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sábado, 19 de septiembre de 2015

Alcohol y Obsesión .

                               COMENZANDO EL DÍA
El hombre se despertó por la mañana y se recordó de una recomendación que había leído en un libro de mensajes. La recomendación era la siguiente: "Comience el día en la luz de la oración. El amor de Dios nunca falla".
Entonces inició su oración diciendo: Señor, hoy, hasta el momento, me porté bien. No hable de la vida ajena. No me molesté. No fui ganancioso, malhumorado, precipitado o egoísta. Estoy realmente satisfecho por eso.
Pero, en pocos minutos, Señor, voy a levantarme, y de ahí en adelante, probablemente voy a necesitar de mucha más ayuda. Gracias.
Así debe ser nuestra oración. Un diálogo franco con la Divinidad, exponiendo la intimidad de la propia alma.
No hay necesidad de largas frases, ni de palabras ensayadas. Es lo que el alma siente y deja transbordar.
Un pedido sencillo, pero profundo. Un pedido de quien reconoce que la necesidad mayor reside en sí mismo, en sus deficiencias morales. Un examen de conciencia y un pedido de socorro.
La respuesta es exactamente la fortaleza de vencer, gradualmente las dificultades íntimas e ir viviendo mejor a cada día, conquistando la paz.
Quien se devota al trabajo, sin quedarse observando los defectos ajenos y mucho menos comentándolos, siembra tranquilidad en el ambiente profesional.
No se envuelve en la tela del nerviosismo y de la inquietud, los problemas van siendo solucionados uno a uno, a medida que surgen.
Sin desear poseer demasiado, disfrutando de los placeres que los bienes terrenos ofrecen, el hombre se entrega a la lucha de lo cotidiano, sereno y confiante.
Sin permitirse el mal humor por cualquier cosa, sea por un contratiempo en el tránsito, un defecto mecánico en el carro, un funcionario que no atiende a los deberes. De esta forma, la criatura distribuye serenidad donde se encuentra.
Sin precipitación oye a su semejante hasta el fin, antes de dar respuestas que ni siempre atienden a lo que el otro desea.
Dejando de lado el egoísmo, el hombre se siente feliz en compartir lo que posee y se vuelve una persona amiga y colaboradora.
Compartir cosas pequeñas, simples, como ofrecer una carona a un vecino, prestar un libro o indicar una buena lectura.
Compartir lo que tenemos incluye los valores intrínsecos del ser, que tiene que ver con la vida y sus objetivos.
Por lo tanto, comparta su seguridad de la existencia de Dios, de la inmortalidad del alma con aquellos que se debaten en el mundo, sin fé, sin rumbo, sin objetivos.
Y tenga la seguridad de que, si usted ruega a Dios que lo ayude, él estará con usted, ayudándolo en esas pequeñas grandes auto conquistas diarias, que solamente alcanzarán felicidad para usted mismo.
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Cada día es un regalo especial que Dios concede a los hombres.
Cada día es, de tal forma, único, que nunca se repite. Observe que el sol rompe las tinieblas de la noche, trayendo la mañana radiante, siempre con un nuevo colorido.
Las flores de ayer no están exactamente iguales a las de hoy. Las gotas de lluvia que caen en abundancia no son aquellas que rodaron en días anteriores.
Todo es nuevo a cada día. Este es el gran mensaje de Dios para los hombres: la renovación de la oportunidad de crecer, mejorarse y ser feliz.

(Redacción del Momento Espírita, basado en oración original en inglés, recibida de Nueva Zelanda)

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                 ESPÍRITUS SUPERIORES.

      Consideramos en este grupo, a seres de gran elevación que, sin estar ya obligados a encarnar en mundos moralmente atrasados como el nuestro, lo hacen por amor a la humanidad, para trabajar en su progreso, escogiendo con preferencia una existencia laboriosa, una vida de lucha y abnegación. Saben que, gracias a ella, su propio progreso será más rápido; y confiando también en la asistencia y ayuda que sus compañeros espirituales les darán desde el espacio.
En estos casos, planifican con gran antelación su misión a realizar, y generalmente son escogidos los futuros padres ya en el mismo plano espiritual, dentro de su mismo grupo de afines, que encarnan primero, especialmente para recibirles como humanos y facilitarles el cumplimiento de su misión.
Para estos seres, la encarnación es como la muerte, aunque para renacer un tiempo después, despertando gradualmente en un cuerpo joven; y el proceso encarnatorio varía mucho de los anteriores.
De esa vida de libertad y armonía en los claros espacios del Universo, donde esos seres superiores se trasladan de uno a otro mundo con la fuerza motora de la mente, por estar ya libres de la atracción magnética del planeta, de los mundos físicos; bajan a la prisión oscura del cuerpo carnal, penetran en el calabozo de la carne donde tendrán que estar expuestos a privaciones mil, siendo la primera, la falta de la luz y conciencia de su pasado y objeto de su existencia carnal. Luego, las luchas constantes con las tentaciones, acechanzas, y a veces, burlas de los necios y persecuciones de los convencionalismos; con el control continuo de su conciencia desprovista de la memoria de las vidas pasadas.
Mientras que, para el alma que ha sido perversa, criminal, la reencarnación es un refugio, un alivio a su sufrimiento, una oportunidad para redimir sus deudas; para el espíritu elevado, que no tiene deudas pendientes, pero que viene en misión superior de amor, la encarnación es un sufrimiento, y los días y horas antes de la encarnación, son de angustia mayor que la de la muerte física.
Como fácilmente puede apreciarse, para los espíritus superiores, el nacimiento en la carne es la muerte, y la muerte es el nacimiento. Porque, para ellos es más difícil, es más doloroso renacer, que morir; ya que, al morir se liberan de la prisión de la carne, de los sufrimientos físicos y morales, propios de nuestro mundo, y pasan a la vida de libertad, a la felicidad que les pertenece; mientras que, al nacer en la carne mueren a esa vida de libertad maravillosa y de bellezas inenarrables, dejando la luz que inunda las regiones siderales, para bajar a las tinieblas de la materia, a sepultarse en el abismo de las pasiones inherentes a nuestro mundo, a las exigencias del cuerpo carnal regido por otras leyes.
En cambio, para los seres inferiores, en sufrimiento, la vuelta a la vida física, es un refugio, una bendición; es una oportunidad más que le brinda la misericordia infinita del Creador.
En los casos de seres muy evolucionados, una luz clara, una luminosidad radiante, envuelve a la madre hasta el momento de nacer la criatura. Luego, esa claridad envuelve a la criatura que ya reposa en la cuna. Ambos casos, pueden ser apreciados por ciertas personas sensitivas, con la facultad de clarividencia desarrollada (P.E.S.).
En todos los casos, el feto en el vientre materno y el niño ya en los primeros siete años de nacido, goza de la protección de uno o más seres espirituales superiores, que luego continuarán protegiéndole y guiándole para la realización de su destino.
Debido a la gran influencia que ejerce en el nuevo ser, el estado afectivo y mental de los padres, especialmente de la madre, ambos deben hacer cuanto sea posible para que, durante el embarazo (desarrollo del feto), la madre no reciba nunca emociones desagradables, y sí debe tener siempre un ambiente armónico y agradable; porque, los pensamientos, emociones y actitudes de orden psíquico, se graban en torno del campo mental del reencarnante, que dirige la configuración del cuerpo físico en gestación.
El período de preconcepción es la más delicada y sensible manifestación de las fuerzas de los reinos imponderables.
Los padres que deseen tener hijos intelectual y moralmente superiores, pueden atraer seres espirituales más evolucionados para encarnar como sus hijos; mediante pensamientos elevados y acciones honestas, así como manteniendo un ambiente de armonía en el hogar, muy especialmente antes de la concepción.
Por desventura, la falta de armonía y frivolidad en qué viven de ordinario los matrimonios, son un impedimento para que estos seres superiores encarnen en mayor número, dado su gran sensibilidad.
Queda pues, demostrado que, NO ES UN CUERPO CON UN ALMA, SINO UN ALMA CON UN CUERPO... Dicho de Otro modo. Es el Espíritu que se envuelve en la carne, ES UN SER QUE RENACE DE NUEVO, Y QUE VIENE DE REMOTAS EDADES FORMANDO SU CONCIENCIA, PROGRESANDO, SUBIENDO POCO A POCO LA ESCALA QUE LE CONDUCIRÁ A LAS EXCELSITUDES DE LA VIDA SUPERIOR.

Sebastián de Arauco.
Aportado por Angeles Calatayud Martinez

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    SOBRE EL FEMINISMO ·

Francisco Cándido Xavier

Las opiniones sobre el feminismo explotaron en los comentarios que precedieron a nuestra reunión pública. Era sábado por la noche. En nuestra visita a los hogares de varios hermanos, los grupos de compañeros procedentes de diversas ciudades hablaban de la posición de la mujer en la actualidad.
De todos los pareceres sobresalían, felizmente, las consideraciones sobre la maternidad y su importancia evidente para el mundo y la vida. más, a pesar de eso, definiciones extrañas eran formuladas por varios hermanos que discutían los problemas del feminismo acaloradamente.
Cuando terminó las visitas en la que nos empeñábamos, fue iniciada la parte final de nuestras tareas con la reunión habitual, cuando se comunican nuestros benefactores espirituales. Después del estudio rápido de la codificación Kardeciana, fue hecha la oración inicial.
El libro de los espíritus nos ofreció para la meditación la cuestión 980. Y, al termino de nuestros ligeros estudios, fueron varias las poetisas desencarnadas que se comunicaron, dándonos por medio de la psicografia las baladas que denominaron “Notas de una mujer”

NOTAS DE UNA MUJER ·Espíritus diversos

En el camino más rutinario
El hombre, por más que le cueste
Cuando pierde a la compañera
La vida se le perturba.
Rita Barém de Melo

Sócrates, César, Cervantes...
Hombres de brillo inmortal…
De todos esos gigantes
La mujer es el pedestal.
Narcisa Amalia

Muchos espíritus en el Más Allá,
Soñando a la luz del porvenir,
Pide un cuerpo de mujer
Para aprender a servir.
Maria Rosa.

Concepto sabio y profundo
De inspiración lapidar:
El hombre levanta el mundo,
La mujer levanta el mundo,
La mujer sustenta el hogar.
Antonieta Saldanha

Es preciso andar sin cuerpo
Vagando con el alma herida
Para saber cuánto vale
Un cuello de madre en la vida
Amelia Brandao

Una cuna que la vida le da
Para elevar el objetivo,
Dios es el que se manifiesta
En el corazón de las mujeres.
Francisca Clotilde

¿Mujer está mal?...
Mera injuria al que no hay.
Lanza la simiente en el lodo.
Que el lodo florecerá.
Ivete Ribeiro

En el mar revuelto de la vida
El sabor del viento y de las olas
Por más lejano y olvidada,
Madre es luz que no se apaga
Auta de Souza

Entre las criaturas mortales,
Ante ilusiones e impedimentos,
Hermanas, no os olvidáis
Que los hombres son nuestros hijos.
Vivita Cartier

Madres y manos - arpas de amor
De poder incontrovertido,
Con lo que Dios crea el trabajo
Por música del Universo.
Julinda Alvim

Mientras la mujer sea madre,
Por más que el mundo la degrade,
Esto es señal de que Dios
Confía en la Humanidad.
Benigna da Cunha


CONJUGACIÓN VERBAL·

 J. Herculano Pires (Hermano Saulo)


El problema del feminismo fue solucionado por el espiritismo, a mediados del siglo 19. La cuestión 890 de El Libro de los Espíritus trata del amor maternal y la cuestión 822 coloca el problema de la igualdad entre el hombre y la mujer. La solución es simple y precisa: igualdad de derechos y diversidad de funciones. Hombres y mujer se complementan en la vida terrena, son formas de encarnación con funciones diversificadas en la dinámica de la evolución.
En la forma masculina, el espíritu enfrenta experiencias que le desenvuelven las facultades viriles; en la forma femenina, las que le primorean las facultades afectivas. Por más que se acentúen los cambios sociales en el mundo, habrá siempre la diversidad de funciones entre el hombre y la mujer, más la igualdad de derechos se acentuará con el desenvolvimiento de la civilización.
Es lo que resalta de un análisis de conjunto de las baladas mediúmnicas de esas once poetisas desencarnadas, todas ellas conocidas en nuestras letras. Antonieta Saldanha define  bien la situación, en los versos “El Hombre Levanta el Mundo”, / La Mujer sustenta el Hogar”. En el campo de los derechos, la mujer puede desempeñar encargos hasta hace poco solo reservados a los hombres, más, en el campo de las funciones, cada cual tiene su posición biológica y social bien definida e irreversible.
Un poeta espiritual nos recitó la siguiente balada que parece esclarecer la cuestión:
Hombre y mujer – dos tiempos
Del verbo amar sobre la Tierra,
En donde las almas se conjugan
En la vida que se abre.

El feminismo exacerbado es tan insensato como el machismo. Ambos representan posiciones extremas que revelan incomprensión del problema. El hombre que esclaviza a la mujer se disminuye a sí mismo, y la mujer que pretende sobreponerse al hombre no hace nada más que degradarse.
Cuando la mujer asume en la vida social una función masculina, du deber no es competir con el hombre, más si la de darle el ejemplo del desempeño equilibrado de esa función en la que el hombre, por su machismo ridículo, en general se desmanda. Las manos de la mujer, como acentúa Julinda Alvin, en su balada, deben sembrar notas de amor en la función en la que el hombre solo tiene golpe de martillo.
Algunos espiritas no aceptan la tesis doctrinaria de la encarnación del espíritu unas veces como hombre y otras como mujer. Son criaturas sistemáticas y convencidas de la supuesta superioridad masculina. Más la verdad es una sola: el espíritu no tiene sexo y sus encarnaciones dependen de las exigencias de la evolución espiritual, no sujetándose a las tonterías de los preconceptos humanos. Basta recordemos que, sin la mujer, el hombre no podría existir y, sin el hombre, la mujer tampoco existiría.
Artículo publicado en la columna dominical “Chico Xavier pide licencia” Del jornal Diario de S. Paulo, en la década de 1970
TRADUCIDO POR: M. C. R.                                                             
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