por el ideal del bien, en nombre del Evangelio, los espiritas no están ajenos a la Política; se engaña quien piensa lo contrario. Los espiritas honestos, fieles a la familia y a los compromisos morales, son, integralmente, ciudadanos activos, que ejercen el derecho y/u obligación (depende del punto de vista) de votar; sin embargo, sin vínculos con las querellas y cuestiones partidarias.

Y, más aun, “iniciados en la luz de la Nueva Revelación, los espiritistas cristianos poseen patrimonios de entendimiento muy por encima de la comprensión normal de los hombres encarnados.” (3) Por eso mismo, saben, a la saciedad, que “la misión de la doctrina es consolar e instruir, en Jesús, para que todos movilicen sus posibilidades divinas en el camino de la vida. Cambiarla, por un lugar en el banquete de los Estados, es invertir el valor de las enseñanzas, porque todas las organizaciones humanas son pasajeras cara a la necesidad de renovación de todas las formulas del hombre  en la ley del progreso universal.” (4)
Es oportunísimo recordar que, en las pequeñas concesiones, vamos des caracterizando el proyecto de la Tercera Revelación. Urge que hagamos una profunda  distinción entre Espiritismo y Política. Es bien verdad que somos políticos desde que nacemos y vivimos ¿y qué? La Doctrina Espirita, no podrá, en tiempo alguno, ser vínculo de especulación de las ambiciones personales, en ese campo. Si el mundo gira  en función de políticas económicas, administrativas y sociales, no hay como tolerar militancia política dentro de las huestes espiritas.
Emmanuel nos muestra que no se apoyan las tesis simplistas de que solo con nuestra participación efectiva  en los procesos políticos, a nuestro alcance, ayudaremos a mejorar el mundo. Recordemos que Jesús reflexiona mucho de la mejoría de la criatura en si. No nos consta que El  hubiese abierto cualquier proceso político partidario contra el poder constituido en aquella época. Nuestra conducta apolítica no debe ser encarada como conformismo. Por el contrario, esa actitud es sinónimo de paciencia, que trabaja siempre para mejorar las situaciones y cooperar con aquellos que reciben la responsabilidad de la administración de nuestros intereses públicos, y PUNTO FINAL:    - Jorge Hessen-

Todo pasa por una razón en la vida… Nada sucede por casualidad o por la suerte... Enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o de puras tonterías, todo ocurre para probar los límites de tu alma…. ( Autor desconocido)


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