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viernes, 5 de septiembre de 2014

Sensibilidad individual

SENSIBILIDAD INDIVIDUAL

Estudiando la sensibilidad de una forma particular  y desde un punto de vista científico, existe el mundo físico, el mundo hiper-fisico y las diferencias entre las diversas manifestaciones de Materia, Energía y Espíritu, que resultan de las variables ordenes de vibraciones.
En el Universo todo vibra y se transforma, ora involucionando: Espíritu hacia la Energía – Energía hacia la Materia; ora evolucionando: Materia hacia Energía – Energía hacia Espíritu. Y en esa perenne transformación los mundos se entrelazan armoniosamente, formando un todo uno e indivisible.
Cuando las vibraciones entre los dos mundos se equilibran, se sintonizan, se establecen ligaduras íntimas, con mayor o menor resonancia. Y esa sintonía cuando se verifica entre habitantes de esos mundos, permite, como es natural el intercambio entre esas entidades.
La facultad de hacer tal sintonización es lo que constituye lo que se llama mediumnidad. Todos los hombres poseen esa facultad en mayor o menor grado, pues todos los hombres vienen del mismo origen, tienen la misma constitución y caminan hacia el mismo fin. Todos tienen esa misma posibilidad, que tanto más se amplia y perfecciona  cuanto más se eleva, por lo cual se deduce que la facultad mediúmnica es espiritual  y no material.

André Luiz, a quien se considera  una gran autoridad sobre las realidades de la vida espiritual – afirma que: “mediúmnidad no es una disposición de la carne transitoria y si la expresión del Espíritu inmortal”.
La sede de las facultades no está situada en el cuerpo físico, sino en el periespíritu, esto quiere decir que no se ejercen por los órganos de los sentidos físicos, y si por los de los sentidos psíquicos. Todos los hombres son médium en mayor o menor grado  a las vibraciones de otros planos, y la sensibilidad individual es el primer síntoma  de esa facultad.
La facultad natural no representa un “don” – como muchos admiten – dado que eso sería un privilegio; por muy al contrario, su posesión corresponde a meritos ya conquistados, vale por un derecho ya adquirido, representa un acceso a un determinado grado de la escala evolutiva.
Son innumerables los que juzgan que la mediumnidad es un don, y el propio Codificador así lo dice en sus obras, pero se comprende que el término “don” está ahí empleado  como un otorgamiento de Dios a Espíritus en prueba y no como un privilegio de algunos con relación a otros, lo que sería una evidente injusticia, tanto más que la mayoría de los médiums son, Espíritus deudores en mayor grado que muchos que no son médiums. Por eso se debe entender “don” como tarea transitoria a desempeñar, de la cual ha de rendirse cuentas, y no como atributo o privilegio permanente del Espíritu.
La sensibilidad individual presenta diversos aspectos desde el clásico “nervioso constitucional” hasta las formas más avanzadas del trance completo.
Se va desarrollando poco a poco, silenciosamente, con el despertar de las glándulas cerebrales, y paulatinamente  va aumentando de intensidad, presentando variadas formas de perturbaciones físicas y psíquicas, hasta que un síntoma  más positivo surge transformando la sensibilidad – condición estática vegetativa – en mediúmnidad- estado dinámico funcional.
Podríamos compararlo a una simiente vegetal que día a día aumenta su fuerza y se transmuta hasta el momento en que, en plena eclosión expansiva, rompe las últimas resistencias del suelo y se transforma en una planta.
Y así, como no podemos interferir en el proceso genético animal o vegetal, tampoco lo podemos en el de la facultad mediúmnica, correspondiéndonos solamente el cuidado de “fertilizar el suelo” y ofrecer a la planta condiciones favorables de vida y crecimiento.
La sensibilidad es, pues, el preanuncio  de la mediúmnidad, y todos los individuos que la presentan deben irse aproximando al campo de la vida espiritual, suministrando a su propio espíritu , el alimento sazonado y puro del que este carece para desarrollarse, fortificarse y tornarse digno del grandioso trabajo que le espera en el ámbito de la espiritualidad.

 Extraído del libro “Mediúmnidad” de Edgard Armond 
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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La mejor forma de librarse de algo que no deseas es mediante la indiferencia. En lugar de perder el tiempo lamentándote por aquellas cosas que hay en tu vida que te hacen infeliz, aprovecha el momento para sentir  agradecimiento por todo aquello que te brinda
felicidad. Démosle gracias a Dios por todo lo bueno, por sus bendiciones en nuestras vidas y no le demos importancia a las críticas ni a las cosas negativas que intentan opacar nuestra sonrisa.
Aportado por Mónica Bonzini
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Merche, de corazón
Queridos amigos, hola buenos días, hemos llegado de nuevo al final de la semana y como siempre, nos vamos a decir adiós,  para reencontrarnos de nuevo el lunes. Siempre el viernes dejamos  aparcado un poco la ruta de todos los días,  la religión espírita nos dice que hay que ser alegres y formales, también  la doctrina espirita admite todas las religiones como elementos sociales para el progreso del hombre; es por esa razón que si tú que estás leyendo este mensaje, no eres  espirita, no te preocupes, aquí todos somos una familia y respetamos a todas las creencias, pero cuando estas se detienen y niegan la ciencia y se estacionan diciendo no hay más allá,  nosotros vemos los albores de otra nueva aurora coloreando los horizontes del infinito, entonces seguimos nuestro camino acatando el dogma del progreso, que es ir hacia Dios por la Caridad y la Ciencia.
Allan Kardec afirma que el Espiritismo no viene a destruir ninguna religión ni a luchar con los cultos establecidos; que es una escuela filosófica que brinda con su estudio a todos aquellos que no tengan fe bastante para seguir esta o aquella doctrina religiosa.
Si  divulgamos la doctrina los espíritas, es porque habiendo observados sus efectos, no podemos quedarnos de brazos cruzados, porque seguimos los consejos de Jesús: no escondiendo la luz debajo del celemín.
El Espiritismo es la ampliación del cristianismo, es la escuela filosófica que mejor comprende la grandeza de Dios, su amor y su justicia, por esto es un deber sagrado, divulgar la doctrina, decir la verdad y realidad de todas las cosas, es la religión del porvenir , cimentada en la eterna trilogía.
Lo único que pedimos a los que son adversarios de la doctrina Espirita es que la respeten, el espirita  comprende que todo hombre  está en el derecho de defender su ideal, pero sin menospreciar al otro.
En el mundo caben todas las ideas, no se afanen sus  enemigos  en destruir el Espiritismo: los fenómenos espiritistas son una verdad, una innegable ; y el Evangelio hace a todos los hombres hermanos iguales en el amor de Dios por eso todo siervo de Cristo pertenezca a la religión que pertenezca  a de predicar la paz y la caridad como Jesús enseñó y practicar el amor, como El lo práctico.
“La fraternidad debe ser la piedra angular del nuevo orden social. Pero no hay fraternidad real, sólida y efectiva sino está fundada sobre una base inquebrantable. Esta base es la fe; no la fe con tales o cuales dogmas particulares que cambian con los tiempos y con los pueblos y que se excluyen y luchan entre sí anatematizándose y fomentando las divisiones y el antagonismo; sino la fe en principios fundamentales que todo el mundo puede aceptar: Dios, el alma, la vida futura. El progreso individual indefin1do, la perpetuidad de las relaciones entre los seres. Cuando Los hombres se convenzan de que Dios es el mismo para todos los seres, que ese Dios soberanamente justo y bueno no puede querer nada injusto; que el mal procede de los hombres y no de Dios; entonces estarán más dispuestos a considerarse como hijos de un mismo padre, y se estrecharán la mano en señal de amor mutuo y desinteresado afecto”.
“Esta es la fe que da el Espiritismo y que será en lo sucesivo el eje cardinal del movimiento del género humano, cualesquiera que sean el modo de adoración y las creencias particulares, que el Espiritismo respeta, pero de las cuales no tiene que ocuparse”.
“No dice, de ningún modo, fuera del Espiritismo no hay salvación, sino que con Jesucristo afirma, que sin caridad no hay salvación; principio de unión y tolerancia que puede unir a los hombres en un sentimiento común de fraternidad y mutua benevolencia, en vez de dividirlos en sectas enemigas”.
“Con este otro principio, no hay fe inquebrantable sino la que puede mirar a la razón cara a cara en todas las edades de la humanidad, destruye el imperio de la fe ciega que prescinde de la razón y se impone por la obediencia pasiva que embrutece; ese principio emancipa a la inteligencia del hombre y enaltece su moralidad.
Los espiritistas no despojaremos a nadie, ni por nosotros está amenazado el orden social. No venimos a destruir, sino a tolerar, queremos que vivan todas las religiones, todas, porque todas son buenas al principio; pero no creemos justo que se levante la Catedral cristiana con las piedras de las derruidas mezquitas, que tanto derecho los musulmanes para adorar a su Alá, como los católicos para rendir culto a su Dios.
El espirita tiene libertad  de pensamiento, libertad de conciencia y respeto al poder constituido, sea el que sea. La Naturaleza es el templo gigante de Dios y adoramos a Dios en la Naturaleza. ¡Por esto, para contemplar las maravillas celestes, no queremos adorar al Eterno en el círculo microscópico de una religión positiva, que dice a los hombres: Venid a mí con los ojos cerrados!
Nosotros, los espiritas,  ávidos de luz, queremos que la luz nos envuelva en los resplandores del infinito.
Pidamos a Dios Nuestro Padre que no nos abandone, que sigamos creciendo para Él.
Amigos os deseo un buen fin de semana, Que Dios os bendiga  Merchita 
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LA MORAL DE LOS ESPÍRITUS SUPERIORES
»La moral de los espíritus superiores se resume, como la de Cristo, en esta máxima
evangélica: Hacer con los otros lo que quisiéramos que a nosotros se nos hiciese, es decir, hacer bien y no mal. En este principio encuentra el hombre la regla universal de conducta para sus más insignificantes acciones.
»Nos enseñan que el egoísmo, el orgullo, y el sensualismo son pasiones que nos aproximan a la naturaleza animal, ligándonos a la materia; que el hombre que, desde este mundo, se desprende de la materia despreciando las humanas futilidades y practicando el amor al prójimo, se aproxima a la naturaleza espiritual; que cada uno de nosotros debe ser útil con arreglo a las facultades y a los medios que Dios, para probarle, ha puesto a su disposición; que el fuerte y el poderoso deben apoyo y protección al débil; porque el que abusa de su fuerza y poderío para oprimir a su semejante viola la ley de Dios. Nos enseñan, en fin, que en el mundo de los espíritus, donde nada puede ocultarse, el hipócrita será descubierto y patentizadas todas sus torpezas; que la presencia inevitable y perenne de aquelíos con quienes nos hemos portado mal es uno de los castigos que nos están reservados, y que al estado de inferioridad y de superioridad de los espíritus son inherentes penas y recompensas desconocidas en la tierra.» Pero nos enseñan también que no hay faltas irremísíbles que no puedan ser borradas por la expiación. El medio de conseguirlo lo encuentra el hombre en las diferentes existencias que le permiten avanzar, según sus deseos y esfuerzos, en el camino del progreso y hacia la perfección que es su objeto final. »

Allan Kardec. 
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