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domingo, 17 de octubre de 2010

Humberto de Campos

                                                                                 Humberto de Campos (1886-1934)

                                                                            
  Humberto de Campos nació en una pequeña localidad de Piritiba, en el Maranhâo, Brasil, en 1886.

Fue un niño pobre. Estudió con esfuerzo y sacrificio. Quedó huérfano de padre a los 5 años de edad. Su infancia fue marcada por la miseria. En sus “Memorias”, él cuenta algunos episodios que le dejaron marcado.

Tiempo después, se mudó para Río de Janeiro, entonces Capital de la República, donde se hizo famoso. Brillante periodista y cronista perfecto, sus páginas fueron “columnas” en todos los periódicos importantes del País.
Se dedicó enteramente al arte de escribir, y por eso eran escasos los recursos financieros. A cierta altura de su vida, cuando la economía se volvió menguada, tuvo la idea de cambiar de estilo.

Adoptando el pseudónimo de Consejero XX, escribió una crónica chistosa al respecto de la figura eminente de la época – Medeiros y Alburquerque -, que se volvió así motivo de risa, de burla y de gracia de los cariocas por varios días.

El Consejero, sibilino y mordaz, hirió hondo el orgullo y la vanidad de Medeiros, poniendo en la boca del pueblo los argumentos que todos deseaban imputar contra Alburquerque. El éxito fue total.

Habiendo hecho, por experiencia, aquella crónica, de un momento para otro se vio en la contingencia de mantener el estilo y escribir más, pues sus lectores multiplicaron, lloviendo cartas a las redacciones de los periódicos, solicitando nuevas materias del Consejero XX.

Además de mantener el estilo, Humberto se fue profundizando en el mismo, volviéndose para algunos, en la época, casi inmortal, saciando el paladar de toda una mentalidad que deseaba más libertad de expresión y ser más explicito en el abordaje de los problemas humanos y sociales.

Cuando enfermó, modificó completamente el estilo. Sepultó al Consejero XX, y de las cenizas, cual Fénix luminoso, nació otro Humberto, lleno de piedad, comprensión y entendimiento para con las flaquezas y sufrimientos de su semejante.

El alma sufridora del País buscó ávidamente a Humberto de Campos y de él recibió consuelo y esperanza. Eran cartas de dolor y desesperación que llegaban a sus manos, pidiendo socorro y auxilio. Y él, tocado en las fibras más sensibles del corazón, a todas respondía, en crónicas, por los periódicos, alcanzando millares de lectores en circunstancias idénticas de pruebas y lágrimas.

Se hizo amado por todo el Brasil, especialmente en Bahía y San Pablo. Sus padecimientos, con todo, aumentaban día a día. Parcialmente ciego y sometiéndose a varias operaciones, viviendo en una pensión, sin el calor de la familia, su vida era, en sí misma, un cuadro de dolor y sufrimiento. No desesperaba sin embargo, y continuaba escribiendo para consuelo de muchos corazones.

El 5 de diciembre de 1934, desencarnó. Partió llevando de la Tierra amargas decepciones. Jamás Maranhâo, su tierra natal, lo aceptó. Sus coterráneos llegaron incluso a ser hostiles.

Tres meses después de desencarnar, volvió del Más Allá, a través del joven médium Chico Xavier, este, con 24 años de edad solamente, y comenzó a escribir, sacudiendo al país entero con sus crónicas del más allá de la tumba. Humberto de Campos en la fotografía.
El hecho sacudió la opinión pública. Los periódicos de Río de Janeiro y otros estados estamparon sus mensajes, despertando la atención de toda la gente. Los periódicos gritaban. ¡Extra, extra! ¡Mensajes de Humberto de Campos, después de muerto! Y el pueblo leía con avidez…

Agripino Griego y otros críticos literarios famosos examinaron con atención la producción de Humberto, ahora en el Más Allá. Y atestiguaron la autenticidad del estilo. “¡Sólo podría ser Humberto de Campos!” – afirmaron ellos.

Comenzó entonces una fase nueva para el Espiritismo en el Brasil. Chico Xavier y la Federación Espírita Brasileña ganaron notoriedad. Varios libros fueron publicados.

Ocurrió lo inesperado. ¡Los familiares de Humberto movieron una acción judicial contra la FEB, exigiendo los derechos de autor del muerto!

Tal fue el griterío, que la historia de todo esto está hoy registrado en un libro cuyo título es “La Psicografía ante los Tribunales”, escrito por Miguel Timponi.

La Federación ganó la causa. Humberto, presionado, se ausentó por un largo periodo y, cuando volvió a escribir, usó el pseudónimo de Hermano X.

En las dos fases del Más Allá, escribió 12 obras por el médium Chico Xavier.

“Crónicas del Más Allá”, “Brasil, Corazón del Mundo, Patria del Evangelio”, “Buena Nueva”, “Nuevos Mensajes”, “Luz Arriba”, “Cuentos y Apólogos” y otros fueron libros que escribió para deleite de muchas almas.

En los primeros mensajes tenemos a un Humberto bien humano, con características propias del intelectual del mundo. Después, él se va espiritualizando, sutilizando las ideas y expresiones, volviéndose entonces el escritor espiritual predilecto de millares.

Los que leyeron sus obras de antes, y de después, de muerto, podrán constatar la realidad del fenómeno espírita y la autenticidad de la mediumnidad de Chico Xavier.

¡El mismo estilo, el mismo entusiasmo!


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.Fuente: Revista Reflexões - Edición n.º 5 - Mayo de 1999 - Fernandópolis / SP - Brasil