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lunes, 25 de abril de 2011

Año 2.012: Creencias y paranoias


   Analicemos la siguiente materia:”¿Usted temería al futuro si llevase la vida de Tom Cruise, con más de US$ 300 millones en el banco y presencia garantizada en la lista más rica del mundo elaborada por la revista “Forbes?” . Entonces imagine el impacto de la noticia, divulgada el año pasado, de que el superastro estaría construyendo un abrigo subterráneo de US$ 10 millones en el subsuelo de su mansión de Colorado. Según el relato publicado por la revista “Star”, Cruise estaría convencido de que la Tierra experimentará un contacto potencialmente devastador con una raza alienígena en el 2012. Acredita el actor que la vida en nuestro planeta va a cambiar, para peor o para mejor, en el 12/12/2012. En esa fecha se cierra un calendario que era usado por los antiguos mayas en el auge de su civilización. Por eso, todo movimiento alrededor del año 2012 es llamado genéricamente también de “profecía maia”. (1)

      Esa creencia estúpida es el punto culminante de un proceso que comenzó hace dos décadas. En 1984, el americano José Arguelles publicó “El Factor Maia”. En el mezclaba sus estudios sobre el fin del calendario maia con sus propias ideas aguarunas. El autor se inspiró en un libro de ficción. Arguelles dijo que la fecha marcaria el fin del ciclo del Homo sapiens y el inicio de una época ecológicamente más armoniosa. Y concluyó los lectores antes de reunirse en varias partes del mundo en los días 16 y 17 de agosto de 1987 para meditar y rezar, dando un puntapié inicial para el gran día que aun estaba a 25 años en el futuro. Ese evento, bautizado de Convergencia Harmónica, atrajo gran atención de la prensa americana y ganó el apoyo de celebridades como la actriz Shirley Maclaine.” (2) Más sabemos que “los buenos Espíritus nunca determinan  fechas. Por tanto, la previsión de cualquier acontecimiento para una época determinada es indicio de mistificación.

      Convivimos actualmente con una “hecatombe” de informaciones aguarunas, posibles de causar mucha confesión. Para escribir este texto leí un extraño libro destinado exclusivamente a profecías de magos, videntes, adivinos de varias religiones y sectas. El enfoque del libro fue en el año 2012 como fecha fatídica en que la humanidad irá a sucumbir por catástrofes terrestres o venidas del espacio. Entre otras “perlas” en el libro encontré que, según previsión de los maia, la Quinta Era del Sol que vivimos acabará el 20 de diciembre del 2012, en medio de catástrofes naturales”. En estudio realizados por astrónomos sobre aproximaciones peligrosas de asteroides hace una referencia para el 2029 en el que la fuerza gravitacional de la Tierra puede atraer un gran asteroide de nombre 2004 MN$, lo que podrá provocar una fuerte coalición entre ambos por alrededor del 2034. (Sic…)

      En la Edad Medía eran comunes previsiones exquisitísimas provenientes de la Iglesia, enfocadas en catástrofes climáticas, miseria, epidemias, eclipses y cometas improvistos. Se resalta que maremotos, ciclones, erupciones volcánicas, asteroides, cometas, cambios climáticos y el calentamiento global tan en evidencia hoy, son catástrofes naturales que hacen parte de la historia del planeta. Existieron en todas las épocas del planeta.

      Actualmente las profecías, notoriamente las de NOSTRA DAMUS, son recordadas y citadas hasta el límite de lo intolerable. Un mal augurio para las mentes más frágiles. Y en ese  frenesí cada secta con su cortejo de fanáticos ya estableció su agenda para el tal “juicio final.”

      Las “revelaciones” de Nuestra Damus fueron escritas en el siglo XVI, casi siempre pesimistas están reunidas en libros en un lenguaje elevado titulado “Las Centurias”. Algunos nostradámicos platónicos interpretaron en ellas destrucción y hambre marcada para septiembre de 1999. Otros neurasténicos aseguran que el año 2012 será palco de destrucción inimaginable. Otros alineados dicen que Nostra Damus prevé el fin del mundo solamente en el año 3797.

      Subliminarmente algunos desavisados quedan asustados con el paso del tiempo, olvidando que nuestra cuenta cronológica es totalmente arbitraria. El Universo está un poco lejos con la manera de cómo nosotros dividimos y contamos el tiempo. Para los fanáticos que fijan fechas para acontecimientos futuros preste atención para el siguiente hecho real: El nacimiento de Jesús es el episodio que, tradicionalmente, demarca el inicio de la era cristiana. Sin embargo, cara a un error de cálculo, cometido en el siglo 6 d. C., por la Iglesia, las fechas no coinciden. Se sabe, actualmente, que Jesús nació antes del año 1, probablemente, entre 6 y 5 a.C. Se puede afirmar eso, con razonable seguridad, gracias a la narrativa muy precisa del Evangelio de Lucas. Según el evangelista, el hecho aconteció en la época del renacimiento, ordenado por el emperador romano Cesar Augusto. Ese censo, el primero realizado en Palestina, tenía por objetivo regularizar el cobro de impuestos. Los historiadores están de acuerdo en situar el hecho político en el periodo que va desde el 8 al 5 a.C.

      Curiosamente, la enciclopedia El Mundo del Saber, Editora Delta-Volumen I, (3), registra: Jesús nació en Belén – Judea, en el 4 a.C. Ante muchas controversias sobre la cuestión, tomamos informes en el seno de la propia Iglesia, cuando, en el siglo VI (525 a D.) el sacerdote Dionisio, fanático  con las  matemáticas, recibiendo la incumbencia para “descubrir” la  fecha  exacta del nacimiento de Cristo, la fijó en el año 754, del calendario romano, (4) y que fue aceptada por la cúpula de la Iglesia Católica.  Pero el Clérigo Dionisio comenzó la investigación partiendo de una premisa equivocada, pues, mantuvo como referencia el bautismo del Maestro, ocurrido en el año 150 del gobierno del Emperador Tiberio Cesar (5) y tenia absoluta convicción (en aquella época) de que el emperador romano inicio el gobierno en el año 14; la conclusión fue “lógica” 14+15=29, donde intentó buscar confirmación en el Nuevo Testamento cuando Lucas, en el Capítulo III, versículo 23, registra  que Jesús fué  bautizado con 29 años de edad (¡¡?...)

      Otro hecho histórico relevante, es que Tiberio César gobernaba el Imperio desde el año 9 d.C.; luego, el equívoco del padre matemático sustrae, de 4 a 5 años de la historia cristiana, cronológicamente regida por el calendario gregoriano. (6) más allá del error ya debidamente asumido por el Vaticano. (7)

      Existe otro factor que comprueba el error de cálculo de Dionisio: sabemos, por la tradición de los textos de las escrituras, que Herodes, el Grande, cuando tuvo noticia del nacimiento de Cristo, ordenó la matanza de todas las criaturas nacidas, en los dos últimos años, en Belén y cercanías de Judea. En la ocasión, María y José, padres de Jesús, se refugiaron, en otro país (Egipto). Ahora, la Historia se encarga de registrar que Herodes murió, exactamente, en el año que nació Jesús (en el mismo años de la orden de infanticidio generalizado), luego, por los datos que poseemos, considerándose el calendario de Roma, y si Jesús era, de hecho, un recién nacido allá en la época de la matanza, actualmente estaríamos por lo menos en el 2014 después de Cristo.

      Es bien verdad que el siglo XX fue marcado por grandes tragedias ligadas al apocalipsis. Comenzó en el 1910: la Tierra iría (como aconteció) atravesar la caída del cometa Halley y la presencia del mortífero gas cianógeno mataría a todos. Nadie murió intoxicado con el gas. Bajo el pavor del final de los tiempos, en la noche 18/11/1978, en Jamestown Guaina, 900 personas  subyugadas por el pastor Jim Jones, líder de la secta Templo del Pueblo, murieron al ingerir azúcar con cianuro. En Uganda el líder de una secta, Joseph Kibweteere pronosticó que el mundo acabaría en el día 31/12/1999. Como eso no ocurrió, postergó el final para el año siguiente,  y en el día y la hora marcados, el templo con todas  esas personas dentro, fueron envueltos en combustible y el final fue que 470 personas inclusive 50 criaturas fueron carbonizadas. En el año 1993, en WACO, Texas, EUA 70 seguidores de la secta Ramo Davidiano mueren carbonizados en el Rancho del Apocalipsis. En 1995, en un culto del Juicio Final, liderado por Shoko Asahara de la secta  Verdad Suprema, obcecado por la idea del fin del mundo, lanzó un gas toxico en el metro de Tókio envenenando a cientos de personas inocentes, extraños a la secta. En marzo de 1997, decenas de cuerpos de hombres y mujeres que pertenecían a la secta Higher Source, liderados por el pastor Marshall Applewhite se suicidaron  creyendo que sus almas encontrarían una nave voladora esperando por ellos en la cola del cometa Hale Bopp y que los llevarían al otro planeta.

      El mundo actual dominado por la incerteza, inseguridad, pobreza y desigualdades sociales, continuará alimentando sectas apocalípticas, posibles de causar grandes tragedias. Fanáticos religiosos utilizando internet, podrán establecer un clima de presión y pavor. Más, aprendimos con el genial lionés Allan Kardec que “los grandes fenómenos de la Naturaleza, aquellos que son considerados como una perturbación de los elementos, no son de causas imprevistas, pues “todo tiene una razón de ser y nada acontece sin el permiso de Dios. Y los cataclismos algunas veces tienen una razón de ser directa para el hombre. Entre tanto, en la mayoría de los casos, tienen por objetivo el restablecimiento del equilibrio y de la armonía de las fuerzas físicas de la naturaleza.”(8)

      Los pesimistas insisten siempre en considerar que la manera negativa y sombría de percibir las cosas del mundo es una manera realista de vivir. En verdad, si miramos la vida con mucha emoción (distantes del raciocinio) vamos a encontrar motivos que nos abaten los ánimos en cualquier lugar y en cualquier situación; criaturas carentes, hambre universal, guerras, violencia urbana, secuestros, carestía, inseguridad social, corrupción, accidentes catastróficos y por ahí fuera. Entre tanto, es un deber para con nuestro bienestar estar adaptados a la vida, con todo lo que ella tiene de bueno y de ruin, sin obviamente cruzarnos de brazos delante de las situaciones que requieran de nuestra ayuda..

      En verdad, la “forma empleada hasta ahora en las predicciones hace de ellas verdaderos enigmas, las más de las veces indescifrables. [Absurdos] Hoy, las circunstancias son otras; las predicciones nada tienen de místicas. Son antes advertencias que predicciones propiamente dichas. La humanidad contemporánea también cuenta con sus profetas. Más de un escritor, poeta, literato, historiador o filósofo han trazado, en sus escritos, la marcha futura de acontecimientos a cuya realización ahora asistimos. (9)

        Recordemos siempre que la práctica de los códigos evangélicos es la condición intransferible que determinará la gran trasformación socio, político y económico del porvenir. En esa estera, habrá de ser el final del “mundo viejo”, de ese mundo regido por la desmesurada ambición, por la corrupción, por el aniquilamiento de los preceptos éticos, por el orgullo, por el egoísmo y por la incredulidad. Por eso, creemos que la Tierra no va a transformarse por medio de un cataclismo y otras tragedias que destruyen de súbito una generación. La actual sociedad desaparecerá, gradualmente, y la nueva sucederá sin derogación de las leyes naturales, conforme preceptúa el Espiritismo.

Jorge Hessen

( Visitar mi otro blog:   inquietudesespiritas.blogspot.com )