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lunes, 28 de septiembre de 2015

ESPIRITU

Un Espíritu en el entierro de su cuerpo



Estado del alma en el momento de la muerte


Los Espíritus siempre nos han dicho que la separación entre el alma y el cuerpo no se efectúa instantáneamente; algunas veces comienza antes de la muerte real, durante la agonía; cuando la última pulsación se hace sentir, el desprendimiento todavía no es completo; se opera más o menos lentamente según las circunstancias, y hasta su total liberación el alma siente una turbación, una confusión que no le permite darse cuenta de su situación; se encuentra en el estado de una persona que se despierta y cuyas ideas son confusas. 

Este estado nada tiene de penoso para el hombre cuya conciencia es pura; sin entender bien lo que ve, está calmo y espera sin miedo el completo despertar; al contrario, es lleno de angustias y de terror para aquel que teme el futuro. Decimos que la duración de esa turbación es variable; es mucho menos larga en aquellos que, cuando encarnados, ya han elevado sus pensamientos y purificado su alma; dos o tres días le son suficientes, mientras que en otros es preciso a veces ocho días o más. Frecuentemente hemos asistido a ese momento solemne y siempre hemos visto lo mismo; por lo tanto, no es una teoría, sino el resultado de observaciones, ya que es el Espíritu quien habla y quien describe su propia situación. He aquí un ejemplo tanto más característico como interesante para el observador, puesto que no se trata más de un Espíritu invisible escribiendo a través de un médium, sino de un Espíritu que es visto y escuchado en presencia de su cuerpo, ya sea en la cámara mortuoria o en la iglesia durante el servicio fúnebre. 

El Sr. X... acababa de tener un ataque de apoplejía; algunas horas después de su muerte, el Sr. Adrien – uno de sus amigos – se encontraba en la cámara mortuoria con la esposa del difunto; vio nítidamente a éste, en Espíritu, pasearse de un lado a otro, mirar alternativamente a su cuerpo y a las personas presentes, y después sentarse en un sillón; tenía exactamente la misma apariencia que cuando encarnado; estaba vestido de la misma manera: redingote y pantalón negros; tenía las manos en los bolsillos y un aire de preocupación. 
Durante ese tiempo su mujer buscaba un papel en el escritorio; su marido la observó y dijo: Por más que busques no encontrarás nada. De ningún modo ella sospechaba de lo que ocurría, porque el Sr. X... solamente era visible para el Sr. Adrien. 

Al día siguiente, durante el servicio fúnebre el Sr. Adrien vio nuevamente a su amigo, en Espíritu, rondando el ataúd, pero no tenía más la vestimenta de la víspera; estaba cubierto con una especie de ropaje. Entre ellos se entabló la siguiente conversación. De paso, señalemos que de manera alguna el Sr. Adrien es sonámbulo; que en ese momento, como en el día anterior, estaba perfectamente despierto y que el Espíritu se le aparecía como si hubiera sido uno de los asistentes al entierro. 

– Preg. Dime una cosa, querido Espíritu, ¿qué sientes ahora? – Resp. Bien y sufrimiento. 

– Preg. No te he entendido. – Resp. Siento que estoy viviendo mi verdadera vida, y entretanto veo a mi cuerpo aquí, en este cajón; me palpo y no me siento, y sin embargo siento que vivo, que existo; ¿soy entonces dos seres? ¡Ah! Dejadme salir de esta noche; es una pesadilla. 

– Preg. ¿Has de permanecer por mucho tiempo así? – Resp. ¡Oh! No, gracias a Dios, amigo mío; siento que pronto me despertaré; sería horrible de otro modo; tengo las ideas confusas; todo es nebuloso; pienso en la gran división que acaba de hacerse... Todavía no comprendo nada. 

– Preg. ¿Qué efecto te produjo la muerte? – Resp. ¿La muerte? No estoy muerto, hijo mío, estás equivocado. Yo me levantaba y de repente fui sorprendido como por una nebulosidad que descendió sobre mis ojos; después me desperté, e imagínate mi extrañeza al verme, al sentirme vivo y al ver al lado, sobre la losa, a mi otro yo acostado. Mis ideas estaban confusas; anduve para restablecerme, pero no pude; vi a mi esposa llegar, velarme, lamentarse y yo me preguntaba el porqué. Yo la consolaba, le hablaba, pero ella no me respondía ni me comprendía; era esto lo que me torturaba y lo que dejaba a mi Espíritu más perturbado. Sólo tú me has hecho bien, porque me has escuchado y comprendido lo que quiero; tú me ayudas a ordenar mis ideas y me haces un gran bien; pero ¿por qué los otros no hacen lo mismo? He aquí lo que me tortura... El cerebro está oprimido ante este dolor... Iré a verla; quizás ahora me escuche... Hasta luego, querido amigo; llámame e iré a verte... Igualmente te haré una visita, amigo... He de sorprenderte... hasta luego. 

Enseguida el Sr. Adrien lo vio acercarse a su hijo que lloraba: se inclinó ante él, permaneció un momento en esta posición y partió rápidamente. Él no había sido escuchado, y sin duda pensaba haber producido un sonido; estoy persuadido – agrega el Sr. Adrien – que aquello que él decía llegaba al corazón del niño; os probaré esto. Lo he visto después: está más calmo. 

Nota – Este relato está de acuerdo con todo lo que ya habíamos observado sobre el fenómeno de la separación del alma; con circunstancias totalmente especiales confirma esa verdad de que después de la muerte el Espíritu aún está allí presente. No cree tener delante de sí un cuerpo inerte, mientras que ve y escucha todo lo que sucede a su alrededor, penetra el pensamiento de los asistentes, y entre éstos y él no hay sino la diferencia entre la visibilidad y la invisibilidad; las lágrimas hipócritas de ávidos herederos no pueden infundirle respeto. ¡Cuántas decepciones deben los Espíritus sentir en ese momento!

Allan Kardec - Diciembre de 1858
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ESPÍRITU

De latín spiritus, compuesto de spirare: soplar. En el sentido especial de la Doctrina Espírita, los Espíritus son los seres inteligentes de la Creación, que pueblan el Universo fuera del mundo corporal.
La naturaleza íntima de los Espíritus nos es desconocida; ellos mismos no pueden definirla, ya sea por ignorancia o por insuficiencia de nuestro lenguaje.
En este aspecto, somos como los ciegos de nacimiento con relación a la luz.
Según lo que los Espíritus nos dicen, el Espíritu no es material en el sentido vulgar de la palabra; pero tampoco es inmaterial en el sentido absoluto, porque el Espíritu es algo y la inmaterialidad absoluta sería la nada. Por lo tanto, el Espíritu está formado de una sustancia, de la cual la materia grosera que impresiona nuestros sentidos no puede darnos una idea.
Se puede comparar al Espíritu con una llama o chispa, cuyo brillo varía según el grado de su depuración. Por intermedio del periespíritu que lo envuelve, el Espíritu puede adoptar todo tipo de formas.
Tomado del libro Vocabulario Espírita
Adaptación Oswaldo E. Porras Dorta
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La ciencia medica cada dia se esta acercando mas a la ciencia espirita, gracias a los estudios que se estan llevando a cabo sobre las células humanas.

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                   El deber
El deber anda bastante olvidado. Se habla mucho de derechos y poco de deberes.
El empleado busca trabajo y antes de nada, va enumerando todos sus derechos. Es justo que los conozca y los exija. Pero, ¿qué hace y cómo hace la tarea que le ha sido confiada?
Es común ver dependientes sin ganas de atender bien al cliente. No hay ningún movimiento en la tienda, pero si entra el posible comprador y pregunta el valor de una mercadería, la respuesta que recibe es: "el precio está en la etiqueta."
¿Y qué decir de los que deterioran y desperdician el material de trabajo? Aspiradora, cepillos, escobas todo utilizado sin cuidado.
Al fin de cuentas, cuando se rompan, el patrón tendrá que arreglarlos o reemplazarlos.
En oficinas públicas, bancos y escritorios es común verificar la exageración en el consumo de papel, clips, grapas.
Cómo si no fuera deber del empleado cuidar las cosas que pertenecen a la empresa.
¿Y qué decir del horario? ¿Cuántos minutos se desperdician en chismes, en tomar café y más café durante la jornada de labor?
Naturalmente el servicio no cunde. Ah, pero si hubiera la necesidad de prolongar las horas de trabajo, en seguida se hablará en remuneración extraordinaria.
Deber es la alegría del cumplimiento integral de lo que compite a la criatura.
Si todos tienen derecho a reposar, a ganar un sueldo justo, al intervalo para la comida, es de buen grado no olvidarse que todos tienen el deber de ejecutar correctamente la labor para la que han sido contratados.
La raíz del problema está en el hogar. Desde temprana edad el niño aprende que tiene derechos.
Pocos padres enseñan y pasan a sus hijos la lección del deber.
El niño tiene derecho al amor, a la protección, a la alimentación al estudio. Pero tienen el deber del respeto y de la cooperación.
Es común encontrar madres sobrecargadas de ocupaciones, mientras los hijos adolescentes descansan bien tranquilos delante de la tele o en el bar de la esquina, hablando cosas sin importancia con los amigos.
Tan tranquilos y descansados están, que tienen fuerzas redobladas para exigir que la comida esté en el horario correspondiente, que la ropa esté planchada, y aun exigen dinero para sus recreaciones.
Las madres hacen todo, con la disculpa de que ellos "están en la edad del egoísmo." Y se convierten en esclavas en su propio hogar.
Derechos sí. Deberes también .
El niño desde pequeño debe cumplir los deberes. Guardar sus juguetes, comprar el pan en el almacén del barrio. Realizar pequeñas tareas en casa.
Quien aprende a temprana edad las lecciones del deber, tempranamente se convertirá en un ciudadano que cumple las leyes con celo. Correcto siempre.
Deber. Palabra de orden para que nuestro mundo se transforme en una inmensa y operativa colmena, donde cada uno ejecuta con ardor y alegría la parte que le toca.
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Cumple con el deber que te cabe, con el alma en oración. Si nadie te nota en la tierra, recuerda que Jesús es hasta hoy el gran servidor anónimo, que nos enseña que la mayor honra de la vida es el privilegio de ayudar y seguir adelante, sirviendo siempre y sin cansancio.
Redacción del Momento Espírita
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LOS INSTINTOS

Los instintos se manifiestan en tendencias primitivas y específicas,  con el  fin es la conservación y protección inmediata del individuo y de la especie.
Los movimientos defensivos instintivos, aparecen desde la primera edad, desde el  nacimiento, cuando en el individuo no podemos todavía apreciar conciencia.
El lloro de los infantes, no es más que la demostración de su instinto de conservación, llamando a sus padres o a quien los oiga. También pidiendo alimentación.
Los movimientos denominados instintivos, son considerados que se realizan en forma inconciente y tienen su origen en nuestra conciencia; residencia de nuestro “Yo inteligente”, de acuerdo a un fin, sin duda inteligente.
Cada ser de la naturaleza, tiene sus propios instintos, pero el hombre tiene todos los instintos de los seres inferiores a él.
 El hombre tiene en sí todos los instintos de los tres reinos, por lo cual su evolución es más lenta;  porque  representa la evolución de todas las cosas.
Por lo tanto, si en el hombre están todos los instintos, de todo lo que alienta, que anda, que vuela o se arrastra, ¿puedes figurarte el trabajo que pasará, para dominar los distintos instintos que yacen en ese archivo, llamado conciencia?
Sólo cuando un instinto es saciado, se deja dominar o corregir.
Antes de saciarse, ni siquiera la pena de muerte creada, logra desaparecer a  estos.
Todo esto confirma, que sólo la hartura y el saciamiento, permite la corrección de los mismos, y su conversión en virtudes.

TIPOS DE INSTINTOS

Conservación: Es originado por la ley de la conservación de la vida, el cual es un centinela constante de nuestra supervivencia corporal.
Como él, están incluidos además, la alimentación, la reproducción la conservación de la especie, la obtención de conocimientos, la  procreación, etc.
En este último de la procreación, es necesario recalcar  que como ser humano, el hombre no es el más fuerte físicamente; además se puede asegurar que es sus órganos, son de lo más pobres y débiles de todos los animales y sin embargo vemos como los animales tienen épocas de celo, solo en partes del año, mientras que él, las siente en todos los instantes del año, sin necesidad del contacto visual.

 APARICIÓN DE LOS INSTINTOS

La aparición aproximada según nuestra opinión es:

1)             Conservación en forma emocional y ofensiva, como  el miedo y la astucia para burlar al enemigo.
2)             Combatividad: que es conservación en forma ofensiva con formas de cólera e impulsos destructores.
3)             Simpatía: bajo la emoción de ternura afectiva y tendiente a la imitación.
4)             Juego: tendencia a gastar energías y actividad sobrantes, en forma de ejercicios, aventuras de toda índole, placeres de azar, estéticos y belicosos.
5)             Curiosidad: atracción a estímulos exteriores, nos lleva al conocimiento de los fenómenos de la vida en general.
6)             Egoísmo: amor a si mismo.
7)             Amorosos y filogénios: tienden a la formación del amor por la familia.
8)             Locatividad: Por  el nace el deseo de la comodidad, de la sociedad y del hogar  .

Junto a todos estos, hay siempre en función otros instintos apoyadores o antagónicos,  los cuales debemos tomar en cuenta para realizar cualquier actividad

ORIGEN DE LOS INSTINTOS

Naturales: Son anteriores a cualquier experiencia individual. Parecieran demostrarse como un producto innato del organismo. Están dentro de la especie.
Adquiridos o modificados: Son como su nombre lo indica, los que en el transcurso de la vida, han comenzado en su acción, en la presente vida mediante la imitación y la necesidad

Tomado del libro: Filosofía Austera Racional, de Joaquín Trincado

 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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