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sábado, 21 de febrero de 2015

La Bíblia: Un libro de origen mediúmnico


La Carne es Débil – Estudio Fisiológico y Moral 

 Hay pensamientos viciosos que evidentemente son inherentes al Espíritu,porque tienden más a lo moral que a lo físico: otros más bien parecen la consecuencia del organismo y por esta razón, se cree que en ellos hay menos responsabilidad. Tales son las predisposiciones a la cólera, a la malicie, a la sensualidad, etc. Está perfectamente reconocido hoy por los filósofos espiritualistas que los órganos cerebrales, correspondiendo a las diversas aptitudes, deben su desarrollo a la actividad del Espíritu; que este desarrollo es, pues, un efecto y no una causa. Un hombre no es músico porque tiene la protuberancia de la música, sino que tiene la protuberancia de la música porque su Espíritu es músico. Si la actividad del Espíritu obra sobre el cerebro, debe obrar igualmente sobre las demás partes del organismo. El Espíritu es así el artista de su propio cuerpo,que amolda, por decirlo así, con objeto de apropiarlo a sus necesidades y a la manifestación de sus tendencias. Dado esto, la perfección del cuerpo en las razas adelantadas sería el resultado del trabajo del Espíritu, que perfecciona su organismo a medida que aumenta sus facultades. (El Génesis según el-Espiritismo,Cáp. II; Génesis Espiritual). Por una consecuencia natural de este principio, las disposiciones morales del Espíritu deben modificar las cualidades de la sangre, darle más o menos actividad,provocar una secreción más o menos abundante de bilis o de otros fluidos. Así es,por ejemplo, como el glotón se siente venir la saliva o, como vulgarmente se dice,el agua a la boca, al ver un manjar apetitoso. No es el manjar quien puede sobrexcitar el órgano del gusto, puesto que no hay contacto: es, pues, el Espíritu,cuya sensualidad se ha despertado, quien obra por el pensamiento sobre este órgano, mientras que la vista de este manjar no produce efecto alguno en otro Espíritu. Lo mismo sucede con todos los apetitos, con todos los deseos provocados por la vista. La diversidad de las emociones no puede explicarse en muchos casos sino por la diversidad de las cualidades del Espíritu. Tal es la razón por que una persona sensible vierte fácilmente lágrimas: no es la abundancia de las lágrimas la que da la sensibilidad al Espíritu, sino la sensibilidad del Espíritu es la que provoca la secreción abundante de lágrimas. Bajo el imperio de la sensibilidad se ha modelado el organismo sobre esta disposición normal del Espíritu, como se ha modelado sobre la del Espíritu glotón. Siguiendo este orden de ideas, se comprende que un Espíritu irascible debe infundirse en un temperamento bilioso: de donde se deduce que un hombre no es colérico porque es bilioso, sino que es bilioso porque es colérico. Lo mismo sucede con todas las demás disposiciones instintivas. Un Espíritu débil e indolente dejará a su organismo en un estado de atonía en relación con su carácter, en tanto que si es activo y enérgico, dará a su sangre y a sus nervios cualidades completamente distintas. La acción del Espíritu sobre el físico es de tal modo evidente, que se ve con frecuencia producirse por el efecto de violentas conmociones morales grandes desórdenes orgánicos. La expresión vulgar: La emoción le ha vuelto la sangre, no es tan desnuda de sentido como pudiera creerse; luego, ¿Quién ha podido volver la sangre sino las disposiciones morales del Espíritu? Este efecto es sensible, especialmente en los grandes dolores, las grandes alegrías y los grandes sustos, cuya reacción puede hasta causar la muerte. Se ven gentes que mueren de miedo de morir; ¿que relación existe, pues, entre el cuerpo del individuo y el objeto que causa su espanto, objeto que, con frecuencia, no tiene realidad alguna? Se dice: es efecto de la imaginación: sea; pero, ¿que es la imaginación sino un atributo, un modo de sensibilidad del Espíritu? Difícil parece atribuir la imaginación a los músculos y a los nervios, porque entonces no se explicaría por que estos músculos. Y estos nervios no tienen siempre imaginación;por que no la tienen ya después de la muerte; por que lo que en unos causa un espanto mortal, excita el valor en otros, etc. De cualquier sutileza que se use para explicar los fenómenos morales por las solas propiedades de la materia, se cae inevitablemente en un laberinto, en cuyo fondo se percibe, en toda su evidencia y como única solución posible, el ser espiritual independiente, para quien el organismo no es sino un medio de manifestación, como el piano es el instrumento de las manifestaciones del pensamiento del músico. Del mismo modo que el músico armoniza su piano, puede decirse que el Espíritu armoniza su cuerpo para ponerlo al diapasón de sus disposiciones morales. Es curioso, en verdad, ver al materialismo hablar incesantemente de la necesidad de levantar la dignidad del hombre, cuando se esfuerza por reducirlo a un pedazo de carne que se pudre y desaparece sin dejar ningún vestigio;reivindicar para él la libertad como un derecho natural, cuando le considera solo un mecanismo sin responsabilidad de sus actos. Con el ser espiritual independiente, preexistente y sobreviviendo al cuerpo, la responsabilidad es absoluta; pues, para la mayoría, el primero, el principal móvil de la creencia en la nada, es el espanto que causa esta responsabilidad, fuera de la ley humana, y a la cual creen escapar cerrando los ojos. Hasta hoy ninguna buena definición tenía esta responsabilidad: no era mas que un terror vago, fundado, es preciso reconocerlo, en creencias no siempre admisibles por la razón: el Espiritismo la demuestra como una realidad patente, efectiva, sin restricción, como una consecuencia natural de la espiritualidad del ser; por eso ciertas gentes tienen miedo al Espiritismo, que les turbaría en su inquietud, colocando frente a ellos el terrible tribunal del porvenir. Probar que el hombre es responsable de todos sus actos, es probar su libertad de acción, y probar su libertad, es elevar su dignidad. La perspectiva de la responsabilidad fuera de la ley humana es el elemento moralizador más poderoso; a este fin conduce el Espiritismo por la fuerza de las cosas. Según las precedentes .observaciones fisiológicas, puede, pues, admitirse,que el temperamento es, en parte al menos, determinado por la naturaleza del Espíritu, que es causa y no es efecto. Decimos en parte, porque hay casos en que el físico influye evidentemente sobre lo moral; por ejemplo, cuando un estado mórbido o anormal esta determinado por una causa externa accidental, independiente del Espíritu, como la temperatura, el clima, los vicios hereditarios de constitución, un mal pasajero, etc. La moral del Espíritu puede entonces estar afectada en sus manifestaciones por el estado patológico, sin que su naturaleza intrínseca sea modificada. Excusarse de las malas acciones por la debilidad de la carne, no es, pues,más que un pretexto para escapar a la responsabilidad. La carne no es débil sino porque el Espíritu es débil, lo que cambia la cuestión y deja al Espíritu la responsabilidad de todos sus actos. La carne, que no tiene pensamiento ni voluntad, no prevalece nunca sobre el ser pensador y que quiere; el Espíritu es quien da a la carne las cualidades correspondientes a sus instintos, como un artista imprime a su obra material el sello de su genio. El Espíritu, libre de los instintos de la bestialidad, se amolda un cuerpo que ya no es un tirano para sus aspiraciones hacia la espiritualidad de su ser: entonces es cuando el hombre come para vivir,porque vivir es una necesidad, pero no vive ya para comer. La responsabilidad moral de los actos de la vida, queda, pues íntegra; pero la razón dice que las consecuencias de esta responsabilidad deben ser proporcionadas al desarrollo intelectual del Espíritu; cuanto más ilustrado, le es menos excusable, porque con la inteligencia y el sentido moral nacen las nociones del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto. El salvaje, muy próximo todavía a la animalidad, que cede al instinto del bruto comiéndose a su semejante, es, sin duda,menos culpable que el hombre civilizado que comete simplemente una injusticia. También en la medicina encuentra esta ley su aplicación y da la razón del mal éxito de aquella en ciertos casos. Desde el momento que el temperamento es un efecto y no una causa, los esfuerzos intentados para modificarlo pueden ser paralizados por las disposiciones morales del Espíritu, que opone una resistencia inconsciente y neutraliza la acción terapéutica. Es, pues, preciso obrar sobre la causa principal: si se consigue cambiar las disposiciones morales del Espíritu, el temperamento se modificará él mismo bajo, el imperio de una voluntad diferente o,por lo menos, la acción del tratamiento médico será secundada en vez de ser contrarrestada. Dad, si es posible, valor al poltrón y veréis cesar los efectos fisiológicos del miedo: lo mismo sucede con las demás disposiciones. Sin embargo, ¿se dirá, el médico del cuerpo, puede hacerse médico del alma? ¿Está en sus atribuciones hacerse el moralizador de sus enfermos? Si,indudablemente, hasta cierto punto; es hasta un deber que un buen médico no desatiende nunca, desde el instante que ve en el estado del alma un obstáculo al restablecimiento de la salud del cuerpo; lo esencial es aplicar el remedio moral con prudencia, tacto y oportunidad, según las circunstancias. Desde este punto de vista, su acción es forzosa- mente circunscrita, porque, además de no tener el médico sobre el enfermo más que un ascendiente moral, una transformación del carácter es difícil en cierta edad: a la educación primera es a quien incumbe esta clase de cuidados. Cuando desde la cuna la educación se dirija en este sentido,cuando se trate de ahogar en su germen las imperfecciones morales, como se hace para las imperfecciones físicas, el médico no encontrará ya en el temperamento un obstáculo contra el cual es impotente su ciencia las mas de las veces. Este es, como se ve, todo un estudio pero un estudio completamente estéril,en tanto que no se cuide de la acción del elemento espiritual en el organismo. Participación incesantemente activa del elemento espiritual en los fenómenos de la vida: tal es la clave de la mayor parte de los problemas contra los que se estrella la ciencia; cuando la ciencia haga tener en cuenta la acción de este principio, vera abrirse ante ella horizontes completamente nuevos. El Espiritismo demuestra esta verdad.
 Revue Spirite de París, en 1869

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INSTINTO DE CONSERVACIÓN

 702 – ¿El instinto de conservación es una ley natural? – Sin duda. Ha sido dado a todos los seres vivientes, cualquiera que sea su grado de inteligencia; en unos es puramente maquinal y en otros racional. 
 703 – ¿Con qué objeto ha dado Dios a todos los seres vivientes el instinto de conservación? – Porque todos deben concurrir a los objetivos de la Providencia. Por esto Dios les ha dado la necesidad de vivir. Y además la vida es necesaria al perfeccionamiento de los seres, y ellos lo sienten instintivamente sin darse cuenta de ello. EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.

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                              LA BIBLIA UN LIBRO DE ORIGEN MEDIÚMNICO 

Sin duda que los religiosos literales quedaron escandalizados con esta afirmación, mas, tendrán que releer la Biblia, pues, esta afirmación está en ella. Son los hechos registrados en la propia Biblia los que denuncian ser este, un libro lleno de fenómenos mediúmnicos. La verdad es que aquellos que adoran gritar con la Biblia en el puño, que la reencarnación no tiene bases Bíblicas y ni de la sobrevivencia del alma, en verdad no conocen una cosa ni otra. Ignoran lo que dice la Biblia y no tienen la mínima noción de lo que es el Espiritismo, la prueba es que confunden el espiritismo con todas las ramas espiritualistas. Todo espirita es espiritualista, más no todo espiritualista es espirita. 
¿Qué es lo que encontramos en la Biblia? Tenemos materializaciones de Espíritus, levitación,clarividencia y todos los fenómenos estudiados por la doctrina espirita, y clasificados posteriormente por la ciencia parapsicológica. 
Entre tanto, quien declaró que la Biblia es de origen Mediúmnico fue el apóstol Pablo. Actos; 7:53 Vosotros que recibisteis la ley por ministerio de los Angeles. 
Confirmado en los Hebreos 1:14 No son todos ellos espíritus administradores enviados para el servicio. ¿Qué es un fenómeno mediúmnico? La mediúmnidad es el nombre atribuido a una capacidad humana que permite una comunicación entre los hombres y espíritus. Ella se manifesta independiente de las religiones, de una forma más o menos intensa en todos los individuos. Siendo así, un espíritu que desea comunicarse entra en contacto con la mente del médium y, por ese medio, se comunica oralmente (psicofonía), por la escritura (psicografia), o incluso se hace visible al médium (videncia). Vamos a los fenómenos mediúmnicos : Deuteronomio cap. 4:22 a 31, aquí tenemos ectoplasmas (materialización) “en el monte, en medio del fuego, de las nubes y de la oscuridad. Este fenómeno fue estudiado por William Crookes cuando fotografió la materialización del Espíritu Katin King por un periodo de 3 años; él documentó sus estudios con 44 fotografías. 
Hechos 8:26 y 29.-  Y el Espíritu dijo a Felipe se acerca a este coche y le acompañan. 
05:05 Daniel .- De inmediato salieron los dedos de una mano humana, y escribió en contra. 
Hechos 12:7 .-He aquí, que un ángel del Señor vino, y una luz resplandeció en la cárcel. 
 Lo que tenemos aquí en estos pasajes: clarividencia, psicofonía y materialización. Mas lo que salta a la vista es que los espíritus eran considerados ángeles, como hoy son considerados santos. Entretanto son apenas espíritus, los mismos espíritus como los que provocaron una ola de fenómenos que acabó por dar origen a la ciencia espirita… En verdad, ni ángeles, ni demonios; mucho menos santos, apenas espíritus. La mayoría de las personas no conocen la Biblia a través de una lectura crítica, sino apenas por la interpretación de terceros, y son llevadas a creer en todo tipo de interpretación esdrújula y aceptan sin dudar de su veracidad. ¿Qué es la Doctrina espirita? El Espiritismo es la ciencia que trata de la naturaleza, origen y destino de los espíritus, como también como de sus relaciones con el mundo corporal. No es ni pretende ser una religión social, visto que no disputa lugar entre las iglesias y sectas y mucho menos adeptos, viene apenas a auxiliar a las religiones en la obra de espiritualización de los hombres. Pues, la finalidad de las religiones es arrancar al hombre de la animalidad y llevarlo a la moralidad. En esto que la doctrina espirita viene a contribuir con sus estudios y sus pesquisas sobre la mediúmnidad. Todavía mucho antes de Allan Kardec escribir el libro de los Mediums, la Biblia ya enseñaba como proceder en una reunión Espirita (I corintios cap. 14 a 15) 
La Clarividencia en la Biblia se encuentra en (Ezequiel cap. 22 v. 8), más adelante la levitación (Ezequiel cap.3 v. 14 y 15) La Materialización y la Escritura directa se encuentran en (Daniel cap.5 v. 4, 5 y6) 
La Doctrina Espirita fue la primera en estudiar todos los eventos mediúmnicos que aparecían en la Biblia, los cuales ocurren por toda la historia de la civilización, y que fueron clasificados como sobrenaturales, y otras veces por obra del demonio. Cabía al espiritismo como doctrina científica y filosófica, revelar que no existen ángeles y ni demonios, y que lo sobrenatural era apenas la ignorancia de ciertas leyes hasta entonces desconocidas. ¿Pero y la prohibición de evocar a los muertos? Esta prohibición por si, es la prueba de que los espíritus se podían comunicar, ¿pues como prohibir algo que no existe? (Deuteronomio cap. 18), lo que la Biblia condena, el espiritismo también lo condena. El Evangelio según el espiritismo “No solicites milagros ni prodigios al Espiritismo porque él declara formalmente que no los produce” Todavía vemos aun más adelante, si existía la prohibición de evocar a los muertos que son espíritus como en la 1ª epístola de Juan cap 4 v. 1, la recomendación es la siguiente: “Amados, no deis crédito a cualquier espíritu : antes, probar si los Espíritus proceden de Dios”. ¿Por qué esta recomendación si existía una prohibición de consultar a los muertos? En la Génesis, y en El Libro de los Espíritus, Kardec esclarece que la finalidad de la práctica es moralizar a los hombres y a los pueblos; Y quien conoce el Espiritismo sabe que todo interés personal, particular, es rigurosamente condenado. Adivinaciones, augurios, feticheria, encantamientos, consultas interesadas, son prácticas de la magia antigua, que Moisés condenó, como el Espiritismo lo condena hoy. En verdad, es que aquellos que declaran con la biblia en el puño, que el espiritismo es condenado en la biblia, no conocen una cosa ni la otra, pues existe una diferencia enorme entre la capacidad de reconocer palabras, y la capacidad de leer comprensivamente. Lo que se percibe con facilidad es la multiplicación de sectas forjadas por videntes y profetas de última hora ungidos por Dios Mamon, en su mayoría laicos, que se presentan como misioneros a los ojos mas volcados para los bienes terrestres que para los tesoros del Cielo. Son ciegos conduciendo a ciegos para el precipicio de la ignorancia y del fanatismo, en el cual fatalmente cayeron. Lo que todos deben tener en mente es que cuando no existe cuestionamiento y critica, cuando no hay debate transparente, ciertamente habrá dominación, ignorancia, apatía y graves barreras a la autonomía de la razón humana y el desarrollo espiritual de la humanidad. 
 Por Francisco Amado

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PSICOLOGÍA ESPÍRITA 

 Estamos asistiendo a un cambio muy importante en el que las estructuras mentales, emocionales y sociales tienen que renovarse. La pérdida de valores morales ante el avance materialista de nuestro sistema económico, ha degradado las perspectivas del bien, alzando lo grosero, que pervierte y anula los mecanismos de defensa. Dichos mecanismos representan las fuerzas vitales que se desgastan sin apenas haberse usado. Las conciencias se remueven y se renuevan. Los sentimientos hasta ahora ajenos al dolor de los demás, despiertan del letargo ignorante en que el egoísmo los enclaustraba. Como dice Ermance Dufaux, entramos en la era del sentimiento, en que las emociones toman forma y cuerpo para enfocar con mayor luminosidad las estrategias del espíritu. Las emociones han servido hasta ahora para disfrazar las intenciones del ego. El sustrato anímico pertenece al poso de los sentidos, razón esencial por la cual el ser ha sido incapaz “de darse a sí mismo” La lección es impostergable. El paso del sentido al sentimiento es la azada imprescindible para que se asienten las estructuras de lo que es humano hacia el humanismo. La necesidad tiene el compromiso con el deber, el dolor de la catástrofe es medicamento psicoterapéutico para el que lo sufre. El observador deja de dormir para dejar de soñar en vanas hipótesis; deja de sentir el mero instinto de supervivencia animal, para darse la oportunidad de pensar en la manera de actuar en beneficio del prójimo. Cuando la acción se hace elemento creador para el bien común, la sensibilidad se expande por el espíritu humano adquiriendo la lucidez necesaria para la cristalización de la virtud. Joanna de Ángelis sintetiza, que “desgracia es todo acontecimiento funesto, deshonroso, que aturde y desarticula los sentimientos, conduciendo a estados de paroxismo y desesperación”. Estos son los que se ven, las hecatombes físicas que afectan nuestros sentidos más impresionables, pero que dejan el corazón anestesiado, una vez los hechos se alejan de nuestra visión mediática. Tras este tipo de desgracias aparecen aquellas que no se ven, las que matan la alegría de vivir del día después, las que desarticulan la armonía íntima por perder la estabilidad de su mundo físico. Estamos asistiendo a un cambio muy importante en el que las estructuras mentales, emocionales y sociales tienen que renovarse. La pérdida de valores morales ante el avance materialista de nuestro sistema económico, ha degradado las perspectivas del bien, alzando lo grosero, que pervierte y anula los mecanismos de defensa. Dichos mecanismos representan las fuerzas vitales que se desgastan sin apenas haberse usado. Probablemente el idealismo materialista esté tocando a su fin. Las energías devastadoras de la fuerza de la naturaleza, da el abrazo mortal a todo aquello que ha construido el hombre, riéndose descaradamente de su pretendida superioridad ante Dios. El dolor, no obstante, lidera con mano de hierro los cambios forzosos. Lágrimas sin consuelo, hogares sin familia, padres sin sus hijos e hijos sin sus padres. El golpe de rabia natural acaba destruyendo las esperanzas que cobijaban deseos de ilusión. Hay que aprender que la ilusión materialista no es una realidad tangible, apenas el esbozo de un sueño que tiene que acabar. Hoy, nuestros hermanos japoneses sufren el dolor de la pérdida, mañana otros pueblos lloraran con distintas lágrimas las mismas tragedias. Mientras, un frio sobrecogedor estremece los cuerpos de los que observan, rezando tímidamente la oración de “que no nos pase a nosotros”, pero la tierra y su fuerza, ahora empieza a reírse de todos nosotros, a devolvernos con intereses la explotación sin freno. Hemos de pagar el precio de los desmanes, aquellos que han envilecido el espíritu humano desde hace demasiados siglos. Tocan las campanas del recogimiento y de la reflexión. Ya no sirve decir ¿Por qué a mí? Tendremos que unir los brazos y el corazón para que la tierra de regeneración que ya se está preparando, no nos mire por encima del hombro y riéndose con una carcajada irónica nos devuelva al infierno de una tierra seca y oscura como nuestra conciencia. Miremos el dolor del otro como si fuese nuestro. Aprovechemos este tiempo de zozobra para analizar qué espera la vida de cada uno. Revisemos la escala de nuestros valores en la aplicación de cada acto y seguro que llegaremos discernir qué es lo más importante. Espíritu y materia nuevamente se enfrentan en un reto existencial que ya tuvo lugar en muchos pasados. Sin materia, la vida sigue, sin espíritu no tiene lugar la vida. El desastre japonés ha segado muchas vidas que podrán continuar viviendo en la patria de todos. Sin embargo muchas otras que se “han salvado” continuarán muertas ante un sufrimiento para ellos incompresible. La búsqueda de los verdaderos valores morales es el único camino para encontrar la salida. Reformar el concepto de “solo se vive una vez” como elemento dispensador que favorecer todo tipo de desmanes. La clave de la renovación tiene acento divino y la llave de acceso sintonía espiritual. 

 LONGINA (Rev. Espiritista )

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