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viernes, 8 de agosto de 2014

Aniversario del "Evangelio según el Espiritismo"

150 años de “El Evangelio según el Espiritismo"

1. Antecedentes de la obra
En abril de 1864 publicó Allan Kardec la obra “Imitación del Evangelio según el Espiritismo”, que en su segunda edición (1865) ya adoptó su nombre definitivo: “El Evangelio según el Espiritismo”. En 1866, según leemos en la notable obra “Bibliografía espiritista del siglo XIX” del Sr. Florentino Barrera (Ed. Vida Infinita, Buenos Aires, 1983), se publica la tercera edición; edición definitiva, revisada, corregida y aumentada. En las “Obras Póstumas” de Allan Kardec, en el capítulo “Previsiones acerca del Espiritismo”, podemos leer una anotación fechada el 9 de agosto de 1863: “A nadie había comunicado el asunto del libro en que trabajaba, y ni el propio editor Mr. Didier conoció el título hasta el momento mismo de la impresión. Este fue, para la primera edición, Imitación del Evangelio; más tarde, por las observaciones reiteradas de Mr. Didier y de algunas otras personas, fue cambiado por el de El Evangelio según el Espiritismo. Las reflexiones contenidas en las comunicaciones siguientes, no podían ser, por lo mismo, el resultado de las ideas preconcebidas del médium”.
Pregunta. ¿Qué pensáis de la nueva obra en que trabajo?
“Respuesta. Las doctrinas de ese libro obtendrán una influencia considerable. Abordas con ellas cuestiones capitales que no solamente darán al mundo religioso las máximas que le son necesarias, sino que podrán servir a la vida práctica de las naciones de excelente código. Has hecho bien en abordar las cuestiones de alta moral práctica desde el punto de vista de los intereses generales, de los intereses sociales y de los intereses religiosos. (…) “La hora se aproxima en que habrás abiertamente de declarar lo que el Espiritismo es en si y mostrar a todos donde se encuentra la verdadera doctrina predicada por el Cristo; la hora se aproxima, en que a la faz del cielo y de la tierra, deberás proclamar al Espiritismo como la sola tradición cristiana, la sola institución divina y humana. En tu elección, los Espíritus reconocieron la solidez de tus convicciones y que tu fe, como un muro de bronce, resista todos los ataques. (…) “Cuenta con nosotros, y cuenta sobre todo con la grande alma del maestro, que te protege de una manera muy particular.”
Expondremos, más adelante, algunas reflexiones en torno a alguno de los conceptos contenidos en esta comunicación.
2. Objeto de la obra
“En cinco partes pueden dividirse las materias que los Evangelios contienen: Los actos ordinarios de la vida de Cristo, los milagros, las profecías, las palabras que sirvieron para establecer los dogmas de la iglesia, y la enseñanza moral. Si las cuatro primeras han sido objeto de controversias, la última ha subsistido inatacable (…) Esta parte es el objeto exclusivo de la presente obra” (“El Evangelio según el Espiritismo”-en adelante EE-, Introducción, 1). Muy prudente es la actitud de Kardec al encarar esta obra. Sin duda los aspectos de alta moralidad contenidos en los evangelios no presentan dudas ni controversias. No sucede así con algunas de las circunstancias relatadas en esos textos, en lo referente a algunas de las circunstancias de la vida de aquel gran Espíritu; por ejemplo: la virginidad de María, la doble filiación de Jesús o el supuesto nacimiento en Belén. Viendo la intención que acompaña al texto de la anterior comunicación (“deberás proclamar al Espiritismo como la sola tradición cristiana”); intención reafirmada en otros párrafos de la obra; como en: “Amigos míos, dad gracias a Dios que ha permitido que pudieseis gozar de la luz del Espiritismo, no porque los que la poseen pueden ser los únicos que se salven, sino porque, ayudándoos a comprender mejor las enseñanzas de Cristo, hace de vosotros mejores cristianos. Haced, pues, que al veros se pueda decir, que verdadero espiritista y verdadero cristiano, son una sola cosa y una misma cosa: porque todos los que practican la caridad, son los discípulos de Jesús, cualquiera que sea el culto a que pertenezcan. (Pablo, apóstol. París, 1860.) (EE, cap. XV, 10)”.
Parecería, pues, que el objetivo principal del libro sería la identificación del concepto Espiritismo con el concepto Cristianismo. La verdad es que no nos convence esta apreciación. Como tampoco concordamos con el resaltado de este otro texto de la obra en cuestión: ¡Espiritistas! amaos: he aquí el primer mandamiento; instruíos: he aquí el segundo. Todas las virtudes se encuentran en el Cristianismo; los errores que se han arraigado en él son de origen humano; y he aquí que desde más allá de la tumba donde creíais encontrar la nada, hay voces que os gritan: ¡Hermanos! nada perece: Jesucristo es el vencedor del mal; sed vosotros los vencedores de la impiedad. (El Espíritu de Verdad. París, 1860.) (EE, cap. VI, nº5). Totalmente de acuerdo con el consejo de ¡amaos e instruíos!, evidentemente estas dos perentorias instrucciones resumen a la perfección la actitud ideal que deberíamos presentar todos los espiritistas. Sin embargo, a la vista del inmovilismo de las religiones, se hace cuesta arriba el aceptar que “todas las virtudes se encuentran en el Cristianismo”.
De bien seguro que los responsables de las otras religiones presentes en nuestro planeta, podrían, con sus propios argumentos, realizar una afirmación semejante. Pensamos que lo primero que hay que hacer es diferenciar cuidadosamente al gran Espíritu que fue Jesús de Nazaret, del personaje mítico denominado Cristo. El primero es, sin duda, “El Filósofo por excelencia1”. El segundo, da pie a los dogmas de fe y al inmovilismo. Creo que no debería ser difícil decidir a cuál de los dos debemos reconocer como patrimonio, también, del Espiritismo. Probablemente podríamos decir, tal y como escribió María Lacerda de Moura2, que: “Jesús no fue cristiano. Es anticristiano; no pertenece al cristianismo. Su bondad, su pureza, su estoicismo, no caben dentro del cristianismo. (…) Reivindiquemos a Jesús como el más bello, el más puro, el mayor, el más delicado de todos los sueños de Belleza, Libertad y Amor3.”
Por todo lo antedicho, pensamos que no es adecuado confundir al Espiritismo con el Cristianismo. Éste es una religión, como tantas otras hay. Aquél es “una ciencia que trata de la naturaleza, el origen y el destino de los Espíritus, y de sus relaciones con el mundo corpóreo4”. ¡Ahí es nada! También realiza Kardec un importante esfuerzo, en esta obra, para ensalzar las virtudes del concepto Caridad, llegando a proponer como máxima espiritista: “Sin caridad no hay salvación”. Veamos el texto: “Caridad y humildad: tal es, pues, el sólo camino de la salvación; egoísmo y orgullo, tal es el de la perdición. Este principio está formulado en términos precisos en estas palabras: "Amaréis a Dios de toda vuestra alma y a vuestro prójimo como a vosotros mismos"; "toda la ley y los profetas están encerrados en estos dos mandamientos". Y para que no haya equivocación sobre la interpretación del amor de Dios y del prójimo, añade: "Y el segundo semejante es a éste"; es decir, que no se puede verdaderamente amar a Dios, sin amar a su prójimo, ni amar a su prójimo sin amar a Dios; pues todo lo que se hace contra el prójimo, se hace contra Dios. No pudiendo amar a Dios, sin practicar la caridad con el prójimo, todos los deberes del hombre están resumidos en esta máxima: "Sin caridad no hay salvación”. (EE, cap. XV, núm.5).
Nada que objetar a ese gran concepto que es la caridad. Sin embargo, es muy probable que, ahora mismo, pueda producirse una confusión entre los conceptos de caridad y de limosna. Esa confusión es totalmente inadecuada ya que la definición de caridad es muy clara (según vemos en el diccionario de la RAE): 1. f. En la religión cristiana, una de las tres virtudes teologales, que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos. 2. f. Virtud cristiana opuesta a la envidia y a la animadversión. 3. f. Limosna que se da, o auxilio que se presta a los necesitados. 4. f. Actitud solidaria con el sufrimiento ajeno. Sin embargo, aunque la definición sea clara, es inevitable la confusión de los dos términos. Tal vez sería más conveniente adecuar el concepto “caridad” por una acepción más cotidiana hoy en día, como es el concepto “solidaridad”. Así pues, podríamos decir: “Sin solidaridad no hay salvación”, o, probablemente mejor expresado: “Sin solidaridad, sin fraternidad, no hay un real progreso individual ni colectivo”; además de que no necesitamos ser “salvados”, porque nadie está “perdido”, si no que todos estamos amparados por las leyes divinas.
3. Valoración de la obra
A pesar de las discrepancias, más arriba expresadas, la valoración de este libro no puede dejar de ser positiva, En él se vierten abundantes buenos consejos y muy correctas apreciaciones. Incluso se encaran algunos temas morales complejos, como es la eutanasia5; temas que, si no estamos equivocados, Kardec no examina en ninguna otra de sus obras. A pesar de la valoración muy positiva de esta obra, no hemos de caer en el error -como ha pasado en algunos momentos y lugares- de pensar que ésta es la obra más representativa del Espiritismo. Ello no es así. De hecho, si tuviéramos que compendiar todo el saber espiritista en unos pocos libros, éstos deberían ser: “El Libro de los Espíritus” y “El Libro de los Médiums”. En ellos está todo: en el primero encontramos la filosofía y las bases de la Ética Espiritista (libro III), y, en el segundo, encontramos las herramientas necesarias para encarar la compleja temática mediúmnica. Las otras obras de Kardec son obras complementarias de sus dos primeros libros; obras en las que “se exponen las aplicaciones y consecuencias de la Doctrina6”.
4. Comentario final
Resaltábamos, en el apartado 1, que los Espíritus dijeron a Kardec: “Cuenta con nosotros, y cuenta sobre todo con la grande alma del Maestro, que te protege de una manera muy particular.” Estamos convencidos que esta afirmación de los colaboradores espirituales de Allan Kardec ha de ser totalmente cierta. No podríamos imaginarnos que ese gran Espíritu, Jesús de Nazaret, no estuviera al frente de esta gran obra regeneradora de la humanidad, y, por lo tanto, es lógico que siguiera con atención, y cooperación necesaria, los pasos de Allan Kardec.

1 Obra, de lectura muy recomendable, del escritor venezolano Carlos Brandt.
2 María Lacerda de Moura (1887-1945), feminista, anarquista, conferenciante y educadora brasileña.
3 Citada en la obra mencionada de Carlos Brandt.
4 Allan Kardec, “¿Qué es el Espiritismo”, Preámbulo.
De la revista "La flama Espirita" – Mensaje traducido por Mari Carmen España

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ORIENTACIONES DE CHICO XAVIER

    Acostumbramos a exagerar la cuestión de las dificultades y del sufrimiento, decía Chico Xavier en aquella tarde en que nos encontrábamos a su vuelta. Es preciso ver las cosas bajo otros ángulos. No paramos para pensar, por ejemplo, en el dolor que imponemos a los animales, con los malos tratos o con las matanzas.  
     Muchas veces las dificultades son vallas que nos pone Dios para que nos equivoquemos menos. Recuerdo, cuando el personaje Ricardo del libro “Nuestro Hogar” preparaba su regreso a la carne, después de visitar a la familia espiritual durante un desdoblamiento, los hijos le preguntaron qué podrían hacer por él cuando estuviese reencarnado, y él les respondió:
-Rueguen a Jesús para que nunca disponga de comodidades en la Tierra.
Las comodidades nunca enseñan nada a nadie. Parece que cuantas más facilidades tenemos, mas insensibles somos. Entonces, tal vez, el camino sea el de las dificultades y el dolor.

Del libro MOMENTOS CON CHICO XAVIER,  de Adelino da Silveira
Mensaje traducido por Claudia Maglio-Argentina

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El cuerpo físico


"Nuestro cuerpo es la más preciosa de las máquinas mientras estamos en la Tierra. El lubricador del reposo, a veces, es improrrogable e imprescindible." La máquina física es el templo sublime en que somos llamados a la escuela de la redención. En él poseemos el arpa de la vida, en cuyas cuerdas podemos emitir la melodía del trabajo y del sacrificio de la abnegación y del amor, preparando el acceso de nuestro espíritu a la exaltación de la inmortalidad. (Emmanuel/Chico Xavier – Perlas de Sabiduría – VIÑA DE LUZ)
"En el cuerpo físico, casi siempre, solamente verificamos la presencia o el valor de un órgano cuando hay enfermedad. Sin notas de perturbación, no se acuerda el hombre del hígado o de los riñones." (Perlas de Sabiduría – VIÑAS DE LUZ, Arthur Joviano/Chico Xavier.)
Es importante, observemos las orientaciones de los Benefactores Espirituales, en cuanto a la salud de la máquina física que Dios nos presta para el viaje reencarnatorio. Algunas veces oímos a Chico Xavier decir: - Todas las ideas tienen sus bellezas. Realmente, en la riquísima bibliografía espírita aprendemos que el periodo, por ejemplo; de la vejez y de la enfermedad, si la persona enfrenta con coraje y optimismo tales situaciones, ocurre algo de extraordinario, o sea: ese tiempo funciona como rejuvenecimiento de las células del cuerpo espiritual, el periespíritu.
¡¡Es simplemente fantástico!!
Es una metamorfosis, como el de la lagartija que se transforma en una mariposa de rara belleza. Pero... si al contrarío no existe respeto y aceptación a las situaciones difíciles de la enfermedad y de la vejez, tal situación va a inmiscuirse de manera general en el órgano periespiritual causando una desarmonía celular. La dolencia física se instala en el periespíritu.
Y siendo así no hay otro recurso, porque el destino del Espíritu después de la muerte del cuerpo material, será el Umbral, un lugar como esclarece André Luiz en el libro "Nuestro Hogar", que es una región de quema de residuos.
Y ahí entonces nos acordamos de Jesús cuando dice a Nicodemos: “Es necesario nacer de nuevo.” Reencarnar con aquellas llagas para reconstituir la salud que en el pasado malgastamos. ¡Esa es la ley! Acción y reacción. Concluyendo ese breve estudio, recurramos a Emmanuel en el libro "Renuncia", segunda parte, cap. III, cuando el Padre Damián ya acercándose a la muerte nos dice: "La molestia incurable, Magdalena, es un grifo bendito de nuestras imperfecciones. “¿Qué sería de mi alma si la molestia del pecho no me ayudara a expurgar los malos pensamientos?" Y más adelante, el venerable religioso completó: Muchas veces enseñé en el púlpito, pero el lecho me reservaba lecciones mucho mayores que la de los libros…”
¡¡¡Amigos; que Jesús el divino Médico nos proteja hoy y siempre!!!
Fraterno abrazo del hermano y compañero en la Siembra Espírita Cristiana, Cesar Carneiro de Souza.

Enviado por Joao Cabral
Mensaje traducido por Isabel Porras-España.

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EL ESPIRITA EN EL MUNDO ACTUAL

La vida es igual al Sol que nace y se pone, obedeciendo a determinado espacio de tiempo, para volver a renacer. Nada muere, esta es nuestra alegría. Todo vivió, vive y vivirá siempre. Dios es la realidad cósmica, sin disfraces, y el  espíritu es el movimiento divino que nunca se detiene. El sufrimiento se da la mano con la ignorancia, que es un ropaje  que el tiempo cambia por otro, comprometiéndose cada vez más, con la Verdad.
La Tierra está pasando por un periodo crítico de crecimiento. Nuestro pequeño mundo, cerrado en concepciones mezquinas y obtusos y estrechos límites, madura para el infinito. Sus fronteras se  abren en todas direcciones. Estamos  en vísperas de una Nueva Tierra y un nuevo Cielo, según las expresiones del Apocalipsis. El Espiritismo vino para ayudar la Tierra en esa transición.
La mayor realidad sustentadora de la vida es el Amor. El Amor Dios presente en la Tierra, es el canal de la Vida, es la Verdades dividiéndose de acuerdo con nuestras necesidades. El deber del hombre es seguir a Dios  con fe y coraje y con la dinámica apropiada al crecimiento de todos los sentimientos que coinciden  con los preceptos mencionados por la Buena Nueva del Reino de Dios.
Dios nuestro Padre nos rodea de bendiciones,  las cuales nos hacen comprender  los medios para liberarnos de los enemigos, no solamente de aquellos que, por nuestra flaqueza, creemos que lo sean, sino que además, nos entrego a Jesús, para hacernos santos, para volvernos espíritus superiores, como ciudadanos universales, dignificando  la propia vida por el Amor y por la Gracia.  Sin embargo, sin luchar  con ciertos enemigos existentes  dentro de nosotros, se hace imposible alcanzar esa misericordia, esa felicidad. Tales demonios se llaman odio, venganza, envidia, celos, mal querer, estupidez, maledicencia, orgullo. Nuestro esfuerzo debe ser en el sentido de no hacer a los otros lo que no aceptamos para nosotros. Seremos redimidos, esto es propio de la justicia divina; con todo, esa redención tiene un precio bastante alto en el cambio de la ley: el esfuerzo propio. Fuera de eso, ¿Cómo liberarnos de la ignorancia? Dios derrama todo el bien sobre las criaturas de la Tierra. No obstante, cada uno asimila de acuerdo con su capacidad. ¿Él daría a unos más que a otros?  ¡No!... Nosotros somos  los que no soportamos bendiciones mayores de las que recibimos de las manos del Divino Donador.
Todas las cualidades están dentro de nosotros.  Las puertas  para el infinito se abren dentro del corazón, por medio de la lucidez racional. La facultad de ver no constituye  la ideal, sino la que nos muestra el cielo  y que nos vuelve Ángeles. La verdadera esperanza es la certeza absoluta  que sentimos dentro del alma. Esta es la mayor videncia de todos los tiempos.  La herencia a que estamos predestinados, por la misericordia del Señor, es la herencia divina, que la polilla no corroe, ni el tiempo consume, ni la herrumbre deshace. Es la herencia de la tranquilidad de conciencia, es la riqueza de la alegría, es la abundancia de la felicidad. Consiste en alimentar la fe , la confianza en las promesas del Evangelio y la lucha de cada uno contra su naturaleza inferior, venciendo las dificultades que ellas nos imponen, con eso lograríamos la paz en el corazón. Esa es la garantía de nuestra herencia en Cristo. Es la mayor realidad  que podemos alcanzar  en el mundo: conocernos a nosotros mismos  conociendo a Cristo, que vive fuera  y dentro  de cada uno.
Procuremos, pues, comprender  nuestra responsabilidad de espiritas, en todos los sectores de la vida contemporánea. No somos espiritas por acaso, ni porque precisamos  del auxilio de los Espíritus para la solución de nuestros problemas  terrenales. Somos espíritas  porque asumimos en la vida espiritual graves responsabilidades  para esta hora del mundo. Tenemos que ayudarnos a nosotros mismos, ampliando nuestra comprensión del  sentido  y de la naturaleza del Espiritismo, de su importante misión en la Tierra. Nuestro deber es ayudar al Espiritismo a cumplirla.
El mundo actual está lleno de conflictos. El crecimiento de la población, el desarrollo económico, el progreso científico,  el mejoramiento técnico y la profunda modificación de las concepciones  de la vida y del hombre,  nos coloca  delante  de una situación de asustadiza inestabilidad.  Sin embargo, el Espirita  no tiene el derecho de temer  y asustarse, ni huir de sus deberes entregándose  a los instintos. Su deber es uno solo: luchar por la implantación del Reino de Dios en la Tierra.
Pero nos preguntamos: ¿Cómo luchar, cual es el campo de batalla, que armas debe utilizar el espirita?  La lucha espirita es incesante. Sus frentes de batalla  comienzan en su propio interior y van hasta los límites del mundo exterior. Más para todo eso el espirita no está solo,  pues cuenta con el auxilio  constante  de los Espíritus del Señor, que presiden la propagación y el desarrollo del Espiritismo en la Tierra.
Una de las armas  de la que puede servirse el espirita más eficaz es la oración, así nos lo enseña Kardec, proclamó León Denis y acentuó Miguel Vives. La oración verdadera, que brota de nuestro interior,  como el agua transparente que brota de la fuente de las entrañas de la tierra. Ella nos calmará el corazón inquieto y nos aclarará los caminos del mundo. El espírita no puede poner en duda el valor de la oración, tan pregonado por el Espiritismo.
El espirita tiene que enfrentar el mundo actual con la confianza que el Espiritismo le da, esa confianza racional en Dios y en sus admirables leyes, que rigen las constelaciones atómicas en el seno  de la materia y las constelaciones astrales en el seno del espacio infinito.
El mundo actual es el campo de batalla del espirita. Más también su oficina, aquella oficina donde forja un mundo nuevo. Día a Día  debe batir el espirita  en la bigornia  del futuro. A cada día que pasa, un poco de trabajo habremos hecho. Somos los constructores de nuestro propio futuro, somos auxiliares de Dios en la construcción del futuro del mundo. Si el espírita , recula, si teme, si vacila, puede comprometer  la gran obra. Nada debe perturbar nuestro trabajo en las filas del Espiritismo, en la turbulenta más promisora oficina del mundo actual.
El espirita es el consciente constructor de una nueva forma de vida humana en la Tierra y de vida espiritual en el Espacio; nuestra responsabilidad es proporcional a nuestro conocimiento de la realidad, que la nueva Revelación nos dio; nuestro deber es afrontar las dificultades actuales y transformarlas en nuevas oportunidades de progreso, no puede ser olvidado un momento siquiera; debemos cumplir con nuestro deber.
Cristo nos dio vida, cuando estábamos muertos en la ignorancia y en el error, a través de la Doctrina espirita,  vino, por misericordia  de todas las instancias  de los cielos, para mostrarnos los caminos por los que deberíamos andar,  y, por encima de todo, para enseñarnos con habilidad  y mansedumbre, los preceptos liberadores, como  seguridad  para nuestra jornada evolutiva.  Hagamos pues nuestra parte, levantemos nuestra moral, ayudando así, al surgimiento de la conducta ajena que se encuentra vinculada a la nuestra, por sintonía que nuestro corazón plasmo y la lluvia mental irrigo con el paso de los tiempos.
Si nos unimos a Cristo, comenzando en el templo intimo de nuestro corazón y lo hacemos un sagrado recinto espiritual comulgando con El a todas horas, todos seremos salvos por esa avalancha doctrinaria, diseminada por Aquel  que era desde el principio, nuestro Señor Jesucristo… su presencia dentro de nosotros es realmente  motivada de gloria, pues fuera del amor  no habrá solución para el mundo, ni para la humanidad. El Evangelio es  Dios manifestándose en la Tierra, como fuerza divina; nadie lo destruirá. El propio tiempo y el progreso son medios grandiosos para conservarlo y engrandecerlo para la eternidad, porque él es la concentración de todas las leyes y de todos los profetas. Es la síntesis reunida por Amor, en la expresión de un testamento que todo rebaño  y que todas las generaciones  heredaran. Fue hecho por Dios, por las manos de Cristo.
Jesús nos invita  al gran festín  de las Bodas Celestiales. Preparémonos con ilusión, entusiasmo y alegría, es la gran fiesta en donde la Humanidad entera está invitada,  el único requisito para poder acceder a ella, es procurarse el traje para ese festín de Bodas.
Trabajo realizado por Merchita
Extraído del libro “Francisco de Asís”  de Juan Nunes Mata  y del libro: “El tesoro de los Espiritas” de Miguel Vives.