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martes, 26 de julio de 2011

El don de la mediumnidad



Cuando Jesús se sintió criticado por los fariseos por sentarse a comer con publicanos y pecadores, les dijo a los primeros que los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos ( Evangelio de Mateo IX, 10,11 y 12.)

   Vemos en la clara respuesta de Jesús, que El daba prioridad en su trato y en sus enseñanzas, a aquellas personas que más necesidad tenían de las mismas, que eran los pobres y desheredados por tener ellos mas necesidad de consuelo y menos orgullo que les impide ver.

  Hay muchos que creen que la mediumnidad en el Espiritismo es un don o regalo de Dios y se extrañan de ver que muchas veces este regalo recae sobre aquellas personas que parecen menos dignas de poseerlo, por su carácter, por su pasado o por cualquier otra causa que les hace aparecer como más imperfectos que otros a quien no se otorgan estas facultades.

   En efecto la mediumnidad es un don, pero que precisamente de lo Alto se suele otorgar a quien mas lo necesita por ser esta un valioso instrumento para hacer el bien y rescatar antes viejas deudas que el médium tenga pendientes desde vidas anteriores.

   A veces vemos a mediums que hacen mal uso de su facultad, pero por ello no significa que no se les deba haber concedido, pues en ese caso solo  tendrían las facultades mediúmnicas aquellos  no la precisan. Ser médium no significa ser superior moralmente o espiritualmente, sino precisamente significa  probablemente que se trata de un gran deudor al que el Padre otorga la posibilidad de rescatar antes su pesado fardo de deudas contraídas en el pasado y por ello la obligación moral que ahora tiene de esforzarse por adelantar espiritualmente y ser espejo moral para los demás. 

   Esta es una herramienta que puede ser bien o mal utilizada, y es de ahí la gran oportunidad de rescate que se puede emplear con ella y la gran responsabilidad por su buen uso para el cual le fue otorgada.
Ante su mal uso y antes de que sirva para ahondar en su deuda, cuando el médium mal actúa con ella, en muchos casos esta termina por serle retirada, pues muchos por este motivo acaban siendo víctimas de obsesores o terminan viéndose abocados a intentar simularla en un intento de fraude o engaño.

    El médium debe ser instrumento para comunicar con todos los espíritus en general, pero no significa esto que a causa de una vida amoral o desordenada pueda dar siempre paso fácilmente a la comunicación con entidades espirituales que sintonicen con sus defectos. No es por la cantidad de comunicaciones por lo que se debe distinguir un buen médium, sino por la calidad al obtener intercambio con Espíritus evolucionados,  de modo que solo cuando su vida sea digna y elevada, podrá comunicar con  los espíritus superiores.

- José Luis Martín -