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viernes, 24 de octubre de 2014

La eutanasia

LA Eutanasia

Tema de frecuente discusión, por unos defendida, por otros censurada, la eutanasia, o "sistema que procura dar muerte sin sufrimiento a un doliente incurable", regresa a los debates académicos, frente a su aplicación sistemática por eminentes autoridades medicas, en criaturas incapaces físicas o mentales desde el nacimiento, internadas en Hospitales Pediátricos, sin esperanzas científicas de recuperación o sobrevivencia...

Practica nefasta que testimonia la predominancia del concepto materialista sobre la vida, que apenas ve la materia y sus implicaciones inmediatas, en detrimento de las realidades espirituales, refleja, también, la soberanía del primitivismo animal en la constitución emocional del hombre.

En la Grecia antigua, la hegemonía espartana, siempre armada para la guerra y la destrucción, insirió en su Estatuto el empleo legal de la eutanasia eugenésica en relación a los enfermos, mutilados, psicópatas considerados inútiles, que eran arrojados al Eurotas por pesar negativamente en la economía del Estado. Guiados por superlativo egoísmo y prepotencia, a pesar de los conflictos arbitrarios del exagerado orgullo nacional, se hicieron víctimas de la impulsividad belicosa que cultivaban...

Otros pueblos, desde la más remota antigüedad, se permitían practicar ese "homicidio ejercido por compasión"...

En circunstancia alguna, o bajo ningún motivo, cabe al hombre derecho de escoger y deliberar sobre la vida o la muerte en relación a su prójimo.

Los criminales más empedernidos, homicidas o genocidas entre los más hediondos, no deben tener cortadas sus vidas, sino antes ser aislados de la convivencia social, en celdas, o en trabajos rectificadores, en los cuales expurguen bajo la acción del tiempo y de la reflexión, que tarda más alcanza al infractor, haciéndolo expiar los delitos perpetrados. Aun cuando se trate de réprobos anatematizados por desconcierto mental, no faltan Nosocomios judiciales donde pueden recibir conveniente asistencia a la que tienen derecho, sin que sean considerados inocentes por los crímenes perpetrados... Recuperando la salud, eventualidad excepcional que puede suceder, cercados, por el peligro de probable reincidencia psicopática, podrán de alguna forma, retribuir de manera positiva a la Sociedad, los daños que hayan causado.

En lo que tañe a los enfermos considerados irrecuperables, conviene considerar que dolencias, ayer detestables como incurables, son hoy capitulo superado por el triunfo de hombres-sacerdotes de la Ciencia Médica, que la ennoblecen por la contribución que sus vidas ofrecen en beneficio de la Humanidad. Siempre hay, pues, posibilidad de mañana conseguir la victoria sobre la enfermedad irreversible de hoy. Diariamente, para ese desiderata, se sumergen en la carne Espíritus Misioneros que se aprestan a aligerar e impulsar el progreso, realizando descubrimientos y conquistas superiores para la vida, fuente poderosa de esperanza y conforto para los que sufren, en nombre del Supremo Padre.

Ante las expresiones teratológicas, al revés de la precipitación de la falsa piedad en aliviar a los pacientes de los sufrimientos, se ha de pensar en la terapéutica divina, que se sirve del presidio orgánico y de las jaulas mentales para ajusticiar a los infractores de variados matices que pasaron por la 'Tierra impunes, inadvertidos, mas que no pudieron huir a las sanciones de la conciencia en falta ni a la Legislación Superior, a la cual rogaron enseñanza de recomienzo, recuperación y sublimación porque anhelaban la edificación de la paz intima.

Suicidas, - esos pobres rebelados contra la Divinidad - que despedazaron el cráneo, en embestidas de odio contra la existencia, reencarnan perturbados por la idiotez, sordo-mudez, conforme a la parte del cerebro afectada, o por hidrocefalias, mongolismos; los que tentaron ahorcarse, reaparecen con los procesos de la paraplejia infantil; los ahogados, padecen enfisema pulmonar; los que descerrajaron tiros al corazón, retornan bajo el yugo de cardiopatías congénitas irreversibles, dolorosas; los que se utilizaron de tóxicos y venenos, vuelven bajo el tormento de las deformaciones congénitas, de la asfixia respiratoria, o estertorosos por úlceras gástricas, duodenales y canceres devoradores; los que despedazaron el cuerpo en fugas espectaculares, recomienzan victimados por atrofias, deformaciones, limitaciones punzantes, en que aprenden a valorizar la grandeza de la vida.. 

Agresores, exploradores, amantes de la rapiña, de las arbitrariedades, de los abusos de cualquier naturaleza vuelven a los escenarios en que se empecinaron, o corrompieron, o se hicieron infelices, alcanzados por la impronta de las soberanas leyes del orden y del equilibrio, rehaciendo el camino antes recorrido criminalmente y atesorando los sagrados valores de la paciencia, la comprensión, el respeto a si mismos y al prójimo, la humildad, la resignación, armándose de bendiciones para futuros cometidos dichosos.

¿Quien se podrá atribuir el derecho de interrumpirles la santificadora existencia preciosa?

Las personas que se les vinculan en la condición de padres, cónyuges, hermanos, amigos, también les son participes de los dramas y tragedias del pasado, responsables directos o inconscientes, que ahora se rehabilitan, debiendo extenderles manos generosas, auxilio fraterno, por lo menos migajas de amor.

Nadie se deberá permitir la interferencia destructiva o liberadora por medio de la eutanasia en tales procesos redentores. Personas que se dicen penalizadas por los sufrimientos de familiares y que desean que les sean luego cesados, casi siempre actúan por egoísmo, presurosos de liberarse del compromiso y de la responsabilidad de ayudarlos, sustentarlos, amarlos más.

No faltan terapéuticas médicas y quirúrgicas que pueden amainar el dolor, perfectamente compatibles con la caridad y la piedad cristianas.

A nadie es dado precisar el tiempo de vida o sobrevida de un paciente. Son tan escasos de exactitud los pronósticos humanos en este sector del conocimiento, cuanto no sucederá en otros!

¿Cuántos enfermos, rudamente vencidos, desesperados recobran la salud sin aparente razón o lógica?

¿Cuántos otros hombres en excelente forma, portadores de sanidad y robustez, son victimados por sorpresas orgánicas y sucumben imprevisiblemente?

El conocimiento de la reencarnación proyecta luz en los más intrincados problemas de la vida, dirimiendo los equívocos y dudas en torno a la salud como a la enfermedad, a la desdicha como a la felicidad y contribuyendo eficazmente para la perfecta asimilación de los postulados renovadores de los que Jesús Cristo se hizo abanderado por excelencia y el Espiritismo, el Consolador encargado de demostrarlo en los tormentosos días de la actualidad.

Argumentan, en tanto, los utilitaristas que las importancias prodigadas con los pacientes irrecuperables podrían ser utilizadas para pesquisas valiosas o para impedir que hombres sabios enfermasen, o para asistir convenientemente a los que, dolientes, pueden ser salvados ... Y desvarían, utopistas, insensatos sin considerar las fortunas que son tiradas en espectáculos ruidosos y funestos de exaltación de la sensualidad, del Fausto exagerado, de las disipaciones, sin que se les ocurra la necesidad de la aplicación correcta de tales patrimonios en medidas preventivas saludables o socorro a las multitudes famélicas y desnudas que pululan en todas partes, pereciendo, a modo de migaja de pan, revolviéndose en la desesperación por la ausencia de una gota de luz o una insignificante contribución de misericordia.

Cada minuto en cualquier vida es, por tanto, precioso para el Espíritu en rescate bendito. ¿Cuántas resoluciones nobles, decisiones felices o actitudes desdichadas ocurren en un relámpago, imprevistamente?

Penetrándose el hombre de responsabilidad y caridad, iluminado por la fe religiosa, fundada en hechos de la inmortalidad, de la comunicabilidad y de la reencarnación, abominara en definitivo la eutanasia intentando todo para cooperar con su hermano en los justos resarcimientos que la Divina Justicia le otorga para la conquista de la paz interior y de la evolución.

Extraído por Juan C. Mariani  del libro “Después de la Tempestad” de Divaldo Pereira Franco

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TRANSICIÓN PLANETARIA Y LOS TIEMPOS VENIDEROS

La época actual es de  transición; se confunden los elementos de las dos generaciones. Colocados en el punto de intermedio, asistimos a la partida  de una y llegada de otra,  ya señalándose cada una, en nuestro mundo, por los caracteres  que les son peculiares….
Todos nosotros, independientemente de la edad establecida por la cronología terrestre, sufrimos  la falta de apoyo, efectivo, substancial, en forma de luz que brille en los oscuros callejones de la libertad condicional; de fuerza interior, que nos sustente en la luchas diurnas, en la búsqueda  del perfeccionamiento.
En el siglo actual el Espiritismo  es  un farol derramando claridades en el mundo entero, en forma de bendiciones, de mensajes, de luz  que los hombres de bien agradecen, porque ante las pruebas redentoras por las que pasan, es un alto en el camino y una sonrisa  para los tristes, una esperanza  y el aliento para la desesperación.  Abrazando numerosas áreas de  las necesidades humanas, propicia lenitivo y paz  a los que en la tierra vivencia experiencias diversificadas.
El tema que voy a tratar está tomado del libro de Divaldo Pereira Franco “Transición Planetaria”  por el espíritu Manuel Filomeno de Miranda donde el  da un “Mensaje  de Revelación”  donde saludando a todos en nombre del Señor del Universo, y donde asistían por una invitación del Gobernador de la Tierra  lo hizo con el deseo de contribuir en el programa que se está operando en la Humanidad a través de la reencarnación de servidores del Bien, preparados adrede para el ministerio sublime.
 Diciendo “esta no es la primera vez que el mundo terrenal recibe viajeros de otras moradas, atendiendo la solicitud de Jesucristo, pues ya en el pasado, en el momento de gran transición de las formas, cuando malhechores  del vaso orgánico  se sumergieron en la densa masa física fijando caracteres que hoy definen  a sus habitantes… De la constelación de Concheiro vinieron aquellos nobles embajadores de la luz  que contribuyeron para la construcción de la Humanidad actual, inclusive otras inteligencias, todavía, no moralizadas, que  después de concluidas algunas etapas evolutivas retornaron, felices, a los hogares queridos…
“En otras ocasiones, iluminados de la Verdad se sumergieron en las sombras del mundo terrestre, con el fin de presenciar sus conquistas y realizaciones edificantes, auxiliando a sus habitantes  a crecer en tecnología, ciencia, filosofía, religión, política, ética y moral… No obstante, el desenvolvimiento más amplio ocurrió  en el área de la inteligencia y no en la del sentimiento, siendo así es por lo que se explica  el estado de evolución en el que se encuentran,  rico  en conocimientos y pobre en edificaciones espirituales…
“Periódicamente, por su vez, el planeta experimenta cambios climáticos, sísmicos en general, con profundas alteraciones  en su masa inmensa, o sufre el impacto de meteoros que alteran su estructura tornándolo más bello y harmónico, pues  las destrucciones  que, en ocasiones ocurre, tienen  siempre la mira del progreso, obedeciendo a la planificación superior con el objetivo de alcanzar su alto nivel  de mundo de regeneración.
Al mismo tiempo, con comitentemente, con el fin de poder viajar en la gran nave terrestre que avanza moralmente en los paisajes  de los orbes felices, incontables miembros de las tribus barbarás del pasado, que permanecen detenidos en regiones especiales durante algunos siglos, de forma que no impidiesen la evolución del planeta, renacen  con hermosas constituciones orgánicas, fruto de la selección genética natural, sin embargo, señalados por el primitivismo en el que se mantuvieron.
Es por esa razón que se presentan unos exóticos, otros agresivos, buscando los orígenes primitivos en reacción inconsciente contra la sociedad  progresista, teniendo, sin embargo, la santa oportunidad de aprender nuevos conceptos, de mejorar sentimientos y de participar  en la inevitable marcha ascensional… Sin embargo, gran numero, permanecen  en situación de agresividad e indiferencia emocional, tornándose instrumentos de rudas pruebas en la sociedad que desdeñan. Disfrutan de la excelente oportunidad que, malbaratada,  los conducirá  a mundos primitivos, en los cuales contribuirán con los conocimientos de que son portadores, sufriendo, no en tanto, las medidas cautelares que serán enfrentadas. Se repite, en cierto modo,  el exilio bíblico de Lucifer y sus comparsas, rumbo a estancias compatibles con su nivel emocional grosero, donde  el pesar y la melancolía  se les instalaran, estimulándolos a la conquista del patrimonio  de amor desperdiciado por su rudeza, y entonces lucharan con afán  por la conquista del bien.
En diversos periodos de la cultura terrestre, estos espíritus han disfrutado  de oportunidades luminosas, más muy raramente  las han aprovechado, la densidad vibratoria, siendo aun rudimentaria, no les permite, por lo tanto, el renacimiento  en el nuevo mundo en construcción.”
“Las moradas del padre  son infinitas, manteniendo, como es comprensible, intercambio de miembros, para poder así ser preservada la sublime fraternidad, por cuanto, los más  preparados deben contribuir  en beneficio de los menos enriquecidos de momento. La sublime ley de permuta funciona en  el intercambio de elevado contenido espiritual.
De la Esfera Espiritual, descendieron al planeta terrestre, como ya viene sucediendo, millones de Espíritus ennoblecidos para el enfrentamiento inevitable  entre el amor abnegado y la violencia destructiva, dando lugar a enfrentamiento caracterizados por la misericordia y por la compasión, también,  otros misioneros de la educación  y de la solidaridad, que mucho se empeñaron en promoverlos, en progresivas existencias, estarán también de retorno , contribuyendo también para la construcción de la nueva mentalidad desde la cuna, facilitando así las alteraciones que ya están ocurriendo, y que sucederán con mayor aceleración. Esto se está dando, porque el siquismo terrestre y la genética humana se encuentran en condiciones de recibir  nuevos huéspedes que participaran del festín iluminativo, conforme el  atroz Codificador del Espiritismo se refirió en su obra magistral La Génesis, constituida por todos aquellos que se aficionan  a la verdad y se esfuerzan por mejorarse, trabajando a favor del prójimo y de la sociedad  como un todo.
Como ocurre en otros Orbes, ha llegado el momento en que la Madre tierra también ascenderá en la escala de los mundos, conduciendo a sus hijos  y aguardando el retorno  de aquellos que están en la retaguardia por algún tiempo, mientras el inefable amor de Dios que a nadie deja de amparar, les ofrece la oportunidad de mejorar y evolucionar.
Todos estaremos en ese inevitable esfuerzo, experimentando la vivencia del amor en todas sus expresiones, formando un contingente harmonioso y encantador.

“Nadie se puede eximir de ese deber que nos pertenece a todos, individual y colectivamente, por cuanto el reino de los Cielos está dentro de nosotros y es necesario ampliar las fronteras para el exterior, dando lugar al Paraíso anhelado que, no en tanto, jamás será dentro de los límites territoriales de la organización física.
“La realidad de  que somos, Espíritus inmortales en esencia, tiene su origen y permanencia fuera de las limitaciones materiales de cualquier mundo físico, que podría no existir, sin cualquier perjuicio para el proceso de evolución. No obstante,   cuando el Creador estableció la necesidad del desenvolvimiento en las organizaciones fisiológicas, a semejanza de la simiente que necesita de los factores meso lógicos  para liberar la vida que en ella yace, razones ponderosas y existen para que así acontezca, facultándonos recorrer los escalones que nos llevan al infinito…”
¿Cuál es la razón, entonces, por la que deben venir Espíritus de otro Orbe, para el proceso de moralización del planeta? Primero, porque,  no teniendo vínculos anteriores  como difluentes de existencias perturbadoras, no enfrentarían impedimentos interiores para los procesos de  donación, para los reencuentros dolorosos con aquellos que permanecen comprometidos con el mal, que tienen interés en mantener el atraso moral de las comunidades, con el fin de explotarlas psíquicamente en perversos fenómenos de vampirización, de obsesión individual y colectiva… Extranjeros en tierras preparadas para la construcción del progreso, haciéndolo por amor, convocados para ofrecer sus valores adquiridos  en otros planos, facilitando el acceso al desenvolvimiento de aquellos que son los nacionales anhelantes por la felicidad. Segundo, porque más adelantados moralmente unos, pueden contribuir con ejemplos edificantes capaces de silenciar las fuerzas de la perversidad y obstaculizarlas  con los recursos insuperables  del sacrificio personal, desde que, que las suyas no son las aspiraciones inmediatas e interesadas del mundo de las formas. Mientras otros estarán vivenciando una forma de exilio temporal, por ser  desarrollado intelectualmente, necesitados más aun de la vivencia del amor, y en contacto directo con los menos evolucionados, sentirán la necesidad  del afecto y del cariño, aprendiendo, por su vez, el milagroso fenómeno de la solidaridad. Todo se resume, por tanto,  en  el dar, que es recibir y  en recibir, que invita a donar.
Con el fin de que el programa sea ejecutado, en este mismo momento, en diferentes comunidades espirituales próximas a la Tierra, hermanos  procedentes de la Esfera Espiritual, están presentando el programa que aquí se menciona, de forma que, unidos, formar una caravana de laboriosos servidores, atendiendo  a las determinaciones del Gobernador terrestre, el Maestro por excelencia.
“De todas esas comunidades seguirán grupos espirituales preparados para la diseminación del  programa, comunicándose en las instituciones espiritas seria y convocando a sus miembros a la divulgación  de las directrices para los nuevos  cometidos.
Dedicados expositores y médiums sinceros estarán siendo convocados  para participar de estudios y seminarios preparatorios, para que sea desencadenada una acción internacional en el planeta, convidando a las personas serias a la contribución psíquica y moral a favor del nuevo periodo.
“Las grandes transformaciones, aunque ocurran en fases de perturbación del orbe terrestre, cara a los fenómenos  climáticos, de la contaminación y del poco respeto a la Naturaleza, no se darán en forma de destrucción de la vida, más si de cambio de comportamiento moral y emocional de los individuos unos al sufrimiento por las ocurrencias y otros por el discernimiento en torno de la evolución.
A semejanza de las olas oceánicas al abrazar las playas voluptuosamente,  sirviendo a las riendas  de espuma blanca, los nuevos obreros del señor  se sucederán ininterrumpidamente alterando los hábitos sociales, las costumbres morales, la literatura  y el arte, el conocimiento en general, la ciencia  y la tecnología, imprimiendo nuevos textos  de belleza que despertaran aun mismo la de aquellos que, momentáneamente se encuentren adormecidos.
Sin embargo, antes de llegar este momento, la violencia, la sensualidad, la objeción, los escándalos, la corrupción atenderán a niveles jamás pensados, alcanzando  el fondo del pozo, mientras las enfermedades degenerativas, los trastornos bipolares de conducta, las cardiopatías, los canceres, los vicios y los desvaríos sexuales clamaran por la paz, por el retorno a la ética, a la moral, al equilibrio… Frutos de las pasiones de las criaturas que sufrirán sus efectos en forma de consumación libertadora., lentamente surgirán los valores de la salud integral, de la alegría sin defecto, de la harmonía personal, de la integración en el espíritu cósmico de la vida.
Como en todas las luchas, surgirán momentos difíciles exigiendo equilibrio y oración fortalecedora, los luchadores estarán expuestos en el mundo, incomprendidos  desafiados por ser originales en la conducta, por incomodar a los insensatos que, ante la imposibilidad de igualarlos, lucharan contra ellos, y padeciendo diversas ocasiones de profunda y aparente soledad…
Nunca, podrán  estar solitarios, porque la solidaridad espiritual del Amor estará con ellos, vitalizándolos  y animándolos a continuar.
 Todo pionero pone a prueba las resistencias morales atreviéndose a ser diferente para mejorar cuando la vulgaridad predomine, razón por la cual son especiales todos esos que se dedican  a experiencias iluminativas y libertadoras. Nunca, sin embargo, deberán recelar, porque el Espíritu del Señor  los animará, concediéndoles  desconocida alegría de vivir, aun mismo  cuando, aparentemente  hay una conspiración contra sus superiores propósitos.
El modelo a seguir permanece en Jesús, y la nueva ola de amor traerá  de retorno el apostolado, los días inolvidables de las persecuciones y del martirio, que, en la actualidad, tendrá diversas características, ya que no se pueden matar impunemente los cuerpos como en el pasado… Eso no implica que saquen acusaciones  vergonzosas y se promuevan campañas desmoralizadoras contra ellos, a fin de dificultarles el emprendimiento superior. Aun así mismo, deberán avanzar, joviales  y estoicos, cantando los himnos de la libertad y de la fe raciocinada que dignifican  al ser humano y lo promueven  en el escenario interior.
Se trata, por tanto, de un movimiento que modificará el planeta para mejor, con el fin de auxiliarlo a alcanzar el destino que le está reservado.
Quien no se  entrega a la lucha, al movimiento, se candidata al aislamiento, a la muerte…
Siendo así, bajo el comando del Cancionero de las bienaventuranzas, sigamos todos empeñados  en la legítima fraternidad, ofreciéndonos  en holocausto de amor a la verdad, seguros del éxito que nos está destinado.
Para que se consiga en la tierra  la felicidad de los hombres, es preciso que solamente la pueblen buenos Espíritus,  encarnados y desencarnados, que solamente se dediquen al bien. Habiendo llegado el tiempo, para que ella progrese, en la escala evolutiva de los mundos, de un planeta de expiación y de pruebas, ella va a ascender a un planeta de regeneración y para ello muchos espíritus que perseveran en el mal van y, (de hecho ya lo están haciendo) a emigrar de la tierra; son aquellos  que practican el mal por el mal mismo, que aun no han sido tocados por el sentimiento del bien, los cuales  al no ser ya dignos de  habitar el planeta Tierra transformado en una mejor morada, serán excluidos , ya que si se quedaran ocasionarían de nuevo perturbaciones  y confusiones y constituirían un  obstáculo para el progreso.  Ellos serán substituidos por mejores Espíritus, que harán que reine en su seno la justicia, la paz  y la fraternidad.
Mientras que las penosas transiciones del siglo XX se anuncian el sonido siniestro de las armas, las fuerzas espirituales se reúnen para las grandes reconstrucciones  del porvenir.
Se aproxima el momento en el que se efectuara la aferición de todos  los valores terrestres para el resurgimiento de las energías creadoras de un mundo nuevo,  y es natural  que recordemos el ascendente místico de todas las civilizaciones que surgirán y desaparecerán, evocando los grandes periodos evolutivos de la Humanidad, con sus miserias y con sus esplendores, para  afirmar las realidades  espirituales de todos los fenómenos  transitorios de la materia.
Ante nuestros ojos del espíritu pasan los fantasmas  de las civilizaciones  muertas, como si permaneciésemos ante una “pantalla” maravillosa. Las almas cambian de indumentaria carnal, en el curso incesante de los siglos; construyen  el edificio milenario de la evolución humana  con sus lágrimas y sufrimientos, y hasta nuestros oídos  llegan los ecos  dolorosos de sus aflicciones. Pasan las primeras  organizaciones  del hombre y pasan sus grandes ciudades, transformadas  en osarios silenciosos. El tiempo, patrimonio  divino del espíritu, renueva las inquietudes  y angustias de cada siglo, en el sentido de aclarar el camino de las experiencias humanas. Pasan las razas y las generaciones, las lenguas y los pueblos, los países y las fronteras, las ciencias y las religiones. Un soplo divino hace moverse  todas las cosas  en ese torbellino maravilloso. Se establece, entonces, el orden equilibrando  todos los fenómenos y movimientos del edificio planetario, vitalizando los lazos eternos que reúnen a su gran familia.
Más es llegado el tiempo de un ajustamiento de todos los valores humanos. Si las dolorosas expiaciones  colectivas preludian la época  de los últimos  “aflicciones”  del Apocalipsis, la espiritualidad  ha de penetrar en las realizaciones del hombre físico, conduciéndolas para el bien de toda la Humanidad.
El Espiritismo, en su misión de Consolador, es el amparo del mundo en este siglo de declives en su Historia; solo el puede, en su función de Cristianismo redivivo, salvar las religiones que se apagan entre los choques  de la fuerza y de la ambición, del egoísmo y del dominio, señalando al hombre sus verdaderos caminos.
En su manantial de esclarecimientos, se puede beber la linfa cristalina  de las consoladoras verdades del Cielo, preparándose las almas  para la nueva era. Son llegados los tiempos en que las fuerzas del mal serán compelidas a abandonar sus posiciones finales  de dominio en los ambientes terrestres, y sus últimos triunfos son mucho más la promesa de una reacción temeraria e infeliz, presentando la realización de los vaticinios sombríos que pesan sobre su imperio perecible.
Dictadores, ejércitos, hegemonías económicas, masas versátiles  e inconscientes, guerras sin glorias, organizaciones seculares, pasaran  con el vértigo de una pesadilla.
La victoria de la fuerza es una claridad de fuegos artificiales.
Toda la realidad es la del Espíritu y toda la paz es del entendimiento del reino de Dios  y de su justicia.
El siglo que pasa efectuara la división de las ovejas del inmenso rebaño. El cayado del pastor conducirá el sufrimiento en la tarea penosa de la elección y el dolor se incumbirá del trabajo  que los hombres no aceptaron  por amor.
Una tempestad de amarguras barrerá  toda la Tierra. Los hijos de la  Jerusalén de todos los siglos deben llorar, contemplando esas lluvias de lágrimas y de sangre que reventaran de las nubes pesadas de sus conciencias ennegrecidas.
Condenada por las sentencias irrevocables de sus errores sociales y políticos, la superioridad  europea desaparecerá para siempre,  como el  Imperio Romano,  entregando a América el fruto de sus experiencias, con vistas a la civilización del porvenir.
Se vive ahora, en la Tierra, un crepúsculo, al cual sucederá  profunda noche; y al siglo XX compete la misión de los resultados de esos acontecimientos espantosos.
Sin embargo, los trabajadores de Cristo oigamos su voz en el fondo de nuestra alma:
"Bienaventurados los pobres, porque el reino de Dios les pertenece!
 Bienaventurados los que tienen hambre de justicia, porque ellos serán saciados!
 Bienaventurados los que lloran, porque vendrá el día de consuelo! Benditos   los pacificadores, porque ellos van a Dios! "
Sí, porque después de las tinieblas surgirá una nueva aurora. Luces consoladoras envolverán todo el orbe regenerado en el bautismo del sufrimiento. El hombre espiritual estará unido al hombre físico para su marcha gloriosa en el Ilimitado, y el Espiritismo habrá retirado de sus escombros materiales al alma  divina de las religiones, que los hombres pervirtieron, ligándolas  en el abrazo acogedor del Cristianismo restaurado.  Trabajemos para Jesús, a pesar de que nuestra oficina se encuentre localizada en el desierto de las conciencias.
Todos somos llamados a la gran labor  y nuestro más sublime deber es responder a los apelos del Escogido. Viendo las imágenes de la Historia del mundo, sentimos un frio cortante en este crepúsculo.
Las alteraciones que se observan son de naturaleza moral, invitando al ser humano al cambio de comportamiento para mejor, alterando los hábitos viciosos, con el fin de que se instalen en el los paradigmas de justicia, del deber, del orden y del amor.
El eminente codificador del Espiritismo, asistido por Voces del Cielo se detuvo más de una vez,  en el análisis de los trágicos acontecimientos que sucederían en la Tierra y a sus habitantes, con el fin de despertar a los últimos para las responsabilidades  para consigo mismos  y en relación a la primera.
En el Libro de los Espíritus, en el capítulo dedicado a la Ley de destrucción, el insigne maestro de Lyon estudia las causas  y  y razones de los desequilibrios que se dan en el planeta con frecuencia, señalando las tragedias colectivas, también aquellas producidas  por el ser humano, y constata que es necesario que todo se destruya, a fin de poder renovarse. La destrucción, por tanto, es solamente producida  para la transformación molecular de la materia, sin llegar nunca al espíritu que es inmortal.
De ese modo, las grandes calamidades de una u otra procedencia tienen por finalidad invitar a la criatura humana  a la reflexión en torno de la transitoriedad de la jornada carnal en razón a su inmortalidad.
Los dolores que fluyen de esos fenómenos denominados como flagelos destruidores, tienen el objetivo de hacer a la “Humanidad progresar más deprisa”. Dijimos que la destrucción no es una necesidad para regenerar moralmente a los Espíritus, que, en cada nueva existencia, suben de grado en la  escala del perfeccionamiento.  Pero si es preciso que se vea el objetivo, para que los resultados puedan ser apreciados. Solamente  desde el punto de vista personal  es que lo apreciamos; de ahí viene  que el hombre los califique de flagelos, por el efecto de perjuicio que les causan. Esas subversiones, sin embargo, son frecuentemente necesarias para que se de más pronto el advenimiento de mejores cosas y para que se realice en algunos años lo que habría exigido muchos siglos.
Es por tanto, lo que viene  ocurriendo en los días actuales.
Los niveles alcanzados del dolor son insoportables  y la locura  que toma cuenta del campo terrestre tiene carácter de pandemia, al lado de los trastornos depresivos, de la drogadicción, del sexo desvariado, de las fugas psicológicas espectaculares, de los crímenes aterradores, del poco respeto a las leyes y a la ética, de la desconsideración por los derechos humanos, a los animales y a la Naturaleza…  Se llega al máximo desequilibrio, facultando la interferencia divina, a fin de que se opere la gran transformación de la que todos tenemos necesidad urgente.
Espíritus de otra dimensión están sumergiéndose  en las sombras terrestres, contribuyendo en la gran obra de regeneración de la Humanidad, con el fin de que, al lado de los nobles emisarios del amor  y de la caridad, de la inteligencia y del sentimiento, que protegen a los seres terrestres, puedan modificar los paisajes aflictivos, facultando el establecimiento del Reino de Dios  en los corazones.
Reconocemos que toda esta información podrá causar extrañez en algunos estudiosos del Espiritismo, e incluso reacciones más severas en otros… No obstante, permitirnos permiso  de presentar nuestro pensamiento después de la convivencia con nobles mentores que trabajan en el elevado programa de la gran transición…
Equipos formados por apóstoles de la caridad en el plano espiritual también descienden al planeta sufridor, con el fin de contribuir a favor de los cambios que deben operarse, atendiendo a aquellos que se encuentran atormentados  por la violenta desencarnación, inesperada, o padeciendo el yugo de crueles obsesiones, o fijos injustificable rebeldía, considerándose adversarios de la Luz, miembros de la saña del Mal, a fin de mejorar la psicosfera vigente, de ese modo, facilitando el trabajo de los Mensajeros de Jesús.
No te preocupes mucho con el ayer , ni tampoco con el mañana. Lo que paso nos sirve, de vez en cuando, para una evaluación de nuestros deberes  en los certámenes futuros, sin que nuestra visión o sensibilidad se atrofie en falsas aprensiones.
Trabaja en el hoy, analiza  tu propia personalidad y ve lo que en ella tienes para fijar, en la secuencia que las leyes de la serenidad  nos enseñan, para que no haya violencia en ningún sentido.
El hoy es el campo, no solo de observación, más si de ejecución, de mejoramiento de nuestras cualidades y el ingenio de este trabajo se manifiesta  por  efecto de nuestra voluntad.  ¿Ya que aceptamos el progreso y la evolución de todo lo que nos rodea, porque permanecemos estacionados en régimen de conservación en relación a nuestra moral? ¿Será que la razón no participa del hombre cuando se trata  de reglas de religión, reglas esas que obedecen al tiempo y al propio  empuje del mismo progreso? Las leyes son las mismas  en todas las dimensiones de la vida. Ellas acompañan  la escala de perfeccionamiento con perfecta justicia. La imparcialidad es, pues, el mayor síntoma  de la perfección.
“Nos  bendice Jesús, el sublime Guía de la Humanidad.
“Hace poco tiempo, nuestros proyectos  eran posibilidades en estudio, que hoy se convertirán en realidad, gracias  a la devoción de los servidores sinceros del Bien.
“Innumerables grupos de trabajadores  del Evangelio en el plano espiritual descenderán a la Tierra, con el fin de crear condiciones para la instalación del Reino de los Cielos en los corazones, y  cuando se marchen dejan espacio a otros trabajadores  que darán proseguimiento al programa, que se efectuará conforme el progreso de los resultados  logrados en las experiencias iniciales.
“Se contempla, allá en lo Alto, los futuros días de renovación total del planeta en su aspecto moral, cuando los Espíritus atrasados se transfieran para otros mundos, donde  irán a operar  el progreso que se niegan en este momento y los mensajeros de la luz transformaran los mecanismos de guerra en instrumentos de paz, los vicios y crímenes en espectáculos de amor y liberación.
“Los trabajadores de la gran transformación se encuentran, hace algún tiempo, operando diligentes en los más variados segmentos sociales  y culturales de la Tierra.
“En estos días, sin embargo,  se dan grandes emigraciones de Espíritus felices, interesados en la modificación de las estructuras sociales del mundo para mejor, cuando el dolor huya avergonzado, por su innecesaria presencia entre los humanos.
“Tornando factible la promesa de Jesús, a respecto del mundo de regeneración, a camino del paraíso o planeta feliz, los abnegados obreros de la Espiritualidad preparan el ambiente en el que deberán vivir esos constructores del mañana.
Los hermanos  que cierran su recorrido  de fraternidad, y que prepararon  el ambiente, en el periodo que les fue concedido para la ejecución del proyecto,  y como no existe  en reposo en forma de ociosidad, pasado breve periodo de renovación y de estudios, volverán  al orbe terrestre de nuevo para nuevas investiduras espirituales, contribuyendo más eficazmente junto a los rebeldes e insanos, con la intención de despertarlos, a fin de que dispongan de la oportunidad para el arrepentimiento y la rectificación moral, en lugar del exilio  que les será impuesto por la Divina Legislación.
“Ciertamente, serán actividades más penosas y desafiadoras que las que fueron realizadas durante el periodo que hoy se cierra.
Confiamos que el Sublime Trabajador nos equipará de recursos  y nos instrumentalizará para la ejecución del futuro programa, de forma idéntica a esta que se concluye en bendiciones.
Que Él mismo, nuestro ejemplo y modelo, nos conduzca con Su cariño, que su providencial Misericordia, siempre atenta con Sus mensajeros, no deje de iluminar los caminos.
 Trabajo realizado por Mercedes Cruz Reyes
Extraído del libro de Divaldo Pereira Franco “La Gran Transición”
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                        EL PODER DE LA CURACIÓN
     
 ¿Poseen de veras, algunas personas, el don de curar por el simple contacto?
- El poder magnético puede llegar a eso cuando es secundado por la pureza de sentimientos y un ardoroso deseo de realizar el bien, porque entonces los Espíritus buenos acuden para ayudar. Pero hay que desconfiar del modo como cuentan las cosas ciertas personas demasiado crédulas o entusiastas, dispuestas siempre a ver prodigios en los hechos más sencillos y naturales. Es menester, también, no fiarse de los relatos interesados que ofrecen quienes explotan en su propio beneficio la credulidad de los demás.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC.          
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