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martes, 25 de noviembre de 2014

Guías espirituales



   
LECCIONES PARA LA REFLEXIÓN          AMALIA DOMINGO SOLER


La Tierra que el Padre nos ha cedido para nuestra depuración podría hacernos felices, si todos, pobres y ricos, pensáramos cada día: ¿a qué he venido a la Tierra? Pero hemos faltado y faltáis a la ley. Las pasiones, el orgullo y la crueldad se han apoderado de la humanidad y en lugar de hacer un edén de este mundo que habitamos, lo hemos convertido en un infierno, y digo infierno porque en la Creación no hay otros infiernos que aquellos que los hijos rebeldes se crean, en donde sufren y en donde sufrimos, porque en lugar de la paz tenemos la guerra, y en vez de amaros no os podéis sufrir los unos a los otros, y gran parte de la humanidad vive como las fieras: gruñendo y despedazándose, y el resultado de tal proceder son lágrimas, sangre, horrores, crímenes, sufrimientos, castigos y turbaciones, por siglos y siglos”.

La Tierra es un hospital de generaciones enfermas que están pasando la convalecencia; sólo los Espíritus de buena intención son los que pueden conseguir con sus sanos consejos el alivio y regeneración de los enfermos.

Cuando nos entregamos al sueño y paseamos  en el otro lado de la vida, si nuestro Espíritu  no encontrará una mano amiga que le detuviera y no oyera  una voz  cariñosa que nos preguntara: ¿A dónde vas pobre desterrado? ¿Creéis que tendrías fuerza para reanimar su organismo y comenzar el trabajo de un nuevo día? No: el alma necesita amor como vuestras flores el rocío, como las aves sus alas; sin ese alimento esencialmente divino no puede vivir; y cuando sus culpas le obligan a carecer de familia, de hogar, de seres afines a él, y tiene que permanecer en una doble prisión, separado de sus semejantes, entonces su razón se oscurece.

El hombre es un ser sociable por excelencia, se siente atraído a formar familia, como que es miembro de la familia universal; recuerda su origen, y sin los lazos del amor, de la amistad, del parentesco, de la simpatía, no puede vivir, y como no puede vivir, por eso no falta quien le quiera, visible o invisible; por eso el desgraciado dice muchas veces: quisiera siempre estar durmiendo, porque durmiendo soy más feliz; entonces no me acuerdo de mis desventuras; y no es que no se acuerda, al contrario, las ve con más claridad; lo que tiene es que las ve acompañado de Espíritus amigos que le alientan y le fortifican y le ayudan a llevar el peso de su cruz.
“Todos los que os creéis desheredados en la Tierra tenéis vuestros tutores en el Espacio, quienes cuidan de vuestra herencia y os guardan vuestros tesoros para cuando seáis dignos de poseerlos.
“Hay algunos Espíritus tan depravados, hacen tan mal uso de su libre albedrío, que a éstos necesariamente les dura más tiempo la orfandad, porque rechazan con sus desmanes todo el amor y la tierna solicitud de las almas que quieren su bien.
“Es muy distinto ver las miserias de la Tierra a gran distancia a vivir en medio de ellas, y son muchos los Espíritus que sucumben en medio de sus rudas pruebas y de sus expiaciones.
“Nunca por muy criminal que veáis al hombre no le corrijáis  a través  de  la violencia, que harta desgracia tiene con la enormidad de sus delitos.
“¿Dónde hay mayor infortunio que en la criminalidad? ¿Qué infierno puede compararse con la interminable serie de penosísimas encarnaciones que tiene que sufrir el Espíritu rebelde inclinado al mal? En unas la locura, en otras la espantosa deformidad, en aquélla la miseria con todos sus horrores y sus vergonzosas humillaciones y otros sufrimientos que nos es imposible enumerar, porque para sumar todos los dolores que puede sentir el Espíritu no hay números bastantes en vuestras tablas aritméticas para formar el total; la imaginación se pierde cuando quiere sujetar a una cantidad fija el infinito de la vida que nos envuelve en absoluto.
“Después de esas encarnaciones horribles, vienen esas existencias lánguidas, tristes, solitarias, en las cuales la vida es una continua contrariedad; el Espíritu ya se inclina al bien, pero su amor no encuentra recompensa; almas, al parecer ingratas, miran con indiferencia los primeros pasos de aquel pobre enfermo que quiere amar y no encuentra en quien depositar su cariño, y hasta las flores se marchitan con su aliento antes de ofrecerle fragancia; esas existencias son dolorosísimas; expiación que sufre actualmente la mayoría de los terrenales, Espíritus de larga historia, sembrada de horrores y de crueldades. En ese período es cuando necesita el hombre conocer algo de su vida, porque ya tiene conocimiento suficiente para comprender las ventajas del bien y los perjuicios del mal.
 Las mesas danzaron y los demás muebles cambiaron de lugar. Y resonaron en distintos puntos de la Tierra las voces de los Espíritus, porque era necesario que comprendierais que no estabais solos en el mundo.
“Muchos suicidios ha evitado la Doctrina Espirita  y a muchas almas enfermas se les ha devuelto la salud.
“A un gran número de sabios orgullosos les ha demostrado que la ciencia humana es un grano de arena en comparación del infinito, de la ciencia universal; y una revolución inmensa llevaremos a cabo, porque ha llegado la hora del progreso para las generaciones de ese planeta.
“Comenzamos  a conocer la verdad que muchas veces rechazamos, porque la luz nos deslumbra, pero al fin nos habituaremos a ella, ensancharemos el círculo de nuestra familia terrenal y miraremos en los Espíritus miembros de nuestra familia universal.
“Seréis más compasivos con los criminales cuando sepáis que también lo habéis sido vosotros y que quizá mañana volveréis a caer; que al Espíritu apegado al mal le cuesta mucho decidirse al bien; es como el pequeño que da un paso y retrocede cinco, y anda repetidas veces un mismo camino; pues de igual modo hacemos nosotros y hemos hecho todos los Espíritus de la Creación, con la sola diferencia que unos tienen más decisión que otros y más valor para sufrir la pena que se han impuesto.
“Vosotros, los que buscáis en las comunicaciones saludable consejo y útil enseñanza, aprovechad las instrucciones de ultratumba siempre que éstas os marquen el sendero de la virtud y no halaguen vuestros vicios, ni patrocinen vuestras debilidades; desconfiad siempre de todo Espíritu que os prometa mundo de gloria en cuanto abandonéis la Tierra. Estudiad vuestra historia, miraos sin pasión, y os veréis pequeños, pequeñísimos, microscópicos, llenos de innumerables defectos: celosos, vengativos, envidiosos, avaros, muy amigos de vosotros mismos, pero de vuestro prójimo, no; y con una túnica tan manchada, no esperéis sentaros a la mesa de vuestro Padre, para lo cual precisáis cubriros con vestiduras luminosas y así poder penetrar en las moradas donde la vida está exenta de penalidades, sin que por esto los Espíritus dejen de entregarse al cultivo de las ciencias y al nobilísimo trabajo de la investigación, porque siempre tendrán las almas algo más que aprender.
“Nosotros venimos a demostraros que el alma nunca muere y que el hombre es el que a sí mismo se premia o se castiga; que las leyes de Dios, que son las que rigen la Naturaleza, son inmutables. Venimos a aconsejaros, a fortaleceros, a enseñaros a conocer la armonía universal, a contaros la historia de vuestros desaciertos de ayer, causa de vuestros infortunios de hoy; esta es la misión de los Espíritus cerca de vosotros; impulsaros al trabajo, al cultivo de vuestra razón, que es la que os ha de conducir al perfecto conocimiento de Dios. Cuando comprendáis que en la Creación todo es justo, entonces será cuando adoraréis a Dios en espíritu y verdad, entonces alabaréis su nombre con el hosanna prometido por las religiones, que aún no se ha cantado en la Tierra por la raza humana; las aves son las únicas que lo entonan cuando saludan al astro del día en su espléndida aparición.
“Recordad siempre que no hay gemido sin historia, ni buena acción sin recompensa; trabajad en vuestro progreso, y cuando encontréis uno de esos desgraciados, como el Espíritu que ha dado origen a nuestra comunicación, compadecedle, porque tras de aquel sufrimiento tan horrible le esperan por razón natural muchas existencias dolorosísimas en las cuales la soledad será su patrimonio, y aunque como os he dicho antes, el Espíritu nunca está solo, al alma enferma le sucede lo que al hombre cuando sale de una enfermedad gravísima, que en la convalecencia está tan delicado, tan impertinente, tan caprichoso, tan exigente, que toda su familia tiene que mimarlo, acariciarlo y prestarle los más tiernos cuidados; y esto mismo exigen los Espíritus cuando salen del caos de los desaciertos y comienzan su rehabilitación; entonces quieren el amor de la familia, la simpatía de los amigos, la consideración social, y como no han ganado lo que desean, como no lo merecen, no lo tienen; y aunque no les falte un Ser que les quiera y les compadezca, eso no es bastante para ellos; quieren más, y corren anhelantes tras un fantasma que los hombres llaman felicidad, y como el judío errante de la leyenda cruzan ese mundo sin encontrar una tienda hospitalaria donde reposar.
“La mayoría de los Seres encarnados en la Tierra sois enfermos convalecientes, y sólo en los Espíritus encontraréis los médicos del alma que calmarán vuestra sed devoradora.
“Estáis cansados y fatigados, tenéis hambre, tenéis frío; reposad un momento, vuestros amigos de ultratumba quieren hacer menos penosa vuestra jornada, demostrándoos con hechos innegables que en la vida infinita todo es justo”.
Lo que es nosotros, hemos debido al estudio del Espiritismo los goces más puros de nuestra vida; hemos adquirido una profunda resignación y un íntimo convencimiento de que nadie tiene más de lo que se merece; esta certidumbre es la verdadera, la única felicidad que puede tener el Espíritu en medio de su expiación.
Nosotros, estudiando la Naturaleza, leyendo en ese libro que nunca tendrá fin, admirando la exactitud matemática que tienen sus leyes, trabajamos cuanto nos es posible en nuestro progreso, y cuando la soledad nos abruma, cuando el desaliento nos domina, miramos al cielo, vemos en él los resplandores de la eterna vida y decimos: ¡En la Creación todo es justo!
Extraído del libro de Amalia Domingo Soler “Hechos que prueban”   
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 ENSEÑANZAS FUNDAMENTALES DEL ESPIRITISMO
1-Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas. Es etermo, inmutable, inmaterial, único, omnipotente, soberanamente justo y bueno.

2-El Universo ha sido creado por Dios. Abarca todos los seres racionales e irracionales, animados e inanimados, materiales e inmateriales.

3-Más allá del mundo corporal, morada de los Espíritus encarnados, que son los hombres, existe el mundo espiritual, morada de los Espíritus no encarnados.

4-En el Universo existen otros mundos habitados por seres de diferentes grados evolutivos: iguales, más evolucionados y menos que los hombres.

    
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Richard Simonetti
             Guias espirituales


1 -¿Todas las reuniones mediúmnicas cuentan con dirigentes espirituales?

Sí, si son organizadas bajo la orientación espírita, considerados los propósitos de edificación y aprendizaje que deben caracterizarlas.

2 - Si esos cuidados no existen, si tenemos mera curiosidad o interés, ¿no hay presencia de los mentores?
Incluso pueden manifestarse, pero no serán Espíritus evolucionados, en condiciones de conducir con eficiencia la reunión. Ellos tienen asuntos más importantes que tratar.

3 - El factor determinante, entonces, ¿es la motivación del grupo?

Exactamente. No tan sólo la condición de los mentores, sino también, de los Espíritus que serán adoctrinados. Cuando era adolescente, frecuenté reuniones de un grupo empeñado en desenmascarar mistificadores, por mero diletantismo, sin propósitos edificantes. Ningún mentor de condición más elevada comparecía. Fue una pérdida de tiempo, y si pretendiese alertar al grupo, corría el riesgo de ser recibido como un mistificador más.

4 - ¿Puede un grupo estar orientado por Espíritus obsesores?

Sí, si está organizado en función de meros intereses. Médiums que acostumbran dar consultas mediante pagos, comercializando su don, son frecuentemente obsesados. No es raro que transmitan orientaciones que, de supuestos guías espirituales, son de los propios obsesores de los consultantes, engañándolos. 

5 - ¿Qué decir de los grupos mediúmnicos en que todos los médiums deben recibir a su guía?

Favorecen el animismo. Los guías tienen asuntos más importantes. No se limitarían a un simple hola, declinando su condición o un supuesto quedar «al lado del instrumento».

6 - Si los grupos mediúmnicos están orientados por mentores espirituales, ¿no sería interesante tener su palabra?

Sin duda, desde que hayan médiums en condiciones de recibir su manifestación, lo que exige experiencia, estudio, disciplina, a lo largo del tiempo. Principalmente los grupos iniciantes no deben preocuparse con ello, dejando que ocurra de forma natural, en la medida en que los médiums estén preparados.

7 - Hay grupos en que los médiums reciben la manifestación de sus guías, al final, para «limpieza psíquica». ¿Es una práctica saludable?

¿Y si el guía no se manifiesta, el médium quedará impuro? Es otro condicionamiento a evitar. Después de la reunión los médiums deben estar muy bien, conscientes del deber cumplido, sintiéndose saludables y en paz.

8 - ¿Cómo podemos tener la certeza de que el Espíritu que se manifiesta, diciendo ser un orientador, está hablando la verdad?

Aquí tenemos que aplicar la sabia orientación de Kardec: es preciso analizar el contenido, observando el lenguaje, la forma, la intención, partiendo del principio elemental de que los Espíritus superiores sólo hablan de lo que es edificante, palabra clara, objetiva, esclarecedora. 

Richard Simonetti
(Mediumnidad, todo lo que necesitas saber).


                   
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                           ANTAGONISTAS

El adversario en quien buscas encontrar un modelo de perversidad, tal vez solo sea un enfermo neesitado de comprensión.
Reconozcamos de hecho, que muchas veces, la persona nos parece indigna, simplemente por no adoptar nuestros puntos de vista.

Nunca desprecies al oponente, por más insignificante que parezca.
Respetemos al enemigo, porque es posible que sea portador de verdades que aún desconocemos, incluso en relación a nosotros.

Si alguien te hirió, perdona inmediatamente, frustrando el mal antes de que nazca.
La crítica de los demás solo podrá traerte el perjuicio que tu consientas.

La mejor manera de aprender a disculpar los errores ajenos, es reconocer que también somos humanos, capaces de errar aun más desastrosamente que los otros.
El adversario, antes que nada, debe ser tenido por hermano que se caracteriza por opiniones diferentes a las nuestras.

Deje que los demás vivan su propia vida y ellos te dejarán vivir la existencia que tu mismo elijas.
Cuanto más avanza la ciencia médica, más comprende que el odio en forma de venganza, condenación, resentimiento, envidia u hostilidad, está en la raíz de numerosas dolencias y que el único remedio eficaz contra semejante calamidad del alma, es el específico del perdón como vehículo del amor.



(André Luiz, de "Señal Verde", de Francisco Cândido Xavier, CEC)