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miércoles, 23 de abril de 2014

La Mediumnidad y sus problemas actuales




MEDIUMNIDAD
Sus Problemas Actuales


Desde Kardec la teoría de los fluidos ha provocado divergencias entre los científicos y los espíritus. Se llegó a crear una prevención contra la palabra fluido y algunos espíritas ligados a actividades científicas, consideraron la teoría espirita al respecto, proponiendo modificaciones en la terminología doctrinaria.
El avance rápido de las ciencias en este siglo, mostró que la razón estaba con Kardec. El propio fluido magnético, que el descubrimiento de la sugestión hipnótica, parecía haber anulado por completo, retornó al campo de las hipótesis.
En la revolución conceptual provocada por Einstein, entretanto, la teoría del fluido universal no fue apartada del campo científico, más apenas colocada por él entre paréntesis, como problema pendiente para soluciones posteriores.
Hoy la situación es enteramente favorable al Espiritismo. La Física Nuclear nos presenta una imagen fluídica del Universo, verdadero dominio de los fluidos. Ellos se presentan como forma de energía en los campos de fuerza que estructuran el aparente vacío de los espacios siderales, como elementos mantenedores de la vida en los procesos fisiológicos, como flujos de partículas infinitesimales, dotadas de asombroso poder y hasta mismo como elementos constitutivos del tiempo y del pensamiento
La fase reciente de la Efluviografía, con el descubrimiento de las cámaras Kirlian de fotografías sobre campos imantados con energía eléctrica de alta frecuencia, y las recientes experiencias soviéticas con esas cámaras adaptadas a microscopios electrónicos de alta potencia, liquidaron esa vieja pendencia. Se abrió nuevamente en el campo científico el área de la fluídica.
Ya podemos pensar en términos de fluidos sin cometer ninguna herejía científica. Más sería temerario que quisiéramos definir la Mediumnidad como una especie de energía fluídica, pues su naturaleza se evidenció, desde el tempo de Kardec, como simples procesos de intermediación, o sea de relación.
La mediumnidad en sí, no es un tipo específico de energía, más se procesa, como todo cuanto existe, a través de energías espirituales y materiales en conjunción. El acto mediúmnico tiene hoy su dinámica operatoria bien conocida, que fue explicada por los espíritus a Kardec, a la rebeldía de las hipótesis por este formuladas.
El espíritu tiene en si mismo una forma de energía pura y sutil que no podemos captar y analizar a través de aparatos materiales. En la teoría espírita es el principio inteligente, dotado de potencialidades insospechables.
En nuestro estadio evolutivo sólo conocemos al espíritu por sus manifestaciones a través de energías por él usadas, más esas energías no son el espíritu y si las fuerzas de que él se sirve.


La esencia del ser es una realidad que escapa a todas las posibilidades cognitivas de la ciencia.

Sólo la Filosofía consigue abordarla a través de los métodos del pensamiento, más así mismo sin poder definirla como desea. En el Espiritismo nos socorremos con la expresión principio inteligente para definir esa esencia y su naturaleza, porque la inteligencia, como poder capaz de penetrar en la esencia de las cosas y darnos el conocimiento, es su aspecto más evidente para nosotros. En verdad, sólo nos conocemos por los efectos de lo que somos, no por lo que somos.
Las energías de la mediumnidad y su modo de actuar fueron definidas por Kardec, a través de sus pesquisas y con el auxilio de entidades espirituales superiores.
Esa definición atrevida, largamente combatida, criticada y ridiculizada por instruidos y no instruidos, esta hoy plenamente confirmada en su acierto por las pesquisas científicas de la Parasicología, de la Física Nuclear, de la Metapsíquica en el plano Fisiológico y así por delante.
El espiritismo se asienta, hoy, como ciencia avanzada que abalizó el avance de las ciencias, a partir de mediados del siglo pasado y aún tiene mucho que ofrecer en el futuro.
Las leyes que rigen los fenómenos mediúmnicos fueron esclarecidas por las pesquisas de Kardec, a pesar de las dudas y críticas irónicas de más de un siglo sobre esa innegable conquista científica, están actualmente confirmadas. Eso nos muestra la solidez de la obra kardeciana.
La acción del espíritu sobre la materia, que sufrió polémicas sofisticadas durante un siglo, a pesar de su evidencia en nuestra propia estructura orgánica, fue también ahora confirmada por las pesquisas de los científicos soviéticos en la Universidad de Kirov, en la URSS, materialistas y desconocedores de la Doctrina Espírita.
El impacto de ese descubrimiento provocó reacciones violentas del poder soviético, que sintió amenazada por ella la estructura ideológica del Estado. Cesaron las noticias sobre la gran hazaña científica, como una especie de excomunión de los responsables, más la divulgación hecha por los investigadores de la Universidad de Prentice Halla (EUA) que estuvieron en la URSS y entrevistaron a los científicos soviéticos, son suficientes para mostrarnos la grandeza del hecho
El mayor y más constante rechazo de los científicos a las conclusiones de las pesquisas espiritas sobre los fenómenos mediúmnicos se verificó en el área de los efectos físicos. Aún hoy, en el panorama parasicológico, la propia existencia de esos fenómenos es puesta en duda por científicos sistemáticos, que se apegan a las concepciones materialistas o a posiciones religiosas sectarias.
Para tener una idea de ese tipo de oposición, basta recordar la opinión expresa de un conocido físico paulista, profesor universitario, sobre el fenómeno de la materialización.
Dice él que el fenómeno es teóricamente posible, ante los conocimientos actuales de la Física, más que, para realizarlos sería necesaria una cantidad de energía sólo posible de obtenerse en un período de doscientos años.
Entretanto, como quedó demostrado en las experiencias científicas del Espiritismo, y puede ser comprobado en cualquier momento, el fenómeno de materialización es producido en pocos minutos. El engaño del físico fue esclarecido por un investigador espírita que demostró su error de clasificación científica.
La materialización no es un fenómeno físico, exigiendo doscientos años de funcionamiento de la Usina de Urubupunga, más un fenómeno fisiológico.
La acción del espíritu sobre el médium provoca la emanación del ectoplasma de su organismo. El ectoplasma, descubierto y denominado
Charles Richet
por Richet, Premio Nobel de Fisiología, no acumula materia en gran cantidad para
formar un cuerpo físico real, más apenas reviste al periespíritu o cuerpo espiritual del espíritu, dándole la apariencia de un cuerpo real.
El físico opinó, por engaño, aunque de buena fe, sobre un fenómeno que no pertenece al campo de su especialidad y que ya fuera confirmado por un gran especialista. Toda la producción de fenómenos físicos en el campo de la mediumnidad son hechos por elaboración y aplicación de energías vitales y orgánicas del médium, con la colaboración involuntaria de los propios participantes de la reunión, en que se verifica la experiencia.
Los científicos soviéticos, fascinados por el éxito de sus pesquisas y ajenos a los problemas ideológicos, constataron oficialmente, en la famosa Universidad de Kirov, que el hombre posee un cuerpo energético que responde por la vitalidad y las funciones del cuerpo carnal. Verificaron que, en los casos de movimiento y levitación de objetos sin contacto, ese cuerpo energético expande corrientes de energía que impregnan los objetos a ser movidos a distancia del médium.
Son esas energías, cargadas de materia orgánica, que Richet llamó ectoplasma y que el Prof. Crawford, ce la Universidad de Belfast, catedrático de mecánica, consiguió observar en toda su compleja mecánica de expansión y acción, descubriendo objetivamente el funcionamiento de palancas de ectoplasma en la producción de los fenómenos.
Como se ve, la mediumnidad es un proceso de relación-inductiva, en el que entran en juego energías psicofísicas y energías espirituales. En la Parapsicología eso quedó probado a través de numerosas investigaciones.

El Prof. Rhine diferenció los dos tipos de energía al clasificar el pensamiento como extrafísico.
Las energías mentales son de naturaleza espiritual y provocan reacciones materiales en el cerebro. Las energías espirituales, que Rhine llamó erxtafísicas, no están sujetas a las leyes físicas. No sufren la acción de la gravedad, no se desgastan en su proyección a cualquier distancia y no son interceptadas por ninguna especie de barreras físicas.
Experiencias en contrario, realizadas en la URSS por Vassilev, con el fin de demostrar que no pasaban de un nuevo tipo de energías físicas, fracasaron por completo. De esa manera, la tesis espirita de la existencia de energías espirituales típicas quedó también comprobada científicamente.
Continúan, y es natural, los debates teóricos al respecto, más lo que importa en la Ciencia no son las opiniones y si los hechos. Y los hechos, como siempre, continúan fieles a la Doctrina Espirita.
La mediumnidad dispone de esos dos tipos de energía, más no es, en si misma, ninguna de ellas.
No hay una energía mediúmnica específica, más apenas la acción controladora de la mente sobre la materia. Esta acción es la misma que dio origen al mundo y a toda la realidad, cuando el espíritu (en el caso el principio inteligente) aglutinó las partículas de materia y les dio estructuras múltiples.
La relación espíritu-materia es una constante universal que se evidencia particularmente en los fenómenos vitales: en el vegetal, en el animal y en el hombre. Más el acto mediúmnico es el punto de concentración en que sus leyes se revelan con la debida claridad a los pesquisadores.
Es natural que los científicos ajenos a los problemas espiritas encuentren dificultades en aceptar esa tesis. Además de eso, como observó el Prof. Remy Chauvin, del Instituto de Altos Estudios de París, existe en el medio científico un caso alarmante de alergia al futuro.
Recientemente se proclamó en Río de Janeiro un nuevo tipo de fenómeno espírita, basado en el principio de la inducción. Se trataba de la inducción de los estados patológicos de espíritus inferiores a criaturas humanas. Ese fenómeno, tantas veces tratado por Kardec, nada tiene de nuevo y se encuadra naturalmente en el capítulo de las obsesiones.
Todo el proceso mediúmnico es de naturaleza inductiva. El espíritu y el médium funcionan como vasos comunicantes, en un sistema de relación inductiva de la mediumnidad. A propia hipnosis es también un proceso inductivo, lo que llevó a Kardec a acentuar la íntima relación entre hipnosis y mediumnidad. El obsesor consciente actúa hipnóticamente sobre el obsesado.
Estos problemas precisan ser estudiados con la debida atención por todos los que se entregan a trabajos mediúmnicos, mayormente cuando asumen responsabilidades de dirección. Muchos engaños y muchas desilusiones en la práctica mediúmnica provienen exclusivamente de la falta de conocimiento de la naturaleza y dinámica de la mediumnidad.

Autor: J. Herculano Pires

Traducido de la Obra “MEDIUMNIDAD (Vida y Comunicación)

Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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NUEVAS RESPONSABILIDADES
DIVALDO FRANCO



Mensaje psicofónico:

Hijos del Alma: que Jesús nos bendiga.

El siglo XXI, aliado de la alta tecnología, continúa descubriendo los ilimitados horizontes de la ciencia.

Se develan antiguos misterios del conocimiento.

Se descifran enigmas que permanecían incomprensibles, y el materialismo sonríe burlándose de los mensajes sublimes del amor.  

Paradojalmente, los avances respetables de esas áreas del intelecto no han logrado modificar los acontecimientos traumáticos que actualmente tienen lugar en el orbe. En el auge de las conquistas de la inteligencia subsisten las convulsiones sociales unidas a las convulsiones planetarias, en esta fase de gran transición que atraviesa la Tierra amada por todos nosotros.

De un momento para otro, una erupción volcánica hace estallar los estratos que ocultan el magma, y las cenizas – arrojadas a más de 10.000 metros por encima de la superficie terrestre – modifican todo el paisaje europeo amenazando las comunicaciones, los transportes, en tanto se consideran otras sucesivas erupciones que pueden llegar a producirse, caracterizadas por gases venenosos o por lava incandescente... Fenómenos de tal magnitud se pueden detectar pero no evitar, lo cual demuestra que la vacuidad de la inteligencia no puede superar la sabiduría de las leyes cósmicas establecidas por Dios.

Y Gaia – la gran madre planetaria – se disloca, mientras en su superficie la violencia irrumpe en cataratas, amenazando la estabilidad de la civilización: política, económica, social, y sobre todo moral, en estos días
de características similares a las de las antiguas Sodoma y Gomorra de las escrituras bíblicas...

Podría suponerse que el caos será la conclusión definitiva inevitable. No obstante, la barca terrestre que singla los horizontes inmensos del cosmos no se encuentra a la deriva.

Jesús está en el timón y sus arquitectos divinos comandan los movimientos que originan la alteración de su masa geológica, mientras que se producen las transformaciones morales. 

Iniciada la era nueva surge, en este mismo siglo XXI, el período que prenuncia la paz, la fe religiosa, el arte y la belleza, el bien y el deber.

Transitando ese ciclo de transformación estamos invitados, encarnados y desencarnados, a contribuir a favor del progreso que nos llega de forma compleja, aunque bien orientada.

Avancemos junto con las huestes del Consolador en la dirección del puerto del mundo de regeneración.

Sean nuestros actos señalados por los delegados de Jesús, de tal forma que queden en evidencia las directrices de nuestro comportamiento y que todos puedan identificarnos por la manera como hemos de enfrentar los sinsabores y las angustias, los testimonios y holocaustos, a semejanza de los cristianos primitivos que vivieron, guardadas las proporciones, un proceso equivalente a fin de instaurar en la Tierra el Evangelio liberador, desfigurado en los últimos diecisiete siglos.

Entre tanto, con Allan Kardec surgió el Consolador que nos trajo a Jesús de vuelta. Es comprensible pues que los Espíritus comprometidos con el pasado delictuoso intenten implantar el desorden, establecer el desequilibrio de las emociones para que pontifique el mal, en la versión mitológica de la perturbación demoníaca. En nombre de la luz inextinguible de aquellos trascendentes días de la Galilea, particularmente durante la sinfonía incomparable de las bienaventuranzas, demostremos que la nuestra es la fuerza del amor y nuestras reflexiones en el mundo íntimo bregan por nuestra  iluminación.

En los días actuales, como lo ha sido en el pasado, amar es ver a Dios en nuestro prójimo; meditar es encontrar a Dios en nuestro mundo íntimo, a fin de que la caridad se propague en dirección a todas las criaturas humanas.

Labremos, por lo tanto, nuestro mundo interno, sin temer a las amenazas calamitosas de la naturaleza, sean cuales fueren, que se expresan a través de las grandes destrucciones que acompañan el progreso y la renovación; ni tampoco a aquellas de dimensión no menos significativa en la intimidad doméstica, relativas a los conflictos de los sentimientos, de modo de demostrar que la luz de Cristo brilla en nosotros y nos orienta con firmeza.

La Eurasia, cansada de tantas guerras, de destrucción, de la ceguera materialista, de los continuos holocaustos de razas y de etnias, de gobiernos arbitrarios y perversos, clama por Jesús, como el mundo todo necesita a Jesús. Sus emisarios, desde Krishna a Bahá’u’lláh, de Moisés a Allan Kardec, de Buda a los peregrinos de la no violencia, de Mahoma a los pacificadores musulmanes, todos ellos ministros de Jesús, prepararon a lo largo de los milenios el camino, para que a través del Consolador – incluso sin cambios de directrices filosóficas o religiosas – predomine el amor.

Sean celebradas y vividas la creencia en Dios, en la inmortalidad, en las vidas o existencias sucesivas, haciendo que las criaturas humanas se den las manos para edificar el mundo de regeneración y de paz que todos anhelamos...

Ayer, hoy y mañana, hijos míos, Jesús es nuestra brújula, nuestro puerto, la nave que nos conduce con seguridad a la plenitud. 

Porfiad en el bien a cualquier precio. Una existencia corporal, incluso la más larga, es siempre muy breve según el reloj de la inmortalidad. Sembrad hoy, por lo tanto, el amor, para redimiros de las equivocaciones de ayer con seguridad, ahora con la certeza de que estos son los sublimes días de la gran mudanza para mejor.

Todavía hemos de verter mucho llanto, oiremos muchas profecías alarmantes, pero la Tierra saldrá de ese proceso de transformación más feliz, más depurada, con sus hijos dichosos rumbo a un mundo superior en la escalada evolutiva.

Saludamos a todos los compañeros de los diversos países aquí reunidos, y en nombre de los Espíritus que forman parte del equipo del Consolador, imploramos al Maestro inolvidable que prosiga bendiciéndonos con su paz, en la certeza de que con Él – el amor no amado – venceremos todos los obstáculos.

Mucha paz, hijos del alma y que Jesús permanezca con nosotros.

Son los votos del servidor paternal y humildísimo de siempre, Bezerra.

-    (Mensaje psicofónico recibido por el médium Divaldo Pereira Franco, en la mañana del 09 de mayo de 2010, en el Encuentro del Consejo Espírita Internacional, reunido en Varsovia, Polonia.)

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¿ Alguna vez la Reencarnación ha sido un concepto Cristiano?.-

El cristianismo ,en sus comienzos conservó durante los tres primeros siglos la idea de la reencarnación heredada de los hebreos contemporáneos de Jesús de Nazaret, y de Este mismo que la mencionó en sus enseñanzas.
También recibió en sus comienzos las influencias de las Escuelas de Oriente, como la de Alejandría, de carácter filosófico, así como las de los primeros focos cristianos de Occidente que se preocupaban mas del engrandecimiento material y del poder territorial, que del mensaje cristiano.
La idea de la Reencarnación fue mantenida por el Cristianismo hasta que por la fuerza de un decreto conciliar, fue condenada por el Imperio de Constantino que dominaba sobre la Iglesia, siendo desde entonces oficialmente ignorada y olvidada ante el temor de la persecución por ese motivo.
El problema que hizo que esta idea no siguiese siendo tenida en cuenta dentro del conocimiento teológico cristiano, surgió cuando en el año 313 el Emperador Constantino el Grande, en el Concilio de Constantinopla , declaró oficial la religión cristiana en igualdad con la religión pagana del pueblo romano. No es que el paganismo se cristianizase, sino que mas bien fue el Cristianismo primitivo quien se paganizó.
En el siguiente Concilio de Constantinopla II, presidido por el Papa Virgilio, bajo las órdenes del emperador Justiniano I, anatematizó la idea de la reencarnación, o sea que se perseguiría a quienes la sostuviesen o defendiesen. Uno de los llamados “primeros Padres de la Iglesia” , de nombre Orígenes, fue condenado junto a los Gnósticos que la defendían. Por esta ley condenatoria era anatematizado, o sea perseguido, todo aquel que sostuviese esta idea, lo que hizo que esta se tuviese que ocultar y al paso del tiempo fuese siendo olvidada .
Aquel anatema fue la prueba palpable de que la idea de la reencarnación ya era conocida y estaba asumida y aceptada desde antaño por aquellos primeros cristianos, pues no se hubiese podido condenar algo si no hubiese existido .
Dejando por el momento interpretaciones bíblicas, que merecen el máximo respeto, y al margen de pasajes bíblicos en los que se habla claramente de la idea de la reencarnación, aunque bajo otro nombre diferente, es preciso comprender que existen hechos y pruebas históricas que ponen en evidencia el que esta idea estaba asumida y mantenida por muchos de los llamados “Primeros Padres” de la Iglesia primitiva, tal como San Agustín, San Jerónimo , San Gregorio Nacianceno y el mencionado Orígenes.
Orígenes, discípulo de S.Clemente fue, tal vez, el más célebre de aquellos “Primeros Padres” y entre sus enseñanzas estaba la de la desigualdad de los humanos como consecuencia de sus méritos y deméritos anteriores, y afirmaba que las únicas “penas ” que existían conforme a la bondad y a la justicia de Dios, son las que depuran poco a poco a las almas durante series de existencias, antes de ser admitidas definitivamente en el Cielo. Por este motivo a las vidas dolorosas las llamó “Penas Medicinales”, porque como la medicina, podían ser dolorosas, pero curaban el alma enferma a causa de sus pecados o deudas y sostenía que estas eran proporcionales a las faltas de las almas que se encarnaban en nuevos cuerpos para redimir su pasado y purificarse. Defendió la idea de la reencarnación por tradición cristiana desde los primeros discípulos de Jesús.
Después, mediante numerosos Concilios que fueron llegando en el devenir de los siglos, se fueron aboliendo idéas filosóficas admitidas por la tradición de oriente y de los primeros cristianos, tal como lo fue la idea de la reencarnación. En su lugar se fueron imponiendo los dogmas que fue creando la iglesia Católica, que los defendió en una etapa de terror creada por ella misma a principios del siglo XIII con la creación del Tribunal de la Santa Inquisición, que mantuvo durante casi seiscientos años, persiguiendo con saña las idéas que se oponían al dogma papal, o a personas dotadas de facultades paranormales a las que enviaba al tormento y a la muerte con la acusación de brujería o satanismo.

-Jose Luis Martín-

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Muchas de las ideas de los Cristianos las han expresado mejor y antes, los griegos. Detrás de estos puntos de vista hay una doctrina antígua que ha existido desde el principio.”
  • Celso –
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