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viernes, 29 de junio de 2012

La mayor Fe


    


 Fe razonada: ¡según Jesús, la mayor fe!


Jesús, después de escuchar al Centurión (Mt, VIII, 5-13), ¡afirmó que jamás había visto tamaña fe en todo Israel! Un estudio mostró claramente que la fe del Centurión fue una fe raciocinada.

Uno de los principios básicos del Espiritismo es la fe razonada. El capítulo XIX del Evangelio Según el Espiritismo está enteramente dedicado al estudio de la fe. Kardec, primero, analiza el poder de la fe para remover las más difíciles montañas morales que impiden el progreso de la humanidad. Las características de la fe son también analizadas. “La fe sincera y verdadera es siempre calmada” dice Kardec en el ítem 3 del referido capítulo, mostrando que “la calma en la lucha es siempre una señal de fuerza y de confianza” y que la violencia  denota la flaqueza e inseguridad de aquel que así procede para resolver sus problemas.

Kardec analiza, también, el poder de la fe en la acción magnética de los fluidos sobre la materia. El dice que “aquel que une a un gran poder fluídico una ardiente fe, puede, solo por la fuerza de la voluntad dirigida para el bien, operar estos singulares fenómenos de cura y otros, considerados antiguamente como prodigios, pero que no pasan de ser el efecto de una ley natural”. Es por esta razón que los discípulos de Jesús no pudieron curar al niño lunático en el pasaje de Mateo, cap. XVII, vv. 14 a 20.

 Seguidamente, Kardec analiza la fe religiosa y presenta la condición de la fe inalterable.
La fe puede ser ciega o razonada. En el primer caso, esta nada examina y acepta sin control de lo falso y de lo verdadero. La fe que tiene la verdad por base es la única que puede resistir  las transformaciones debido al progreso del conocimiento. De esta forma, Kardec presenta la condición de la fe inalterable: “"Sólo es inalterable aquella fe que pueda mirar frente a frente a la razón, en todas las edades de la Humanidad ".” (Ítem 7, cap. XIX, Evangelio Segundo o Espiritismo1).

Kardec no se queda solo en el análisis del asunto. Además ejemplifica el ejercicio de la fe razonada al preparar, por ejemplo, el contenido del capítulo XXIII del Evangelio Según el Espiritismo, Moral Extraña, en donde  analiza algunos pasajes en que Jesús hace afirmaciones que al pie de la letra son contrarias al mensaje de amor contenido en el Evangelio. En vez de aceptar sin cuestionar el contenido de estos pasajes, Kardec los analiza bajo la luz de la razón y del buen sentido, retirando de ellos lecciones preciosas para todos nosotros.

Uno de los pasajes evangélicos de gran significado es aquel conocido como “Jesús y el Centurión”. Caibar Schutel(2) analiza este pasaje señalando valiosísimas enseñanzas sobre la humildad y la fe. En resumen, en este pasaje, Jesús es interpelado por un Centurión al entrar en Cafarnaum: “Señor,  mi criado reside en mi casa paralítico (...)”(3). Jesús, le responde: “Yo iré a curarlo”3. Entonces el Centurión, mostrando sus enormes conquistas en el  terreno de la  humildad, exclamó que no se sentía digno de recibir Jesús en su casa, pero añade:  “di solamente una palabra y mi criado  quedará  sano.”3. El  punto que nos interesa en esta materia viene de las siguientes palabras del Centurión proferidas después de las que acabamos de citar: “Porque también soy hombre sujeto à la autoridad y tengo soldados à mis ordenes, y digo a uno: vete allí, y el va; a otro: ven aquí, y el viene; a mi siervo: haz esto, y el lo hace.” (Destaque en negrito hecho por nosotros). Caibar Schutel sintetiza: “(...) fue esta la Fe , engrandecida por los conocimientos, purificada por la humildad, santificada por la plegaria en la persona del centurión, que el Maestro justificó, diciendo: ‘En verdad os digo que ni  siquiera en Israel encontré tamaña fe!’ ”.

Schutel destacó el hecho de que la fe del Centurión estaba “engrandecida por los conocimientos” como uno de los factores para la exclamación de Jesús delante él. Deseamos destacar que esto solamente significa que el Centurión usó aquello que llamamos de fe razonada.

Jesús reconocía que el Centurión era una persona buena y que el siervo enfermo, ciertamente, merecía la cura de su molestia. Por esto afirmó que iría a curar al enfermo. Pero, el Centurión dice que en vez de ir a su casa, bastaba con que Jesús dijese una palabra para que su siervo quedase curado. Y para mostrar que entendía como esto era posible el Centurión expone un razonamiento, una analogía. Así como él, una autoridad militar, tenía soldados y siervos bajo sus órdenes, Jesús, una autoridad moral, también tenia Espíritus que cumplían sus determinaciones.
¿Qué es esto sino un simple, pero legítimo razonamiento?

Después del razonamiento del Centurión, Jesús demostró enfáticamente su aprobación y apoyo a esta manifestación de fe al decir que nunca había visto tamaña fe en todo Israel!

Este pasaje evangélico es muy simple y no tiene sentido figurado. Tanto el Centurión en su razonamiento, como Jesús en su exclamación, fueran muy claros. La mayor fe de Israel no era la de los discípulos que convivían con Jesús, sino la de un  hombre que supo aliar la pureza de sus sentimientos con la simplicidad de la razón y del buen sentido.

El análisis  de Caibar Schutel de toda este pasaje evangélico es muy instructivo y merece ser leído  y estudiado por todos. No tengamos ningún recelo al  afirmar que Jesús aprobó la fe razonada. No fue por casualidad que los Espíritus superiores enseñaran que la verdadera fe posee  la comprensión de las cosas y es la única capaz de sobrevivir al progreso de la razón en cualquier época de la humanidad.

Alexandre Fontes da Fonseca


Tu actitud es todo en la vida.
Alégrate cada mañana; dale gracias a Dios por el nuevo día.
Ríete de ti mismo. Aceptate.
Sé bondadoso y amable con los demás.
Sonríeles, porque cada persona que te encuentres tiene sus problemas 
y tu sonrisa lo ayudará.
La vida no es esperar a que la tormenta pase,
Es aprender a bailar bajo la lluvia
( Autor desconocido )





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jueves, 28 de junio de 2012

Influencia espiritual







    Los espíritus ejercen influencias sobre los seres humanos. Naturalmente, esas acciones son relativas, no llegando a comprometer el libre albedrío de cada uno.

Allan Kardec en El Libro de los Espíritus ítem 459, pregunta: “¿Influyen los Espíritus en nuestros pensamientos y acciones?”. Y la respuesta dice: “Bajo este aspecto su influencia es mayor de lo que creéis; porque a menudo son ellos quienes os dirigen”. Esta afirmación no puede justificar las acciones agresivas perpetradas por personas, que juzgan ampararse en la influencia de los espíritus, para disculparse de sus faltas. La influencia de los espíritus es, en la mayoría de las veces, benéfica, como el se deja traslucir en el libro El Cielo y el Infierno en el apartado del Código Penal para las penas futuras, ítem 20: “Todos tienen su ángel guardián que vela por ellos, que espía los movimientos de su alma y se esfuerza en suscitar en ellos buenos pensamientos, y el deseo de progresar y de reparar en una nueva existencia el mal que han hecho. Sin embargo, el guía protector obra lo más a menudo de una manera oculta, sin ejercer ninguna presión”. De esa manera, para que se efectúe cierta influencia espiritual, es necesario que haya aceptación implícita de la persona, a través de la identificación vibratoria de los pensamientos de las dos partes, como se puede deducir de la afirmación de Allan Kardec, en el libro El Cielo y el Infierno en el apartado del Código Penal para las penas futuras, ítem 19: “El Espíritu tiene siempre el libre albedrío”. Y eso le facilita la libertad de dirigir su propia vida. La influencia extraña puede ocurrir, igualmente, entre los seres humanos, a través de la actuación de los pensamientos de otras personas, cuando encuentran el ambiente mental de la misma sintonía vibratoria. Para apartar la influencia malhechora, de espíritus poco evolucionados o de los seres humanos, las personas deben mantenerse vigilantes, bajo la protección de la oración, como recomienda Jesús: “vigilad y orad, para que no entréis en tentación” (Mt 26, 41).

La oración, impregnada de pensamientos positivos forma alrededor de los seres humanos un campo vibratorio de fuerzas creadoras del bien, capaz de apartar las influencias negativas y sintonizar con las energías positivas tanto de los seres encarnados como de los desencarnados, que se identifican por la semejanza de propósitos.

Extraído del libro
ENFERMEDADES DEL ALMA




Todos nosotros en todo, dependemos de Dios pero los empresarios de nuestro éxito, en cualquier ocasión, seremos siempre nosotros mismos.
- Regina de Souza-


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miércoles, 27 de junio de 2012

Las evocaciones (2)



( continuación del anterior...)


El grado de inferioridad o superioridad, de los espíritus indica, el tono que conviene tener con ellos. Cuanto más elevados están, más derecho tienen a nuestro respeto, a nuestra consideración y a nuestra sumisión. Y nuestro respeto solo ha de ser dirigido a su superioridad moral. La elevación moral les impide valorar las adulaciones y no es por las palabras, que podemos obtener su benevolencia, sino por la sinceridad de nuestros sentimientos. Un buen pensamiento les es más agradable que los honores más laudables; si no fuera así, no estarían más elevados que la humanidad.
En cuanto a los Espíritus inferiores su carácter nos traza el lenguaje que conviene  tener con ellos. Muchos aunque, inofensivos e incluso benévolos, son ligeros y atolondrados; tratarles de la misma forma que a los Espíritus formales; seria igual que si nos inclinásemos delante de un aprendiz o un asno con el collar de doctor. Un tono familiar es el más adecuado para ellos.
Entre los Espíritus inferiores los hay que son infelices. Cualquiera que sean las pruebas que expían, sus sufrimientos son títulos tanto más grandes para nuestra conmiseración, pues ninguna persona puede olvidarse de las palabras de Jesús: “Qué el que esté sin pecados tire la primera piedra”. La benevolencia que se tiene para con ellos es un consuelo; a falta de simpatía, deben encontrar la indulgencia que se quiere para si mismo.
Los Espíritus que demuestran en su lenguaje, cinismo, mentiras, bajeza de sentimientos, sus consejos suelen interesar menos que su arrepentimiento; al menos la piedad que se concede a los criminales es la que hay que mostrarles y es el medio de reducirles al silencio y el manifestarse superior a ellos. Ellos se dedican sobre todo a las personas que ellos creen que nada tienen que temer; porque los Espíritus perversos reconocen a sus señores en los hombres de bien como en los Espíritus Superiores.
En resumen  es irreverente  tratar de igual a igual a los Espíritus Superiores; como ridículo el tener una misma deferencia para todos sin excepción. Hay que tener veneración para quienes la merecen, reconocimiento para los que nos protegen y asisten; para toda la otra benevolencia pues más tarde puede ser que la necesitemos nosotros.
Penetrando en el mundo incorpóreo, aprendemos el modo de conocerlo y este conocimiento debe arreglar las relaciones con aquellos que lo habitan. Los antiguos, en su ignorancia; les levantaron altares; hoy en dia el hombre sabe que solo son criaturas más o menos perfectas y no levantan altares sino a Dios.
Los Espíritus superiores cuando son evocados al igual que los grandes personajes de la antigüedad, dan comunicaciones preciosas llenas de enseñanza. Estos Espíritus por su perfección abrazan una esfera de ideas más extensa, penetran los misterios que están fuera del alcance vulgar de la humanidad y por lo tanto inician mejor al hombre que los otros en ciertas cosas.
Esto no quiere decir que de los espíritus menos elevados sus comunicaciones sean inútiles; el observador saca de ellas  más de una instrucción. Para conocer las costumbres de un pueblo es necesario estudiar todos los grados de la escala. El que solo lo ve bajo una faz, lo conoce mal. La historia de un pueblo no es la de los reyes y personajes sociales; para conocerle es preciso verle en la vida intima, en sus costumbres privadas.
LOS Espíritus superiores son los personajes del mundo de los Espíritus; su elevación los coloca por encima del hombre, hasta el punto de estar tan separados de nosotros que la distancia nos asustaría.
Los Espíritus más burgueses hacen más palpable las circunstancias de su nueva existencia. Entre ellos el lazo de la vida corporal con la vida del espíritu es más íntimo, la comprendemos mejor porque nos toca más de cerca. Sabiendo por ellos mismos lo que son, lo que piensan lo que experimentan los hombres de todas las condiciones y de todos los caracteres, los hombres de bien como los viciosos, los grandes como los pequeños, los felices y los infelices y los infieles del siglo, en una palabra, los hombres que han vivido entre nosotros, que vimos y conocimos, cuya vida real sabemos, sus extravagancias y virtudes, comprendemos sus goces y sus sufrimientos, nos asociamos a ellos y sacamos una enseñanza moral tanto más provechosa cuanto más intimas son las relaciones entre ellos y nosotros. Es más fácil ponerse en el lugar de aquel que a sido igual que nosotros, que no en el de aquel que solo vemos a través de la ilusión de una gloria celeste. Los Espíritus vulgares enseñan la aplicación práctica de las grandes y sublimes verdades cuya teoría nos enseñan los Espíritus superiores.
La evocación de los Espíritus vulgares, tiene además, la ventaja de ponernos en relación con los Espíritus que sufren, a los cuales podemos aliviar y facilitar su adelantamiento por medio de consejos útiles. Instruyéndose el hombre se hace útil, pues si solo busca su satisfacción hay egoísmo en la conversación con los Espíritus, desdeñando tenderles una mano demuestra el hombre su orgullo. De nada sirve tener buenas recomendaciones de los Espíritus de importancia, si no nos hacemos mejores, más caritativos y más benévolos para nuestros hermanos del mundo espiritual y corporal. ¿Pues que seria de los enfermos  si los médicos rehusasen tocar sus heridas?
El Espíritu, en el espacio, es como un viajero en medio de un vasto campo, que oyendo de repente pronunciar su nombre, se vuelve del lado que lo llaman.
El Espíritu evocado puede rehusar acudir, a la llamada, pues si no fuera así ¿Dónde estaría su libre albedrío? Esto referente a la llamada del evocador, porque un Espíritu inferior puede ser obligado a acudir por un Espíritu superior.
Cuando son evocados muchos Espíritus en una reunión donde solo hay un médium, uno de ellos contesta por todos y manifiesta el pensamiento colectivo.
Al igual que el mismo Espíritu podría comunicarse a la vez por dos Mediums diferentes, estando en la sesión, incluso en idiomas diferentes, con respuestas idénticas en el sentido, algunas pueden ser la traducción literal de la otra.
Dos Espíritus evocados simultáneamente por dos Mediums pueden establecer entre ellos una conversación, ellos no necesitan esta especie de comunicación pues se leen el pensamiento recíprocamente, ellos se prestan para la instrucción del hombre. En el caso de Espíritus inferiores, como están imbuidos de pasiones terrestres y de ideas corporales, pueden llegar a discutir y lanzarse palabras groseras, incluso se echan en cara sus faltas, y si es a través de la escritura se tiren los lápices. Si el Espíritu es elevado, cuando es evocado en sitios diferentes, puede contestar simultáneamente a las varias preguntas. Pues el pensamiento del Espíritu es como una chispa que proyecta a lo lejos su claridad y puede ser percibida en todos los puntos del horizonte. Cuanto más puro es el Espíritu, más irradia su pensamiento y se hace más extensivo como la luz. Los Espíritus inferiores son demasiado materiales; no pueden contestar sino a una sola persona y si se les llama en otra parte tampoco pueden ir.
El Espíritu  Superior, llamado a un mismo tiempo en dos puntos diferentes, responderá las dos evocaciones si son tan formales y fervientes uno como los otros; en el caso contrario, dará preferencia a la más formal.
Se puede evocar a los Espíritus puros, pero, rara vez se comunican, sólo lo hacen a los corazones puros y sinceros, y no a los orgullosos y egoístas, es meneste3r desconfiar de los Espíritus inferiores que toman esta cualidad para darse más importancia a los ojos de los hombres.
Los hombres juzgan a los Espíritus como ellos, y es un error; después de la muerte del cuerpo, las categorías terrestres no existen; no hay más distinción entre ellos que la bondad, y los que son buenos son por todas partes donde se puede hacer el bien. En el mismo momento de la muerte, puede evocarse al Espíritu pero como está aun en turbación, responde imperfectamente.
Siendo muy variable la duración de la turbación, no puede haber plazo para hacer la evocación a un Espíritu en el instante de su muerte, sin embargo es muy raro, que al cabo de ocho días el Espíritu no se reconozca bastante para poder responder, algunas veces a los dos días o tres, después de la muerte suelen responder; en todos los casos se puede ensayar al respecto. La evocación en el instante de la muerte es más penosa para el Espíritu, es algunas veces como salir del sueño antes de despertar completamente. Sin embargo hay algunos que no son contrariados y aun les ayuda incluso a salir de la turbación.
En el caso de la muerte de un niño, se suele pensar que por su corta edad y no tener conciencia de sí mismo, su Espíritu no puede responder con conocimiento de causa, y esto no es así. El alma de un niño es un Espíritu envuelto en los lazos de la materia; pero separado de ella, goza de las facultades del Espíritu, porque los Espíritus no tienen edad, lo que prueba que el Espíritu del niño ha vivido ya. Sin embargo, hasta que esté completamente desprendido, puede conservar en su lenguaje algunos trazos del carácter de la infancia.
En el caso de los locos, la influencia corporal que se hace sentir en el Espíritu que muere en estado de locura es muy es muy semejante a la del niño. El Espíritu del loco, por sí mismo no es loco, pero sabemos que ciertos Espíritus creen durante largo tiempo estar aun en el mundo; no es extraño, que en el caso del loco el Espíritu se resienta aun de las trabas que durante la vida se oponían a su libre manifestación, hasta que esté completamente desprendido. Este efecto sería según las causas de la locura, porque hay locos que recobran toda la lucidez de sus ideas inmediatamente después de su muerte. La evocación a los animales no es posible, después de la muerte del animal, el principio inteligente que estaba en él, está en un estado latente; al momento es utilizado por ciertos Espíritus encargados de este cuidado para animar nuevos seres, en los cuales continua la obra de elaboración. De este modo el mundo de los Espíritus no hay Espíritus de animales errantes, sino únicamente Espíritus humanos.
Cuando se afirma que en la evocación de un animal se ha obtenido respuesta; es un error creer que ha sido el animal, siempre son Espíritus que se prestan a tomar la palabra para todo. Los Espíritus ligeros se aprovechan siempre de la inexperiencia de los que preguntan; pero se guardan de dirigirse a aquellos que saben que son ilustrados y descubren sus imposturas y que no creen en sus cuentos. Lo mismo sucede entre los hombres.
Los Espíritus encarnados también pueden ser evocados, en sus momentos de libertad se pueden presentar, sin ser evocados; esto depende de su simpatía por las personas por las cuales se comunica.
La libertad del Espíritu de un ser vivo es cuando está dormido, es cuando el Espíritu es libre.
El cuerpo de un Espíritu nunca puede despertarse mientras el Espíritu esté ausente. El Espíritu de un cuerpo vivo nunca está completamente separado; a cualquier distancia que se transporte, está unido a él por un lazo fluídico que sirve para llamarle cuando es necesario; este lazo no se rompe sino con la muerte.
Mediums videntes han percibido muy a menudo este lazo fluidico. Es una especie de rastro fosforescente que se prende en el espacio y en la dirección del cuerpo. Ciertos Espíritus han dicho que en esto se reconocen aquellos que pertenecen al mundo corporal.
Si durante el sueño y en ausencia del Espíritu, el cuerpo fuese herido mortalmente, el Espíritu sería advertido y volvería a entrar antes que la muerte se consumase. Nunca el cuerpo podría morir en la ausencia del Espíritu; esto sería contrario a la ley que rige la unión del alma y del cuerpo. Aunque fuera golpeado súbitamente y de improviso, el Espíritu sería avisado antes que se diera el golpe mortal.
El Espíritu evocado de una persona dormida, no es tan libre de comunicarse como el de una persona muerta, su materia influye siempre poca o mucha. Incluso el Espíritu puede hallarse en otro lugar, y no acude a la evocación, y sobre todo, si es hecha por alguien que no le interesa.
 Es muy difícil el evocar el Espíritu de una persona despierta, no es absolutamente imposible, porque si la evocación llega, puede suceder que la persona se duerma; pero el Espíritu no puede comunicarse, como Espíritu, sino en los momentos en que su presencia no es necesaria para la actividad inteligente del cuerpo.
La experiencia nos prueba que la evocación hecha durante el estado de vela puede provocar el sueño, o al menos una observación vecina del sueño, pero este efecto no puede tener lugar sino por una voluntad muy enérgica y si existen lazos de simpatía entre las dos personas; de otra manera la evocación no tiene resultado. Al igual que la evocación puede provocar el sueño, si el momento es inoportuno, y no queriendo dormir, la persona opondrá resistencia, y si sucumbe su Espíritu estará turbado y difícilmente responderá. Resulta de esto que el momento más favorable para evocar a una persona viva es en su sueño natural, porque siendo esta libre, su Espíritu puede venir al que le llama de la misma manera que podría ir a otra parte.
Cuando la evocación se hace con el consentimiento de la persona y ésta se esfuerza en dormirse para ese objetivo, puede suceder que esta preocupación retarde el sueño y turbe su Espíritu; por esto el sueño no forzado es el preferido.
La persona evocada la mayoría de las veces no tiene conciencia  de ello y al despertar muchas veces hemos sido evocadas sin saberlo. Solo el Espíritu lo sabe y puede algunas veces conservar una vaga impresión como de un sueño.
Cuando se es un Espíritu inferior se nos puede evocar, en otras existencias hemos podido ser una persona conocida en este mundo y en otros, igualmente nuestros parientes y amigos. Supongamos que un Espíritu aya sido en otra existencia padre de otra persona; pues bien; cuando esta persona evoque a su padre, será el espíritu de este ser el que será evocado y responderá. Lo que quiere decir que al igual que nos pueden evocar seres de esta existencia actual, podemos ser evocados por seres de otras existencias pero que responderá al mismo Espíritu.
Las ideas de una persona se pueden modificar algunas veces en estado de vela, obrando sobre su Espíritu durante el sueño; el Espíritu no está ya unido a la materia por los lazos íntimos; por esto es más accesible a las impresiones morales, y estas impresiones pueden influir sobre su manera de ver en el estado ordinario. Desgraciadamente sucede muy a menudo que al despertarse, la naturaleza corporal le conduce a hacerle olvidar las buenas resoluciones que haya podido tomar
Las personas vivas al ser evocadas tienen sus facultades de Espíritu y por consiguiente su libre albedrío, y como tiene más perspicacia, es también más circunspecto que citando está despierto.
Una persona viva, cuando es evocada, nunca puede ser obligada a decir lo que quiere callar, pero puede ser que como Espíritu de menos importancia a ciertas cosas que en el estado ordinario; su conciencia puede hablar con más libertad. Si no quiere hablar, podrá siempre evadirse de las impertinencias marchándose, porque no puede detenerse a su Espíritu como se retiene a su cuerpo.
Es fácil que cuando se evoca a una persona viva, sobre todo cuando la intención del evocador no sea pura, que un Espíritu mentiroso tome su lugar.
Se debe evocar a las personas vivas solo para obtener un estudio psicológico; debiendo abstenerse siempre que no podamos tener de ello un resultado instructivo.
Pues siempre pueden tener inconvenientes, y tener peligro, todo depende de la posición de la persona evocada, pues si está enferma puede aumentar sus sufrimientos.
Las personas vivas que pueden tener más inconvenientes al ser evocadas suelen ser: los niños de corta edad, las personas gravemente enfermas, los ancianos achacosos, en una palabra, todos los que tienen el cuerpo debilitado.
El cuerpo de la persona evocada sufre las consecuencias de lo que pasa en su Espíritu pues para hacernos una idea, supongamos que nuestro espíritu es como un globo atado a un poste que es nuestro cuerpo, nuestro cuerpo sufre las sacudidas del globo.
Dos personas evocándose recíprocamente pueden transmitir sus pensamientos y establecer una correspondencia, esta telegrafía humana un dia será el medio universal de correspondencia.
Ya sucede hoy en dia, pero no por todo el mundo; es menester que los hombres se depuren para que su Espíritu se desprenda de la materia, y esta es también una razón para hacer la evocación en nombre de Dios. Hasta entonces está circunscrito a las almas elegidas y desmaterializadas, que se encuentran raramente en el estado actual de los habitantes de la Tierra.
Considerando la propia situación frente a las enseñanzas del Espiritismo cristiano, examinar como se actúa, como se vive y que se pretende, es medida reflexiva que no debe faltar en ningún seguidor.
Si en verdad eres del grupo que vive caminando para la Vida, no te detenga en el charco de las lamentaciones ni te pares en el pozo oscuro de la rebeldía; quiebra  las cadenas que te unen al error, aprovecha la preciosa gema de la oportunidad y tórnate actuante instrumento de esos muertos diligentes en quienes crees y quien amas, de quienes te habla el mensaje ESPIRITA, ofreciendo la contribución valiosa de tu esfuerzo para que, también tú, después de la muerte, seas uno de esos incansables muertos.
Todas las civilizaciones de la Antigüedad oriental expresaban culto de respeto  y de cariño a los antepasados y a los muertos. Las pirámides de Egipto nos presentan el significado de lo que rodeaba a los exequias fúnebres, inscriptos en las piedras o registrados en las paginas del “Libro de los Muertos”
Kardec, trabajando con la Codificación
Con Jesús, las consideraciones  a los desencarnados perdieron toda y cualquier significación, ocupando estos el lugar que les es propio, en la condición de espíritus inmortales. Y atestiguando la configuración inmortalista de ellos, varias veces el Rabí los atendió, manteniendo expresivo intercambio fraterno de esclarecimiento y socorro,
El Espiritismo, a su vez, vino a ofrecer el testimonio elocuente de la inmortalidad, brindando experiencias valiosas para la dignificación del hombre a la luz de las enseñanzas sorbidas en la boca de los inmortales.
…Y la muerte no significa más que vehículo para los horizontes sin fin de la verdadera vida.
Entre tanto, es necesario considerar que hay  muertos y muertos.
No todos los que viven en la carne son vivos, ni tampoco los considerados muertos son muertos.
Algunos viven, es cierto, pero pocos están vivos para la vida…

“La instrucción espiritista no comprende solo la enseñanza moral dada por los Espíritus, sino también el estudio de los Hechos; a ella incumbe la teoría de todos los fenómenos, la investigación de las causas y, como consecuencia, la confirmación de lo que es posible y de lo que no lo es; en una palabra, la observación de todo aquello que puede hacer avanzar la ciencia.”

En cualquier circunstancia se torna necesario e inevitable buscar en Jesucristo la Fuente de Equilibrio en la cual se saciará el alma sedienta de estabilidad y de paz.

Con mucho amor y cariño de Merchita



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martes, 26 de junio de 2012

Las evocaciones ( 1 )





La siembra mediumnica es un extenso y expresivo campo a ser trabajado que exige cuidados especiales y una esmerada dedicación. Las dificultades y las decepciones que se encuentran en su práctica tienen su origen en la ignorancia de los principios de esta ciencia.
Para el intercambio mediumnico no basta solo, con colocar las manos sobre la mesa para hacerla girar, tener un lápiz para escribir, ni llamar a un espíritu para que este acuda.
Aunque todos tengamos en si las cualidades para ser médium, estas en grado suelen ser muy diferentes en los seres, su desarrollo proviene de causas que no dependen de la persona hacerlas nacer a voluntad. Las reglas de la pintura, de la música, no hacen poetas, ni músicos a aquellos que no tienen el genio. En lo referente a la mediumnidad si la facultad existe, el objeto del espiritismo es el de indicar los medios para desenvolverla, y el de dirigir su empleo de una manera útil.
Son muchos los obstáculos a vencer, pues existen siempre descuidos e imprudencias, problemas de filtración psíquica y principalmente, las delicadas situaciones relacionadas con la identidad de los espíritus.
La mediumnidad exige esfuerzo, conocimiento, realización, perseverancia, a fin de obtener resultados óptimos.
Cuanto mayor sea el progreso del médium, más amplitud de registro de captación, tendrá, interesando a los espíritus Superiores el intercambio, para el que ofrece en forma espontánea.
Los espíritus se manifiestan espontáneamente o cuando se les evoca. Hay siempre alrededor del hombre Espíritus que casi siempre son de baja esfera y que no desean otra cosa que comunicarse; no llamando a ninguno en particular, se abre la puerta a todos los que quieran entrar. En una reunión el no conceder la palabra a nadie es dejarla a todos y se sabe lo que resulta de ello. La llamada que se hace a un Espíritu determinado, es un lazo entre el y nosotros;  al llamarlo por nuestro deseo ponemos una especie de barrera a los intrusos. Sin una llamada directa, un Espíritu no tendría muchas veces ningún motivo para venir a nosotros, no siendo nuestro espíritu familiar.
Tanto las manifestaciones espontáneas, como las evocaciones tienen sus ventajas y el inconveniente seria el dejar de ejercerlas. Las espontáneas no tienen ningún inconveniente cuando se conocen a los espíritus, y se tiene la certeza que los malos no tomaran ningún imperio; entonces es muchas veces útil esperar la complacencia de los que quieran manifestarse, porque su pensamiento no sufre ninguna opresión, y de esta forma se pueden obtener cosas admirables; pues cuando se llama a un espíritu en especial no se sabe si el Espíritu está dispuesto para hablar ósea capacitado para hacerlo en el sentido que deseamos.
El examen escrupuloso de la comunicación obtenida es una garantía para el caso de malas comunicaciones. En las reuniones regulares sobre todo en las de trabajo continuo, hay siempre espíritus a acostumbrados  que acuden a la cita, sin que nadie les llame, pues en razón a la regularidad de las sesiones, ya están prevenidos; a menudo toman la palabra espontáneamente para tratar algún asunto, desarrollar una proposición o escribir aquello que debe hacerse, y se les reconoce con facilidad, por la forma del lenguaje, que siempre es idéntico, por la escritura, o por ciertas costumbres que les son familiares.
Cuando deseamos comunicarnos con un Espíritu determinado, es del todo necesario evocarlo y debemos considerar que todo deseo del aspirante a médium en principio es el de comunicarse con el espíritu de personas que le son queridas, y deben moderar su impaciencia, porque la comunicación con un espíritu determinado ofrece muchas veces dificultades materiales que la hacen imposible, para el principiante. Para que un espíritu pueda comunicarse es preciso que entre él y el médium haya relaciones fluidicas, que no se establecen siempre instantáneamente, sino a medida que la facultad se desarrolla y que el médium adquiere poco a poco la aptitud necesaria para entrar en relación con el primer espíritu que se presenta. Por consiguiente puede suceder que con aquel con quien deseamos comunicarnos no esté en condiciones propicias para hacerlo, a pesar de su presencia, así como también que no tenga la posibilidad ni el permiso para venir a la llamada que se le hace. Por esto al principio no conviene obstinarse en evocar a un espíritu determinado con exclusión de cualquier otro, porque acontece muchas veces que con aquel no se establecen las relaciones fluidicas con tanta facilidad, aunque se tenga la simpatía hacia el. Antes, pues, de pensar en obtener comunicaciones por tal o cual Espíritu, es necesario dedicarse al desarrollo de la facultad, y para esto es preciso hacer un llamamiento general y dirigirse sobre todo a su ángel guardián.
En esto no hay formula sacramental; cualquiera que pretendiera dar una, puede tacharse resueltamente de falsa, porque los espíritus no atienden a la forma sino al fondo. La evocación debe hacerse siempre en nombre de Dios.
Cuando se quiera evocar a un Espíritu determinado es esencial dirigirse primero a los que se sabe que son buenos y simpáticos y que tienen un motivo para venir como son los parientes o amigos. Y en este caso la evocación puede formularse de este modo: En nombre de Dios Todopoderoso ruego  permita al Espíritu tal, comunicarse conmigo. O bien: Ruego a Dios Todopoderoso permita al Espíritu tal, comunicarse conmigo. Las primeras preguntas que se formulen al espíritu, deberán ser conveniente se hagan de tal modo que simplemente requieran las respuestas de si o no, como por ejemplo: ¿Estas aquí? ¿Quieres responderme? En un principio solo se trata de establecer una relación, lo esencial es que la pregunta no sea frívola, que no tenga relación con cosas de interés privado y, sobretodo, que sea la expresión de un sentimiento benévolo y simpático para el espíritu al cual nos dirigimos.
Una cosa queda aun muy importante que resaltar en una evocación, y es la calma y el recogimiento unidos a un deseo ardiente de obtener buen éxito, no se trata de una calma efímera que tiene intervalos, interrumpiéndose a cada minuto por otras preocupaciones, sino la voluntad formal, perseverante, sostenida, sin impaciencia ni deseo, febril. La soledad el silencio y el alejamiento de todo lo que puede causar distracciones favorecen el recogimiento. Entonces solo queda una cosa por hacer, que es renovar todos los días las tentativas durante diez minutos o un cuarto de hora, todo lo más cada vez por espacio de quince días, un mes, dos meses, y más si es necesario; se conocen médium que no se han formado hasta después de seis meses de ejercicio, mientras que otros obtienen resultados desde la primera vez.
Para evitar tentativas inútiles, se puede interrogar por otro médium adelantado y formal. Podemos ser médium sin percibirlo y en un sentido diferente al que uno se cree. También es útil tomar en cuenta la naturaleza del Espíritu a quien preguntamos, pues los hay tan ligeros e ignorantes que responden a tontas y a locas como verdaderos cadáveres  atolondrados; por eso es aconsejable dirigirse a los espíritus ilustrados, que generalmente contestan gustosos a estas preguntas e indican la mejor marcha para tener buen resultado.
El concurso de guías experimentados, es muy útil para hacer observar al principiante una porción de pequeñas precauciones que con frecuencia desprecia en detrimento de la rapidez de las primeras preguntas y de la manera de hacerlas. Su tarea es la de un profesor que deja de ser necesario cuando el médium es lo bastante hábil.
Cuando se evoca a un Espíritu por primera vez, conviene designarlo con alguna precisión... es menester en las preguntas que se le hace evitar las formulas secas e imperativas, esto seria un motivo para alejarle. Estas formulas deben ser afectuosas o respetuosas, según el Espíritu y en todos los casos atestiguar el evocador su benevolencia.
Hay Espíritus que sorprenden por su prontitud en presentarse cuando son evocados, se diría que están prevenidos, esto es lo que tiene lugar cuando uno se ha ocupado anticipadamente de su evocación. Esta preocupación es una especie de evocación anticipada, y como tenemos siempre a nuestros espíritus familiares que se identifican con nuestro pensamiento, preparan el camino de tal forma, que si no hay nada que lo impida, el Espíritu que se quiere evocar está ya presente.
En el caso contrario, es el Espíritu familiar del médium, o del evocador, o incluso uno de los que están acostumbrados, el que va a buscarle, y para esto no necesita mucho tiempo. Si el Espíritu evocado no puede venir instantáneamente, el mensajero señala un tiempo, algunas veces de cinco minutos, un cuarto de hora, una hora muchos días; cuando ha llegado, entonces dice: ¡Aquí está!, y es cuando pueden dirigírsele las preguntas que quieran hacérsele.
No siempre es necesario el mensajero intermediario para llamar al Espíritu, la llamada del evocador puede ser oída directamente por el Espíritu.
Cuando se aconseja hacer la evocación en el Nombre de Dios, esto quiere decir hacerla formalmente y no a la ligera.
Las evocaciones ofrecen muchas veces más dificultades a los mediums, que los dictados espontáneos, sobre todo cuando se trata de obtener respuestas precisas a preguntas circunstanciadas. Para esto son necesarios mediums especiales, a la vez flexibles y positivos, y estos son bastantes raros, pues las relaciones fluidicas no se establecen siempre instantáneamente con el primer espíritu que llega. Por esto es útil que los mediums no se entreguen a las evocaciones detalladas, sino después de que estén seguros del desarrollo de su facultad y de la Naturaleza de los Espíritus que les asisten, porque entre aquellos que están mal acompañados las evocaciones no pueden tener ningún carácter de autenticidad.
Los mediums suelen ser buscados la mayoría de las veces para evocaciones de interés privado, para comunicarse con seres que son queridos. Y los mediums no deben acceder a este deseo, sino con reserva, delante de las personas sobre cuya sinceridad no estén bien seguros y ponerse en guardia sobre trampas que pudieran tenderle, gentes malévolas. En segundo lugar, no prestarse bajo ningún pretexto, si ven un objeto de curiosidad o de interés, y no una intención formal de parte del evocador; rehusar toda pregunta ociosa que salga del círculo de aquellas que pueden dirigirse racionalmente a los Espíritus.
Las preguntas deben ser hechas con claridad, limpieza y sin segunda intención, si se requieren respuestas categóricas. Rechazar las que tengan carácter insidioso, pues se sabe que los Espíritus no quieren las que tienen por objeto ponerles a prueba; insistir sobre las preguntas de esta naturaleza es querer ser engañados. El evocador debe marchar directamente al objetivo, sin subterfugios y sin medios capciosos; si teme explicarse, hará mejor en abstenerse.
Conviene además, no hacer evocaciones en ausencia de las personas que hacen la demanda, sino con mucha prudencia, siendo preferible abstenerse del todo, siendo solo estas personas aptas para examinar las respuestas, juzgar su identidad, provocar aclaraciones, si hay lugar para ello y hacer preguntas incidentales que traen consigo las circunstancias. Además su presencia es un lazo que atrae al Espíritu; muchas veces poco dispuesto a comunicarse con extraños, por los cuales no tiene ninguna simpatía. En una palabra el médium, debe evitar todo lo que pudiera transformarle en un agente de consulta, lo que es sinónimo de decidor de la buenaventura.
Se pueden evocar a todos los Espíritus cualquiera que sea la escala evolutiva a la que pertenezcan; lo mismo los buenos, que los malos, tanto los que recientemente desencarnaron como a los que vivieron en los tiempos más remotos, a nuestros amigos, a nuestros parientes, a los que nos son indiferentes pero esto no quiere decir que puedan venir siempre a nuestra llamada, pues el permiso puede serle denegado por un poder superior, incluso estar impedidos por motivos que no siempre nos está permitido penetrar. Casi siempre son individuales y dependen a menudo de las circunstancias, los obstáculos que impiden a un Espíritu evocado acudir a la cita.
Entre las causas que pueden oponerse a la manifestación de un Espíritu, suelen ser dos unas personales y otras extrañas. Las primeras son sus ocupaciones o las misiones que cumple y de las cuales no puede separarse para acceder al deseo del evocador, en este caso, su visita solo queda aplazada. Hay además la propia situación del espíritu pues el estar encarnado suele ser un impedimento aunque no totalmente absoluto puede ser en ciertos momentos dados un impedimento, sobre todo cuando la encarnación tenga lugar en mundos inferiores y cuando el Espíritu está poco desmaterializado. En los mundos superiores, en aquellos que los lazos del Espíritu son muy sutiles, la manifestación es casi tan fácil que en el estado errante y en todos los casos es más fácil que en aquellos en que la materia es más compacta.
Las causas extrañas al espíritu tienen relación principalmente con la naturaleza del médium, con la de la persona que evoca, con el centro en el cual se hace la evocación, y finalmente con el fin que uno se propone evocar.
Ciertos mediums reciben particularmente más comunicaciones de sus Espíritus familiares, que pueden ser más o menos elevados; otros son aptos para servir de intermediarios para todos los espíritus; esto depende de la simpatía o antipatía, de la atracción, o de la repulsión, que el Espíritu personal del médium ejerza sobre el Espíritu extraño, que puede tomarle por interprete con gusto o con repugnancia. Esto depende también de las cualidades intimas del médium que no les ofrezca ningún obstáculo material. Lo mismo sucede  en cuanto a las condiciones morales; con la facilidad de escribir o de expresión, más generalizan sus relaciones con el mundo de los espíritus.
Dá más facilidad la costumbre de comunicarse con tal o cual Espíritu; con el tiempo, el Espíritu de identifica con el médium, y con el evocador. Dejando a parte la cuestión de simpatía, se establece entre ellos relaciones fluídicas que hacen la comunicación más pronta; por esto la primera conversación no es siempre tan satisfactoria como se podría esperar, y es también los mismos Espíritus los que piden se les vuelva a llamar. El Espíritu que esta acostumbrado a venir está como en su casa, familiarizado con sus oyentes y sus interpretes; habla y obra más libremente.
En fin, de lo que se ha expuesto resulta; que la facultad de evocar a cualquier Espíritu no implica para el Espíritu la obligación de estar a nuestras ordenes; que el puede venir en un momento y no en otro, con tal médium o tal evocador que le plazca y no con el otro; decir lo que el quiere sin que se le pueda obligar a decir lo que no quiera, marcharse cuando le convenga; en fin, que por causas, dependientes o no de su voluntad, después de haberse manifestado asiduamente durante algun tiempo, de repente puede dejar de venir.
Por todos estos motivos, cuando uno quiere llamar a un Espíritu nuevo, es necesario preguntar a su guía protector si la evocación es posible; en el caso de que no lo sea, generalmente da los motivos y entonces es inútil insistir.
Dependiendo del objeto que uno se propone y el ascendiente que se puede tener sobre ellos es que hay o no inconveniente en evocar a los Espíritus malos. El inconveniente es nulo cuando se les llama con un objeto formal, instructivo y con el fin de mejorarles; por el contrario, es muy grande si es  por pura curiosidad o diversión, o si uno se pone bajo su dependencia pidiéndoles algun servicio. Los Espíritus buenos, en este caso, pueden darles el poder de hacer aquello que se les pide, dejando a salvo y para más tarde  castigar severamente al temerario que se hubiera atrevido a invocarles en su socorro y creerles con más poder que a Dios. En vano se prometería hacer un buen uso para lo sucesivo, y despedir al servidor una vez obtenido el servicio; aun este servicio que se ha solicitado, por pequeño que sea, es un verdadero pacto hecho con un Espíritu malo, y este no deja la presa fácilmente.
Algunas personas, impacientes por ver desarrollarse en ellas la facultad medianimica, demasiado lenta a su parecer, han tenido la idea de llamar en su ayuda a un Espíritu cualquiera, aunque fuera malo, contando poderlo despedir enseguida.
Muchos servidos enseguida a su gusto, han escrito inmediatamente; pero el espíritu, haciendo poco caso de que el objeto de llamarle es porque no podían escribir, no han sido tan dóciles en irse como en presentarse. Se saben de algunos que han sido castigados con obsesiones de años y de todas clases, por las más ridículas satisfacciones, por una fascinación tenaz y aun por desgracias materiales, y las crueles decepciones por creerse bastantes fuertes para alejarles cuando quisieran. El Espíritu se muestra, desde luego abiertamente malvado, después hipócrita a fin de hacer creer o en su conversión o en la pretendida potencia de subyugado para echarle a su voluntad. Es muy importante no caer sin quererlo bajo la influencia de los Espíritus malos, pero lo es más hacerlo voluntariamente, y es preciso evitar que un deseo inmadurado de escribir haga creer que es diferente el dirigirse al primero que se presenta, del que no se podrá  desembarazar más tarde, si no conviene, porque nadie pide asistencia a un mal Espíritu impunemente, pues este hace pagar caro sus servicios.
El ascendiente solo se ejerce sobre los Espíritus malos por la superioridad moral. El nombre de Dios que se invoca contra ellos es a menudo impotente y esto es Asi porque no tiene influencia sobre los Espíritus imperfectos sino en la boca de aquel que puede servirse de el con autoridad por sus virtudes; en la boca del hombre que no tenga sobre el Espíritu ninguna superioridad moral, en nombre de Dios, es una palabra como otra cualquiera.   ( continúa  al día siguiente de este )





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domingo, 24 de junio de 2012

Determinismo de la hereditariedad en la reencarnación



EN LA REENCARNACIÓN LA HEREDITARIEDAD  NO ES DETERMINISTA


Pesquisidores de la Universidad de  Kontanz, en Alemania, aseguran que “el estrés de una madre puede provocar  alteraciones biológicas en un receptor de  harmonios y afectar a su bebe aun en el útero,    causando secuelas a largo plazo en la vida de la criatura.” (1)  esas mutaciones fueron asociadas a problemas de conducta y enfermedad mental. Mujeres que usan ciertos tipos de antidepresivos durante  la gestación,  de la cual hacen un remedio como es la  Prozac (fluoxetina) e o Zoloft (sertralina), “pueden tener bebes con síndrome de abstinencia neonatal.  Después del nacimiento, cuando no ingieren las sustancias  los bebes presentan síntomas como convulsiones, irritabilidad, lloros anormales y temores.” (2)
Por la “hipótesis de la programación fetal”, se discute sobre algunos factores inoportunos acontecidos durante periodos sensibles del desenvolvimiento en el útero que tienden a “programar set puntos” (3) en una variedad  de  sistemas biológicos de la criatura. Eso influenciará  el desenvolvimiento de esos sistemas biológicos para modificar a lo largo de la vida, derivando en dificultades de adaptación fisiológicas, culminando en la predisposición  a la enfermedad  y conflictos psíquicos.
No en tanto, para el espírita, la ley Divina establece que si el ser encarnado carga  las tendencias inferiores el apenas las desenvuelve al reencontrar la situación favorable. La herencia genética, cual es,  acepta  en los conocimientos científicos actuales,  tiene sus fronteras.  Pueden ocurrir “ciertas  modificaciones de la materia en la parte  embriológica, determinando alteraciones favorables al trabajo de redención de que necesite el reencarnado. “ (4) El nacimiento  y el renacimiento, en el mundo, bajo el punto de vista físico, “yacen confiados a las leyes biológicas de cuya ejecución se incumben Inteligencias especializadas, con todo, en sus características morales, se subordinan a ciertos ascendentes del espíritu.  Y cuanto más  vastos  los recursos espirituales de quien retorna a la carne, más complejo es el mapa de trabajo  a ser obedecido.” (5)
Asimilamos las energías  de nuestros padres terrestres en la medida de nuestras cualidades  buenas o malas, para el destino ennoblecido o torturado   que nos merecemos, por nuestras conquistas o débitos que vuelven a la Tierra con nosotros, emergiendo de nuestras anteriores experiencias. “La hereditariedad es dirigida  por principios de la naturaleza espiritual. Si los hijos encuentran  los padres de que precisan, los padres reciben de la vida los hijos que procuran.” (6) Si reencarnamos permanecemos  dispuestos  al proceso de auto elevación, sobrepujaremos a cualquier cobranza  menos noble del cuerpo o del ambiente, triunfando sobre las condiciones antagónicas.
Los estudiosos sospechan que el lugar primordial (en el útero)  tiene un papel crucial.  Y no obstante acreditar en que el “bebe  es sensible solo al ambiente (intra-uterino) de una forma única, mucho más de lo que después del nacimiento, “ (7), se afirma que el ambiente  social de la gestante puede ser de extrema importancia para el desenvolvimiento del bebe. Estudio realizado en los Estados Unidos indica que la personas que recibieron cariño en abundancia de sus madres  cuando eran bebes son más capaces de lidiar con las presiones en la vida adulta. (8)
Cada uno de nosotros renace en la Tierra  imprimiendo en la materia densa el patrimonio de bienes o males que incorporamos a los tejidos sutiles del alma. La patogenia, en esencia, envuelve estudios que remontan al cuerpo espiritual, y podemos entender, con más seguridad, los procesos dolorosos de las enfermedades congénitas y de las molestias insidiosas que asaltan  la infancia en el mundo.
Hay dolorosas reencarnaciones que significan tremenda lucha expiatoria para las almas necrosadas en el vicio. “Cada reencarnación está supervisada por deliberaciones superiores, muchas veces insondables para el hombre. (9)  Renacimientos, cunas torturadas, accidentes en la infancia, delitos de la juventud, dramas pasionales, hogares peligrosos,  divorcios, deserciones afectivas, ciertas modalidades de suicidio, tanto como molestias y obsesiones resultantes de abusos sexuales y una infinidad de temas  conexos son examinados en los departamentos especializados en el más allá, según las rogativas y las quejas entregadas a los pronunciamientos de la justicia.” (10)
El cuerpo físico, en cierta manera, en muchos casos no es apenas un “vaso divino para el crecimiento de nuestras potencialidades, más es también  una especie de carbón milagroso, absorbiéndonos los tóxicos y residuos de sombra que trazamos en el cuerpo substancial.” (11) El organismo proviene del cuerpo de los padres, sin embargo, las tendencias que cercan  a cada uno desde los primeros días, por el ambiente a que fue llamado a vivir o por el tipo de cuerpo con el que (re) nació, lo afecta más o menos, por la fuerza libre del albedrio. Las cualidades morales resultan de la lucha  y del esfuerzo individual. Una verdad es indiscutible: ¡los padres transmiten disposiciones genéticas, jamás cualidades morales!  La conciencia traza el destino, el cuerpo apenas refleja el alma: “Toda agregación de materia obedece a impulsos del espíritu. Nuestros pensamientos fabrican las formas de que nos utilizamos en la vid hereda a.” (12)

El cuerpo hereda del cuerpo conforme el estado mental que se ajusta a otras mentes [padres], por la ley de afinidad, cabiendo reconocer que la hereditariedad  [relativa o compulsoria] tallará el cuerpo físico  que necesitamos en determinada encarnación, no siéndonos posible alterar el plano de servicio que merecemos o de que fuimos incumbidos. “Según nuestras adquisiciones  y necesidades podemos, por  la propia conducta feliz o infeliz, acentuar o debilitar  la tonalidad de los códigos que nos recomiendan la ruta, a través de los bioforos [unidades de fuerza psicosomática que actúan en el citoplasma], proyectando sobre las células y, consecuentemente sobre nuestro cuerpo, los estados de la mente, que estará ennobleciendo o agravando la propia situación, de acuerdo con nuestra elección del bien o del mal.” (13)
Como se desprende, la ley de la herencia no es determinativa. La criatura no recibirá, al renacer,  la total imposición de las características de los padres. Las enfermedades o las  disposiciones criminales no serán transmitidas  de manera integral. Bajo cualquier hipótesis de las investigaciones  citadas más arriba, recordemos igualmente  que cada ser humano [encarnado o no] es un mundo por si mismo. El Espíritu que posea la mente alentada  en las bases del amor  emite fuerzas equilibrantes y restauradoras para los trillones de células de su propio organismo; “En cambio, cuando esta perturbada, emite rayos magnéticos de alto poder destructivo para esas mismas células.
Ciertamente, un estado depresivo de la madre puede alterar  la tesitura  del que va a reencarnar, tanto como el vinculo solido entre madre y bebe puede disminuir el estrés  de la criatura y ayudarla a desenvolver recursos que la auxiliaran en sus interacciones sociales  y en la vida de una manera general. ¿Más será  que el calor maternal  en la infancia podrá ser factor determinante y exclusivo para el comportamiento de los hijos años más tarde? En verdad, la vida física es puro estado educativo, dentro de la eternidad, y a ella nadie es llamado a fin de candidatearse  a paraísos de favor.” (14)
Reencarnar no es ganar un cuerpo para nueva aventura, al acaso de las circunstancias, con todo, significa responsabilidad definida en los servicios de aprendizaje, elevación o reparación, en los esfuerzos evolutivos o redentores.” (15)
 - Jorge Hessen-


"Ama siempre, haciendo por los otros lo mejor que puedas realizar.
Vive auxiliando, sirve sin  apegos, y así vencerás.''
Chico Xavier





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sábado, 23 de junio de 2012

Comunicados del Más Allá





LA GENERACIÓN DE ENERGÍAS POSITIVAS Y LA SALUD

         La enfermedad es un estado psico-bío-físico de todo ser viviente que tiene predominancia según el grado de evolución del ser, en la psíquico y lo físico. En los grados más evolucionados, en el hombre, predomina el origen en lo psíquico más que en lo físico, aun que luego se materialice o aflore en la parte física.
         El ser planetario se enferma primero en el periespíritu y la enfermedad pasa luego al plano material del cuerpo. Todas las enfermedades son kármicas, todas. Porque este estado puede ser transitorio o puede instalarse definitivamente en la estructura material del individuo, y está contrapesado por las fuerzas inmunológicas del cuerpo humano.
         Y así es como un mismo tipo de enfermedad, en unos supera las barreras defensivas del ser hasta eliminarlo, mientras que en otros, la enfermedad no logra su propósito, se mantiene allí y se retira.
         ¿Entonces, cómo se resuelve esa posibilidad de crear fuerzas inmunológicas?
         A través del pensamiento. Un individuo que baja los brazos ante la enfermedad, es como el soldado que en medio de la batalla se niega a combatir y es presa fácil del adversario.
         Nunca hay que darse por vencido. Hasta la enfermedad más trivial cobra fuerzas ante un estado inmunológico débil: una mentalidad que no tiene ganas ni ansias de luchar por sobrevivir.
         Hay que hacer frente a la enfermedad creando reservas psíquicas favorables para vencer los trastornos transitorios, o para mantener en línea a los trastornos que ya están instalados en el organismo, u he aquí la fuerza que el ser humano debe oponer a través del pensamiento. De los buenos pensamientos.
         Y así como el ser humano genera su propia curación, también genera energías suficientes, no solo para lograr su propia curación, sino para lograr la curación de terceros. Así se pueden curar vegetales y se pueden curar animales. La fuerza espiritual que genera vitalidad llega a todo ser viviente.
         Cada acción, cada buen pensamiento, cada momento sentimental en donde la pureza del florece, trasmite energía al espacio, energía que el individuo, sin saberlo, incorpora a su organismo incorporal al organismo de sus seres queridos, y dono u ofrece a la comunidad espiritual.
         Es el estado de armonía el que provoca la generación de energías curativas. No es solamente la energía que se produce en los pocos momentos de la reunión. El estado general y normal de armonía de un individuo, es como un generador que esta constantemente encendido, que está generando energía y es aprovechada. Y aspa como el hombre acumula energías en recipientes especiales, también el mundo espiritual acumula esa energía en lo que ya los estudiosos han advertido que existe en diversos lugares. Son los reservorios espirituales de energía.
         Esa energía no solo deriva de las reuniones de oración o de concentración mental de ayuda humanitaria, que las distintas corrientes de pensamientos propician, esos reservorios se van acrecentando con la energía que cada una de las personas está generando durante el día, a través de buenos pensamientos, de obras de bien, de los momentos sentimentales que los ponen en situaciones de alegría, de bienestar, en que las emociones se elevan ante de lo que ven o sienten.
         Se está generando energía constantemente.
         Entonces, la dación de energías no empieza o termina en los minutos de concentración. Se diría que es la ínfima parte de la dación energética del día de cada individuo. El ser que se levanta cada mañana, que cobra lucidez intelectual para comenzar su tarea diaria con responsabilidad, ya sea en la familia, en el trabajo o cualquier actividad, que lo hace con honestidad, que lo hace pensando siempre en el bien de los demás, ese individuo crea energías positivas que engrosan su inmunidad y da a loe Espíritus curadores la posibilidad de agrandar esos habitáculos espirituales llenos de esa energía.
         Entonces, la molestia transitoria hay que enfrentarla y hacer el esfuerzo por superarlas, porque se tiene elementos de superación para ellos; porque existen Espíritus curadores que y trabajan como médicos  en cada individuo para superar los estados de molestias físicas y porque también, en las reuniones específicas, los Espíritus médicos actúan interrelacionando todo. No hay nada, en la naturaleza, que actúe independientemente. Todo está concatenado. En materia de salud. En materia de salud, con mayor razón. Todo, una cosa depende de otra, todo tiene su razón de ser: la enfermedad avanza por una razón, la enfermedad se para por una razón, se reduce y hasta desaparece también porque hay un conjunto de factores que confluyen, que se unen para que ello suceda.

(Extracto de un mensaje mediúmnico, recibido el 26 de mayo de 2003 en la Sociedad “La Esperanza del Porvenir” La Pampa –Argentina-)



No hay necesidad  de templos;
No hay  necesidad  de filosofia complicada.
Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón, es nuestro templo;
La filosofía y la bondad. 
    - Dalay Lama -



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BIENAVENTURADOS LOS MANSOS Y LOS PACIFICOS (MERCHITA)



Casi todos en algún momento del día sufrimos alteración y nos irritamos, y muchas son las ocasiones en que sorprendidos, nos revolvemos contra con aquellos que conviven con nosotros, pagando con violencia el proceder de aquel que nos ha ofendido.

Jesús decía que aquel que se enoja con su hermano merecerá ser condenado por el juicio;
Jesús elevo a ley la dulzura, la moderación, la mansedumbre, la afabilidad y la paciencia; y condeno la violencia, la cólera y toda expresión inconveniente con respecto a sus semejantes.
Los hebreos usaban una palabra que significaba hombre de mala conducta, se pronunciaba escupiendo y volviendo la cabeza era” Racca” y Jesús amenaza con el fuego del infierno al que diga a su hermano loco.
Es evidente que nos parecerá severo, el que Jesús por unas palabras nos condene. Y esto consiste en que toda palabra ofensiva es un sentimiento contrario a la Ley de amor y caridad, que debe arreglar las relaciones de los hombres y mantener entre ellos la concordia y la unión, una mala palabra es un golpe dirigido a la benevolencia reciproca y a la fraternidad y da paso al odio y a la animosidad.
El hombre después de la humildad hacia Dios, la caridad hacia  su prójimo es la primera Ley de todo cristiano.
Siendo benévolos con nuestros semejantes, ponemos de manifiesto el fruto del amor a nuestro prójimo, la afabilidad y la dulzura son su manifestación. El ser educados y las costumbres del mundo pueden dar el barniz de estas cualidades. ¡Son muchos los que con fingida bondad ofrecen una mascara para el exterior, un disfraz cuyo corte calculado disimula las deformidades ocultas!. El mundo esta lleno de esas almas que tienen sonrisas  en los labios y el veneno en el corazón personas que son blandas con tal que nadie les incomode; pero que a la menor contrariedad se vuelven peor que las fieras, que cuando hablan cara a cara son lagunas doradas, y que cuando están ausentes se tornan dardos envenenados.
Los hombres que son benignos fuera de casa y tiranos domésticos  en sus hogares con sus familias y subordinados haciéndoles sufrir el peso de su orgullo y despotismo, cuando llegan a sus casa parece que quieren desquitarse de la opresión que se impusieron fuera; no atreviéndose a presentarse tal son a los extraños porque estos les reducirían a sus verdaderos limites, solo son temidos por los que no pueden resistirles.
Su vanidad consiste en poder decir: “Aquí mando yo y se me obedece” sin pensar que podrían añadir con mucha más razón “ Y soy detestado”.
No basta que de nuestros labios salga leche y miel, si ninguna parte toma el corazón, es ser hipócritas.
Aquel que no finge y es real en su afabilidad y dulzura, no se contradice nunca, y es lo mismo en el mundo que en su intimidad. Sin olvidarnos que podemos engañar al hombre con las apariencias, pero no podemos engañar a Dios.
El dolor es una bendición que Dios envía a los elegidos; y debemos bendecir a Dios todopoderoso que ha señalado el dolor en la tierra para la gloria en el cielo
Seamos pacientes; la paciencia también es una caridad; la limosna que damos a los pobres, es la caridad mas fácil de todas; hay una mucho mas penosa, y mas meritoria: perdonar a aquellos que Dios a colocado a nuestro paso para ser instrumento de nuestros sufrimientos y poner  nuestra paciencia a prueba.
La vida es difícil; se compone de mil frioleras que son alfilerazos que acaban por herir; pero es menester mirar los deberes que se nos han impuesto, los consuelos y las compensaciones que, por otra parte tenemos, y entonces veremos que las bendiciones son mucho mas numerosas que los dolores. La carga parece menos pesada cuando miramos a las alturas que cuando doblamos la frente hacia el suelo.
Cristo es nuestro modelo, y nada tenía que echarse en cara, mientras que nosotros tenemos que expiar nuestro pasado y fortificarnos para el porvenir.
La doctrina de Jesús enseña por todas partes la obediencia y la resignación, dos virtudes compañeras de la dulzura, muy militantes.
La obediencia es el consentimiento de la razón, y la resignación es el consentimiento del corazón. Las dos son fuerzas activas, porque llevan la carga de las pruebas que la insensata rebeldía vuelve a dejar caer. El cobarde no puede ser resignado, de la misma manera que el orgulloso y el egoísta no pueden ser obedientes.

La virtud de nuestra generación es la actividad intelectual; su vicio es la indiferencia moral. Debemos someternos al impulso que nos dan al Espíritu; obedecer a la gran ley del progreso que es la palabra de nuestra generación. ¡ Hay del Espíritu perezoso cuyo entendimiento se emboto ¡. ¡Infeliz! Porque los guías de la Humanidad, les darán con el látigo y fortalecerán su voluntad rebelde con el doble esfuerzo del freno y la espuela; toda resistencia orgullosa deberá ceder tarde o temprano; pero bienaventurados aquellos que son mansos; porque prestaran oído fácil a las enseñanzas
Muchas veces el orgullo nos conduce a creernos mas de lo que somos; a no poder sufrir una comparación que pueda rebajarnos; a vernos, por el contrario, de tal modo por encima de nuestros  Hermanos, sea como genio, sea como posición social, sea también como superioridad personal, que el menor paralelo nos irrita y nos resiente; ¿ y que sucede entonces?. Que nos entregamos a la cólera.
Si buscamos el origen, de esos accesos de demencia pasajera que nos asemejan al animal, haciéndonos perder la sangre fría y la razón; casi siempre encontraremos por base nuestro orgullo resentido.
Muchas veces el orgullo resentido nos hace rechazar las observaciones justas, y el que nos hace rechazar con irritación los más sabios consejos.
En su frenes, el hombre encolerizado lo paga con todo: con la naturaleza bruta, con los objetos inanimados, que rompe porque no le obedecen.
¡Ha! Si en esos momentos pudiera mirarse con sangre fría; se horrorizaría de si mismo, o se contemplaría muy ridículo.
La impresión que causa a los demás la podemos juzgar y aunque solo por respeto a uno mismo deben esforzarse, en vencer estas inclinaciones que le hacen objeto de piedad.
La cólera no remedia nada; altera la salud y compromete la vida, haciendo al hombre victima de ella; haciendo infelices a todos los que le rodean; y este sentimiento tan mortal, puede hacernos cometer un acto que tengamos que lamentar y reprocharnos toda la vida.
La cólera no excluye ciertas cualidades del corazón; pero impide al hombre hacer mucho bien y puede contribuir para hacer mucho mal; el hombre debe esforzarse en dominarla. Los espiritas sabemos que la cólera es contraria a la caridad y a la humildad cristiana.
El hombre colérico se excusa casi siempre con su temperamento; antes de considerarse culpable, achaca la falta a su organismo, acusando de este modo a Dios, de sus propios defectos.
Es cierto que unos temperamentos se prestan mas que otros a los actos violentos, pero no creamos que esta causa sea la causa primera de la cólera, un Espíritu pacifico, aunque estuviese en un cuerpo bilioso, siempre Será pacifico, y un Espíritu violento en un cuerpo linfático, no Serra mas dócil; solo que la violencia tomara otro carácter; no teniendo un organismo propio para secundar su violencia, la cólera se concentrara, y en otro caso se ara expansiva.
El cuerpo no da la cólera al que no la tiene, así como tampoco los otros vicios; todos los vicios y todas las virtudes son inherentes al Espíritu.
El hombre contrahecho no puede enderezarse porque el Espíritu no toma parte en esto, pero puede modificar lo que es del Espíritu, cuando tiene para ello firme voluntad. las transformaciones verdaderamente milagrosas que vemos operarse nos prueba a los espiritas el poder de la voluntad. Podemos decir que el hombre es vicioso porque quiere serlo; pero el que quiere corregirse, siempre puede hacerlo.
De otro modo la ley de progreso no existiría para el hombre.
Cuando el hombre irrumpe en la violencia, se desequilibran implementos muy delicados de la maquina encargada de su estado emocional.
Liberándose lentamente del bruto que en el domina, no pocas veces cae destrozado en su propia herencia ascentral, complicando su proceso liberador en l cual se empeña.
Hay factores héticos, culturales, económicos y sociales que conspiran en contra de su paz, dificultándole los programas adoptados para su mejoría. De hay que le cabe la incesante tarea de dominar las condiciones negativas del lugar donde  se encuentra, cambiándolas y proponiendo métodos eficaces para facilitar el desarrollo de su potencial innato.
La educación, en un sentido amplio de la palabra de informar y crear hábitos saludables, responde positivamente para lograr ese objetivo, porque ofrece valores héticos y culturales que conducen al ser a su destino superior.
La violencia, en consecuencia, es un vestigio de los instintos primitivos del ser humano, que la educación somete y orienta.
 Las fieras atacan por instinto, para cubrir sus necesidades vitales al sentirse acosadas. Ellas no razonan, su salvajismo es propio de su naturaleza animal.
El hombre dominado por el egoísmo, permite que los instintos agresivos que aun lo gobiernan, se liberen de las cadenas, moralmente frágiles y lo hagan impío, traicionero, impenitente verdugo de otros hombres o de otros seres.
Cuando el hombre comprenda la transitoriedad de la vida física y lo perenne de la vida espiritual, cuando despierte para la conquista de valores eternos, cuando el amor, luciendo en su intimo le enseñe a ofrecer antes que recibir, a renuncias personales para el bien ajeno, a la alegría de servir sin ser servido, al perdón y a la humildad, estableciendo en su interior el reinado espíritu, la violencia desaparecerá y la mansedumbre Serra la base de su vida.
 La violencia, en consecuencia, es una etapa del proceso evolutivo que debe ser vencida rápidamente y con valor, sustituyendo esa voluptuosidad  rápidamente y con valor, por la mansedumbre y la resignación dinámica, mensajera de la paz que todos deseamos.
 Ser afable es alabar el trabajo ajeno...
 Silenciar reclamos aunque sean justos...
 Abstenernos de hablar en momentos de irritación...
 Repetir sin alterar la voz cualquier explicación a la persona que no este oyendo correctamente...
 Callar los defectos del prójimo, silenciar ironías y replicas respetando las tareas ajenas, querer a nuestros amigos pero en régimen de libertad, prestar servicios espontáneos, auxiliando sin herir, admirar sin envidiar, disminuir la tristeza o suprimirla donde no pueda existir, estas y otras reglas similares nos ayudaran a ser respetuosos con los que nos rodean, y aran que los lazos que nos unan a ellos, sean de amor siendo mansos y pacíficos que es la enseñanza que nos dio Jesús en el capitulo IX del Evangelio, es una caridad la beneficencia que no nos costara dinero material y que todos tenemos a nuestro alcance, nada ni nadie nos eximirá  si no la cumplimos. Todos debemos modificar nuestras actitudes y comportamientos para que las asperezas ballan desapareciendo, aquel que más se esfuerce en ello y logre conquistar esa conducta para si, pronto sentirá dentro de si la paz y la alegría porque adquiere dentro de si, una vida libre capacitada para soportar el peso de sus semejantes sin adquirir nuevas deudas.
---------------BIENABENTURADOS LOS MANSOS Y LOS PACÍFICOS------------------------------------------------------------------
 Después de una comida sencilla, el Maestro fue a la playa en compañía del apóstol Simón y al verlo triste, le pregunto amablemente:
_¿ Que aflicción empaña la serenidad de tu Roser, Simón, cubriéndolo con un velo de singular tristeza?
 Había en la pregunta, un cariñoso interés y una bondad indescriptible.
 Invitado directamente a una conversación renovadora el viejo pescador contesto con amargura en su tono de voz:
Cansancio, Señor. Me siento muy descorazonado en el misterio que abrace... Si no fuese por ti...
 No logro concluir la frase. Las lágrimas contenidas ahogaron la voz del fiel trabajador, que estaba muy dolorido.
 Se estableciera un espontáneo silencio, en la noche estrellada, el compañero, sintiéndose comprendido, después de serenarse, prosiguió:
 No ignoro mi inferioridad y sep que tu amor me llamo hacia la Buena Nueva para adquirir otra  luz y crecer hacia el amor de nuestro Padre. Sin embargo a cada instante me encuentro con dificultades que me lastiman e inquietan mi alma.
 Agregando:
Es verdad que tenemos que olvidar todas las ofensas, pero,¿Cómo  soportar la agresividad que pretende amonestar y humillar cuando solo se desea ayudar?.
 _ Guardando la paz en el corazón- Respondió el Divino Benefactor.
 _ Pero... _ contesto el discípulo, emocionado_
 _¿Cómo conservar la paz cuando se está rodeado de la hipocresía de unos, la sospecha pertinaz de otros, y bajo la severa mirada de aquellos que sabemos que están en peor situación que la nuestra?
 _ Siendo benignos al juzgar_ respondió el Señor
 _ Estoy de acuerdo en que la mansedumbre es un medicamento eficaz_ replico Pedro. Con todo ¿ n podríamos esperar que los amigos que siguen la nueva luz, también se ejerciten en ello?. Cuando las dudas sobre nuestras actitudes provienen de extraños, cuando la sospecha viene de afuera de la grey, cuando la agresividad nos llega de los enemigos de la fe, podemos mantener la benignidad y la paz intima.
 Pero, sufrir las dificultades presentadas por aquellos que dicen amarnos, que reciben parte de los beneficios del Evangelio, hay que reconocer que es mucho más difícil y grave la empresa...
Percibiendo la angustia que poseía el siervo querido el Maestro, paciente y sensato, explico:
 _Antes de esperar actitudes saludables del prójimo, nos cabe el deber de ofrecerlas. Por el hecho de que alguien sea un enfermo pertinaz y recalcitrante en el error, que impide que la luz renovadora del bien lo sane, no nos podemos permitir su contagio dañoso, ni nos es licito cercenarle la oportunidad de buscar la salud. Es verdad que duele más la impiedad de un juicio emitido por un amigo y que hiere más la descortesía de aquel a quien conocemos. Pero, ignoramos el grado de su padecimiento interior y de su situación angustiante. No todos los que nos abrazan lo hacen por amor, bien lo sabemos...
 Están los que, incapaces de amar, dudan del amor al prójimo; los que manteniendo vida y actitudes dudosas, no creen en la rectitud ajena; los que, tropezando y cayendo, descuidan mejor el camino para los que vienen detrás... Es necesario comprenderlos a todos y amarlos, sin exigir que sean mejores o peores, y convivir bajo el bombardeo del mal humor de ellos, sin tornarnos disciplentes con nuestros deberes ni amargarnos con los demás.
 _ Ante la imposibilidad de soportarlos_ indagó el pescador con sinceridad _Sin correr el peligro de detestarlos ¿No seria mejor que los evitásemos distanciándonos de ellos?.
 _No Simón _ esclareció Jesús _ Dejar al enfermo entregado a si mismo, seria condenarlo a muerte.
 Abandonar al rebelde, significa tornarlo peor.
 Antes de tomar alguna actitud, es necesario tranquilizarnos interiormente, para que la mansedumbre se exteriorice de nuestro corazón en forma de bendición.
 “En la legislación de la Montaña, fue establecido que son bienaventurados los mansos y pacíficos... La bienaventuranza, es el mayor galardón. Para conseguirlo, es imprescindible el sacrificio, la renuncia, la victoria sobre el amor propio, el triunfo sobre las pasiones”.
 Amar a los buenos, es deber de retribución, pero, servir y amar a los que nos menosprecian y dudan de nosotros, es caridad para ellos y felicidad para nosotros mismos.
 Como el cielo continuaba brillando con luces incomparables, y el canto del mar arrullaba la noche ya avanzada, el Maestro calló, como si quisiera aspirar la suavidad de la Naturaleza.
 El discípulo, sereno y confiado, con los ojos brillantes, pensando en los futuros júbilos del Evangelio, repitió, casi en un monologo recordando el Sermón de la Montaña:
 “Bienaventurados los que son mansos, porque poseerán la Tierra”.
Y se dejo penetrar por la tranquilidad, mientras realizaba elevadas reflexiones.
 Debemos los seguidores de Cristo, facultarnos un corazón afable.
 Procurando aplicar esos valores ignorados que son: la palabra gentil, el gesto simpático, la sonrisa delicada, la paciencia generosa, y fortunas de verdadera alegría esparcirán monedas de bienestar a través de nosotros, envolviéndonos, también en un halo de felicidad interior.
¿Cuánta oportunidades desperdiciamos de sembrar júbilos fuera y dentro de nosotros mismos cuando insignificante problema obscureció la luz de nuestro amanecer, o la irritación por algo insignificante nos produce malestar en la ejecución de un programa?. ¡Luchando para conservar el resentimiento, disputando la tarea de parecer y ser infelices, olvidándonos de las hartas concesiones que nuestros corazones tornados afables, podrían conseguir!.
 Simplifiquemos nuestra ruta de acción, dilatemos la visión del bien en el panorama de las horas, y con el precio mínimo de una sonrisa, consideremos la colecta de júbilos que de él se deriva y podremos recoger.
 Jesús, dilatando su corazón afable, contó las más bellas hipérboles e hipérbato, parábolas y poemas que el hombre jamás escucho. Un grano de mostaza, una moneda insignificante, algunas varas, una perla luminosa, peces y redes, talentos y semillas recibieron de su afabilidad un toque especial de belleza que conmovieron, al principio, una mujer atormentada por obsesión pertinaz, un príncipe petulante y docto, un cobrador de impuestos rechazado, jóvenes hombres de la tierra y viejos marinos decididos, sensibilizando después, incontables corazones, que hasta hoy, es la más fascinante historia de la Humanidad.
 Comencemos desde ahora, la experiencia de mantener un corazón afable, diseminando bendiciones.
 “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”.
 “La pureza del corazón es inseparable de la simplicidad y de la humildad. Excluyamos toda idea de egoísmo y de orgullo”
MATEO...............
 EXTRAIDO DEL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO- Y DE  FLORACIONES EVANGELICAS DE DIVALDO-------------
-(Trabajo realizado por Merchita)



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